Los cadáveres de al menos 60
migrantes han sido localizados en la mañana de este domingo frente a la
costa del sur de Italia, en la región de Calabria, tras naufragar la
precaria embarcación en la que viajaban. Otros 80 supervivientes
lograron llegar a una playa de la localidad de Cutro (provincia de
Crotone), donde han sido atendidos por los servicios de emergencia.
Las autoridades no descartan
que la cifra de muertos pueda aumentar ya que el mar se encontraba
agitado en el momento del accidente, lo que habría dificultado aún más
la supervivencia de las personas. Según los primeros testimonios de los
supervivientes, en la barca viajaban entre 200 y 250 migrantes.
“Es algo que uno nunca
querría ver, el mar sigue trayendo cuerpos. Entre las víctimas hay
mujeres y niños”, ha declarado el alcalde de Cutro, Antonio Ceraso, a la
agencia Reuters. “Se pueden ver los restos del barco a lo largo de 200 o
300 metros de costa. En el pasado han llegado embarcaciones, pero nunca
hemos visto esta tragedia”.
Los cuerpos de los
fallecidos, entre los que hay un recién nacido y varios niños,
aparecieron en la turística playa de Steccato y, de acuerdo con la
policía local, están dispersos a lo largo de varios kilómetros.
Una veintena de los
supervivientes han sido trasladados al hospital de Crotone mientras que
el resto permanece en un albergue. La gran mayoría, todos menores de 30
años, provienen de Irán, Pakistán y Afganistán.
Las circunstancias del
naufragio
Según las primeras
informaciones, la barca en la que viajaban se partió por la mitad y no
llegaron a tiempo de pedir ayuda. Los medios locales aseguran que la
embarcación llevaba cuatro días viajando desde el puerto de la localidad
Smirne, en el extremo occidental de Turquía. La prensa local ha
informado que los migrantes son en su mayoría de Irán, Pakistán y
Afganistán.
Aunque en un primer momento
se creyó que la barca se había partido tras chocar con unas rocas, los
supervivientes han explicado que el motor que la empujaba explotó en
mitad de la noche, causando decenas de heridos y, finalmente, haciendo
añicos el bote.
Las autoridades italianas ya
conocían la existencia de esta embarcación desde ayer, cuando fueron
alertadas por un helicóptero de una patrulla de la agencia Frontex,
según ha desvelado el diario 'La Reppublica'.
Tras la llamada, un
dispositivo salió en su búsqueda pero las condiciones agitadas del mar y
la oscuridad impidieron seguir las operaciones y obligaron a sus agentes
a volver a tierra. los supervivientes que lograron mantenerse con vida
llegaron por sus propios medios a la costa, donde han sido atendidos por
la Guardia Costera y la Cruz Roja.
Reacción del Gobierno
italiano
“Es una enésima tragedia en
el Mediterráneo que no puede dejar a ninguno indiferente”, ha lamentado
el presidente de la República italiana, Sergio Matterella, en un
comunicado.
El mandatario ha apuntado
que es “indispensable que la Unión Europea asuma finalmente la
responsabilidad de gobernar el fenómeno migratorio para liberarlo de los
traficantes de seres humanos”.
La Primera Ministra de
Italia, Georgia Meloni, por su parte,
ha emitido un comunicado este domingo en el que expresa su “profunda
tristeza por las vidas humanas arrebatadas por los traficantes de
personas”. Meloni ha asegurado que “es criminal lanzar una barca de 20
metros de eslora con hasta 200 personas a bordo cuando hay un pronóstico
del tiempo tan malo”.
Meloni también ha afirmado
que es “inhumano” intercambiar vidas humanas “por el precio de un pasaje
con la falsa promesa de un viaje seguro”, que la respuesta debe pasar
por la colaboración de los países de origen y que “quienes especulan hoy
sobre las muertes de los migrantes hablan por sí mismos, después de
haber exaltado la ilusión de una inmigración sin reglas”.
Nuevas medidas migratorias
de Meloni
El naufragio ha tenido lugar
tres días después de que el Parlamento italiano aprobase esta misma
semana
un nuevo decreto migratorio, elaborado por el Gobierno de la
ultraderechista Giorgia Meloni, que dificulta sustancialmente las
operaciones de rescate de los buques de ONG que operan en el
Mediterráneo Central, la ruta más peligrosa para los migrantes.
La nueva norma obliga a
pedir la asignación de un puerto tras el primer rescate de un grupo de
migrantes y a dirigirse a esa localización sin desviarse para localizar
otras embarcaciones en peligro. Este decreto se suma a las multas de
hasta 50.000 euros para aquellas organizaciones que incumplan la
obligación de regresar a puerto nada más hacer un rescate, en vez de
atender a más migrantes que hayan quedado a la deriva.
Las ONG que operan en el Mediterráneo han denunciado que las
autoridades italianas asignan puertos lejanos, en el norte y centro de
Italia, a los que tardan en llegar hasta cuatro y cinco días
desatendiendo sus operaciones en la zona donde naufragan la mayoría de
este tipo de embarcaciones.
Según el
Proyecto de Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional
para la Migración, 25.882 migrantes han desaparecido o perdido la
vida en el Mediterráneo cuando intentaban llegar a orillas europeas
desde 2014.