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https://luzes.gal/ct/13/06/2021/opinion-ct/carta-a-los-que-crian-hijos/

 

Carta a los que crían hijos

 
13 Junio, 2021

Mara Mahía

Este artigo tamén está dispoñible en: Galego

Queridos padres, (es decir: papá y mamá, mamá y mamá, papá y papá, abuelos, abuela y abuela, etc.) me gustaría no tener que contarles que aunque los fascistas se empeñen en que la violencia de género no existe y en que la palabra género importa solo cuando se trata de educar el futuro de niños y niñas encerrándolos en cajones oscuros etiquetados de rosa víctima y de azul perpetrador, se nos está llenando el país de muertas. Prácticamente cada semana en esa tierra extraña un hombre mata a niñas, adolescentes, ancianas; mujeres con nombres y apellidos, asesinadas porque un señor, un padre, un ex-novio, un ex-marido, un ex-amante, entendió su masculinidad, según los preceptos de la tradición más rancia, (ya sea franquista, religiosa, sexista, machista, etc.).

Un padre asesinando a sus niñas no tiene ningún sentido. Supongo que la educación obsoleta recibida por el asesino podría ser una coartada para entender el porqué alguien decide herir a su ex-mujer, asesinando a sus propios hijos. La perversidad que acompaña a este acto impensable, que en este reino ocurre con tanta frecuencia que se diría que vivimos anclados en un tiempo en que todo pertenecía al pater familias, es tremenda por varias razones. Primero, el asesino entiende que sus hijos le pertenecen, o sea que como colaboró en darles la vida, también se la puede quitar. Segundo, la madre de los hijos, su ex, se merece el patíbulo por haberlo dejado. El patíbulo para cualquier madre o padre es estar muerto y vivo. O sea, que te maten a los hijos.

Para llegar a desarrollar este tipo de pensamientos culminados en asesinato, imagino que al criminal han tenido que alimentarle esa semilla de odio y desprecio desde que nació. Por ejemplo, adiestrándolo en una «masculinidad» entendida como poseedor (el hombre es «el REY de la casa»; «la-los maté porque era(n) mía/míos») y como responsable del bienestar total de su familia (el hombre/padre gana el pan de su familia y «a mis hijos no los va a criar otro tío»). La educación, eso lo saben bien los fascistas de VOX, es fundamental para continuar matando, despreciando, pero también para dar un giro de una vez por todas y empezar una lección nueva a partir de tres puntos básicos:

1. Las mujeres no le pertenecen a nadie. 2. Los hijos no son moneda de cambio, ni propiedad de los padres, aunque estos sean banqueros, toreros o reyes, sino que son personas, seres humanos independientes con sus propios derechos. 3. Las mujeres no necesitamos ser salvadas. Disponemos de dos brazos, dos piernas, pulmones, hígado, riñones, corazón, etc. como los hombres. Pero, además, a diferencia de muchos tipejos, tenemos CEREBRO para decidir libremente con quién queremos compartir nuestra vida y nuestra cama.

Queridos criadores de hijos, etc. hagan el favor de contarle a sus cachorros, que los hombres pueden llorar y deben llorar como cualquier ser humano; que las mujeres no somos seres indefensos que necesitamos ser protegidas; que las niñas no son maniquíes esperando a que un imbécil les toque el culo o les dé un beso; que un montón de chavales borrachos debería ser un montón de chavales borrachos y no una jauría de predadores en busca de alguien a quien dañar para la eternidad; que una relación amorosa no es un partido de fútbol donde se gana o se pierde; que una relación amorosa no es una corrida de toros, donde el que lleva el traje marcando esa masculinidad mal entendida, gana la faena y, por eso, puede torturar y matar; que los niños no nacen para asesinar mujeres, ni para jugar a romperse la cara vestidos de azul; que las niñas no nacen para ser damiselas rosas, indefensas, esperando en su torre de marfil a que un príncipe las rescate.

Queridos criadores de hijos, etc. pongan mucha atención a lo que inculcan a sus vástagos porque, aunque la sociedad, la Iglesia y la Administración tienen muchísimo que ver en el tremendo desastre de este sistema patriarcal, al final del día, será su retoño el que, dependiendo de si le lavaron el cerebro encasillándolo en un rol de género, decida ser un hombre decente o el asesino de su nuera y sus nietas.