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La nieta de Ana Obregón «llega como el antidepresivo de su abuela y tiene una misión difícil»

 

Javier Becerra

Redacción/LaVoz

 
 
María Pedreda

 

La psicología lanza más preguntas que respuestas en el caso de Ana Sandra Lequio y su futuro

 

7 de abril 2023

 

La llegada al mundo de Ana Sandra Lequio —la nieta de Ana Obregón nacida por gestación subrogada en la que se usó el esperma congelado de su hijo Aless, fallecido hace tres años— ha generado un intenso debate social, político y legal. Pero también un montón de dudas psicológicas, al tratarse de un bebé que, en breve, será una niña. Y más tarde, una adolescente que preguntará por su origen. «El problema no lo veo aquí tanto en la incertidumbre de cómo nació, sino en los motivos de su gestación», señala Loreto González-Dopeso, psicóloga especializada en niños. «A esta niña el día de mañana le pasará lo mismo que les ocurre a muchos niños adoptados, que quieren conocer a su progenitor biológico», apunta Manuel Lage, psicólogo clínico. Y proyecta el particular cuadro que se encontrará: «En este caso hay una madre gestante, que es un portador simplemente interesado, y un padre biológico fallecido tres años antes de que ella naciera. Todo será un despropósito para esta niña. Va a ser difícil que le puedan explicar esto sin decirle que se trata de un deseo que tenía su abuela. Pero, siguiendo esta línea, también podía desear clonar a su hijo. Hay que pensar en el ser que va a nacer en casos como este, porque va a ser difícil que esta niña encaje bien estas piezas. La abuela estará muy contenta y satisfecha con lo hecho. ¿Y la niña? ¿Qué va a pasar con ella?».

Un caso así está llamando la atención a nivel internacional, desafiando todo tipo de ideas preestablecidas precisamente por su carácter inédito. «No he visto literatura de efectos psicológicos de este caso en particular, porque es algo muy especial», dice Lage. Se plantea las preguntas que llegarán en su momento cuando la niña sea adulta: «¿Soy una mercancía? ¿Satisfago el impulso de mi abuela, que realmente lo que quería es a mi padre? ¿Soy un juguete? Lo veo complicado. Esta niña va a tener problemas».

Todas estas incógnitas se reconducen a esos motivos que subrayaba González-Dopeso. «Esta niña llega como el antidepresivo de su abuela y, por tanto, tiene una difícil misión, que es volverla a ilusionar y convertirse en un fetiche», opina Belén Montesa, también psicóloga clínica especializada en niños y adolescentes. «Me parece un caso muy vulnerable, ya que se trata una niña que nace ya hiperexpuesta a los medios por la obsesión de la abuela —añade—. Es la compulsión de la repetición, expuesta a golpe de exclusiva. La imagen de esa niña se va a convertir en un objeto de deseo para la prensa rosa. La vulnerabilidad aquí es total. No puede crecer de manera armónica de este modo, siendo expuesta en las redes de manera constante. Va a tener una huella digital terrible. Un niño no puede vivir así desde pequeño, ya que resulta agredido. Debe preservarse esta etapa de la infancia sin salir en los medios». 

 

«Va a pasarle factura seguro»

Montesa, que se muestra muy crítica con casos como este, en el que «los niños se convierten en un producto», dice que esta niña llega para «ayudar a su abuela a transitar por el duelo de su hijo, la necesidad de no envejecer y demostrar que todo es posible a cualquier edad y de cualquier forma a golpe de talonario». Considera que con un punto de partida así las consecuencias serán inevitables: «Esto va a pasarle factura. A nivel emocional, seguro. Es una niña que va a tener muchas posibilidades económicas como figuras de compensación, pero los recuerdos emocionales, de dónde parte el deseo de su abuela de traerla a este mundo, la va poner en una situación bastante comprometida, que vamos a ir viendo», prevé.

Lage menciona los problemas ambientales: «¿Qué pasará cuando esta niña llegue al colegio y todos sepan quién es?». Loreto González-Dopeso indica que hay armas que se deben trabajar: «Esas situaciones dan problemas, pero hay niños que los resuelven muy bien. El tema se trata en casa y se hace un estudio psicológico. Cuando le dicen, por ejemplo, que no tiene papá él contesta: “Es que hay diferentes tipos de familia”. Y algo así se puede ejercer aquí», dice consciente de la zona de incertidumbre: «Estamos proyectando algo que no sabemos si va a pasar en una situación totalmente nueva. Pero, en todo caso, hay que darle a la niña seguridad. Definir muy bien los roles en la familia. El cuidador principal a veces no tiene por qué ser la madre biológica, sino el que genera ese afecto intenso y cuidados. Por eso hay que aclarar muy bien el rol y que lo asuma la madre o la abuela para darles seguridad a los niños».

«Hay batallas que son para padres, no para abuelos»

Se ha discutido mucho estos días —cuando todavía no se sabía que era la abuela— sobre la edad de Ana Obregón (68 años) para hacerse cargo de una niña recién nacida. Aunque González-Dopeso recalque que «no se cuestiona a los hombres que son padres a los 80 años», los psicólogos especializados ven ahí un problema. Carmen Iglesias, del centro de logopedia y psicología Alere, recalca la importancia: «No es igual tener un hijo con 30 que con 50 o 60, porque hay batallas que con una edad no puedes lidiar y que son para padres, no para abuelos». Iglesias señala que entre el año y medio y dos, por ejemplo, se da una etapa muy importante de cara a fijar unas rutinas y un orden con mucha pataleta y muchos desafío que hay que gestionar y darle forma: «Imagino que contratará a alguien».

Por otra parte, la psicóloga recuerda que «todos los niños, llegada una edad, tienen ese temor a la muerte de los familiares». Mirando al caso de la nieta de Ana Obregón, se plantea: «¿Cómo percibirá esa niña dentro de tres o cuatro años cómo se va a quedar en el mundo? Un niño necesita una figura estable y que vaya a tener a su lado. Alguien que lo vaya a acompañar emocionalmente y que le dé fiabilidad. ¿Qué percepción va a tener esa niña de cuál va a ser su futuro?».

 

Igual que ocurría con los otros especialistas, Iglesias lanza interrogante tras interrogante: « ¿Habrá una persona que la custodie? ¿Qué implicación va a tener? ¿La va a internar en un colegio para quitarse el muerto de encima? Cuidar un hijo es una de las cosas más difíciles del mundo. ¿Cómo va a afrontar una persona como Ana Obregón con su edad la educación de vida? La perspectiva de vida de una persona así es vivir con calma, disfrutar de los niños, pero no educarlos. ¿Cómo se embarca en un proyecto así?».