Rebelión
https://rebelion.org/miles-de-millones-de-ninos-castigados-por-la-pandemia/
Miles de millones de niños castigados
por la pandemia
Vijay Prashad
27 de junio 2020/ Mundo
Fuentes: CounterPunch - Traducido del
inglés para Rebelión por Sinfo Fernández -
fotografía: amslerPIX /
CC BY 2.0
El “gran
cierre” persiste mes tras mes. El virus prosigue su
marcha por todo el mundo; la enfermedad continúa
infectando personas y arrancando vidas. La
incertidumbre nos afecta a todos, sin saber si se ha
alcanzado el pico de la enfermedad y si el “gran
cierre” se levantará pronto y si lo hará lentamente.
En lugares como Brasil, India y Estados Unidos,
gobiernos irresponsables e incompetentes están
ansiosos por abrir todos los sectores para impulsar
la actividad económica; no parecen preocuparse por
romper la cadena de la infección. El presidente de
Estados Unidos, Donald Trump, dijo que
quería que las pruebas se ralentizaran, una
peligrosa declaración que va en contra de todos los
consejos de la Organización Mundial de la Salud. No
tiene sentido terminar con el “gran cierre” si la
apertura no va a conseguir más que seguir infectando
a las personas y evitar un final adecuado de la
pandemia.
Hay
cifras inmensas de víctimas de este “gran cierre”.
Los ingresos se han derrumbado para la mitad de la
población mundial, mientras que las tasas del hambre
van en aumento. Pero hay otras bajas, otras
víctimas, de las que a menudo nos acordamos menos.
Brecha digital
Los
padres de todo el mundo se han visto sorprendidos
por el cierre de escuelas. Sus hijos han tenido que
permanecer en casa, experimentando con diferentes
formas de educación en el hogar. Las escuelas han cerrado en
191 países, con al menos 1.500 millones de
estudiantes y 63 millones de maestros de primaria y
secundaria fuera de las aulas. Donde se dispone
ampliamente de Internet, los niños han podido seguir
sus estudios a través de plataformas digitales,
aunque el carácter de ese aprendizaje pueda ser
dudoso. La concentración ha
disminuido y la profundidad de la experiencia
educativa se ha vuelto superficial.
Donde no
se dispone de Internet, los niños no han podido
continuar con sus estudios. Un estudio de
UNICEF de 2017 mostraba que el 29% de los jóvenes en
todo el mundo no disponen de conexión con Internet;
en el continente africano, el 60% de los niños no
están conectados, en comparación con el 4% de los
niños europeos.
Muchos
de esos niños pueden conectarse a través de un
teléfono haciendo uso de datos celulares que les
resultan muy costosos; no tienen ordenador ni
conexiones inalámbricas a Internet en el hogar. Un estudio reciente
de la UNESCO descubrió que la mitad de los niños que
no están en un aula, es decir, 830 millones de
estudiantes, no tienen acceso a un ordenador; más
del 40% de los niños no tienen Internet en casa. En
África subsahariana, casi el 90% de los estudiantes
no tienen ordenador en casa y el 82% no puede
conectarse a través de banda ancha. La brecha
digital es real y continúa impactando en las
oportunidades educativas de los niños durante esta
pandemia.
No está
nada claro que estos niños puedan regresar a la
escuela pronto. Se están estudiando formas creativas
para continuar el aprendizaje a distancia, como el
uso de estaciones de radio y canales de televisión
comunitarios. Pero no ha habido voluntad de imponer
un mandato para una programación educativa en
canales privados de televisión y emisoras de radio.
Violencia
En
junio, la OMS, junto con otras agencias de la ONU,
lanzó un estudio trascendental:
«Informe Global sobre la Prevención de la Violencia
contra los Niños 2020». Lamentablemente, este
estudio, como la mayor parte de las informaciones
sobre la situación de los niños en nuestro tiempo,
no ha recibido prácticamente la cobertura de los
medios.
Los
datos sobre la violencia contra los niños antes del
gran confinamiento son impactantes. Uno de cada dos
niños de 2 a 17 años sufre cada año alguna forma de
violencia. Un tercio de los estudiantes entre las
edades de 11 y 15 años fueron intimidados por sus
compañeros durante el último mes, mientras que
aproximadamente 120 millones de niñas han sufrido
algún abuso sexual antes de los 20 años (es
importante tener en cuenta que no hay números
globales sobre las tasas de violencia sexual contra
los niños). El informe ofrece
la primera cifra mundial de homicidios en niños
menores de 18 años; en 2017: 40.000 niños fueron
víctimas de homicidio. Existen leyes en el 88%
de los países del mundo que prohíben todas estas
atrocidades; sin embargo, las tasas de información
son bajas, y en al menos el 47% de los países, esas
leyes se aplican de forma miserable.
El
estudio de la OMS dice que las tasas de violencia
contra los niños han aumentado durante la pandemia y
que tal violencia “va a tener, probablemente,
consecuencias negativas duraderas». En muchos
países, como Estados Unidos, hay una disminución en
la notificación de casos de abuso infantil a los
servicios de protección infantil. Esto, argumentan
los autores del estudio, se debe a que los
“proveedores esenciales de servicios comunitarios,
como los maestros, trabajadores sociales,
enfermeras, médicos, que en circunstancias normales
reconocerían los signos de abuso, ya no tienen
contacto directo con los niños y, por lo tanto, no
pueden denunciar las sospechas de abuso”. En el
Reino Unido, las llamadas a la Sociedad Nacional
para la Prevención de la Crueldad contra los Niños
han aumentado en un 20%.
Las
restricciones al movimiento, desempleo, aislamiento,
hacinamiento y otros factores, señala el informe,
“han aumentado los niveles de estrés y ansiedad en
padres, cuidadores e hijos”. Para aquellos hogares
donde la violencia familiar es ya un problema, es un
escenario de pesadilla. “Las medidas para quedarse
en casa han limitado las fuentes habituales de apoyo
para familias e individuos, ya sean amigos,
familiares o profesionales, erosionando aún más su
capacidad para hacer frente con éxito a las crisis y
nuevas rutinas de la vida cotidiana”. En su artículo
en The Atlantic, Ashley Fetters y Olga
Khazan dicen que esta es “la peor situación
imaginable para la violencia familiar”.
Soluciones
Mientras
el “gran cierre” prosiga, no hay buenas soluciones
para la brecha digital o la violencia dentro de los
hogares. Sin un sector público robusto que invierta
en el acceso gratuito y universal a Internet y
proporcione un ordenador a cada niño, no habrá un
avance real sobre la brecha digital.
Del
mismo modo, a menos que los gobiernos transformen
sus sistemas de salud pública y sus programas de
trabajadores sociales para que puedan tener un
contacto frecuente con los hogares de las
comunidades, no habrá una forma real de identificar
casos de abuso infantil para proteger a los niños.
Ninguna
privatización o filantropía puede resolver los
problemas de la brecha digital y la violencia contra
los niños. Lo que se necesita son programas bien
financiados por un Estado descentralizado pero
fuerte, con wifi gratuito y oficinas de salud
pública y trabajo social en el vecindario. En un
mundo posterior a la COVID-19, tales demandas
políticas deberían estar en boca de todo el mundo.
Es el único enfoque que podrá brindar protección a
los niños.
Vijay Prashad es historiador y periodista, de origen
indio. Ha sido profesor del Trinity College y
actualmente es director del Instituto Tricontinental
en Delhi. Es autor de numerosas obras, entre ellas: The
Darker Nations: A People’s History of the Third
World and The Poorer Nations: A Possible History of
the Global South, No Free Left: The Futures of
Indian Communism (New Delhi,
LeftWord, 2015) y Red Star Over
the Third World (LeftWord,
2017).
Fuente: https://www.counterpunch.org/2020/06/23/billions-of-children-are-being-punished-by-the-pandemic/
Esta traducción puede reproducirse libremente a
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