Las tres razones por las que lo niños pequeños deben llevar
gafas de sol
Foto Boedewijn Berens
Marta Chavarrías
3 de agosto2020
Cada año, con la llegada del verano, son numerosos los
mensajes que nos llegan sobre la importancia de protegernos de las altas
temperaturas y de los rayos del sol. No solo la piel es una de las
partes del cuerpo que necesita especial mimo durante estos meses. Los
ojos también deben protegerse, y los de los niños de manera
especial porque son más sensibles. "El cristalino del ojo de
los niños de menos de 10 años deja pasar más del 75% de la radiación
ultravioleta", advierten desde el Colegio Oficial de
Ópticos-Optometristas de Andalucía (COOOA).
Pese a la importancia de hacerlo, un destacado
porcentaje de padres no protege los ojos de sus hijos. En
concreto, "el 25% de los padres no toman las precauciones necesarias",
según el Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia. Apuntan que el
principal motivo para no hacerlo es, sobre todo, el desconocimiento
sobre las consecuencias que esto puede tener en un futuro.
Las tres
principales razones por las que poner gafas de sol a un niño
Para los expertos,
el uso frecuente de gafas de sol durante la infancia y hasta los 16 años
aproximadamente pueden reducir de manera significativa riesgos
de sufrir daños a largo plazo como lesiones corneales y
conjuntivales, cataratas prematuras, degeneraciones de retina o
Pterigion, un crecimiento anormal de tejido que puede afectar a la
córnea y que produce irritación ocular y una sensación de un cuerpo
extraño en el ojo.
En cambio, si no se
protegen los ojos de los más pequeños los riesgos de que se produzcan
problemas como fotoqueratitis y fotoconjuntivitis a la larga son más
elevados. Por todo ello, y por estas tres razones siguientes, es
aconsejable que los niños se protejan los ojos:
- Como hemos visto, la lente cristalina
de los niños es más susceptible a la radiación ultravioleta.
Por tanto, el ojo infantil tiene mayor riesgo de daño UV.
- Puede ayudar a prevenir algunos
problemas oculares relacionados con estos rayos en un
futuro. El daño de los rayos ultravioleta se acumula con el
tiempo, por lo que cuanto antes se comience a proteger los ojos
del sol menor será el riesgo de futuros problemas oculares (es
aconsejable empezar a partir ya de los 6 meses puesto que antes
no deben exponerse al sol).
- Durante el verano hay más horas de
luz y los niños pasan más tiempo al aire libre y se
realizan más actividades de montaña o en la playa. Todo ello
aumenta el tiempo de exposición solar.
¿Cómo deben ser las
gafas?
Tal como recomienda
el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas (CNOO),
"los niños deben usar gafas de sol homologadas porque
el ojo de los más pequeños resulta más vulnerable que el del adulto". El
uso de gafas homologadas es importante siempre, y en el caso de niños y
adolescentes el hecho de que cumplan la normativa esta importancia es
aún mayor.
Un aspecto que debe
tenerse en cuenta, porque las gafas de sol no están catalogadas
como producto sanitario, sino como equipo de protección
individual (EPI), lo que significa que pueden encontrarse en una
importante variedad de establecimientos.
Pero no todas las
gafas que se encuentran en el mercado son adecuadas ni ofrecen las
mismas garantías de protección para los ojos. Si no cumplen con las mínimas
exigencias en cuanto a filtros solares, se producirá la falsa
sensación de protección, y esto puede llegar a ser más peligroso incluso
que no llevar gafas.
Es prioritario tener
en cuenta aspectos como:
- Las gafas no deben ser de juguete porque
la misión no es la de jugar con ellas, sino de protegerse los
ojos.
- Deben estar homologadas y llevar la marca
CE (Conformidad Europea) como estándar mínimo de
calidad. Los expertos aseguran que es mejor no ponerse unas
gafas que no se sabe si cumplen con los requisitos porque
suponen un riesgo importante para la salud visual.
- Adquirir las gafas en un
establecimiento sanitario de óptica en el que un
profesional pueda asesorarnos e indicarnos qué tipo de gafas se
adecua más a nuestros hijos.
- Las gafas deben cubrir todo el frente
de los ojos para evitar que se filtre la luz solar por
la parte superior. Cuanta más piel esté cubierta, menos
exposición a los rayos UV alrededor de los ojos. Además, deben
ser cómodas porque, si no lo son, no se usarán.
- Deben tener el nivel de filtro UV
apropiado, como mínimo de 3. Los números de filtro (0,
1, 2, 3, 4) indican la cantidad de absorción lumínica visible,
luminosidad, no de absorción de radiación. Van de menos
absorción (0), a más absorción (4). La categoría 3 es óptima
para usar en condiciones de luminosidad bastante alta
(primavera, verano, playa y montaña) y tienen una capacidad de
bloqueo de entre un 82% y un 92% de luz.
- Los colores del cristal marrón, gris
o verde son los que menos alteran los tonos naturales.
- Es preferible que, como van dirigidas a
niños, las gafas sean hipoalergénicas, flexibles y
resistentes.
- Las gafas deben adaptarse al estilo de vida
activo del niño, por lo que son recomendables lentes de
policarbonato, resistentes a los golpes y a prueba de
arañazos.
Si bien todo ello
cobra especial importancia durante los meses de verano, no significa que
deban tomarse las mismas precauciones los 365 días del año, y también en
días nublados.
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