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Trump, la industria de la alimentación infantil y el cambio
de EEUU sobre la lactancia materna ante la OMS
EEUU trató de boicotear en mayo la aprobación de una
resolución de la OMS para promover la lactancia materna y limitar la
publicidad engañosa de los productos de alimentación infantil, según ha
revelado The New York Times
Lejos del interés de
las mujeres, la decisión de EEUU estaba motivada por los intereses
económicos y comerciales: el sector de la alimentación infantil genera
unos 60.000 millones de euros al año
“La resolución persigue también ayudar a mejorar los
ingredientes del producto y garantizar que los padres no sean engañados
con los mensajes demarketing”, dice la portavoz de Baby Milk
Action 17/07/2018
David Noriega
 El presidente de
EEUU, Donald Trump. EFE
Sucedió en mayo pero acaba de salir a la luz: la
Organización Mundial de la Salud (OMS) tenía previsto aprobar entonces, en
su Asamblea celebrada ese mes, una resolución para “proteger, promover y
apoyar la lactancia materna” y limitar la promoción de la leche de fórmula y
la publicidad engañosa. A pesar del consenso internacional, basado en más de
cuatro décadas de investigaciones, EEUU cambió repentinamente su postura y
Ecuador, que era quien iba a presentar el proyecto, se echó atrás. Esta
decisión in extremisse debió, según ha
revelado The New York Times, al interés de la administración Trump por
apoyar a la industria de la alimentación infantil, que mueve miles de
millones de euros al año.
Finalmente, la resolución salió adelante gracias a
Rusia y ante el desconcierto de los delegados internacionales presentes. El
sector de la alimentación infantil genera unos 60.000 millones de euros al
año y se espera que crezca un 4% en este ejercicio, según Euromonitor,
principalmente a costa de los países más pobres, donde la implantación de
este tipo de productos es menor, lo que dibuja un mercado por explotar.
Citando a diversas fuentes anónimas, el diario
americano asegura que EEUU habría dejado entrever que podría retirar su
apoyo económico a la OMS (es el país que más invierte en esta organización,
un 15% del total) y habría amenazado a otros países para que no firmasen la
resolución. Tal sería el caso de Ecuador, encargado de presentarla y que se
habría echado atrás ante posibles sanciones comerciales y la retirada de la
ayuda militar que le brinda Washington.
El presidente de EEUU, Donald Trump, respondía en
Twitter al artículo asegurando que “EEUU. apoya firmemente la lactancia”
pero defendiendo que “no creemos que a las mujeres se les deba negar el
acceso a la fórmula” porque “muchas necesitan esta opción debido a la
desnutrición y la pobreza” y calificaba la exclusiva de “fake news”. Las
fuentes consultadas por The New York Times aseguraban, sin embargo, que
lejos del interés de las mujeres que no quieren o no pueden amamantar, la
decisión de EEUU estaba motivada por los intereses económicos y comerciales.
La respuesta de Trump provocó que la directora de
políticas del grupo activista británico Baby Milk Action, Patti Rundall,
publicara el pasado viernes en su blog una entrada en la que afirmaba que
“no eran noticias falsas”. “Lo sé porque yo estuve allí”, afirma Rundall,
quien ha estado presente en las reuniones de la Asamblea durante décadas.
“No tiene nada que ver con presionar a las mujeres para amamantar”, destaca.
De hecho, la resolución persigue también “ayudar a mejorar los ingredientes
del producto (reducir el azúcar, controlar los aditivos en las leches de
fórmula, etc.)” y “garantizar que los padres no sean engañados con los
mensajes demarketing”.
Publicidad: 40 euros por bebé nacido
Precisamente, un informe elaborado por Save The
Children a principios de año destaca que las seis principales compañías que
comercializan leche de fórmula invierten 5.600 millones de euros al año en
publicidad, unos 40 euros por bebé nacido. Las compañías son las europeas
Nestlé, Danone, RB y FrieslandCampina y las americanas Kraft Heinz y Abbott.
Esta última habría contribuido a la ceremonia inaugural de Trump, según The
Guardian.
La organización denuncia que las prácticas
publicitarias que se emplean, “en su mayoría, violan el código de la OMS,
creado para frenar este tipo de promociones engañosas”, al equiparar las
propiedades de la leche de fórmula con las de la lactancia, dando como
resultado “que madres sin la información correcta limiten o abandonen por
completo la lactancia materna” y que “millones de familias, muchas de ellas
con bajos ingresos, están alimentando a sus bebés con leche de fórmula que
no necesitan y a menudo no pueden pagar, poniendo en peligro la vida de
innumerables niños”.
En el post, Rundall ejemplifica la defensa de los
intereses comerciales de EEUU en la Asamblea con un discurso del
subsecretario de Estado de Comercio y Asuntos Agrícolas Extranjeros, Ted
McKinney, en el que “argumentaba que el Codex (cuyo objetivo es proteger la
salud de los consumidores y asegurar prácticas leales en el comercio de
alimentos) tiene que seguir siendo ‘relevante’ para sus ‘clientes’, es
decir, las corporaciones multinacionales. Su temor era, claramente, que si
era demasiado estricto, estos ‘clientes’ se alejarían”.
The New York Times explica que el de la lactancia
materna no es el único caso en el que EEUU ha cambiado su postura para
apoyar a la industria frente a la salud o el medioambiente. Citan, por
ejemplo, su negativa a colocar etiquetas de advertencia en determinados
productos y bebidas azucaradas durante las negociaciones del Tratado de
Libre Comercio en América del Norte, con Canadá y México; o que eliminase
las declaraciones que respaldan los impuestos a las bebidas gaseosas en un
documento que aconseja a los países en la lucha contra la obesidad.
Por eso, el cambio de postura de Trump respecto a su
antecesor, Barack Obama, y contra el consenso general, tiene un efecto
negativo en una resolución que afecta a todo el mundo y que tiene gran
impacto en los países en vías de desarrollo, donde no toda la población
cuenta con los recursos no solo para acceder, sino para preparar la fórmula,
por ejemplo, por la falta de agua potable.
“Sabemos que EEUU no tiene intención de promulgar
leyes para controlar el marketing, por lo
que esta amenaza a los países menos poderosos con términos comerciales menos
favorables y la retirada de otro tipo de apoyo si se niegan a aceptarlos es
simplemente inaceptable. No tiene nada que ver con si el presidente Donald
Trump se preocupa por amamantar o no. Se trata de la necesidad de las
empresas de comercializar productos altamente procesados a nivel mundial y
persuadir a todos los países del mundo de abandonar los enfoques más
saludables y sus culturas alimentarias tradicionales”, explica Rundall.
Por ahora, según un estudio de UNICEF, es en esos
países donde menos leche de fórmula se consume. En concreto, en los países
de ingresos medios y bajos tan solo un 4% de los bebés no han sido nunca
amamantados. Un porcentaje que asciende al 21% en los países con ingresos
altos.
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