UNO DE CADA 150
NIÑOS NACEN CON AUTISMO

Sociedad
Reportaje
"Mi hijo no vive en una sociedad
donde sólo hay personas con discapacidad"
Alrededor de uno de cada 150 niños nace con
autismo, aunque la detección temprana, clave para el futuro
desarrollo de la persona, es muy difícil en España
Las familias de niños con con este trastorno
reclaman el derecho de sus hijos a crecer y educarse con el resto
"Mi hijo tiene que aprender a cruzar la calle, a
comprar el pan... ¿Cómo va a hacerlo aislado?", se pregunta la
madre de un niño autista
Un fotograma del vídeo de la Asociación de Padres de Personas
con Autismo.
"¿Por
qué tengo que pagar para que mi hijo mayor aprenda a nadar, si a su
hermano pequeño le sale gratis?", razona Laura Vergillos. Como
ocurre con la mayoría de niños con autismo, su hijo Juanma, de ocho
años, no goza de los mismos derechos que el resto de menores. Las
actividades extraescolares, el ocio, siguen vetados a la mayoría de
personas con el también conocido como Trastorno del Espectro Autista
(TEA).
"La
Administración está obligada a velar por una sociedad inclusiva,
garantizando el derecho de estas personas a tener y desarrollar una
autonomía personal y una vida digna. De lo contrario vivimos en la
limosna, en el sálvese quien pueda", defiende Christian Loste,
director de la Fundación Autismo Madrid. La inclusión social de
estas personas es una de las puntas del iceberg de un trastorno
neurobiológico cuyo origen se desconoce y cuya detección no es todo
lo rápida que debería ser. Dar a conocer esta realidad es el
objetivo del Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, que
se celebró este miércoles.
"Mi
hijo no vive en una sociedad donde sólo hay personas con
discapacidad", recuerda Laura. A falta de un censo real, las
asociaciones e instituciones que trabajan con personas con autismo
estiman que
uno
de cada 150 niños nace con TEA. Laura y su marido, como otros
centenares de miles familias en su situación, reclaman una inclusión
real. "Antes se hablaba de integración. Pero eso supone crear un
mundo irreal alrededor del niño. Queremos que viva en el entorno
normal", explica Laura. De ello dependerá su integración en la
sociedad. "Tiene que aprender a cruzar por el paso de cebra, a parar
si pasan coches, para algo tan básico como ir a comprar el pan.
¿Cómo lo podría aprender aislado?", razona a modo de ejemplo su
madre.
Un trastorno con muchas caras
Las manifestaciones del autismo son tan
diversas como lo somos las personas. El TEA abarca desde las
personas incapaces de hablar a aquellas que se expresan como libros
abiertos, incapaces de adaptar su vocabulario y registro al ambiente
donde se encuentren. En unos casos, el autismo está asociado a una
discapacidad, pero en otros, al contrario, se trata de personas con
capacidades superiores a la media. Lo que une a todos son, a grandes
rasgos, sus problemas para comunicarse, sus
dificultades para socializar con el resto de personas y el hecho
de que todos tienen intereses muy restringidos, explican desde la
Confederación Autismo España.
Cómo se manifieste el autismo marca las
posibilidades de que el niño se integre. El caso de Juanma
ejemplifica parte de los logros conseguidos por las asociaciones de
padres. Estudia segundo de primaria en un centro preferente para
niños con autismo, en Pinto (Madrid). Sigue las clases con el resto
de compañeros. Unas horas sale a su clase especial y otras su
profesora de apoyo acude al aula. "Los niños se han criado con él y
no se preguntan por qué Juanma hace cosas diferentes. Saben que le
cuesta concentrarse, como a otra compañera le cuesta aprender a
sumar", explica Laura. Confiesa que se emociona cuando se le acerca
algún compañero de clase de Juanma y le cuenta cosas de su hijo.
Este
tipo de colegios funcionan, pero las instituciones deben velar
porque no se desvirtúe el modelo, explica Christian Loste, director
de la Federación Autismo Madrid. "Tampoco vale cualquier profesional
para ejercer de apoyo", reivindica. De la labor de este profesional
de apoyo y de los recursos que se pongan a su alcance y al del niño
dependerá el éxito del desarrollo y la educación del menor.
No
obstante, por la naturaleza variada del autismo, la integración
escolar no siempre es posible. "Cuando los niños ni hablan,
necesitan una respuesta especializada, en un centro especial",
explica Loste. Para ellos, la oferta es limitada. Muchos acuden a
centros que fueron creados por las
asociaciones de padres, hace 30 años, cuando la escolarización
de estos niños, fuera cual fuera su grado, era una quimera.
Un
diagnóstico demasiado tardío
Las dificultades para diagnosticar el autismo
es el otro gran problema para las familias. Y es que cuanto antes se
determine, antes se podrán empezar a trabajar terapias y técnicas
que refuercen las capacidades del menor. El problema es que, a
diferencia de otros trastornos, "no existe un marcador biológico",
explica Loste. Así, las familias se enfrentan a un vía crucis de
consulta en consulta hasta que un pediatra, tras haber realizado
varias pruebas, determina que su hijo no se comporta como el resto
porque tiene autismo.
Lo
ideal sería que el diagnóstico no se realizara después de los 18
meses. Cuando Juanma tenía justo esa edad, fue cuando Laura se dio
cuenta de que su lenguaje no evolucionaba y que no tenía interés por
comunicarse. Aunque el pediatra la tranquilizó, no quiso esperar y
acudió a un centro de atención temprana, especializado en niños con
autismo. "Le llevé pensando que me dirían que me fuera a mi casa,
pero me dijeron que tenía un retraso en el lenguaje", explica. Dos
años más tarde le dieron el diagnóstico final que constataba que
tenía autismo. El niño aprendió a hablar con una logopeda, a
sincronizar sus movimientos con fisioterapia y ahora estudia música,
su verdadera pasión, en la escuela municipal de Pinto, su pueblo.
Gracias
a todo ello, la vida de Juanma es más acorde a su entorno. "¿Sabes
lo que significa para él entrar en una cafetería? ¿Sabes la cantidad
de estímulos que yo antes no percibía? La cafetera suena, el
murmullo de la gente, la televisión está encendida y, al fondo, en
una mesa, gritan más de lo normal... Ante eso, le cuesta poner el
foco, dirigir su atención y se queda desorientado, pero poco a poco
lo va consiguiendo", explica Laura con un tono de satisfacción.
Cuando el niño crece
Al
autismo se le pone a menudo cara infantil. Y como en toda niñez,
queda justificada la atención continua de los padres. Pero ¿qué
ocurre cuando estos niños crecen? Algún día sus progenitores morirán
y sus hermanos, si los tienen, tendrán su propia vida. No podrán
estar pendientes de ellos. Es entonces cuando cobra todo su sentido
el derecho a la vida plena que reclaman las familias. De la
independencia que consigan en su niñez dependerá su futura calidad
de vida.
A ello
hay que sumarle la necesidad de una red potente de centros de empleo
con apoyos, salidas laborales que saquen provecho a sus capacidades
y centros de día donde las personas menos autónomas sigan
desarrollándose, explica Loste.
Pero
para reforzar los recursos dirigidos a las personas autistas adultas
se necesita apoyo social. "Este tipo de estructuras no se crean a
base de decretos. Hay que concienciar a todo el mundo, ejercer
presión, para que ya no solo los Gobiernos, también los empresarios
consideren estas opciones", explica el presidente de la Federación
Autismo Madrid.
Un relato en primera persona
Naoki Higashida (Japón, 1992) necesitaba explicar al mundo cómo se
sentía un autista. Escogió un libro para hacerlo, donde relata en
primera persona por qué no mira a los ojos cuando le hablan o por
qué necesita que le repitan tantas veces una misma pregunta. A
pesar de sus dificultades de comunicación, lo hace con una agudeza
que rompe con muchos de los tópicos sobre esta enfermedadad.
Con 'La razón por la que salto' (Roca
Editorial) Naoki hizo realidad su sueño de convertirse en
escritor con solo 13 años. Desde que el libro se publicara por
primera vez en Japón en 2006, el autor se ha convertido en
bloguero asiduo y ha dado varias charlas sobre autismo en Japón
con el propósito de hacer esta condición más presente y
reconocible en la sociedad.
La razón por la que salto
Un niño autista otorga voz a aquellos que padecen su condición
y que ni siquiera tienen la capacidad de comunicarse
verbalmente; que explica sus comportamientos; aquello que
adoran y odian; las sensaciones que les produce nuestra
actitud incrédula o temerosa…
Naoki plantea preguntas como: ¿Por qué los autistas hablan tan
alto y tan raro?; ¿Por qué os gusta poner vuestros coches de
juguete en fila y ordenar todos los bloques de los juegos de
construcción?; ¿Por qué eres incapaz de mantener contacto
visual con aquellos que te hablan?; ¿Por qué saltas? Sus
respuestas directas y claras, sirven de entrada a un mundo
incomprensible para la mayoría de nosotros y consigue conmover
y es un canto a la vida. Además, intercala pequeñas
narraciones también escritas por él. El optimismo, la alegría
de vivir y un estilo sencillo y directo, comprensible y
accesible lo convierten en un libro de referencia.

ROCA EDITORIAL
Ficha técnica Trade
ISBN: 978-84-9918-812-6
Páginas: 192
Precio: 12.90 €
Fecha de publicación:
03/04/2014 |