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Humsa al Bqai'a, la aldea palestina que Israel lleva meses intentando borrar
del mapa
Israel ha
aumentado las demoliciones de construcciones palestinas durante la pandemia,
incumpliendo un compromiso que hizo en abril por la crisis sanitaria. En
2020, destruyó 851 estructuras, un 36% más que el año anterior, según la ONU

Una mujer se lamenta ante la
demolición de su casa el pasado 1 de marzo situada cerca de la ciudad de
Hebrón, dentro del Área C, en el cual Israel tiene un elevado control.
Mosab Shawer / APA Images via ZUMA / DPA
Javier Biosca Azcoiti,
21 de marzo 2021
El pasado 3 de noviembre, dos bulldozers y dos excavadoras
llegaron escoltados por el ejército israelí dispuestos a arrasar la aldea
beduina palestina de Humsa al Bqai’a, situada en el Valle del Jordán, en
Cisjordania. Derribaron 18 tiendas y casetas en las que
se alojaban 73 personas, incluidos 41 menores. El 75% de la comunidad perdió
su hogar, según la ONU. También derribaron otras 29 tiendas para el ganado, tres
almacenes, nueve carpas utilizadas como cocinas, 10 baños portátiles, 10
corrales, 23 depósitos de agua y dos paneles solares, entre otros. Fue la mayor
operación de demolición en más de una década.
Israel tiene a Humsa al
Bqai’a en el punto de mira y el mes pasado repitió la operación hasta en
cinco ocasiones los días 1, 3, 8, 16 y 22 de febrero. En total, entre
noviembre y febrero, Israel ha destruido o confiscado 165 estructuras y
desplazando a 311 personas de Humsa al Bqai’a (la cifra suma todas las veces
que una misma persona ha sido expulsada). Además, buena parte de la
infraestructura destruida y confiscada había sido donada a los palestinos
como asistencia humanitaria, entre otros por la Unión Europea y sus Estados
miembros.
"Es una aldea beduina
tradicional en territorio ocupado que depende de sus casas tradicionales,
sus rebaños y sus depósitos de agua para su cobijo, su seguridad alimenticia
y su supervivencia económica", señalaron a principios de marzo el relator
especial de la ONU sobre la situación de derechos humanos en el territorio
palestino ocupado desde 1967, Michael Lynk, y el relator sobre el derecho a
una vivienda adecuada, Balakridhnan Rajagopal. "Separar a esta gente de sus
tierras y sus casas es particularmente punitivo dado el duro invierno al que
se están enfrentando y el peligro siempre presente de una pandemia global".
La explicación que ha dado
Israel para justificar sus operaciones en Humsa al Bqai’a es que la aldea se
sitúa sobre una zona de tiro para la formación de militares israelíes. "En
las últimas semanas, el personal de la Administración Civil ha mantenido
varias reuniones con los residentes palestinos de Khirbat Humsa y les
explicó el peligro de permanecer dentro del área de prácticas militares y
les ofreció un espacio alternativo fuera de él", señala a elDiario.es una
fuente de la embajada israelí en España.
"La razón de esta medida es
evitar situaciones de peligro para los habitantes de la zona. En cualquier
caso, las carpas se habían instalado de forma ilegal y sin los permisos
necesarios. A pesar de la oferta, los residentes se negaron a trasladarlas",
añade la misma fuente, que dice que las carpas se confiscaron porque los
residentes se negaron a abandonar la zona. "El decomiso, debidamente
autorizado, se ejecutó conforme al procedimiento correspondiente".
El activista israelí Jeff
Halper, fundador de la organización Israeli Committee Against House
Demolitions (comité israelí contra la demolición de casas), ha pasado buena
parte de su vida promoviendo la resistencia pacífica e intentando parar este
tipo de operaciones poniéndose delante de las excavadoras. "La demolición de
casas no tiene nada que ver en absoluto con la seguridad", dice.
"Con Hamsa al Bqai’a dicen
que es una zona de tiro, pero eso solo es una excusa. En la gran mayoría
casos se demuelen porque no obtienen permisos para construir, pero cuando
quieren deshacerse de aldeas enteras, lo que hacen es declarar el territorio
como zona de tiro y entonces utilizan la seguridad como justificación para
eliminar estas comunidades. En realidad no tiene nada que ver con
seguridad", denuncia Halper.
Desde los años 70, Israel ha declarado alrededor del 18% de Cisjordania como
"zonas de tiro" para entrenamiento militar. Esto se da sobre el
territorio designado como Área C –el de mayor control israelí–, que
representa el 60% de todo Cisjordania. Alrededor del 30% del Área C ya es un
campo de tiro para Israel. En este sentido, Humsa al Bqai’a es una de las 38
comunidades beduinas que han quedado atrapadas en estas zonas de
entrenamiento militar. En total, son alrededor de 6.200 palestinos los que
están en esta situación.
"Son algunas de las
comunidades más vulnerables de Cisjordania, con acceso limitado a servicios
educativos y sanitarios, agua e infraestructura de saneamiento y
electricidad",
señala la OCHA (Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de
Asuntos Humanitarios). La aldea de Humsa al Bqai’a tiene su origen en el
desplazamiento provocado por la primera guerra árabe-israelí de 1948. Desde
entonces, la comunidad se ha ido asentando gradualmente "debido a la
expansión de los asentamientos israelíes y a las restricciones impuestas en
el acceso a sus tierras de pasto",
señala el organismo de la ONU.
"El objetivo real es tomar la
tierra. Primero se quita y luego se entrega a los asentamientos israelíes",
dice Halper. "Están atacando todo Cisjordania, pero el Valle del Jordán es
el principal objetivo porque Israel quiere limpiarlo para asentamientos
israelíes y de esa forma rodear a la población Palestina. Las zonas A y B
–de mayor control palestino– quedan en el centro y así lo dominas
geográficamente".
"Los hogares y las
pertenencias de las familias que viven ahí fueron demolidas o confiscadas
cinco veces desde principios de febrero. Tiendas, comida, depósitos de agua
y pienso para el ganado han sido confiscados a pesar de las repetidas
peticiones de la comunidad internacional para frenar estas acciones y
cumplir con la legislación internacional", señaló Lynn Hastings, coordinador
humanitario para el territorio ocupado palestino de la OCHA,
tras la operación del 22 de febrero.
Aumento de las
demoliciones durante la pandemia
Israel ha aumentado
considerablemente las demoliciones durante la pandemia de coronavirus,
incumpliendo una
promesa que había hecho al inicio de la crisis sanitaria. En abril de
2020, la Administración Civil prometió que no derribaría "edificios
habitados" y que se esforzaría en "reducir la tensión con la población
palestina".
En 2020, sin embargo,
destruyó 851 estructuras, un 36% más que el año anterior,
según datos de OCHA. De hecho, es la segunda cifra más alta desde hace
12 años. En 2021, las autoridades israelíes ya han derribado 273
estructuras, 100 de ellas financiadas por donantes internacionales, lo que
también representa un mayor ritmo de demoliciones que en 2020 (alrededor de
un 28% más).
"La política de las
autoridades israelíes de demoler construcciones palestinas ha continuado
incluso durante el brote de COVID-19. Como resultado, muchos palestinos se
han quedado sin casa y muchos han perdido acceso a servicios y a su
sustento", señaló en septiembre Jamie McGoldrick, coordinador humanitario de
la ONU en Palestina. "La destrucción de propiedad en un territorio ocupado
está prohibida bajo el derecho internacional a no ser que sea absolutamente
necesaria para operaciones militares".
"La destrucción de
infraestructura esencial durante la pandemia de COVID-19 es especialmente
preocupante. La pandemia ha aumentado las necesidades y vulnerabilidades de
los palestinos, que ya están atrapados en la anormalidad de una larga
ocupación militar. por tanto, las demoliciones ilegales agravan estas
vulnerabilidades y deben parar inmediatamente", añadió.
Desde 2009, Israel ha
demolido 7.515 construcciones, desplazando a 11.000 personas. "En el 99% de
los casos dicen que es un problema de construcción y en un 1% alegan razones
de seguridad. Es imposible obtener un permiso de construcción y además puede
costarte entre 20.000 y 30.000 euros, pero el 77% de los palestinos vive
bajo el umbral de la pobreza. Por un lado sabes que si no tienes permiso, te
pueden demoler, pero por otro lado no tienes suficiente dinero ni siquiera
para solicitarlo y, si lo tuvieses, sabes que no lo vas a obtener", explica.
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