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El discurso completo de Greta Thunberg ante el
Parlamento británico: "Volveremos a clase cuando escuchéis a la ciencia"
Medio ambiente
"Nuestro futuro se ha vendido para que un
puñado de personas puedan ganar cantidades inimaginables de dinero. Nos
han robado el futuro a la vez que nos decían que no había límite", señaló
la activista
"La crisis climática es a la vez el conflicto
más fácil y el más difícil al que nos hemos enfrentado. El más fácil
porque sabemos lo que tenemos que hacer y el más difícil porque nuestra
economía depende de la destrucción de los ecosistemas"
Greta Thunberg
24/04/2019
Greta Thunberg en un discurso EFE
Me llamo Greta Thunberg, tengo 16 años, soy sueca y
he venido a hablaros en nombre de las generaciones futuras.
Sé que muchos de vosotros no queréis escucharnos.
Decís que sólo somos niños. Pero nosotros sólo repetimos el mensaje de la
ciencia sobre el clima.
Muchos de vosotros parecéis estar preocupados por ver
cómo perdemos un tiempo de clase muy valioso, pero os aseguro que volveremos
al instituto en cuanto empecéis a escuchar a la ciencia y nos deis un futuro
¿Os parece mucho pedir?
En el año 2030 yo tendré 26 años. Mi hermana pequeña,
Beata, tendrá 23. Igual que muchos de vuestros hijos o nietos. Nos han dicho
que es una edad genial en la que tienes toda la vida por delante. Pero no
estoy segura de que vaya a ser tan genial para nosotras.
He tenido la suerte de nacer en una época y en un
lugar donde todos nos dicen que soñemos en grande, que podría convertirme en
lo que quisiera, que podría vivir en cualquier sitio que quisiera. La gente
como yo lo ha tenido todo y más. Cosas con las que nuestros abuelos ni
siquiera se atrevían a soñar. Hemos tenido todo lo que podíamos desear y,
sin embargo, ahora podríamos acabar sin nada. Probablemente ya ni siquiera
tenemos futuro.
Porque nuestro futuro se ha vendido para que un
puñado de personas puedan ganar cantidades inimaginables de dinero. Nos han
robado el futuro a la vez que nos decían que no había límite y que sólo se
vive una vez.
Nos habéis mentido. Nos habéis dado falsas
esperanzas. Nos habéis dicho que el futuro era algo que anhelar. Y lo más
triste es que la mayoría de los niños ni siquiera sabe el destino que nos
espera. No lo comprenderemos hasta que sea demasiado tarde. Y, sin embargo,
somos los más afortunados. Los que se verán más afectados ya están sufriendo
las consecuencias. Pero sus voces no son escuchadas.
¿Está encendido el micrófono? ¿Podéis oírme?
Alrededor del año 2030, dentro de 10 años, 252 días y
10 horas, habremos desatado una reacción en cadena irreversible que escapará
todo control humano y que seguramente pondrá fin a nuestra civilización tal
como la conocemos. Eso es lo que sucederá a menos que en el tiempo que nos
queda se tomen medidas sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad,
incluida una reducción de al menos el 50% en las emisiones de dióxido de
carbono.
Y tened en cuenta que estos cálculos dependen de
inventos que todavía no se han inventado a esa escala, inventos que se
supone que limpiarán la atmósfera de cantidades astronómicas de dióxido de
carbono.
Además, estos cálculos no incluyen puntos de
inflexión imprevistos y bucles de retroalimentación como el poderoso gas
metano que se está escapando rápidamente con el deshielo de la capa de hielo
ártico.
Y estos cálculos científicos tampoco contemplan el
calentamiento atrapado en la contaminación tóxica del aire. Ni el aspecto de
equidad o justicia climática que se estableció claramente en el Acuerdo de
París y que es absolutamente necesario para que los cambios funcionen a
escala global.
También debemos tener en cuenta que estos son sólo
cálculos. Estimaciones. Eso significa que los "puntos de no retorno" pueden
ocurrir un poco antes o un poco después de 2030. Nadie puede saberlo con
exactitud. Sin embargo, sí podemos estar seguros de que ocurrirán en esos
períodos de tiempo, porque estos cálculos no son opiniones ni suposiciones
hechas a lo loco.
Estas proyecciones están respaldadas por datos
científicos, conclusiones a las que han llegado todos los países a través
del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático o IPCC.
Casi todos los más importantes paneles científicos nacionales en todo el
mundo apoyan sin condiciones el trabajo y las conclusiones del IPCC.
¿Me habéis oído? ¿Entendéis mi inglés? ¿Está
encendido el micrófono? Porque estoy empezando a dudar.
En los últimos seis meses he viajado por toda Europa.
He pasado cientos de horas en trenes, coches eléctricos y autobuses para
repetir una y otra vez estas palabras que pueden cambiarnos la vida. Pero
nadie habla de eso y nada parece haber cambiado. De hecho, las emisiones
siguen aumentando.
Cuando viajo para dar discursos en diferentes países,
siempre me ofrecen ayuda para escribir sobre políticas climáticas
específicas en países específicos. Pero eso no es necesario. Porque el
problema esencial es el mismo en todos lados. Y el problema esencial es que
no se está haciendo nada para poner freno, o siquiera reducir, el colapso
climático y ecológico, a pesar de todas las palabras bonitas y las promesas.
Sin embargo, el Reino Unido es un caso especial. No
sólo por la extraordinaria deuda histórica de carbono, sino también por su
recuento actual –y por cierto muy creativo– de sus emisiones de carbono.
Desde 1990 el Reino Unido ha logrado una reducción
del 37% de sus emisiones territoriales de dióxido de carbono, según el
Proyecto Global del Carbono. Y eso suena sorprendente. Pero estas cifras no
incluyen las emisiones de la aviación, los barcos y aquellas asociadas con
importaciones y exportaciones. Si se incluyeran estas emisiones, la
reducción desde 1990 sería de alrededor del 10%, o un promedio de 0,4% al
año, según el Centro Tyndall Manchester.
Y la causa principal de esta reducción no son las
políticas climáticas, sino una directiva de la Unión Europea de 2001 sobre
la calidad del aire que básicamente obligó al Reino Unido a cerrar viejas
plantas de carbón que eran extremadamente contaminantes y reemplazarlas por
estaciones energéticas de gas que son menos sucias. Y por supuesto, al pasar
de una fuente de energía desastrosa a una menos desastrosa, las emisiones se
reducen.
Pero quizá la idea más equivocada sobre la crisis
climática es que tenemos que "reducir" las emisiones. Porque eso está lejos
de ser suficiente. Si queremos que el calentamiento baje a menos de 1,5 o 2
grados, tenemos que poner freno a las emisiones. Por supuesto que es
necesario "reducir" las emisiones, pero eso es sólo el comienzo de un
proceso rápido que debe llevar al fin de las emisiones en un par de décadas
o menos. Y cuando digo "fin" quiero decir cero y luego pasar rápidamente a
cifras negativas. Eso descarta automáticamente la mayoría de las políticas
actuales.
El hecho de que estemos hablando de "reducir" en
lugar de "poner fin" a las emisiones es quizá la mayor prueba de que las
cosas siguen igual que siempre. Por ejemplo, actualmente el Reino Unido está
apoyando activamente la nueva explotación de combustibles fósiles con la
industria del fracking de gas shale, la expansión de sus campos de petróleo
y gas en el Mar del Norte, la expansión de los aeropuertos y el plan de
permitir una nueva mina de carbón. Es más que absurdo.
Sin duda, este comportamiento irresponsable será
recordado en el futuro como uno de los grandes fracasos de la humanidad.
La gente siempre nos dice a mí y a los millones de
jóvenes que nos manifestamos que deberíamos estar orgullosos de lo que hemos
logrado. Pero lo único que tenemos que hacer es mirar la curva de emisiones.
Y, lo siento, pero sigue siendo ascendente. Esa curva es lo único que
deberíamos mirar.
Cada vez que tomamos una decisión, debemos
preguntarnos: ¿Cómo afectará esta decisión a la curva? No deberíamos seguir
midiendo nuestra riqueza y nuestro éxito según el gráfico que muestra el
crecimiento económico, sino según la curva que muestra las emisiones de
gases de efecto invernadero. Ya no deberíamos sólo preguntarnos: "¿Tenemos
suficiente dinero para poder hacerlo?", sino también: "¿Podemos lograrlo
cumpliendo ampliamente con los objetivos de las emisiones de carbono?" Ese
debería el foco de nuestra nueva forma de autoevaluación.
Muchas personas dicen que no tenemos ninguna solución
para la crisis climática. Y llevan razón. ¿Cómo íbamos a tener una solución?
¿Cómo se "soluciona" la mayor crisis a la que se ha enfrentado la humanidad?
¿Cómo se "soluciona" una guerra? ¿Cómo se "soluciona" llegar por primera vez
a la luna? ¿Cómo se "soluciona" inventar cosas nuevas?
La crisis climática es a la vez el conflicto más
fácil y el más difícil al que nos hemos enfrentado. El más fácil porque
sabemos lo que tenemos que hacer. Tenemos que poner fin a las emisiones de
gases de efecto invernadero. Y el más difícil porque nuestra economía actual
depende casi totalmente de los combustibles fósiles y de la destrucción de
los ecosistemas para poder generar un crecimiento económico perpetuo.
"¿Y exactamente cómo resolveremos esto?" nos
preguntáis a nosotros, los jóvenes que nos manifestamos contra el cambio
climático. Y nosotros respondemos: "Nadie lo sabe con certeza. Pero debemos
dejar de quemar combustibles fósiles y recuperar la naturaleza y muchas
otras cosas que aún no sabemos bien cómo hacer".
Entonces nos decís: "¡Esa no es una respuesta!". Y
nosotros os decimos: "Tenemos que comenzar a tratar la crisis como una
crisis y comenzar a actuar incluso si no sabemos cuál es la solución".
"Sigue sin ser una respuesta", decís vosotros. Entonces comenzamos a hablar
de economía circular y de volver a una naturaleza salvaje y de la necesidad
de una transición justa. Y vosotros no entendéis de qué estamos hablando.
Nosotros decimos que esas soluciones que necesitamos
no las conoce todo el mundo y que entonces debemos unirnos en respaldo de la
ciencia y encontrar juntos esas soluciones por el camino. Pero vosotros no
nos escucháis. Porque esas son respuestas para resolver una crisis que la
mayoría de vosotros no comprende bien. O no queréis comprender.
Vosotros no escucháis lo que dice la ciencia porque
solo os interesan soluciones que os permitan seguir como antes. Como ahora.
Y esas respuestas ya no existen. Porque no habéis actuado a tiempo.
Evitar un colapso climático requerirá un pensamiento
catedral. Debemos poner los cimientos aunque todavía no sepamos cómo
construir el techo.
Y estoy segura de que en cuanto comencemos a actuar
como si estuviéramos en una emergencia, podremos evitar el colapso climático
y ecológico. Los humanos somos muy flexibles: todavía estamos a tiempo de
solucionar esto. Pero la oportunidad de hacerlo no durará mucho tiempo.
Debemos comenzar hoy mismo. Ya no quedan excusas.
Los jóvenes no estamos sacrificando nuestra educación
ni nuestra infancia para que vosotros nos digáis lo que consideráis que es
políticamente posible en la sociedad que habéis creado. No hemos salido a
las calles para que os hagáis selfies con nosotros y nos digáis cuánto
admiráis lo que estamos haciendo.
Los jóvenes estamos haciendo esto para que vosotros
los adultos despertéis. Los jóvenes estamos haciendo esto para que pongáis
vuestras diferencias a un lado y comencéis a actuar como lo haríais en una
crisis. Los jóvenes estamos haciendo esto porque queremos recuperar nuestras
esperanzas y nuestros sueños.
Espero que mi micrófono haya estado encendido. Espero
que hayáis podido oírme.
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