Óscar ha vivido en un centro de menores
durante 10 años. "Al principio -recuerda- no me adaptaba. Después me
acostumbré y, al cumplir los 18, me dio mucha pena irme. En la
escuela, a veces, sentía envidia de mis compañeros porque tenían una
familia de verdad. Me preguntaba cómo debía ser una relación real con
un padre que te quiera. Qué suerte, pensaba”.
Soufiane nació en una familia humilde en Tánger. Desde
pequeño dejó la escuela y se acostumbró a deambular por las calles.
Conoció a otros adolescentes que, como él, soñaban con huir hacia
Europa. Para conseguirlo, pasaban muchas horas en el puerto de Tánger,
esperando una oportunidad para esconderse debajo de un camión. Después
de dos años retando la suerte, llegó a Barcelona con 17 años recién
cumplidos.
Estos son algunos de los jóvenes
protagonistas de
Mira'm, una exposición que permite
visibilizar la realidad desconocida de los jóvenes extutelados.
Chicos y chicas que han estado bajo el sistema de protección de la
infancia porque han vivido una situación de gran dificultad en su
infancia y/o adolescencia.
Los jóvenes extutelados deben
hacer frente a un reto doblemente
difícil: emanciparse a los 18 años, mucho antes que su grupo
de iguales, y sobreponerse a las dificultades que tienen para
garantizar una buena emancipación, sin contar con el apoyo familiar,
con una red social muy reducida y sin los recursos necesarios.
Es una etapa complicada en la
que deben buscar piso o habitación, formarse, acceder a un trabajo y
mantenerlo, regularizar su documentación en algunos casos, manejar su
propia economía, esforzarse para tener una buena red de amigos,
comprender la propia historia y el entorno donde viven, convivir con
su pasado y saber construir el presente y, todo ello, sosteniéndose
emocionalmente.
Otra de estas jóvenes es
Loubna. Ella tuvo una infancia
feliz, con sus abuelos y dos primos, en un pueblo al sur de Tánger,
hasta que su padre decidió enviarla a servir en casa de una prima suya
que vivía en Alella (Barcelona). Un día le contó a su maestra las
condiciones en las que vivía y cómo la trataban.
Tras denunciar el caso, la llevaron a un
centro de menores. Tenía 16 años y estuvo allí hasta los 18.
Ahora trabaja en una tienda y está construyendo su propia familia.
También tiene una referente, Irina,
que es como su hermana mayor. Una amiga que la ayuda a construir su
vida en Barcelona.
Sin una red de apoyo propia, la emancipación se realiza con pocas
garantías de que los jóvenes hayan conseguido en ese momento
el nivel de autonomía suficiente. Esto, lógicamente, los sitúa en una
clara situación de vulnerabilidad.
Por ello, necesitan un apoyo,
unas relaciones que les ayuden
a potenciar las propias capacidades, que les reconozcan, que les
acompañen a creer en ellos, y que les aporten aprendizajes para la
autonomía. Son estas relaciones las que les ayudarán a construir su
emancipación con más garantías.
Relaciones en las que contar con alguien, signifique contar
para alguien. Estas son las que promovemos desde la mentoría social,
con el proyecto Referents de la
Associació Punt de Referència. El proyecto cuenta con la
participación de voluntariado que, con el apoyo profesional adecuado,
se convierten en referentes de estos jóvenes.
La mentoría social
promueve la implicación ciudadana a través de la construcción de
relaciones comprometidas y responsables para incidir desde el día a
día en las situaciones de vulnerabilidad, como la de los jóvenes
extutelados. Óscar, Soufiane y Loubna cuentan con una persona
referente. ¡Tú también puedes ser referente para otros jóvenes!
Infórmate en
info@puntdereferencia.org.