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PUNTO
Y SEGUIDO
NAZANÍN ARMANIANArabia Saudí, donde la mitad de la población es ‘discapacitada’
8 de marzo de
2017
En este país
cuya bandera está adornada con un arma, y que lleva el nombre de la dinastía
tribal que lo fundó (gracias a los colonialistas británicos), las mujeres
como género necesitan por ley un tutor, que además debe ser varón. No les
salva de esta humillación ni ser doctora en filosofía o en tecnología punta
ni millonaria. Arabia ocupaba en 2014 el puesto 134 entre 142 países del
Informe sobre la Brecha Mundial de Género (España tiene el número 29). Esta
brecha ha ido aumentando en los últimos años.
En 2017, por primera vez en su historia, la teocracia islámica de Riad ha
autorizado la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora para
lavar su cara. ¿Cómo pueden hacerse oír y cambiar el sistema, las mujeres de
un país que junto con Estados Unidoses el
principal patrocinador del terrorismo misógino de
Al Qaeda, Taliban y el Daesh y que ha prohibido todas las formas de
organizarse? El Partido Comunista, que siempre fue ilegal y perseguido,
aceptó disolverse en 1991 a cambio de la liberación de varios de sus presos
políticos, algo absolutamente inaudito entre las fuerzas de izquierda del
mundo.
Apartheid de género
La dictadura
saudí utiliza la religión y la estrategia de “divide y vencerás” para
mantener el control sobre la población. En nombre de Dios ha legitimado las
desigualdades entre las clases sociales, entre los inmigrantes y los nativos
y, sobre todo, entre los hombres y las mujeres. En la nación más segregada
por género del mundo,a
ellas se les impide:
-
Tener el estatus de ser humano
“completo”. Son consideradas subgénero,
algo parecido al Untermensch
(subhumano) alemán. Para sobrevivir en éste sistema político, la
mujer necesita ser tutelada por un hombre para sobrevivir.
-
Trabajar, estudiar, viajar,
enamorarse o casarse sin permiso.
-
Estudiar en diversas carreras
“masculinas” universitarias, como las ingenierías.
-
Divorciarse cuando se le acaba el
amor, si lo hubo en el matrimonio forzoso y concertado que tuvo.
-
Practicar la poliandria (pues,
los hombres practican la poliginia).
-
Ser tutora de sus hijos.
-
Cantar, bailar, vestirse como
quiera, soltar una carcajada en público, vivir sola, pasear sola…
-
Usar las piscinas públicas, mientras
en Occidente, los y las fundamentalistas tiene lamisión
de forzar a las autoridades
a que se les permitan entrar en las piscinas con burquini.
-
Manifestar alegría y júbilo,
utilizar colores vivos en su abaya.
-
Abrir una cuenta bancaria (¡pero
puede invertir en la bolsa!).
-
Participar en la vida pública y
política.
-
Ni mucho menos intercambiar ideas
y opiniones con la otra mitad de la población.
-
Conducir vehículos. El fracaso de
las campañas de las feministas de Arabia en contra de esta norma, se debe
a que las autoridades son conscientes de que el objetivo de las mujeres,
más que conducir, es conseguir un derecho, que podría agrietar la
estructura totalitaria del país, planteando más demandas.
Desde hace unos años, las
mujeres ya pueden ir al médico sin sus guardianes: Cuando un sistema político
como el Saudi arrebata los derechos fundamentales a toda una nación, presenta
este tipo de “cesiones
no esenciales” como “avance
social” para el agrado de sus aliados occidentales, que de vergüenza ya no saben
cómo presionar a los jeques para que al menos guarden las apariencias.
Uno de sus
clérigos propuso que para paliar esta situación y para que las mujeres
puedan compartir el mismo espacio que los hombres, sin
caer en pecado, pueden amamantarlos, y así crear unos lazos
materno-filiales. No entremos en los detalles pornográficos de las
discusiones que generó este antiguo edicto religioso: las mentes más moralistas suelen
ser las más enfermas y perversas.
La pedofilia es legal
Miles de
niñas, incluso de 7-8 años, son entregadas en matrimonio por su padre, a
cambio de dinero: cuanta más niña, más cotizada. La primera causa de esta
venta de hijas es la pobreza de familias que mientras caminan sobre un mar
de Oro Negro, no tienen agua corriente ni luz. Aunque algunos jueces se han
opuesto a ésta formas tan aberrantes de la violencia de género – que mata
cada año de decenas de niñas por la hemorragia causa de las violaciones del
“esposo” o en el primer parto a los 12-13 años-, la ley considera un delito
la desobediencia filial.
Las esclavas
Se
desconoce qué porcentaje de los 6 a 10 millones de inmigrantes que realizan
los trabajos más duros y más “bajos” de Arabia, son mujeres. Huyendo de la
pobreza más absoluta, las mujeres que procedentes de Bangladesh, Etiopía,
Indonesia, Filipinas y Sri Lanka, trabajan de sirvientes. La mayoría no
pueden ni salir de la prisión que se convierte las casas de sus amos, ya que
necesitan “guardián
varón” para hacerlo, sus
pasaportes son retenidos, y son objetos de abusos sexuales por los amos.
Para denunciar una violación deben testificar en su favor cuatro personas,
que sean hombres, y además musulmanes. A ello se añade el problema de
idioma: la mayoría de los “musulmanes” del mundo no hablan el árabe. En
enero del 2015 el régimen decapitó a la ciudadana birmana Lausa Bint
Muttalib Basin acusada de asesinato. Sus gritos y llantos de “yo
no lo he hecho” no llegaron a los oídos tapados de los jueces.
La crisis
económica que atraviesa el país, es el pretexto del gobierno para expulsar
a 4 millones de inmigrantes. El gobierno de Etiopía ha anunciado
facilitar el regreso de 200.000 de sus mujeres que trabajaban en Arabia en
las tareas domésticas. Los activistas pro derechos humanos, hombres y
mujeres son acusados de “atentar contra la seguridad nacional” para así
imposibilitar que se defiendan.
Las
profundas contradicciones sociales que vive la sociedad de Arabia, lejos de
ir solucionándose con míseras concesiones, se agravan. Arabia Saudí es un
“proyecto” inviable: la situación de sus mujeres así lo confirma.
Biografía
Dejé la mitad de mi vida en mis tierras persas, y cuando aterricé en
esta península de acogida, entrañable plataforma de reclamo de pan y
paz para todos, me puse a ejercer el desconcertante oficio de
exiliado: conocer, aprender, admirar, transmitir, revelar y denunciar,
estos últimos aprovechando las clases de la Universidad, los medios de
comunicación y una docena de libros como 'Robaiyat de Omar Jayyam'
(DVD ediciones, 2004), 'Kurdistán, el país inexistente' (Flor del
viento, 2005), 'Irak, Afganistán e Irán, 40 respuestas al conflicto de
Oriente Próximo' (Lengua de Trapo, 2007) y 'El Islam sin velo'
(Bronce, 2009). |
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