Tengo
una sensación cada vez más preocupante sobre las
consecuencias derivadas del periodo de
confinamiento que estamos viviendo en la salud
mental, emocional y física de nuestros hijos e
hijas.
El
movimiento es de gran importancia en el
crecimiento saludable y es un factor clave para
el desarrollo general de los y las más pequeñas.
Por medio del movimiento, los niños y las niñas
desarrollan su capacidad para pensar y su
comunicación al interactuar con el mundo. Este
movimiento también promueve la confianza en sí
mismos y con ello mayor autoestima. Además, la
luz del sol y su vitamina D, así como el aire de
la intemperie renuevan la energía de los más
pequeños y los descongestiona de la acumulación
de días de aislamiento.
Desde
aquí traslado lo urgente de permitir salir a los
niños y niñas de hasta al menos 12 años en
compañía de sus padres y madres una hora al día
de manera regulada y sin contacto con otros
niños. Un rato para salir a pasear, correr,
bailar, saltar al aire libre o a ir a zonas
naturales para mejorar y preservar su salud
física, mental y emocional para contrarrestar
las consecuencias del confinamiento provocado
por el estado de alarma actual.
Muchas familias como la nuestra vivimos en un
entorno urbano, sin balcón, sin patio interior,
con niños pequeños y teletrabajo. Estamos
colapsando y los niños están teniendo sucesivas
crisis de angustia, ira y tristeza porque no
pueden salir, moverse, correr, saltar, acceder a
espacios verdes. Por favor, rogamos empatía con
esta realidad y que se visibilice a los siete
millones de niñas y niños que viven en estas
circunstancias.