Entrenar el
cerebro de los más pequeños constituirá la base de su
fortaleza y confianza en el futuro

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ESTEFANÍA GRIJOTA
9 de octubre 2018
La mente es ese poderoso músculo que necesita
de un entrenamiento continuo para conseguir todos nuestros
propósitos en la vida. Y, quizás, cuando hablamos de
crianza, aún más, pues el reto no solo es que los adultos
nos mantengamos emocional y físicamente fuertes, sino
conseguir trasladar a los niños las herramientas necesarias
para que, desde muy pequeños, comiencen a desarrollar la
mejor versión mental de sí mismos. Y hoy en día, además, a
un ritmo más acelerado, lleno de cambios constantes y
rápidos que requieren de medidas más veloces y eficaces.
Así, desde que los niños comienzan a
comunicarse de forma intencional, normalmente, entre los
tres y los seis años, deben comenzar a atender a su salud
mental y a ser conscientes y reconocer sus reacciones y
emociones. Para Amy Morin, psicóloga y terapeuta familiar,
experta en fortaleza mental y reconocida internacionalmente
por su superventas"13
cosas que las personas mentalmente fuertes no hacen",
las claves para educar a niños mentalmente fuertes son, en
resumen, estas cinco:
1. Establecer como prioridad el
cuidado de la mente
El entrenamiento mental es la clave para
la consecución de los objetivos, no solo para los niños,
sino también los adultos. A partir de aquí, al igual que les
dictamos a los niños cuando es la hora del baño, de vestirse
o de lavarse los dientes, la psicóloga recomienda un espacio
de tiempo para entrenar la fortaleza mental. ¿Cómo?
Practicar la gratitud en familia o centrarse en el momento
presente, y sin agobios, constituye el primer paso, más allá
de tener claro cuando es necesaria la visita a un psicólogo
en el caso de que se pudiera requerir.
Además, y según Morin, tener presente en
todo momento estos cuidados es un gran paso hacia la mejora
de la autodisciplina, la gratificación tardía, la agilidad o
la perseverancia. Estas claves son para ayudar a los niños a
interiorizarlas desde pequeños, y a que ellos mismos las
puedan experimentar mejor para sus propios propósitos en el
futuro.
2. Hablar siempre de sentimientos
y verbalizar esta palabra
Este es el punto más relevante porque
constituye el más efectivo a la hora de lograr fortaleza
mental, pero quizás sea el más complejo de todos. Aparte de
"enfadado", "contento” o “emocionado”, la experta asegura
que la mayoría de los padres rara vez mencionan la palabra
sentimientos y, en consecuencia, los niños no están
aprendiendo a identificarlos ni a adquirir las habilidades
necesarias para enfrentarlos.
“Hablar sobre cómo sus emociones se
involucran en sus decisiones y enseñarles de manera
proactiva a manejarlas saludablemente, resulta crucial para
tratar sus conflictos diarios”, expone.
3. Involucrarles en la resolución
de algunos problemas para construir una mayor fuerza mental
en familia
Todos necesitamos fuerza mental en la
vida, por lo que a los más pequeños hay que dejarles que
experimenten algunos de los problemas familiares en los que
puedan estar involucrados para que, precisamente, se
impliquen, participen y colaboren en su resolución. Esta una
de las mejores estrategias para volverse más fuertes, no
solo los niños, sino convertir los posibles errores, en
momentos de enseñanza y aprendizaje.
Existen numerosos estudios que
muestran que el 60 por ciento de los estudiantes
universitarios dicen que han sido preparados académicamente
para la universidad, pero no preparados emocionalmente. Una
tendencia, que además, y según una encuesta realizada en
2015 por el Center for Collegiate Mental Health (CCMH) cada
vez son más los estudiantes que buscan tratamiento para la
ansiedad o la depresión, datos alarmantes que esclarecen la
vital importancia de construir la fuerza mental en el núcleo
familiar y escolar.
4. Enseñarles a pensar de manera
realista
Cuando tu hijo expresa dudas respecto de
sí mismo, y comenta, por ejemplo “No soy capaz de hablar en
público en clase”, o expresan una culpa excesiva, hablan de
forma catastrófica o tienen pensamientos muy negativos, una
estrategia es enseñarles a pensar de manera diferente o no
tan dramática ¿Cómo?
Amy Morin asegura que se les debe explicar
que sus pensamientos no siempre son verdaderos, y probar que
su cerebro está equivocado. “Muéstrele a su hijo que no
siempre escuchas tu tampoco a tu cerebro y que también le
dices, desde la serenidad, cosas como “Hoy voy a intentar
hablar en público, lo conseguiré”. De esta forma, se les
traslada la idea de que nada es estático, todo, con
intención, siempre puede variar y cambiar.
5. Sé un modelo para realizar
acciones positivas
Los niños necesitan saber que pueden
comportarse, a veces, en contra de sus sentimientos, pero
sin omitirlos, por supuesto. De hecho, su comportamiento
puede cambiar sus propios sentimientos, y si, por ejemplo,
han tenido un mal día en el colegio, siempre se puede elegir
hacer algo que le haga sentir mucho mejor y distraerse.
Así, al igual que en el punto anterior, la
clave está en intentar ser un buen ejemplo a seguir y
mostrarle a su hijo que, a veces, uno mismo puede
comportarse en contra de sus propios sentimientos, por muy
desagradables que sean.