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8 feb 2017 

 

Human Rights Watch (HRW) y tres ONG que se dedican a vigilar los derechos humanos en Corea del Norte pidieron hoy al Comité de la ONU sobre los Derechos del Niño que presione al régimen de Pyongyang para que cese la explotación infantil a través del trabajo forzado y la discriminación.

HRW, la Coalición Internacional para Parar los Crímenes contra la Humanidad en Corea del Norte, el Sindicato Nuevo de Mujeres coreanas y la Misión Caleb informan esta semana en Ginebra al grupo de trabajo que prepara las sesiones del Comité sobre los Derechos del Niño sobre la situación en ese país.

El Comité analizará los derechos de los niños norcoreanos en su sesión de septiembre, dado que Corea del Norte ha ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño.

Las ONG afirman en un comunicado que, si bien el régimen norcoreano asegura haber abolido el trabajo infantil hace 70 años, el Partido del Trabajador y otras agencias gubernamentales "aún exigen a estudiantes y a otros niños" a que formen parte del trabajo forzoso para el Estado.

Otras violaciones de derechos humanos incluyen la discriminación gubernamental con respecto al acceso a la educación, abusos contra niños con madres en países terceros, castigos físicos en escuelas y niños que se ven obligados a trabajar durante largas horas y sin paga en brigadas paramilitares de trabajo forzoso, indican.

Estas brigadas trabajan principalmente en proyectos de construcción de edificios e infraestructuras públicas.

En la sesión preparatoria del grupo de trabajo del Comité sobre los Derechos del Niño, que se celebrará a puerta cerrada, los expertos de la ONU escucharán los testimonios de dos adolescentes norcoreanos que huyeron del país, y que fueron víctimas del trabajo forzado en las escuelas.

Las ONG señalan que las escuelas, fuerzas del partido oficial, administradores de colegios y profesores han exigido a estudiantes que cultiven, ayuden a construir edificios, estatuas, carreteras o vías ferroviarias, reúnan materiales -como trozos de metal, papel usado, piedras o pieles de conejo- que pudieran ser utilizados o vendidos por los institutos.

Si un estudiante no consigue el precio fijado por los productos reunidos entonces debe pagar una multa en efectivo, indican las ONG.