Fuentes: El diario [Foto:
Capa de polución sobre la ciudad de Madrid. EFE]
Raúl Rejón
26 de diciembre 2020
El caso de Ella Kissi-Debrah en Gran Bretaña
«abre un vía interesante», pero «el sistema
judicial tiene nula sensibilidad» analizan
abogados ambientalistas acerca de acreditar en
los tribunales españoles que la contaminación
causó un fallecimiento concreto a pesar de la
evidencia científica a nivel poblacional
Ella Kissi-Debrah era una chica que murió en 2013
cuando tenía nueve años. La contaminación del aire
de Londres, ciudad en la que vivía, la llevó a
padecer severas enfermedades respiratorias, según ha
establecido ahora la justicia británica. «Falleció
del asma inducido por estar expuesta a un exceso de
polución», ha dicho el forense Philip Barlow.
El fallo une, casi por primera vez, la
contaminación ambiental por dióxido de nitrógeno y
partículas a la muerte de una persona. Ella
Kissi-Debrah pasó casi toda su vida cerca de vías
altamente contaminadas, especialmente por los gases
que salen de los tubos de escape de los automóviles.
«No tengo dificultad en establecer que su exposición
al NO2 y las macropartículas fue muy alta», ha
analizado Barlow, por lo que el fracaso de las
administraciones para rebajar esos niveles estuvo
detrás de su enfermedad mortal.
«Es un precedente legal muy importante, aunque no
cambia nada respecto al abrumador conocimiento
científico disponible sobre los efectos de la
contaminación atmosférica en la salud», cuenta el
responsable de calidad del aire en Ecologistas en
Acción, Juan Bárcena.
La ciencia respalda la afirmación del ecologista:
los estudios que han establecido la relación directa
entre los tóxicos suspendidos en el aire que respira
la ciudadanía no han parado de acumularse. La
Agencia Europea del Medioambiente calculó en su
última actualización de noviembre de este año que en
España se producen más
de 30.000 muertes prematuras al año por la
contaminación atmosférica. Otras
instituciones con otras fórmulas de cálculo
consideran que la
carga es todavía mayor.
El caso de Madrid Central
La dificultad, y en esto es donde destaca el
fallo sobre el fallecimiento de la niña inglesa, es
pasar de las evidencias poblacionales a un caso
particular. «El problema es que es muy difícil
establecer la causa efecto de la contaminación en el
daño a la salud de una persona concreta», explica
Bárcena en este sentido. Que respirar aire tóxico
trae consecuencias negativas cardiovasculares y
respiratorias está demostrado. Lo muestran los
estudios epidemiológicos que también han probado
que, a largo plazo, empeoran la salud de la
ciudadanía. Pero otra cosa es que un juez admita que
alguien ha fallecido por eso.
El abogado ambientalista Jaime Doreste cuenta
que, en su experiencia, todavía es difícil que una
estrategia legal así triunfe en España. «Hay una
nula sensibilidad en el sistema judicial que hace
casi imposible que se admita la causalidad, es
decir, atribuir a una actividad concreta [en este
caso sería la polución] el daño».
Doreste ilustra su reflexión con el caso
de intento de reversión de la zona de bajas
emisiones Madrid Central llevado a cabo
por el Ayuntamiento madrileño de José Luis Martínez
Almeida. El recurso preparado
por Doreste para Ecologistas en Acción triunfó al
usar una vía más ortodoxa del derecho contencioso,
«pero hubo otro recurso que utilizó el amparo de los
derechos fundamentales como el derecho a la salud de
los vecinos de la zona afectada que no prosperó. Se
les dijo que no habían acreditado la vulneración de
un derecho fundamental».
Algo parecido le ocurrió al letrado cuando
preparó un caso contra una incineradora en Madrid
cuyos olores acababan por meterse en las casas de
los vecinos próximos si venían vientos determinados.
«En verano no podían abrir las ventanas», explica.
Pero, «nos vinieron a decir que no se hubieran
comprado las casas allí».
Litigios emblemáticos
Más optimista se muestra la abogada de
Greenpeace, Lorena Ruiz-Huerta. Aunque admite las
dificultades ya que «no hay precedentes en España»,
explica que «se trata de litigios estratégicos que,
acompañados de evidencias científicas y precedentes
de derecho comparado, se van abriendo camino».
Ruiz-Huerta considera que el caso inglés «abre
una vía jurisprudencial muy interesante porque aquí
ocurre lo mismo, el daño de la contaminación no
conoce fronteras». ¿Podría trasladarse entonces a
España? «Los argumentos jurídicos de derechos
humanos pueden trasladarse a todos los estados. El
Tribunal de Derechos de Estrasburgo siempre es el
más avanzado y ha sido el primero en unir clima y
derechos mediante la salud: basta que haya
reconocido un derecho fundamental para condenar si
no se está protegiendo. Y España y Gran Bretaña
están ambos en el Consejo de Europa», resume la
abogada. La cuestión es que un litigio así llegue
hasta esta corte para luego utilizar sus
resoluciones en los países.
La sentencia de la niña británica aporta pues un
hito: acreditar judicialmente que la polución estuvo
detrás del fallecimiento de una persona concreta.
«Debería suponer un paso adelante en la implantación
de medidas eficaces para la mejora de la calidad del
aire. Supongo que entre otras cosas animará a que se
presenten más causas como esta en otros países
incluido el nuestro, aunque la justicia española no
es como la británica», resume Juan Bárcena.
De momento, el único foro donde se juzga el
exceso -legal, no científico- de contaminantes en
algunas zonas de España es el de la Unión Europea.
Un proceso largo en el que se ha dado múltiples
oportunidades y alguna prórroga a España para
solventar el incumplimiento de la normativa. La
Comisión terminó por denunciar al Estado por no
haber solventado esta infracción de niveles tóxicos
en el aire de Madrid y Barcelona desde 2010. Pero la
sentencia todavía se hace esperar.
@raulrejon
Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/sentencia-muerte-nina-contaminacion-marca-hito-todavia-lejos-aplicarse-espana_1_6513598.html?