Somos más de 450 familias que hemos luchado a diario
contra las teorías absurdas que, sin base ninguna, negaban a la existencia
de nuestros hijos e hijas
Hay quien defiende esa teoría
que asegura que, una mentira repetida muchas veces acaba convirtiéndose en una
verdad, como recordábamos desde la página web deChrysallis.
Y, aunque la mentira sea ridícula y carente de cualquier base, hay
organizaciones que no dudan en seguir dándole duro, invirtiendo su dinero (o el
de las incautas personas que hacen donaciones y las sociedades no tan secretas
que están detrás) y su tiempo en intentar adoctrinar a quien se les ponga a
tiro.
Esto
mismo es lo que ha sucedido esta semana, cuando una asociación de sobra
conocida por sus acciones sin sentido en contra de los derechos
fundamentales de diversos colectivos, ha decidido sacar a la calle y
pasear por diferentes ciudades del estado un autobús pintado de naranja
(muy apropiado utilizar el color corporativo de nuestra asociación)
cargado con mensajes tránsfobos y excluyentes.
La
campaña no ha tardado más que unas horas en tener repercusión a todos los
niveles, pero ¿realmente han alcanzado el objetivo que perseguían? No es
la primera vez que hacen algo similar (recordemos el envío masivo de
panfletos propagandísticos a los centros educativos incluyendo imágenes
del material didáctico de Chrysallis EH) y nos quedamos con el regustillo
de que pareciera ser que algo no les fue bien del todo.
Aunque
podamos intuir que su objetivo final no es el que pregonan y que éste está
vinculado a otros asuntos, relacionados más con las cuestiones del poder
que del vivir, al final, no nos va a quedar más remedio que agradecerles
la gran labor social que hacen consiguiendo recabar el apoyo total,
absoluto y tajante que las instituciones, la política y la sociedad en
general, ha mostrado a las personas transexuales, particularmente a
aquellas menores de edad, en apenas 48 horas.
En
Chrysallis sabemos perfectamente lo que es luchar porque lo hacemos a
diario, de manera dura, pero siempre limpia, por el pleno reconocimiento
de los derechos fundamentales de las, los y les menores transexuales y
vamos a seguir haciéndolo, a pesar de los intentos fallidos de desviar
nuestra atención.
Somos más de 450 familias las que hemos pasado por la asociación en estos
tres años y medio. Todas hemos acompañado libremente las identidades de
nuestras hijas e hijos, todas hemos superado las limitaciones
burocráticas, administrativas y sociales. Todas hemos crecido con esta
realidad que nos ha ofrecido la posibilidad de abrir los ojos, de
deconstruir las teorías absurdas que, sin base ninguna, negaban a la
existencia de nuestras hijas e hijos. Huelga decir que no nos van a parar,
ni en autobús, ni a golpe de yunque.