Cientos de
niños afectados en China por ir a una escuela construida sobre un cementerio
químico
Activistas medioambientales reclaman en China
nuevas leyes y una investigación independiente para aclarar cómo cientos
de estudiantes chinos han enfermado –en algunos casos de manera grave–
después de ir a un colegio construido sobre un vertedero de residuos
tóxicos.
Este caso está empezando a compararse con
una de las peores catástrofes medioambientales de la historia de los
Estados Unidos. Alrededor de 500 estudiantes de una escuela en el este
de la provincia de Jiangsu se han visto afectados desde finales del año
2015 por dolencias que incluyen sangrados de nariz, dolores de cabeza,
tos, erupciones en la piel y, en los peores casos, linfoma o leucemia.
Según las informaciones de los medios chinos, las
pruebas de la tierra y el aire alrededor de las escuela Changzhou Foreign
Languages han detectado niveles peligrosos de toxinas, incluido
clorobenceno, un disolvente extremadamente tóxico que causa daños en el
hígado, los riñones y el sistema nervioso.
El escándalo ha golpeado las portadas chinas y ha
provocado una gran indignación pública después de que millones de
espectadores vieran un reportaje sobre el drama de los estudiantes en el
canal CCTV. "Tengo calambres en las piernas y me salen espinillas, explicó
una niña de 12 años a los reporteros. "Mis manos empiezan a pelarse".
CCTV aseguró que los doctores han atendido a 641
estudiantes, de los cuales 493 sufrían algún tipo de dolencia. Ma Jun, un
líder ecologista chino, cree que esta tragedia tiene un parecido
sorprendente con la del pueblo estadounidense
Love Canal que se produjo en 1978.
En
agosto de ese año, el presidente Jimmy Carter declaró estado de emergencia
después de que sustancias químicas tóxicas –vertidas durante los años 40 y
50– se encontraran rezumando dentro de una comunidad residencial en el
Estado de Nueva York. Estas sustancias químicas causaron graves problemas
de salud, desde erupciones de piel a nacimientos con malformaciones.
También se produjeron abortos involuntarios y un incremento de casos de
cáncer. Cientos de residentes fueron evacuados para escapar de la
contaminación.
Ma Jun, el director del Instituto Público y Asuntos
Medioambientales de Pekín, exigió una investigación "completa e
independiente sobre cómo se ha permitido que ocurra un desastre similar en
China. "Esto es muy triste. Es trágico. Es duro imaginar los sentimientos,
sobre todo para los padres, cuyos hijos han estado expuestos en un lugar
tan tóxico, ha explicado a the Guardian.
Según los medios locales chinos, la escuela
Changzhou Foreign Languages abrió un nuevo campus en 2015 cerca de las
antiguas instalaciones de tres fábricas químicas: Changyu, Huada y
Changlong. Aparentemente, las clases empezaron antes de lo que indicaba un
informe de impacto medioambiental que alertaba de que el agua subterránea
y el suelo de esa zona había sido contaminada.
Altísimos niveles de clorobenceno
Un antiguo empleado de la fábrica de Changlong –la
más grande de las tres–
contó en CCTV que los trabajadores habían vertido "productos químicos
altamente tóxicos en un río local y que habían enterrado residuos tóxicos
cerca de la zona. Se encontraron niveles de clorobenceno 100.000 veces más
elevados que lo que se considera seguro.
Para hacer frente al clamor público, el Ministerio
de Medioambiente chino ha anunciado esta semana que llevará a cabo una
inspección de emergencia y prometió que iba a "trabajar para proteger a
los estudiantes física y psíquicamente.
Sin embargo, el martes, las autoridades de
Changzhou procuraron restar importancia al escándalo. Según Beijing News,
las autoridades de la ciudad aseguraron que solo cuatro de los 2.451
estudiantes de la escuela habían pedido justificante por enfermedad y
negaron que ningún estudiante hubiera sido diagnosticado con leucemia.
Activistas, expertos y familiares de los afectados
han escuchado esas declaraciones con recelo. "Estamos muy asustados y no
sabemos a qué parte debemos creer, explica la madre de una de las víctimas
adolescentes en el South China Morning Post. "Es terrorífico.
Greenpeace dice que la tragedia subraya "cómo de
peligroso puede llegar a ser la permisividad en la gestión de productos
químicos. En un comunicado, la ONG asegura que las autoridades han errado
a la hora de realizar una evaluación completa de los riesgos que tiene
construir una escuela en el mismo sitio que una antigua fábrica de
productos químicos.
Por el momento no se ha encontrado una conexión
directa entre las enfermedades de los estudiantes y la contaminación pero
los expertos tienen sospechas de que ambos hechos estén relacionados. "La
contaminación es evidente y en lo que a mí respecta los contaminantes
detectados son parecidos a los productos químicos vertidos por esas
fábricas, ha explicado Pan Xiao, un experto en salud pública de Peking
University.
Ma Jun contó que en el desastre de Love Canal las
autoridades estadounidenses introdujeron una férrea legislación que hizo
que las compañías químicas "extremasen las precauciones al eliminar
productos peligrosos. Al hilo de esto, también explicó que se necesitan
leyes mucho más duras en China, país que se embarcó en la reconstrucción
masiva de espacios contaminados.
El
experto dijo que cuando las empresas chinas vierten residuos tóxicos
ilegalmente tienden a eliminar las sustancias más dañinas porque son las
más caras de eliminar. "Todo tiene que ver con los grandes beneficios,
ilegales beneficios. Por lo que necesitamos hacer que entiendan que, si
vierten desechos ilegales, les costará no solo una fortuna sino toda la
empresa, advirtió. "La lección de Love Canal y la experiencia en Changzhou
es que necesitamos tener una legislación realmente fuerte para que los que
contaminan no escojan esa opción.
Traducido por
Cristina Armunia Berges