"Lávate bien las manos". Este es el consejo
que habéis escuchado muchas veces durante los últimos días.
Pero, ¿por qué lavarse las manos con jabón es
tan efectivo contra el coronavirus?
Detrás de este consejo hay una ciencia
fascinante.
Los virus son "seres microscópicos" muy
particulares: ni siquiera son "seres vivos" porque necesitan
meterse dentro de las células humanas para poder
multiplicarse. Solos no pueden. Necesitan la maquinaria que
hay dentro de las células para hacer copias de sí mismo.

El coronavirus está compuesto simplemente
por 3 elementos:
1) Material genético (su "manual de
instrucciones" llamado ARN)
2) Unas proteínas útiles para
"engancharse" a las células humanas y otros procesos.
3) Una envoltura de grasa (una membrana)
que lo protege todo.

Y aquí entra la magia del jabón. Las
moléculas de jabón están formadas por una "cabeza" que atrae
al agua y una "cola" que atrae a la grasa.

Así, la cola de las moléculas de jabón se
engancha a la envoltura de grasa del virus y "deshace" toda
su estructura.

Por eso el jabón es, científicamente, el
peor enemigo del coronavirus.
Estos días veo anunciarse lociones caras y
con nombres muy grandilocuentes. Pero agua y jabón de toda
la vida son productos más que suficientes para lavarse las
manos y desactivar al coronavirus.
Ya hemos entendido por qué el jabón es
importante a la hora de lavarse, pero, ¿por qué precisamente
las manos? ¿Qué tienen las manos que las hacen una parte tan
crítica para evitar el contagio?
El coronavirus puede permanecer activo
durante algunas horas fuera del cuerpo. Depende de las
características de la superficie. En la vida cotidiana
tocamos toda clase de superficies donde puede estar el
virus, que ha podido llegar allí por el estornudo de alguien
enfermo.
Si tenemos el virus en las manos todavía
no estamos infectados. El virus aún está fuera del cuerpo.
Pero con las manos solemos tocarnos la nariz, la boca, los
ojos… y por ahí el coronavirus sí que se puede colar dentro
de nuestro cuerpo.
Y con el virus en las manos o en la piel
de la cara también podemos pasárselo a otra persona al
tocarles o darles un beso.