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La ingeniera que escapó del genocidio de Ruanda con 18 meses y ahora crea
tecnología punta en España

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eldiario.es La ingeniera que escapó del genocidio de Ruanda con 18
meses y ahora crea tecnología punta en España
Carlos del Castillo, 22
de mayo 2021
"Yo nací en Ruanda. Pero
por el genocidio
de 1994 mis padres se fueron del país. Se fueron al Congo pensando que
solo serían dos semanas. Pero vivir justo al lado de Ruanda también era
peligroso, así que caminaron hacia el interior del Congo, hasta Kinsasa.
Allí tampoco se sentían seguros, así que continuaron caminando hasta
Tanzania, y de ahí a la República Centroafricana, buscando trabajo y un
lugar en el que establecerse. Allí encontraron a la Cruz Roja, mi madre
estaba embarazada y fueron considerados una familia vulnerable. Cruz Roja
les ofreció la posibilidad de solicitar asilo político en Noruega. Ellos no
no sabían nada de Noruega, solo que estaba al norte de Europa, pero no
tenían mucho dinero, yo tenía un año y medio y mi hermano estaba a dos
semanas, así que decidieron ir".
Es la historia de cómo
Alliance Niyigena llegó a Europa y los 8.000 kilómetros en ocho meses que
hicieron sus padres, buena parte a pie. Ahora ella es una ingeniera de 24
años que investiga en el Centro de Microelectrónica de Barcelona,
dependiente del CSIC, donde desarrolla una pila para dispositivos que se
carga con fluidos corporales, como sangre o sudor.
Su entrevista con
elDiario.es se concertó antes de que Marruecos desatara una crisis
migratoria en Ceuta e iba a estar centrada en su currículo, que también
incluye una especialización en nuevas formas de energía, una selección para
participar en el proyecto Hyperloop de Elon Musk y una portada de Telos, la
revista de tecnología de la Fundación Telefónica. Pero el drama vivido en
torno al espolón de la ciudad autónoma sobrevuela la conversación: "Sientes
que les debes algo. Te preguntas por qué tú has tenido suerte, porque te ha
tocado a ti esta vida y no a ellos. Si mis padres no hubieran tenido la
posibilidad de irse a Noruega seguro que yo no estaría aquí hablando
contigo".
Aunque destaca que ambas
migraciones son diferentes ("yo nunca he tenido esa experiencia porque mis
padres nunca habían pensado en ir a Europa, no fue algo que ellos
escogieran") quiere aprovechar la oportunidad para reivindicar visibilidad.
Especialmente la de aquellos que, como ella, descienden de personas
migrantes, se han criado en Europa y se sienten parte de ambos. "Somos una
fortaleza, representamos a nuestros países pero también un puente con
nuestros países de origen".
¿En qué consiste el
proyecto de la pila de fluidos corporales?
Estamos usando elementos de
la sangre para hacer pilas que pueden producir un voltaje y así alimentar un
dispositivo. Puede ser también con sudor, glucosa y otros elementos que
puedan generar una oxidación, ya que esa oxidación puede proporcionar
energía que luego puedes usar para alimentar dispositivos. Eso sería guay
porque hoy en día tenemos muchos dispositivos pequeños que podrían
aprovechar la energía del propio cuerpo humano.
¿Podría hacerse
solo por contacto o se necesita acceso directo a la sangre?
Hace falta una muestra
pequeña de sangre, sí.
¿Y esa sangre se
guardaría dentro de la propia propia pila?
De momento no puedo darte
más detalles porque todavía no lo hemos publicado nuestra investigación
[sonríe].
¿Cree que este tipo
de pilas podrán ir más allá de un prototipo? ¿Podríamos llegar a usar
dispositivos que usen la energía de nuestro propio cuerpo?
Se está investigando mucho
sobre esto porque hay un mercado bastante grande de aplicaciones diferentes
para usar la energía que puede producir el cuerpo de esta forma. También hay
muchos experimentos para aprovechar el movimiento del cuerpo, de tu muñeca
por ejemplo, para generar energía dentro del dispositivo. Creo que en
algunos años ya tendremos productos, ya sea en alimentación continúa o no
del cuerpo. Vamos a lograr hacer dispositivos que se alimenten de la energía
del cuerpo, aunque al final no sea a través de una pila como la nuestra, de
oxidación, y es factible que al final sea de movimiento porque tu cuerpo
siempre está en movimiento y está gastando energía. Si podemos capturar esta
energía podremos alimentar cosas con ella. Ya hay investigaciones sobre ello
y en los próximos años sabremos más y empezaremos a ver productos.
Hay toda una serie
de nuevos
desarrollos tecnológicos que se basan en un acceso más
directo a nuestro cuerpo. ¿Cree que eso puede plantear nuevos problemas?
Hoy en día es verdad que se
habla mucho de los datos, de inteligencia artificial. Pero cuando las cosas
se hablan es porque la ola ya ha pasado. Hay una ola nueva que llegará en un
período de dos a cinco años, que será la mezcla de biología y tecnología.
Identificaciones biométricas, dispositivos que midan la salud, dispositivos
más pequeños para la identificación de ADN. Es un sector super potente y que
puede suponer mejoras para la población pero que también va a suponer un
riesgo muy grande para la privacidad. Con esta tecnología ya no solo serán
tus datos de las redes sociales los que habrá que cuidar, sino tus datos
humanos, biológicos.
Por eso veremos que, otra
vez, si los gobiernos no se hacen con el liderazgo y no se colocan por
delante de tecnología, habrá abusos con estos conocimientos. Esto puede ser
muy peligroso para la seguridad de una persona porque implica a tu identidad
como ser humano, que es posible que en el futuro se pueda robar muy
fácilmente. Es la próxima ola, podríamos tenerla encima en unos cinco años.
Deberíamos tener cuidado, estudiarlo y comprenderlo también a nivel
económico. Es básico que nuestros datos biológicos estén seguros porque no
se pueden cambiar, no puedes controlar tu biología. Si no los protegemos
vamos a tener problemas.
No parece un futuro
demasiado halagüeño.
Sí, por eso creo que en el
futuro deberíamos educar a la gente para que pueda ser multidisciplinar.
Abogados con conocimientos de biología, por ejemplo. Biólogos que sean
también programadores. Informáticos que sepan de inteligencia artificial
pero también de leyes. Creo que así podremos asegurarnos de que sabemos qué
estamos haciendo y que no nos pase otra vez que toda una tecnología queda en
manos de muy pocas personas, como ha pasado ahora con Google, Facebook, etc.
que están controlando este sector.
¿Qué cree que
ocurrirá con ese problema? ¿Cree que las redes sociales terminarán
desapareciendo por todos los problemas (manipulación, burbujas de realidad,
filtros polarización) que se asocian con ellas?
Creo que algo que la gente
debería comprender es que una empresa como Facebook es consciente de que las
redes sociales cambian. Ellos las han creado, saben que los intereses de los
usuarios y las formas de uso cambian muy rápido. Por ejemplo ahora tenemos
TikTok y en unos años tendremos otras. Pero yo creo que Facebook como
empresa seguirá existiendo. Ellos ganaron esta ola, la de las redes
sociales, al principio de la década de los 2000. Ahora tienen un almacén de
datos gigantesco y ellos saben que eso es oro. Es su oro, es su producto. Su
producto no son las redes sociales, sino los datos que han logrado de todo
el mundo.
El cambio a ellos no les va
a pillar por sorpresa, Facebook ya está investigando cuál será la nueva fase
de Facebook. Puede ser que no sea solo un mercado de anuncios y aprovechen
los datos para otra cosa, pero no podemos decir que Facebook no existirá.
Facebook seguirá aunque desaparezca la red social Facebook. Pero tus datos
los tienen y eso lo van a aprovechar. Con Google sucede algo parecido. Todas
esas empresas son las ganadoras de la ola de digitalización y lo van a
aprovechar todo lo que puedan
¿Cómo fue su
participación en Hyperloop, el proyecto promovido por Elon Musk para crear
una red de transporte de personas y mercancías a través de tubos al vacío?
Yo estudié en Edimburgo.
Algunos de mis compañeros eran muy fans de Elon Musk. Él lanzó un concurso
en 2014, una propuesta para desarrollar una tecnología del futuro, que se
llamaba Hyperloop. Era una especie de competición internacional para ver
ideas de cómo podemos lograr este tipo de tecnología de transporte
Era un concurso abierto a
todo el mundo y en Edimburgo hicimos un grupo y participamos. Nos
seleccionaron como uno de los 12 grupos escogidos para ir a presentarlo a
California. Allí construimos un modelo físico para testarlo dentro de la
fábrica que tienen en Los Ángeles. Fue súper interesante: trabajar en los
talleres de Space X, ver la investigación que estaban haciendo, su manera de
pensar y conocer a la gente que trabaja allí. Fue una inspiración.
¿El proyecto de
Hyperloop tiene potencial para hacerse realidad? ¿Se podrá llegar a lograr
un transporte de ese estilo?
Cuando hablamos de este
tipo de innovación siempre hay dos salidas de éxito. La primera es el
producto en sí mismo pueda convertirse en algo de verdad en 10, 15, 20 años.
Algo que se pueda vender, algo que se pueda usar. Para mí Hyperloop, tras
haberlo seguido desde el concepto de 2014 hasta ahora, se ha desarrollado de
forma increíble. Ya hay empresas, hay presupuesto, hay inversión pública e
inversión privada y están desarrollando realmente la posibilidad de tener un
transporte, pero claro, no sería mañana. Es a muy largo plazo. Podemos estar
hablando de 50 años. Pero al menos es un principio.
El segundo éxito es que
desde esa innovación se desarrollen otras tecnologías, que podrían estar
ligadas a Hyperloop o ser completamente diferentes. Desde la idea del
Hyperloop ha nacido mucha tecnología, por ejemplo aquí en Valencia hubo un
grupo seleccionado, en Múnich, el nuestro de Edimburgo, hay personas que han
empezado sus propias empresas a partir de la tecnología que hicimos allí.
Eso está muy bien. De Hyperloop han nacido muchísimas otras cosas que vamos
a aprovechar en el futuro.
¿Por dónde cree que
irán las nuevas tecnologías energéticas?
Algo super importante será
la captura de carbono, una tecnología que está ahora mismo en desarrollo.
Porque al final la transición hacia las renovables no es algo que puedas
hacer de un día para otro. No va a ser fácil eliminar al 100% el carbón o el
petróleo, pero sí podemos desarrollar maneras de hacerlos más verdes
mientras vamos hacia eso. Un método para hacerlo es la captura
de carbono.
El problema es que este
tipo de proyectos son muy caros porque necesitan muchísimo capital y
muchísima investigación. Hoy en día las únicas empresas que podrían
financiar estos desarrollos por si mismas son las petroleras tipo BP, Total,
Equinor, que ya están invirtiendo en ello. En Noruega hay un proyecto que
está empezando ya, también en Reino Unido. Son tecnologías que sabemos que
van a funcionar, pero la pregunta es si se pueden distribuir con equidad por
todo el mundo. Ahora mismo no lo creo, porque es muy caro.
¿Qué le diría a los
políticos que regulan para frenar el cambio climático?
Que nosotros, como
sociedad, como ciudadanos normales, solo podemos llegar hasta cierto punto.
No podemos tomar las decisiones de hacia dónde va el dinero. Hay que diseñar
regulaciones para que entre más dinero privado dentro del mercado de
renovables, algo que es fundamental para que baje el precio. La energía
solar ya ha bajado, pero hay que seguir con la eólica, geotérmica, etc.
Lograr nuevas inversiones. Es fundamental para lograr más diversidad de
energías.
Ahora que está
investigando en Barcelona, ¿cómo ve el panorama de la innovación y
desarrollo en España?
Antes de trabajar en España
no sabía demasiado sobre cómo era el mundo de la investigación aquí. Yo hice
mis estudios en Inglaterra y puedo decir que existe un prejuicio como
estudiante a la hora de mirar más las instituciones que hablan inglés. Sí,
claro, se habla inglés en España, pero no pertenece a esa esfera anglófona.
Se mira más hacia Inglaterra y Estados Unidos. En mi sector también tiene
bastante peso China.
Ahora sí me parece que en
España la investigación se valora lo suficiente. Eso es un problema, es
triste que haya este potencial pero que la gente no lo valore. Yo solo puedo
hablar desde mi experiencia, pero me parece que haría falta una mayor
inversión para competir con la investigación mundial. En Europa en general
estamos en medio de una caída. Si queremos tener más innovación hace falta
más apoyo. Puede ser en investigación, pero también en la producción.
Me parece que España está
un poco por detrás, desafortunadamente. Pero no creo que no es porque no
exista el potencial, está claro que sí porque hay instituciones bastante
buenas y hay gente que está haciendo proyectos muy interesantes. Por ejemplo
el Centro de Microelectrónica de Barcelona es el tercero mejor de Europa,
están haciendo muchísimas cosas en nanotecnología, en el desarrollo de
dispositivos... pero si no hay dinero, es imposible llegar.
¿Qué siente cuando
ve las imágenes de la crisis migratoria en Ceuta?
Yo nunca he tenido esa
experiencia, porque mis padres nunca quisieron irse de Ruanda. Creo que es
algo en lo que han influido mucho las redes sociales, porque estamos
vendiendo una mentira. Es verdad que crecer en algunos lados del mundo es
mejor que en otros. Eso no se puede negar. Pero también creo que hay mucha
gente que viene aquí con un punto de vista que no es real, al menos de la
realidad de España. Eso es triste. Estamos vendiéndoles que aquí vivimos
como reyes y que si llegas aquí vas a estar mejor. Yo entiendo por qué
quieren venir porque allí no hay nada, pero me da mucha pena que la gente
haga caminos tan largos y luego no haya ninguna manera de darle la
bienvenida. No hay bienvenidas.
Sería mejor educar y que
ellos supieran la realidad tan dura que van a encontrar. Pero no es solo su
problema, también es el nuestro. ¿Por qué la gente quiere irse? Porque sus
gobiernos son muy malos, son corruptos. ¿Pero por qué lo son? Porque
nosotros nos aprovechamos de ello para quedarnos con sus recursos y
venderles armas. Parece que la gente no quiere darse cuenta de eso, de que
nosotros somos el problema y la razón por la que ellos quieren irse.
¿Cómo me siento? Cada
inmigrante no puede hablar por todos. Siempre hay un sentido de aflicción,
pena... sientes que les debes algo. Te preguntas por qué tú has tenido
suerte, porque te ha tocado a ti esta vida y no a ellos. Si mis padres no
hubieran tenido la posibilidad de irse a Noruega seguro que yo no estaría
aquí hablando contigo. Esto me da mucha pena.
Una cosa que me parece
super importante fomentar, con esta entrevista, la portada de Telos, es
visibilizar que hay más gente como yo que habrá más. Ahora hay toda una
generación de jóvenes cuyos padres llegaron a Europa en torno al año 2000 y
un poco antes y ahora esas personas son adultos y se sienten tanto europeos
como procedentes de su lugar de origen. Ambos. Representamos a nuestros
países, España, Francia, en mi caso Noruega, pero también esta relación,
este puente con nuestros países de origen. Somos una fortaleza en la
población
¿Ha sentido racismo
durante su formación? La gran masculinización y el machismo también son un
debate abierto en el mundo tecnológico.
Tengo que ser realista,
claro que ha habido. En mi carrera había muy pocas mujeres, yo hice doble
grado de ingeniería eléctrica e ingeniería mecánica. Había 25 alumnos y solo
cuatro éramos chicas. Primero está esta capa de que hay pocas
mujeres. Después está la capa de que yo era la única negra de la clase. Creo
que es porque hay menos gente de color en Europa y hay menos en estudios de
ciencias. Eso es estadística. La diferencia es que la gente piensa que
tienes menos posibilidades por estas capas.
Yo lo he sentido, sí. En
Noruega no, porque me fui de allí con 15 años. Pero hice el periodo de
instituto en Francia y allí sí, porque fui al instituto de ciencias y yo era
la única chica negra allí. Hay mucha gente que piensa que lo que yo hago no
lo voy a lograr por esto: porque soy mujer y negra. Notas que necesitas
convencerles de que eres capaz.
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