Más de la mitad de los jovenes de entre 16 y 24 años
comparte sus datos personales en la red. Unpash
Proteger a
los más pequeños de su propia huella digital
Ver: https://www.youtube.com/watch?v=czGoaAhrPEc
Fotos con amigos, la ubicación de la
última fiesta a la que hemos acudido, vídeos personales,
comentarios políticos… Compartir información en Internet
se ha convertido en una práctica habitual para la mayor
parte de los usuarios, especialmente para los más
jóvenes. No en vano, un estudio
del laboratorio de ciberseguridad Kaspersky refleja
que un 61% de los adolescentes de 16 a 24 años ‘vuelcan’
sus datos personales en la red. Lo hacen sin saber
realmente qué contenido es susceptible de ser utilizado
en un futuro, ni las implicaciones que esto puede llegar
a tener en su vida. A la sobreexposición de información
sobre uno mismo que se publica en la red se le llama
“oversharing”, una práctica especialmente peligrosa para
menores y adolescentes.
Este fenómeno perjudica a todos los
usuarios de internet ya que, cuanta más información se
comparta, más riesgo hay de que se haga un uso
malintencionado de ella. No obstante, la falta de
vigilancia en la vida online de los menores y el
desconocimiento de los peligros hace que sean el grupo
más vulnerable y expuesto del mundo digital.
No solo eso, sino que, a largo plazo, el
contenido que compartan en redes sociales seguirá
disponible para que lo vean futuros contratistas,
banqueros que pueden autorizar un préstamo o, peor,
estafadores que pretendan suplantar una identidad.
Incluso si borran su perfil, es posible que esa
información siga online: en cuentas de amigos y
conocidos o registrado en otras páginas que tuviesen el
contenido asociado.
Enseñar a seleccionar la información que
se sube a las redes es el primer paso para camuflar la
huella digital de los jóvenes. Con esto nos referimos al
rastro que dejan las personas cuando interactúan en la
red: tanto de manera consciente, al compartir fotos,
vídeos, comentarios y demás contenido de manera pública,
como inconscientemente, ya que los navegadores cuentan
con técnicas de rastreo para registrar la información
que se busca y se comparte.
El “oversharing”, de cuyos riesgos
también alerta la campaña Por
un uso Love de la tecnología, de Orange, tiene dos
variantes de información susceptible de ser comprometida y comprometedora:
los propios datos personales y el contenido en sí,
respectivamente. Datos como el número de teléfono, la
dirección de casa o del colegio pueden parecer banales
para los niños, pero su publicación puede poner en grave
riesgo su seguridad.
Por otra parte, contenidos generados por
adolescentes como fotos y vídeos de la última fiesta a
la que acudieron (y que pudo dejar más de una estampa
desfavorable), comentarios en perfiles públicos,
retweets, stories e interacciones de esta índole sobre
temas concretos, como la política o la religión, también
pueden repercutir en sus vidas a largo plazo. No en
vano, el 87% de las empresas revisa las redes sociales
de los candidatos a un puesto de trabajo, algo que ya
puso de manifiesto la compañía
de trabajo temporal Adecco hace unos años.
Qué hacer
para minimizar el riesgo del “oversharing”
Ver: https://www.youtube.com/watch?v=twp7DtLerGQ
El riesgo
no solo se sitúa en el futuro, sino también a corto
plazo. Por ejemplo, compartir la ubicación de los
eventos a los que acudimos o de las fotos que
sacamos también puede dar una pista a los
delincuentes: podrían saber que es el momento
perfecto para entrar en casa a robar con tan solo
colgar una imagen de nuestras vacaciones.
Con
premisas como estas y aprovechando la celebración
del Día del Internet Seguro este 11 de febrero, el
Instituto Nacional de Ciberseguridad, junto a IS4K
(Internet Seguro For Kids), pone a disposición de
los padres materiales
didácticos que pueden usar para mejorar la
relación de los más jóvenes con un tipo de
tecnología que utilizan día a día, y de la que
costaría mucho desprenderlos. Lo mejor es que
aprendan a convivir con ella.
Las reglas de oro para compartir
contenido en redes sociales
1. Nunca publiques tu
número de teléfono
No sabes quién podría contactar más adelante a
través de él y hacerse pasar por otra persona
para seguir recabando información.
2. No compartas tu
ubicación
Según la configuración de la
red social en cuestión, es posible que esa
información se esté compartiendo con miles de
personas a las que estás dando acceso directo a
conocer dónde vives o veraneas.
3. No difundas tus
planes
No conviene que compartas
dónde vas a estar en un momento determinado o
con quién te vas a reunir, igual que no le
hablarías a un desconocido por la calle de tus
planes.
4. No subas fotos que
te muestren como alguien que no eres
A día de hoy es de lo más
frecuente que echen un vistazo a las redes
sociales antes de concertar una entrevista de
trabajo, por lo que no conviene que se hagan una
idea equivocada de quién eres.
5. No hagas
comentarios que nunca harías en la vida real
Internet lo registra todo, y
esos comentarios de cuando eras adolescente y
que decididamente no compartes en el presente
pueden perjudicarte en un entorno laboral o
social.