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Público
 

"Estamos alterando demasiado los sistemas naturales y entran en contacto con la especie humana virus que nunca lo habían estado"

 

Doctor en biología y experto en eco-epidemiología, Jordi Serra-Cobo explica que la aparición de una epidemia como la del Covid-19 era previsible como consecuencia de la actuación humana en varios ámbitos, que se ha materializado en la emergencia climática, pero también en la presión demográfica en espacios antes naturales y una globalización de los patógenos debido a la exacerbada movilidad de un mundo hiperconectado. Hablamos con él de todo ello y de una plataforma de diagnóstico rápido de coronavirus que ultima su equipo.

El doctor en biologia i expert en ecoepidemiologia Jordi Serra-Cobo.
El doctor en biología y experto en ecoepidemiología Jordi Serra-Cobo.

 
MARC FONT, Barcelona 25 de marzo 2020
 

La actuación humana facilita la aparición de pandemias como el actual de Covid-19. Esta es una de las conclusiones del doctor en biología Jordi Serra-Cobo, experto en eco-epidemiología e investigador del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universitat de Barcelona. En una entrevista telefónica con Público, el doctor expone como la antropización de espacios donde antes no había presencia humana, como por ejemplo partes de la Amazonia, es un elemento que expone a la especie a nuevos virus que, junto con cuestiones como la mayor presión demográfica y una movilidad acelerada fruto de la globalización de un mundo hiperconectado, puede contribuir a desencadenar epidemias globales. Partidario de replantear nuestra relación con la naturaleza, con su equipo también participa en un proyecto de investigación que culminará en los próximos meses una plataforma para diagnosticar coronavirus en apenas 20 minutos y por apenas 10 o 15 euros.
 

En otras entrevistas ha comentado que en revistas científicas ya hacía tiempo que se advertía que podía producirse una pandemia. ¿Cuáles son los elementos que lo explican?
 

Aunque es imprevisible saber con qué virus y cuando podía pasar, sí hace mucho tiempo que prevemos que habría epidemias y es muy previsible que habrá más en el futuro. A nivel global se están produciendo una serie de alteraciones de los sistemas naturales que hacen que virus que nunca han estado en contacto con la especie humana, con la sociedad, ahora sí lo estén. En estos momentos estamos volcados en solucionar la situación actual y es normal, pero nos estamos planteando poco cuáles son los orígenes y porque se ha producido todo esto, y de ahora en adelante nos lo tendremos que plantear de forma seria para que podamos evitar que esto se repita.

En el caso del Covid-19 yo lo definiría un poco como un accidente. Un virus que no debía entrar en el circuito humano salta a él. ¿Por qué? Aún no sabemos directamente si ha sido a partir de un murciélago o de una especie intermediaria, aunque evidentemente no es el pangolín. Es un virus que hace miles de años que está a los murciélagos, pero que normalmente no les afecta. En este caso, hay toda una serie de factores que inciden. En el sudeste asiático hay consumo de animales vivos y en muchos mercados no hay un control sanitario y esto aumenta la probabilidad de transmisión de patógenos, de virus, a la especie humana. Y si el consumo es masivo, aumenta la probabilidad de que el virus pase e infecte a la gente. En el caso del SARS [síndrome respiratorio agudo grave, que surgió en 2003 en el sudeste asiático], el intermediario era una civeta, que es un mamífero muy apreciado en la gastronomía y tenía un consumo masivo. Con el Covid todavía nos falta información, pero tenemos claro que viene de un reservorio animal.

A nivel más global estamos observando que entramos de forma masiva en lugares donde antes no había asentamientos humanos, por ejemplo en el Amazonas como consecuencia de la deforestación. Esto expone estos nuevos asentamientos a nuevos patógenos, porque parte de la fauna que había se va, pero el resto se adapta, se mantiene y entra en las construcciones humanas. No sólo donde viven, sino también donde está el ganado y pueden infectarlo y a partir de ahí infectar a las personas. Esto está pasando.

Asimismo, la deforestación está transformando los sistemas naturales. No sólo en términos de pérdida de biodiversidad y de hábitats para las especies, sino también que en las selvas tropicales aumentan las zonas de aguas estancadas. Esto hace que aumenten mucho las poblaciones de mosquitos, lo que hace crecer mucho la probabilidad de que estos mosquitos transmitan enfermedades. Esto lo dijimos hace tres años en la zona amazónica de Perú y hoy hay la peor epidemia de dengue en la zona. Son cosas que se pueden prever y se tiene que poner soluciones antes de que vengan.
 

La deforestación es uno de los elementos primordiales en la emergencia climática, pero también habla de cambios epidemiológicos y otros impactos de una antropización extrema. ¿Se han roto demasiado equilibrios y esto tiene consecuencias?
 

No soy nada alarmista, pero estamos alterando demasiadas cosas. Una de las cosas que estamos viendo es el cambio climático, que cada vez es más evidente y sus consecuencias son más claras. Pero hay otras transformaciones que quizás no se ven tanto, pero que son igual de drásticas y una es la globalización epidemiológica, Que va ligada al aumento demográfico.

El cambio climático, la globalización de los patógenos y la situación demográfica son tres retos muy grandes, que se potencian el uno al otro y hacen un cóctel que tendremos que abordar durante este siglo y que es difícil, pero hay que gestionarlo por la supervivencia de nuestra especie. De momento, sólo estamos con el cambio climático. Si aumenta la población hay más presión sobre los entornos naturales y, por tanto, hay más desequilibrios. Y esto se suma que cada vez nos movemos más, porque la movilidad ha aumentado muchísimo en los últimos años y lo que ocurre en un lugar del mundo tiene mucha probabilidad de que se expanda al resto.

Lo hemos visto con Wuhan y en como los infectados han llegado a Italia y a partir de ahí se ha infectado toda Europa, porque todo está muy conectado y nos movemos muchísimo. No sólo las personas, también las mercancías y a través de ella nos llegan especies que antes no estaban, como el mosquito tigre o la mariposa del boj [u oruga defoliadora]. Esto es muy difícil de parar, pero debemos ser conscientes de que existe este fenómeno y estar prevenidos.

¿Dónde pueden generarse este tipo de pandemias? ¿Dónde están las mayores fuentes de patógenos?

Fundamentalmente hay tres puntos calientes a nivel de potenciales enfermedades. Uno es el sudeste asiático, que además tiene la particularidad ha tenido un gran desarrollo económico en los últimos años y está muy interconectado. Lo hemos visto con Wuhan. Los otros dos son el centro y sur de América, con buena parte del Amazonas, y el África tropical. Los tres puntos son una fuente de patógenos.

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Wuhan.

La diferencia entre los tres lugares es la densidad de población y que además el intercambio de movilidad no es lo mismo, por ejemplo, desde China que desde el Amazonas o el África tropical, pero es cuestión de tiempo que las cosas puedan cambiar. Esto es a gran escala, pero pequeñas transformaciones en nuestra casa también pueden originar problemas de salud, no como el Covid, pero debemos ser conscientes de ello.

¿Qué puede originarse aquí?

En Catalunya pueden originarse trastornos importantes, si quieres no tan graves [como el Covid], básicamente por el nivel de mosquitos y de la cantidad de enfermedades tropicales que nos van llegando y que se pueden instalar en los mosquitos, por ejemplo, a través de especies invasoras que vienen de otros lugares del mundo y traen enfermedades. Estas fiebres de verano que el médico dice que "esto es un virus", pues de algún lugar viene este virus y puede estar asociado a fauna salvaje. Hay que cambiar el chip y tener en cuenta que la situación actual no es la que teníamos años atrás. Por ejemplo, hay que saber que los jabalíes ya no tienen la misma salud que hace 20 años. Hay toda una serie de factores a tener en cuenta. Y se trata de tomar medidas de precaución.
 

¿Qué se puede hacer para evitar hipotéticas nuevas pandemias?
 

Lo primero que se debe hacer es poder tener más información de cómo estas alteraciones repercuten a nivel de salud, aumentando la probabilidad de transmisión a la población humana. ¡Y llevo 30 años batallando con esto! La segunda cosa, cuando tienes la información, es poner barreras, que pueden ser protocolos muy fáciles. Por ejemplo, para protegerse de lo que pueden transmitir los jabalíes basta con lavarse bien las manos, basta con cocer bien la carne, o que si los cazadores abren los jabalíes se pongan guantes. Cosas que no se hacen porque toda la vida se había hecho de otra manera, pero ahora la situación es diferente. Con la información podemos dar después pautas de prevención, que en muchos casos son muy fáciles, pero hay que conocerlas. Una de las dificultades que nos encontramos es la financiación. Estás a menudo predicando en el desierto, pero con muchos datos y con la responsabilidad de decir que cualquier día se liar una de narices.

Según lo que cuenta, lo que pasa está conectado con la relación que tenemos con el planeta, que a la vez está muy ligada a la globalización y a un determinado modelo económico. ¿Habría que repensar esta relación con el planeta y cuestionarnos el sistema económico, teniendo en cuenta que impacta no sólo en el medio ambiente sino también en nuestra salud?
 

Totalmente. Hasta ahora nos hemos dedicado a decir que se pierde biodiversidad y esto es cierto. Pero nos hemos fijado en las consecuencias macro, pero no en las micro, que pueden ser devastadoras, y no las hemos relacionado. Hay que replantear realmente nuestra relación con la naturaleza, que no es algo ajeno a nosotros. Es una cuestión pragmática, porque nos va buena parte de nuestra salud y desgraciadamente tendremos que aprender a base de epidemias, de bofetadas como ésta. Todo está muy relacionado y cuando alteramos cosas tenemos que ver las consecuencias que tiene, también en términos de salud. A nivel egoísta tendremos que tomar medidas.
 

A través de su grupo de investigación es uno de los participantes en el proyecto CONVAT, que lidera el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología, para poner en marcha una plataforma de diagnóstico rápido de coronavirus. ¿Qué ventajas tendrá? ¿Cuándo estará lista?

Estamos trabajando a tope, pero requiere un tiempo, hablamos de unos meses. El aparato ya existe, pero debe ponerse a punto para virus. La primera ventaja es que es muy manejable, lo podrá utilizar casi todo el mundo, es pequeño y no requerirá un personal especializado, será muy generalizable. No sólo servirá para coronavirus, sino para detectar en un futuro cualquier tipo de virus. El aparato es muy barato y además las muestras se podrán analizar por un precio de entre 10 y 15 euros y esto es un hecho diferencial con todos los tests que se hacen actualmente.

Lo que nosotros llevamos es una nueva manera de analizar, a partir de técnicas de nanotecnología. Hasta ahora se usan técnicas de PCR [reacción en cadena de la polimerasa, una técnica de biología molecular que busca obtener un gran número de copias de un fragmento de ADN específico], que son muy interesantes, pero que tienen un coste y lo que se ha conseguido es que ahora con una hora o menos puedes tener los resultados. Pero en nuestro caso los tendrás en 20 minutos.

Esperamos que cuando esté listo se pueda distribuir y sea una herramienta para utilizar en los hospitales y en los CAP. Además, la idea es que este aparato nos pueda permitir también encontrar reservorios de virus y esto es muy importante, porque ahora lo hacemos con PCR, que es muy caro. Cuando analizamos fauna salvaje tienes que pasar cientos de muestras y de todas encuentras algunas de positivas. Y con nuestro aparato un primer muestreo nos permitirá encontrar de una manera mucho más rápida y económica posibles reservorios de virus que pueden pasar a la especie humana.