El
anuncio del decreto de alarma que obliga al
confinamiento supuso, hace ya más de un mes, un
quebradero de cabeza añadido para muchas
familias con hijos e hijas adolescentes. En una
etapa en la que los jóvenes comienzan a fraguar
su propia identidad y la necesidad de
autoafirmación lleva a tensionar las relaciones
con sus adultos de referencia, encerrarse en
casa con sus padres y trasladar ciertas normas
al aislamiento se antojaba una tarea complicada.
Cuatro semanas después, muchos se han
sorprendido para bien.
"Cuando les dije que no podían salir, se lo
tomaron fatal", explica Maite, que tiene dos
hijas de 15 y 18 años. "Ahora estoy un poco
sorprendida por cómo van las cosas, mejor de lo
que yo pensaba", reconoce. "Sobre todo con la
mayor, los primeros tres días fueron muy mal.
Era una cosa que no concebía, ¿por qué iba a
tener que estar en casa dos semanas si estaba
bien? Fue una odisea, pero luego cuando fue
viendo que todas sus amigas se quedaban en casa,
la cosa se calmó", explica.
"Ellos tienen la necesidad de imponerse a la
norma, porque creen que viene impuesta por sus
padres. Por eso es importante que entiendan que
estas prohibiciones no te las imponen tus
padres, que es por algo de la sociedad, que vean
que viene de algo más grande", indica el
responsable del Servicio de Mediación en
Familias con hijos e hijas adolescentes de la
Unión de Asociaciones Familiares (UNAF),
Gregorio Gullón, que atiende el teléfono
habilitado para ayudar a familias que lo
necesiten durante el confinamiento.
Saber
gestionar lo que Maite llama "momentos de
negación" ha sido clave estos días. "Intento
dejarles su espacio, con los años he aprendido
que es cuando mejor responden". Un espacio que
en una situación excepcional como la actual es
fundamental. "El adolescente necesita de
introspección: meterse en su habitación y estar
encerrado horas. Los padres no deben entenderlo
como un rechazo. En otro contexto igual pueden
llevarlo fuera de casa, pero ahora no. Hay que
entenderlo sin darle otro significado", explica
Gullón.
"No entrar al trapo"
"Yo
les dejaría su espacio", coincide la
psicóloga Mónica Manrique, que señala la
importancia de "no entrar al trapo con
adolescentes encarcelados". "Ellos tienen el
resorte de la ira mucho más fácil que el de los
adultos, por lo que lo mejor, si se genera un
conflicto, es apartarse, dejar que la tormenta
pase y, después, ya se tratará o negociará",
desarrolla. Contando, claro, con que la
situación socioeconómica de cada familia es
diferente y determinante. "No es lo mismo cinco
personas en un piso de 30 metros que en un
casoplón con su habitación, su ordenador, etc.".
Teniendo en cuenta estas diferencias y que los
adolescentes no responden a un estereotipo
único, los expertos recomiendan mantener ciertos
límites durante el confinamiento, pero con más
permisividad que en situaciones normales.
Principalmente, con las pantallas. "Sus figuras
de apego son sus amigos y necesitan mucho
contacto con ellos. Gracias a las nuevas
tecnologías, siguen teniendo ese contacto",
señala Gullón. "A las maquinitas solo jugábamos
el fin de semana, pero estos días le hemos
tenido que dejar. Tienes que ceder un poco para
que pueda estar entretenido y, sobre todo,
relacionarse con los amigos", dice la presidenta
de la Confederación Española de Asociaciones de
Padres y Madres de Alumnos, Leticia Cardenal.
En
casa de Mar Cueto han hecho algo parecido. Tiene
una hija de 17 años, otra de 12 y un hijo de 13.
"Como al principio se suponía que era para 15
días, les dejé un poco de libertad, dentro de
hacer las tareas que les mandaban los
profesores", explica. Como curiosidad, reconoce
que su hijo "juega menos a la consola que antes,
pero igual está viendo otras cosas, películas o
con su hermana. La mayor está en su mundo, en la
habitación". "Como están ganando autonomía, es
una buena oportunidad para que se organicen y se
gestionen", apunta Manrique.
Mejor una videollamada
El
profesorado de la Red Pública de Educación de la
Comunidad de Madrid ha publicado un documento en
el que aconsejan establecer un calendario con el
uso de pantallas y limitar la exposición a estos
dispositivos a dos horas al día para evitar la
hiperconexión y el uso abusivo de
multipantallas. Entre sus recomendaciones, por
ejemplo, "mejor hacer una videollamada con un
par de amigos 15 minutos, que no estar dos horas
al WhatsApp". Los expertos consultados por
eldiario.es, no obstante, son más partidarios de
fomentar lo analógico que de prohibir lo
digital.
"Aprovechamos para hacer más cosas en familia",
explica Mar, "además ahora el padre también esta
en casa con ellos (la conversación se produjo
durante las restricciones para los trabajadores
en actividades no esenciales) y tienen ese
beneficio de que lo ven más".
"En
lo que hacen hincapié las familias es en que los
chicos están sobrecargados de tareas y les
cuesta llevar el ritmo", señala Cardenal. "En
CEAPA siempre hemos estado en contra de los
deberes, porque creemos que generan muchas
desigualdades. En esta ocasión, más de lo mismo.
Va a depender de los recursos que tengas en
casa. Habrá alumnos y alumnas que tengan
ordenadores en casa y otros que no. En mi casa
tenemos un ordenador, con el que teletrabajo,
así que es complicado", desarrolla. "Nosotros
tenemos un ordenador, pero ellos son tres. La
mayor lo necesita mucho más, porque está
haciendo cosas que le mandan y los pequeños
están más con el móvil, pero no abre todos los
formatos y se dejan la vida. Eso es lo peor",
coincide Mar.
"Me
preocupa porque le está afectando. Está en la
universidad, las clases online no funcionan y
siente que está perdiendo su vida, sus amigos,
su tiempo...", añade Maite sobre las
preocupaciones académicas de su hija.
"Reconstruir la relación con
tu hijo"
"Los
adolescentes van a vivir esta situación con
ansiedad, especialmente si ven que sus padres
les trasladan más ansiedad", indica Gullón. Los
padres deben entender que no es tan importante
que se cumplan todas las normas al 100% y sí que
sus hijos sepan que se pueden apoyar en ellos,
que son los adultos y que los chicos tienen que
ver que ellos llevan el volante, que manejan la
situación", continúa.
"Yo
les diría a los padres que vean la oportunidad
de descubrir quiénes son sus hijos ahora, de
adolescentes. Cuando tienes hijos y van
creciendo tienes el sentido de pérdida, ¿dónde
está mi niño?", apunta Manrique. "Tal vez hay
que planteárselo como una oportunidad para
reconstruir la relación con tu hijo. En el día a
día, en el poco tiempo que tienes quieres hablar
de estudios y de las cosas que te preocupan a ti
y no a ellos. Igual este es un buen momento para
hablar de las cosas que les preocupan a ellos",
añade Gullón.
Precisamente, dos adolescentes, Aroa Méndez y
Xao Feixa, han publicado el 'Diario de una
adolescente en cautiverio', incluido
en el ebook 'Adolescentes confinad@s: de la
cultura de la habitación a la cibercultura', un
"anti-libro de ayuda para padres y madres
desorientados, del antropólogo Carles Feixa
Pàmpols.
"Lo
de pasar tanto tiempo con nosotros creí que iba
a ser caótico, porque estamos en plena
adolescencia y no es fácil, pero se llevan mejor
con nosotros en casa. Participa mucho más en las
conversaciones, ve películas con nosotros...
¡hasta hemos hecho ejercicio juntas! La echaba
mucho de menos y estos días se involucra mucho
más", se alegra Maite.