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http://www.publico.es/internacional/najat-ikhich-huir-propia-boda-luchar-matrimonio-infantil.html
Najat Ikhich, de huir de su propia boda a luchar contra el
matrimonio infantil
Najat, una de las activistas
más reconocidas de Marruecos, recorre el país con una caravana para
concienciar a mayores y pequeñas sobre las bodas forzadas, que afectan cada
año a 15 millones de niñas en todo el mundo.
Najat Ikhich, durante una de sus charlas. - FUNDACIÓN YTTO
23/02/2018
FÁTIMA SUBEH MARZO
"El
primer enfrentamiento con el dominio masculino en mi familia lo tuve cuando
mi padre se negó a matricularme en la escuela. Yo tenía siete años". Fue
entonces cuando Najat Ikhich experimentó por primera vez la
discriminación de género y decidió, siendo apenas una niña, combatirlo.
Movilizó a todo el vecindario, especialmente a las personas influyentes en
la vida de su padre, y, al cabo de dos semanas, logró reunirse con sus
amigos del barrio para ir al colegio. Esta activista marroquí lleva años
luchando por el empoderamiento de las mujeres en Marruecos y se ha
convertido en una de las activistas más reconocidas del país vecino.
Najat, siendo una
adolescente de 15 años, se negó a contraer matrimonio con su primo. A pesar
de las dificultades ─le costó el repudio de madre durante mucho tiempo─, la
joven lo tenía claro: "No iba a someterme a unas reglas que iban a
destrozarme por completo, que arruinarían mi vida. Me comprometí conmigo
misma a pelear sin descanso por continuar mis estudios y a formarme en
mi lucha como mujer, en esta sociedad que no me reconoce como a un ser
humano con plenos derechos", explica Najat.
"No iba a someterme a
unas reglas que iban a destrozarme por completo, que arruinarían mi vida"
Según datos de UNICEF,
cada año 15 millones de niñas son obligadas a contraer matrimonio forzado. O
lo que es lo mismo, 41.000 al día. A este ritmo, este problema afectará a
más de 140 millones de niñas menores de 18 años en 2020, según la ONG
Plan Internacional. Actualmente el matrimonio infantil en Marruecos es
ilegal. Pero los puntos 20 y 21 del código de familia permiten la legalidad
de los casamientos entre jóvenes menores de edad siempre y cuando se
presente un examen médico y una investigación social del entorno de ambos.
Estas dos cláusulas, que deberían ser utilizadas para casos excepcionales,
es lo que utilizan algunos jueces para legalizar matrimonios infantiles.
En las zonas rurales,
especialmente del atlas marroquí, la cordillera montañosa que recorre el
noroeste africano, donde hay un porcentaje alto de analfabetismo y
pobreza, y donde los estereotipos de género están profundamente
arraigados, el matrimonio precoz de las hijas se ha convertido en una forma
de mejorar las condiciones económicas de las familias. En los pueblos,
cuando los niños acaban sus estudios primarios, los varones empiezan a
trabajar y a muchas niñas se las ofrece en matrimonios concertados. Así,
dejan de suponer un gasto familiar más.
El plan CARAVAN
funciona desde 2008. - FUNDACIÓN YTTO
Al terminar sus
estudios, Najat Ikhich fundó la Asociación Marroquí de Derechos Humanos y
más tarde, la
Fundación YTTO. Esta última se dedica a luchar contra la violencia, la
discriminación y la pobreza que sufren las mujeres en Marruecos. El centro
también se ocupa del asesoramiento legal a estas mujeres y la formación
de "jóvenes transmisores feministas".
Dentro de la asociación,
uno de sus proyectos más importantes, es el plan CARAVAN, que
funciona desde 2008, y con el que Najat recorre los pueblos y aldeas más
humildes de Marruecos junto a un equipo de psicólogos, médicos, trabajadores
sociales y abogados. Se llevan a cabo controles de salud, mientras el equipo
jurídico se encarga de asesorar sobre la legalidad de los matrimonios
infantiles y los derechos de las niñas. Los trabajadores sociales organizan
coloquios e invitan a las mujeres y las adolescentes a compartir sus
experiencias personales y a debatir sobre cuestiones relacionadas con el
feminismo. Y aunque, según la activista queda mucho por hacer, el grupo de
profesionales ha alcanzado grandes logros en materia de igualdad desde
que el proyecto se pusiera en marcha hace diez años.
"En Marruecos, lo
normal es que a los 20-25 años ya estés casada. Cuando cumples los 30 ya
eres considerada una mujer mayor para
el matrimonio"
Hadiya Abbas es una
joven española de origen marroquí que se mudó junto a su familia a un pueblo
de la sierra madrileña, Valdemorillo, hace ya 13 años. Ahora ha cumplido los
20 y está estudiando un grado superior de ADE (Administración y Dirección de
Empresas). No tiene ninguna intención de casarse por el momentoporque
quiere "luchar por su futuro", según dice. En opinión de la estudiante,
la sociedad magrebí ha evolucionado en los últimos años con respecto al
matrimonio infantil y recuerda que durante la generación de su madre lo más
habitual era que la mayoría de niñas fueran casadas mucho antes de cumplir
los 18 años. "Pero ahora las cosas han cambiado", continúa.
A ella también la
propusieron matrimonio siendo una adolescente: "Depende mucho de la familia
en la que nazcas y sus circunstancias. Cuando tenía 16 años los
familiares de varios chicos vinieron a preguntar si quería casarme con sus
hijos. Mi padre les contestó que no, que aún era muy joven y debía
seguir estudiando", asegura. Aunque reconoce los avances, no se siente
optimista en cuanto a que desaparezcan los prejuicios contra aquellas
mujeres que deciden casarse a una edad más tardía: "En Marruecos, lo normal
es que las mujeres entre los 20-25 años ya estén casadas. Cuando cumples los
30 ya eres considerada una mujer mayor para el matrimonio. En el caso de los
hombres es diferente, claro. Y no creo que esa percepción vaya a cambiar.
Por lo menos, no en mucho tiempo. El avance está estancado y así se va a
quedar".
Según datos de
UNICEF, cada año 15 millones de niñas son obligadas a contraer
matrimonio forzado. - FUNDACIÓN YTTO
Marruecos sigue
avanzando en cuestiones de género, gracias, sobre todo, a la lucha feminista
de mujeres como Najat Ikhich. Pero aún falta mucho camino por recorrer en
uno de los países donde las mujeres sufren más discriminación. El código de
familia (Mudawana), que entró en vigor en 1958 y tuvo como referentes el
Corán y la Sunna, situaba a las mujeres en una posición de subordinación
y de discriminación legal. Las esposas tenían la obligación legal de
obediencia a su marido y se encontraban bajo la tutela de algún miembro
masculino de la familia. A partir de ese momento, comenzó a gestarse el
movimiento feminista marroquí. En 2004 se consiguió reformar la antigua
Mudawa y suprimir algunas de estas leyes discriminatorias y sexistas.
El código de familia (Mudawana),
que entró en vigor en 1958, situaba a las mujeres en una posición de
subordinación y de discriminación legal
En sus años de
universidad en Casablanca, Najat se convirtió en una parte importante del
movimiento feminista que estaba en expansión y que consiguió unir a muchas
mujeres marroquíes en la lucha por la igualdad. "Mis relaciones con el
resto de mujeres activistas han forjado mi personalidad. Son esas
historias de esas mujeres, con las que tengo el honor de codearme en los
círculos de la militancia política y feminista desde los años 70, las que me
han convertido en la mujer que soy a día de hoy", reflexiona.
El caso de la
adolescente Amina Filali alentó a cientos de grupos activistas y pro-derechos
humanos y a parte de la sociedad civil a movilizarse hasta que, en 2014, el
artículo 475 de la constitución que permitía a los violadores evitar la
cárcel a cambio de contraer matrimonio con la víctima, fue suprimido. La
joven Filali, obligada a casarse con su agresor sexual, se suicidó
ingiriendo matarratas y murió horas después de ser trasladada al hospital.
Muchas veces Najat se pregunta qué hubiera sido de
ella si su familia no hubiese abandonado su pueblo de origen, Ait Ourir, a
unos 30 kilómetros de Marrakech, para instalarse en Casablanca. "Habría sido
analfabeta, hubiera tenido al menos seis o siete hijos como mi madre y me
hubiera dedicado a recoger el agua de las montañas y la hierba para dar de
comer a mis cabras. Pero el curso de la historia quería algo diferente
para mí", concluye la activista.
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