Es, pues, una buena ocasión para tomar conciencia
y tratar de combatir estereotipos. Tal como indica la
vicerrectora de Globalización y Cooperación de la UOC, Pastora
Martínez Samper, «concienciar sobre las violencias
machistas significa ser capaces de comprenderlas en todas sus
dimensiones, que incluyen hábitos y conductas personales y
colectivos. Es como ponerte unas gafas que te permiten ver la
parte enterrada del iceberg».En este
contexto, ¿cuál es la mejor manera de prevenir la violencia? ¿De
evitar que se acabe produciendo? No hay fórmulas mágicas, pero
sí diversos ámbitos de actuación. Uno es la detección de
las víctimas infantiles. También hay que aprovechar las
oportunidades que ofrecen las redes sociales e internet. O hacer
cambios culturales en las universidades. De ello hablan Tamarit, Martínez
Samper y dos profesionales de la UOC expertas
en género, Milagros Sáinz, directora del grupo
de investigación GENTIC del IN3, y Maria Olivella,
coordinadora de la Unidad de Igualdad.
Detectar víctimas infantiles
Según indica Josep Maria Tamarit, «los
niños que sufren abuso sexual, maltrato o que están expuestos a
la violencia de sus progenitores tienen un riesgo mucho más alto
de tener y también de sufrir en la vida adulta conductas de
violencia en las relaciones de pareja».
Así pues, «es fundamental tomarse en
serio la detección y la prevención de la victimización infantil,
que en gran parte tiene lugar dentro de la familia, y proteger y
dar apoyo a los niños víctimas», destaca el catedrático de
Derecho Penal.
Por su parte, Milagros Sáinz afirma
que «las nuevas generaciones deben educar en la
corresponsabilidad y no tolerar ninguna situación de
violencia, ni hacia ellas mismas ni hacia otras
personas de su entorno, ya sean madres, hermanas, vecinas o
compañeras de clase».
La experta apunta que hay que aprovechar el
reconocimiento que tienen la imagen y la apariencia física en
las redes sociales para promover el empoderamiento de las
mujeres y no la dominación sexual del hombre respecto a la
mujer. «El empoderamiento de las niñas, las jóvenes y
las mujeres es crucial. No solo para sentir que tenemos
un papel activo en cualquier relación con cualquier persona,
sino también para aprender a no normalizar situaciones de falta
de respeto o de violencia», explica.
Eso sí, Tamarit subraya que,
según algunos estudios, «los más jóvenes, por su familiaridad
con la red, se protegen más que muchos adultos de determinados
riesgos, como los derivados del sexteo».
Cambios culturales en la educación
superior
La educación superior es el ámbito en el que
se centra Maria Olivella desde la Unidad de
Igualdad de la UOC.
El trabajo que hay que desarrollar, dice, se divide en tres
grandes retos: «Trabajar los contenidos de docencia e
investigación para que no reproduzcan ni refuercen violencias,
generar sistemas efectivos de denuncia y queja, ofreciendo
acompañamiento emocional, y cambiar una cultura académica que ha
normalizado diversas formas de abuso y de discriminación hacia
las mujeres, sobre todo debido a la fuerte jerarquía y a la idea
de que las mujeres no son capaces de generar conocimiento».
En este sentido, Pastora Martínez
Samper recuerda que, para este 25N, la UOC lanza
un programa de formación en igualdad de género, «porque es muy
difícil prevenir y abordar la violencia de género si no la
sabemos detectar o identificar». Se trata de una formación en
línea y voluntaria para los trabajadores de la UOC,
que se lleva a cabo en colaboración con la empresa Criteria y
con financiación estatal.
Más formación en el sistema judicial
Precisamente, en cuanto al ámbito judicial,
más que pensar en modificaciones legislativas, tanto Tamarit como Sáinz insisten
en la necesidad de que los profesionales tengan una
formación adecuada.Sáinz indica
que ha de ser una formación con perspectiva de género, y
para Tamarit debe basarse «en la evidencia
científica y en la especialización de los profesionales en
el conocimiento de la violencia y la victimización, sus
causas y sus efectos». Para el experto también hay que «introducir
mejoras para que las mujeres víctimas que entran en contacto
con el sistema de justicia reciban un trato adecuado que las
proteja y las ayude en su proceso de recuperación».