Han tenido que
escuchar que padecerían problemas psicológicos, que vivirían
con miedo a sufrir rechazo en el colegio, como si eso fuera su
culpa, que serían homosexuales, como si se tratara de algo
malo, o que su familia es antinatural. Todo, por haber sido
criados en familias homoparentales. Y todo, pese a vivir una
infancia "como la de cualquier niño", que poco tiene que ver
con estos tópicos.
Sushila (28 años),
Gauri (25), Vasyl (17), Bruna (16), Elena (23) y Alejandro
(19) son jóvenes adultos que han crecido con dos madres
lesbianas o dos padres gais (uno, en el caso de Alejandro) y
que pueden desmentir con su propio ejemplo muchos de los
argumentos contra unas familias que han "luchado a
contracorriente" para poder tenerlos y en las que ellos viven
con total normalidad. ¿La prueba? "Nunca he tenido un
conflicto por tener dos madres; es como si la gente que tiene
un padre y una madre tuviera un conflicto interno por ello".
Leyenda urbana 1. Sufrirán
bullying en el colegio
La posibilidad de
que los niños sufran rechazo en el colegio es uno de los
argumentos más extendidos en contra de las familias
homoparentales. Un argumento que se desvanece al hablar con
los entrevistados. "De pequeña, la gente me decía que era
imposible que tuviera dos madres, que una era mi tía, que
tenía padre pero que no sabía dónde estaba o que era adoptada.
Luego los niños venían a mi casa a las fiestas de cumpleaños y
lo entendían perfectamente: tienes dos madres, ya está. Al
llegar a sus casas eran sus padres quienes no se lo creían,
pero es una cuestión de desconocimiento, después lo
aceptaban", relata Bruna.
Sushila y Gauri son
hermanas. La primera llegó a España, desde India, con 10 años,
y la segunda, tiempo después, con cuatro. "Personalmente, no
sufrí bullying", explica la mayor, que sí recuerda que su
proceso de adaptación fue complicado por su edad y por el
idioma, que tardó dos años en entender. Para Gauri las cosas
fueron más sencillas: "Todo el mundo me conocía por mi
hermana, hice mi pandilla y no tuve ningún problema". Eso sí,
recuerda vagamente un episodio que su madre rememora con todo
lujo de detalles. Se debatía la ley de matrimonio igualitario,
cuando su profesor de religión (iban a un colegio concertado)
realizó un comentario despectivo sobre las parejas
homosexuales. Sus compañeros se pusieron de su lado y
recriminaron la actitud del maestro.
Lo que todos han
escuchado en alguna ocasión es "el típico comentario de
personas que no vale la pena escuchar", indica Vasyl, a quien
nunca le han afectado emocionalmente. "De pequeña los niños se
meten contigo porque eres flaca, porque juegas al fútbol… que
mi madre fuera lesbiana les daba igual. A partir de los 15 la
gente está un poco más tonta con la edad del pavo, pero
pasas", indica Elena.
Leyenda urbana 2. También
serán homosexuales
"Es una cosa que me
han dicho tantas veces", recuerda Vasyl justo antes de aclarar
que "el hecho de tener dos padres o dos madres no tiene nada
que ver con tu orientación sexual". "No tiene por qué, yo soy
hetero", apunta Alejandro. Beneficia, eso sí, a tener una
actitud más tolerante y "una visión más abierta a la
diversidad", explica Gauri, quien afirma haber "probado" con
mujeres, pero que se declara heterosexual. Su hermana, sin
embargo, es mucho más tradicional: "Mis madres son ateas al
cien por cien, pero yo me quiero casar por la iglesia".
Bruna se identifica
con una de sus madres, "a la que le gustan las personas y no
diferencia por sexos", razona. Un concepto conocido como
pansexual, aunque ella prefiere escapar de etiquetas. Y Elena
tiene novio desde hace seis años a pesar de que dicen que "no
voy a tener estabilidad emocional por tener dos madres".
Leyenda urbana 3. Se les
priva de una figura materna/paterna
Alejandro fue
adoptado en Rusia y recuerda aquello como "un infierno". "Al
llegar a España no hablaba el idioma y sí que pregunté por mi
madre. Cuando vi que no tenía, pero que tenía un padre que
hacía de padre y madre, me dio igual. A un niño pequeño no le
importa que su padre sea gay mientras tenga amor y cariño",
explica. Algo en lo que coincide con Gauri. "Existen muchos
modelos de familia y no en todos hay un padre y una madre:
padres solteros, viudos, niños a los que crían los abuelos. Lo
importante es que haya amor".
Además, "no puedes
tener una carencia de algo que nunca has tenido, porque no
sabes lo que es", recalca Bruna. Para ella, el problema está
en que "a la gente que vive con familias tradicionales les
cuesta más aceptar otras cosas, porque no las ha visto o no
las conoce". En ocasiones "puedes echar de menos un consejo
que no te dan tus madres, pero luego le pregunto a mi padrino
y ya está", matiza Sushila. Y es que, a su alrededor, todos
cuentan con figuras masculinas o femeninas, como abuelas y
abuelos, tías y tíos, primas y primos…
Leyenda urbana 4. Padecerán
problemas psicológicos
"Este es un
argumento de personas que no quieren reconocer la realidad y
buscan cualquier excusa para excluirte de la sociedad",
defiende Sushila. "He tenido amigos con padres divorciados que
sí han tenido problemas de baja autoestima, les ha afectado a
los estudios porque han tenido que ir cambiando de casa, han
tenido trastornos… Yo he recibido amor por todas partes".
Además, el hecho de
ser criada en una familia homoparental hace que éstas sean
"mucho más abiertas, no solo en temas de orientación sexual,
sino en cualquier decisión de la vida", razona Elena. "Ellas
saben lo que es que no te apoyen, por lo que quieren que sus
hijos se desarrollen más emocionalmente para evitar que pasen
por los mismos problemas que tuvieron ellas de niñas, de
jóvenes o de adultas", explica. Una situación con la que Vasyl
se siente identificado: "Cuando llegas a casa sabes que puedes
hablar de todo".