El Observatorio de Sostenibilidad de la Facultad de
Economía y Negocios de la Universidad de Chile realizó un estudio que
analizó la información pública de las empresas y declaraciones en temas
de sostenibilidad respecto a la zona de Quintero y Puchuncaví.
El estudio concluyó que la regulación chilena es menos
exigente que la recomendada por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) y que la normativa para emisiones de SO2 establece niveles diez
veces menores que en Estados Unidos y tres veces por debajo de México,
lo que “evidencia lo desfasado que estamos con la normativa
internacional”.
El trabajo contrasta, además, la realidad
institucional chilena y el desarrollo de la sostenibilidad por parte de
las empresas con criterios internacionales, como el ESG (Environmental,
Social & Governance), exigibles por inversionistas y financistas que
quieren disminuir riesgos en sus inversiones, especialmente en proyectos
de alto impacto en comunidades o territorios.
Aton
Chile
Entre los problemas detectados aparece la situación de
abandono del reciente Programa para la Recuperación Ambiental y Social
de Quintero y Puchuncavi de 2017, que estableció 123 acciones en
soluciones integrales, e incluso la creación de un Consejo de
Recuperación ambiental y social.
También la falta de indicadores ambientales y control
sobre emisiones por parte del Estado, así como el hecho de que la red de
monitoreo esté en manos de tres empresas y exista escasa información
sobre emisiones y sostenibilidad por parte de la mayoría de ellas.
“Nuestro principal objetivo es la misión del
observatorio: identificar en poco tiempo pero con herramientas muy
especializadas una situación particular que impacta los temas
ambientales, sociales y económicos que son los pilares de la
sostenibilidad”, indicó Reinalina Chavarri, directora del Observatorio
de Sostenibilidad del Departamento de Administración de la Facultad de
Economía y Negocios (FEN).
A juicio de la académica, "hay principios
constitucionales que no se están cumpliendo, pero también no hay una
institucionalidad acorde para dar soluciones a estos temas. Las empresas
cumplen con la ley y lo que les pide, e incluso entregan datos de forma
voluntaria, por lo tanto se valora ese trabajo, pero nadie fiscaliza si
lo que está sucediendo puede tener reparación. Los derechos ambientales
hoy son un Derecho Humano de cuarta generación, como el tener derecho a
un medio ambiente acorde, o a agua potable, entonces debemos tener
respuestas a situaciones de crisis en los territorios”.
Aton
Parte de las propuestas que se esbozan en el informe
para Quintero y Puchuncaví es “poner una clínica ambiental, para
estudiar fenómenos de contaminación e impacto en salud en los
territorios, para mejorar la data. Somos muy pobres en nuestro país en
esta materia, entonces debemos tener mejor información. Este caso lo
deja en evidencia”.
Además se impulsa la necesidad de mayores compromisos
desde la institucionalidad que “en el corto plazo se debe resolver lo
que pasa con la gente, hoy, pero lo clave es a largo plazo, y que las
autoridades gubernamentales tengan claro que cualquier cosa que se haga
debe ser pensada e implementada a largo plazo. Deben existir los
instrumentos para fiscalizar adecuadamente porque hay una
responsabilidad de mirar estas decisiones, sin ver el rédito político
que traigan éstas”.