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Una excesiva empatía abruma a los niños con autismo
Tanta sensibilidad por las emociones de otros impide
a los niños autistas comunicarse, dice un estudio
efe | ep / valencia | madrid 02.04.2017
Una excesiva
empatía emocionalimpide a los niños con autismo comunicarse con el
mundo, según un estudio de investigadores del hospital valenciano La Fe que
supone un cambio de paradigma a la hora de entender este trastorno, ya que
antepone las emociones a la conducta.
El Grupo de
Investigación de Perinatología del Instituto de Investigación Sanitaria de
La Fe evaluó la reacción de niños con y sin trastorno del espectro autista
ante expresiones faciales de diferentes emociones y ha concluido que el
autismo no se caracteriza por falta de empatía, sino por un exceso
de sensibilidad hacia las emociones de los demás.
Con los
datos y experiencias analizados en la investigación, se llega a la
conclusión de que el retraimiento
y el ensimismamiento de
los niños con autismo sería su manera de protegerseante
un entorno emocionalmente abrumador.
Según han
explicado a EFE fuentes de La Fe, esta postura dignifica los trastornos del
espectro del autista (TEA), cuyo Día
Mundial se celebra este
domingo, ya que estarían caracterizados por un exceso de sensibilidad hacia
las emociones y no por un defecto.
Los
trastornos del espectro autista son considerados alteraciones del
neurodesarrollo que pueden provocarproblemas
de interacción social, comunicacionales y conductualessignificativos;
hasta ahora, se ha tratado de modificar las conductas sociales atípicas de
los niños con autismo, cuyo origen creían que era falta de empatía.
Este estudio, sin embargo,
demuestra lo
contrario: que los niños con autismo tienen una excesiva empatía
cuando atienden las emociones de los demás y es, precisamente, esta vivencia
abrumadoralo
que les lleva al retraimiento y les impide comunicarse.
Un estudio revelador
La autora del artículo
'Deficiencias comunicacionales y la evitación de caras enfadadas en niños
con desorden de espectro autista' ('Communication deficits and avoidance of
angry faces in children with autism spectrum disorder') es la doctora en
Psicología Clínica Ana
García-Blanco, y ha sido
publicado en la revista científica 'Research in Developmental Disabilities'.
Junto con el equipo del Grupo de
Investigación de Perinatología y del servicio de Psiquiatría de La Fe,
García-Blanco evaluó a 30 niños y niñas con TEA, de entre 6 y 18 años, y a
otros 30 sin el trastorno.
Mediante una tarea informatizada, a
todos ellos se les presentaron expresiones de cara de tristeza, alegría,
enfado y neutras y se evaluó el modo
en el que atendían a estos rostros.
Las tareas informatizadas permiten
cuantificar las preferencias atencionales de forma indirecta, algo relevante
para los niños autistas, ya que no es necesario que verbalicen ninguna
información personal, opinión o valoración, sino solo responder a
determinados estímulos cuidadosamente seleccionados para activar las
preferencias atencionales específicas en su problema.
De esta manera se evalúa la
precisión y la velocidad en la respuesta, así como la conducta ocular y
otras medidas fisiológicas obtenidas durante la realización de la tarea.
Los resultados mostraron que los
rostros con carga emocional captaban la atención de todos los niños,
independientemente de si presentaban un TEA o no.
Sin embargo, cuando los niños
autistas eran capaces de ejercer control sobre su atención, preferían
evitar los rostros enfadados porque les generaban gran malestar, lo
que se asoció con los problemas de comunicación social que presentan estos
niños.
Las emociones captan la atención de
los niños con TEA de manera similar a los niños sin el trastorno pero, tan
pronto como identifican una emoción estresante, los autistas tienden a
evitarla para calmar el malestar que sienten.
Estas peculiaridades a la hora de atender y procesar las emociones podrían
ser un mecanismo subyacente a los problemas de comunicación social que
presentan estos niños y contradicen la tesis habitual que considera que la
conducta y los problemas cognitivos son el obstáculo que dificulta su
comunicación.
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