Los niños y
adolescentes sufren una desproporcionada desigualdad, con
respecto a los adultos, en los principales indicadores de
desarrollo humano.
Entre esos indicadores figuran el acceso a la salud, a la
educación, a una buena nutrición, a la protección y a servicios
básicos como agua y saneamiento, según un informe publicado por
Unicef con motivo del Día Internacional del Niño que mide
los progresos que han obtenido los niños en desarrollo humano en
los últimos veinticinco años. Asimismo, el estudio prueba que los
menores son víctimas predilectas de la desigualdad.
Según los datos recogidos y analizados por los expertos del
organismo de las Naciones Unidas, los actuales índices de
progreso son insuficientes para poner fin en 2030 a las brechas de
desigualdad que afectan a los niños.
La comunidad internacional se ha trazado recientemente nuevas
metas de desarrollo de aquí a 2030, entre las que figura la
erradicación del hambre y la reducción de las desigualdades
sociales.
Según Unicef, la evolución actual indica que por el crecimiento
demográfico en las regiones que han mostrado los peores
resultados, la cifra de niñas y niños fuera de la escuela será
la misma en 2030 que ahora.
"Las pruebas demuestran que el aumento de las desigualdades en
ámbitos fundamentales como la educación puede incrementar el
riesgo de conflicto", señala el informe titulado Para cada niño
una oportunidad.
África, la excepción
De los datos
que ofrece Unicef en el ámbito de la salud destaca la proyección
que indica que 5,9 millones de niños morirán este año antes de
cumplir cinco años, con tasas de mortalidad que varían ampliamente
dentro de los países de ingresos medios y bajos.
Los factores que más influyen son la ubicación del hogar, la
riqueza y el nivel educativo de la madre.
En zonas rurales la mortalidad antes de los cinco año es 1,7
veces mayor que en la urbana y 2,7 mayor con una madre sin
instrucción.
La brecha de equidad entre los hogares más pobres y más ricos se
redujo en todas las regiones en el periodo 1990-2015, con
excepción de África subsahariana.
Por otra parte, de los 159 millones de niños menores de cinco años
que presentan retraso de crecimiento, casi la mitad vive en
Asia y un tercio en África.
Un dato paradójico que aporta el organismo es que mientras el
número de niños con bajo peso y retraso de crecimiento ha
disminuido desde 1990 en dos quintas partes, el número de niños
con sobrepeso ha aumentado en un tercio.
La tasa mundial de escolarización primaria ha llegado al 90%,
pero unos 59 millones de niños todavía no gozan de este derecho y
un tercio de niños del mundo en edad de ir a la escuela secundaria
están al margen de ella en los países menos adelantados.
De manera general, los niños de los hogares más pobres tienen
cinco veces más probabilidades de no ir a la escuela que los que
provienen de los hogares más favorecidos.
En otro ámbito, la proporción de niñas casadas (antes de
los 18 años) pasó de una a cada tres en 1990 a una de cada cuatro
actualmente, y estos casos se redujeron a casi la mitad en Oriente
Medio y África del norte en las últimas dos décadas.
A pesar de ello, si las tasas actuales se mantienen, el número de
niñas casadas pasará de 15 millones hoy en día a 16,5 millones en
2030.
Al mismo tiempo, Unicef precisó que sólo el 8% de niños y niñas
del mundo viven en países cuyas leyes los protegen del castigo
corporal.
Según su análisis, cuatro de cada cinco niños entre los dos y
catorce años fueron sometidos a una disciplina violenta dentro del
hogar