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El Observatodo

 
 COQUIMBO (CHILE)
 

La necesidad de una Ley de Protección Integral a la Infancia

Por: Claudia Salazar Directora Regional SENAME región de Coquimbo 

 
09 de Noviembre, 2013
 

Hace veintitrés años Chile ratificó la Convención Internacional de Derechos del Niño, Niña y Adolescente (CIDN). Pese a ello, seguimos debatiendo sobre la necesidad de contar con una Ley de Protección Integral donde se reconozcan los derechos de los niños/as y que asuma compromisos y acciones reales que eviten la vulneración de sus derechos.

La actual legislación, conocida como Ley de Menores, fue promulgada en 1968, es decir, en un contexto social completamente diferente. Concibe a los niños, niñas y adolescentes como objetos de derecho y no como sujetos con plenos derechos.

Durante años, la sociedad civil ha manifestado sus críticas al modelo, planteando y exigiendo que el Estado se haga cargo integralmente de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, promoviéndolos  y protegiéndolos amparados en las normativas internacionales.

Pese al arduo trabajo realizado por Sename y las organizaciones ligadas al tema por velar por el interés superior del niño, persiste la necesidad de asegurar la no discriminación, garantizar su participación y autonomía, además de resguardar su supervivencia y desarrollo a través de definiciones legales, políticas y técnicas que sienten las bases para desarrollar instituciones coherentes.

Reconocemos que las deficiencias del sistema son múltiples, a pesar de todo el amor y profesionalismo que ponemos en nuestro trabajo diario. La promoción y la generación de instrumentos, prácticas y programas institucionales son parte de las mejoras que se deben hacer a la legislación actual, para que los niños y niñas desarrollen en pleno sus capacidades y se hagan sujetos de sus propias vidas.

Muchos son los cuestionamientos que se le hacen a las políticas actuales, entre ellos la forma en que los niños, niñas y adolescentes enfrentan el sistema judicial. La victimización secundaria, es decir, cada vez que una víctima vuelve a contar su historia, es una forma más de vulneración. A ello hay que sumar la alarmante cifra que señala que el maltrato al interior de las familias chilenas bordea el 75 por ciento. Cuando los niños/as son alejados de sus familias e ingresan a una residencia por orden judicial, se busca evitar una vulneración mayor, siendo ésta una de las últimas posibilidades que el sistema ejecuta, ya que se reconoce por sobre todas las cosas el derecho de nuestros niños, niñas y adolescentes a vivir en familia. 

Es por lo anterior que una Ley de Protección Integral a la Infancia posibilitaría fortalecer cambios culturales necesarios al interior del Estado, las familias y las comunidades, reenfocándolas en pos de una cultura del respeto por nuestros niños, niñas y adolescentes que son el futuro de Chile. Mucho queda por trabajar para mantener los apoyos necesarios para entregarle al país un nuevo marco legislativo.

No obstante la esperanza en que una legislación pueda aportar a reconocer a nuestros niños y niñas como sujetos con plenos derechos, debemos comenzar como sociedad a hacernos cargo de nuestra responsabilidad con la infancia de nuestro país, ya que será la única manera que los cambios jurídicos tengan el efecto deseado.