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Confidencial
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Menores que no beben alcohol, ¿moda o cambio de
tendencia?
Los expertos recuerdan que en aquellos núcleos
familiares en los que los padres mantienen una actitud "dialogante o
educativa", el consumo se produce "de manera más moderada"
08/11/2018
Autor EC
Brands
Jóvenes que cada vez consumen menos alcohol. No es
solo la idea a la que aspiran las sociedades de hoy sino que ya existen
ejemplos. El último
informe publicado por la Organización Mundial de la Salud en septiembre
confirmaba que los adolescentes europeos beben menos. Este estudio, con
datos recogidos de 2002 a 2014, revela que aunque el consumo sigue
siendo alto, ha disminuido en los últimos años. Por ejemplo, el
28% de los jóvenes de 15 años aseguraba en 2014 que empezó a
consumir alcohol con 13 años o menos. Pero la cifra es bastante inferior que
en 2002, cuando el porcentaje alcanzaba el 46%.
Otro dato. Un 8% de los menores bebía alcohol a los
13 años en 2014, una cifra que alcanzaba al 17% hace 16 años.
El descenso se ha producido de manera más acentuado entre los niños que
entre las niñas (un 9% ellos, un 7% ellas).
Ocho de cada 10
menores de entre 14 y 18 años han consumido alcohol en el último año
¿Quieren decir estas cifras que se está produciendo
un descenso del consumo de alcohol entre los jóvenes? Si trasladamos el
debate a España, podemos encontrar algunas conclusiones interesantes. Según
cifras del informe
'Estudes 2016/2017' del Plan Nacional sobre Drogas, ocho de cada
10 menores de entre 14 y 18 años han consumido alcohol en el último
año, mientras que siete de cada 10 lo habían hecho durante el último mes.
Consultados al respecto, los expertos en la materia
señalan ese cambio de tendencia en la forma de consumir entre menores que
apunta hacia un escenario de consumo cada vez más polarizado.
“Parece que alrededor de los 18 años hay cada vez más menores que consumen
menos, mientras que otros beben más. Por eso, la media se mantiene”,
explica Gabriel Rubio, experto en alcoholismo y profesor de
psiquiatría en el Hospital 12 de Octubre.
Rubio apunta a “factores culturales” que explican por
qué unos menores tienden a consumir más alcohol mientras que otros reducen
su consumo. “Los menores suelen beber más cuando viven en familias
permisivas en relación al consumo o cuando son muy punitivas o
controladoras”, aclara. Por contra, en aquellos núcleos familiares
en que los padres mantienen una actitud “dialogante o educativa”,
el consumo se produce “de manera más moderada”. Como explica Rubio, en este
segundo caso los padres “asumen” que sus hijos van a consumir algo, pero
ello no les exime de mantener una actitud “menos persecutoria” a la hora de
abordar el tema, ya que se suele hablar y tratar en casa.
Menores sin alcohol, un reto de todos
La bebida entre menores es un problema que nunca ha
salido del foco, por eso una nueva campaña intenta que todos los
sectores de la sociedad se impliquen en su resolución. Bajo el lema
'Menores sin alcohol. Un reto de todos', diferentes organizaciones —y hasta
la Federación Española de Baloncesto— se han marcado el objetivo de reducir
el impacto que la bebida tiene en los menores.
Una campaña que pretende concienciar a familias,
instituciones y comercios para que comprendan que su participación
es indispensable para que una acción de este tipo tenga éxito. Como ilustra Nieves
Álvarez, directora de Relaciones Externas del Grupo DIA —una de las
empresas participantes—, “todos tenemos menores cerca susceptibles de poder
beber alcohol. Es por esto que este proyecto nace con el objetivo de hacer
especial hincapié en la infancia y en la evolución de los menores” y lo
quiere lograr implicando “a todas y cada una de las personas, organismos y
compañías que pueden y deben hacer algo por erradicar un problema
que a todas luces va a más”.
Porque, como recuerda el doctor Rubio, existe
un problema si se considera que puede existir un “consumo
normalizado” de alcohol entre los menores: “Cualquier cantidad consumida por
un persona en desarrollo no es beneficiosa”. Estudios recientes han
demostrado los efectos perjudiciales de la bebida temprana en el desarrollo
del cerebro que están asociados con, por ejemplo, dificultades de
aprendizaje. La investigación también ha demostrado que retrasar la
edad a la que los jóvenes toman su primera bebida disminuye el riesgo de
convertirse en bebedores problemáticos más adelante en la vida.
En España, la media de edad en la que se empieza a
beber se sitúa en torno a los 14 años y el consumo semanal
da comienzo a partir de los 15,1, según datos del Plan Nacional sobre
Drogas. Aunque los expertos avisan del peligro que suponen prácticas como el
consumo de atracón (asociado al tradicional botellón), tres de cada 10
jóvenes admiten haberlo practicado durante el último mes. El año pasado, más
de 6.000 menores fueron atendidos en España por coma etílico.
Soluciones para mitigar el consumo
Frente a estas cifras, los expertos tienen claro que
una de las soluciones para mitigar el consumo de alcohol entre los menores
pasa por implicar a toda la sociedad: padres, centros
educativos, etc. "Si tienes 15 años y a las tres de la mañana no estás aún
en casa, algo tendrán que decir tus padres", añade al respecto Rubio. En
este reto, que es de todos, se antoja necesaria la contribución de la
Administración pública. En este sentido, la comisión mixta para el
Estudio del Problema de las Drogas aprobó el informe que sienta las bases de
la futura ley del alcohol y que propone numerosas medidas
educativas, sociales y sanitarias para acabar con el botellón y los comas
etílicos en menores. Una propuesta que contó con el consenso de
todos los grupos, pero cuya ley quedó a última hora apartada.
A la espera de un avance en este sentido, existen
otras soluciones para mitigar el consumo de alcohol entre menores, como por
ejemplo fomentar otro tipo de actividades para el tiempo de ocio. Para
Rubio, el deporte no solo es una actividad con un claro beneficio
para la salud sino que, además, está relacionado con “un factor de
prevención del alcohol”.
Los menores que hacen deporte están menos expuestos
al consumo de alcohol.
Pero Rubio advierte de que el deporte no tiene una
varita mágica para prevenir ese consumo. De nuevo, señala aspectos
culturales, respaldados por estudios, “que demuestran que algunos deportes,
como el rugby o el hockey, incrementan el consumo con el famoso
tercer tiempo”. Pero más allá de deportes puntuales, Rubio insiste
en que practicar actividades físicas es un factor de prevención del
abuso de alcohol en los jóvenes: “La gente que se dedica al deporte
suele hacer una vida más sana que aquella que no lo practica”.
Otras alternativas al consumo de alcohol entre los
jóvenes son el fomento de las actividades al aire libre (naturaleza)
pensadas para proporcionarles otro tipo de emociones excitantes, actividades
culturales, tecnológicas (relacionadas con el mundo de la robótica o
innovación), servicios sociales o incluso actividades artísticas (música,
teatro o pintura). En conclusión, el ocio está presente en todas las
personas (niños/as, adultos/as y personas mayores), por lo que todos los
expertos coinciden en que es necesario cuidar esta área para evitar
situaciones de riesgo que den lugar a malos hábitos de consumo.
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