Cuando aparece una nueva enfermedad contagiosa, los
epidemiólogos consideran dos escenarios posibles: la erradicación o la
contención. El primer caso es el más deseable y consiste en detectar
rápidamente a todos los infectados y aislarlos hasta conseguir que el
virus desaparezca completamente de la circulación entre humanos.
Eso se consiguió con el coronavirus del SARS. Desde 2004
no ha vuelto a detectarse ningún caso en el mundo.
Al COVID-19 hemos llegado
demasiado tarde.
El nuevo coronavirus está ya
extendido por todo el mundo. No podremos erradicarlo. La única
estrategia viable es la contención.
Toda nuestra esperanza está
puesta en la vacuna. Pero ¿y si no logramos nunca una vacuna frente al
coronavirus?
Algunas razones para
ser optimista y pensar que SÍ conseguiremos desarrollar una vacuna:
- Nunca antes se han
invertido tantos recursos para obtener luchar contra una enfermedad.
Nunca antes ha existido una colaboración semejante entre
investigadores de todo el mundo. Hay más de 100 vacunas "candidatas"
en proceso de desarrollo.
- Las cuarentenas han
provocado un enorme daño económico y social. Todos los gobiernos son
muy conscientes de lo necesaria que es la vacuna.
- Quien obtenga una vacuna
ganará muchísimo dinero. Quizás suene algo cínico, pero así es.
- Además de los incentivos
económicos, el país que desarrolle la vacuna obtendrá una enorme
victoria geopolítica. Imaginemos que China desarrolla una vacuna y
demuestra a terceros países que funciona de manera efectiva. El
equilibrio de poderes en el mundo habrá cambiado para siempre. La
vacuna frente al coronavirus se ha convertido en el equivalente de
la "Carrera a la Luna".
Algunas razones para
ser pesimista y pensar que NO conseguiremos desarrollar una vacuna:
- Nunca hemos desarrollado
una vacuna para ninguno de los coronavirus humanos que conocemos. Y
sabemos que los coronavirus humanos existen desde hace décadas.
- Según va pasando el
tiempo, el virus podría ir sufriendo mutaciones (todos los virus
mutan) y hacer irrelevante cualquier vacuna que pudiésemos
desarrollar. Pensemos en el caso de la gripe, que cada año necesita
de una vacuna nueva. (Afortunadamente el coronavirus por ahora ha
mutado menos que el virus de la gripe).
- Llevamos 40 años
buscando una vacuna frente al virus del VIH, que provoca el SIDA, y
aún no lo hemos conseguido.
- La vacuna más rápida
jamás desarrollada fue la de las paperas, y se necesitaron 4 años.
Para el virus de la varicela fueron necesarios 28 años.
Exploremos algunos
escenarios posibles si no desarrollamos la vacuna.
Escenario 1: No
desarrollamos la vacuna, el virus sigue circulando indefinidamente, pero
no se generan "olas" tan dramáticas como la que hemos vivido. La
concienciación de la población es suficiente para tener controlado al
virus. Se producen algunos casos, pero siempre están contenidos.
Escenario 2: No
desarrollamos la vacuna, el virus sigue circulando indefinidamente, y sí
se generan "olas dramáticas" de contagio. Debemos acostumbrarnos a vivir
con "confinamientos severos" durante algunas semanas cada año.
Escenario 3: No
desarrollamos la vacuna, el virus sigue circulando indefinidamente, pero
sufre alguna mutación que lo convierte en un agente mucho menos letal.
(Los virus suelen sufrir mutaciones que los hacen menos letales porque
si su huésped ellos no tienen tampoco ningún futuro). El nuevo
coronavirus se convierte en un resfriado más (como otros coronavirus que
ya conocemos).