Nao. (EC)
Se llama Nao,
es una apóstata
del islam y ha montado la primera asociación de exmusulmanes de
España. Nao es española de origen magrebí, nacida aquí, hija de la
inmigración. Solo tiene 22 años y ya habla con la madurez de una mujer
de 40. Su asociación es una red para acoger a otros apóstatas,
que con frecuencia serán expulsados de sus comunidades tras negarse a
someterse a los designios de Dios o sus ministros. Llego a su perfil de
Twitter rebotando por los de algunas de las comunicadoras que más
admiro: Mimunt Hamido, Násara Jahdui, Najat El Hachimi, mujeres, como
ella, hartas de mezquitas y demás zarandajas. En esta entrevista, Nao
nos habla de su asociación, de sus ideas del mundo y de su propia
experiencia como apóstata del islam.
PREGUNTA. Empecemos
por esa Asociación de Exmusulmanes que has creado. ¿Qué es?
RESPUESTA. La Asociación de
Exmusulmanes nació en abril del año 2019 con el propósito de ser una red
de apoyo entre apóstatas del
islam, poder ayudarnos todos con lo que sea posible. Cada uno aporta su
granito de arena. También nos gustaría, en un futuro, cuando tengamos
más recursos, poder facilitar una pequeña ayuda para todas esas personas
que quieran emanciparse
de sus padres. Por desgracia, el único camino muchas veces para
dejar la religión es huir de casa y empezar de cero. Y ya, poniéndonos
utópicos, que algún día se nos brinde esa seguridad institucional para
poder “salir del armario” como apóstatas y no temer por nuestra vida.
P. ¿Has llegado a
temer por tu vida debido a tu reivindicación pública de la apostasía?
R. Sí, no te voy a mentir,
sobre todo cuantas más interacciones tengo de amenazas, insultos, acoso
en general, más miedo me da. Cuando empecé a posicionarme en
contra de las religiones recibía unos cuantos comentarios, pero a
día de hoy he llegado a recibir miles de comentarios insultándome e
incluso deseándome la muerte. La gente está muy adoctrinada, no sería la
primera vez que asesinan a un apóstata del islam, y no estoy hablando
de Arabia
Saudí: hace un año una chica fue asesinada en Londres, así que
también pasa aquí; saber que no sería ni la primera ni la última sí que
da más miedo aún… Muchas veces he pensado en dejarlo todo y vivir mi
vida normal, sin debates ideológicos ni batallas, pero sinceramente no
podría dejar solas a todas esas personas en las que veo mi reflejo, el
reflejo de lo que yo he pasado desde mi apostasía. A mí también me
hubiese gustado ver a una persona como yo dando la cara por mí, y eso es
una razón de peso para seguir, a pesar de todo. Mi lucha es justa y
merece la pena.
P. ¿Qué tipo de
ayuda necesita alguien para dar ese paso?
R. Mucha ayuda
psicológica. Piensa que estas personas seguramente vayan a tener que
dejarlo todo, como hice yo. Esto es un dolor que no desaparece de la
noche a la mañana, van a necesitar personas con las que se sientan menos
solos, mucho apoyo y amor. Es una decisión que parece no tener
importancia, pero para nosotros requiere mucho valor, ya que matarnos es
legítimo en muchos países y es nuestra condena por apóstatas. Yo animo a
toda persona que lea esto a que se tome su tiempo, a que se mentalice
antes de tomar esta decisión y a que cuando ya se sienta lo
suficientemente fuerte, a por ello. Nosotros y nosotras siempre les
recibiremos con los brazos abiertos.
P. Sin embargo, creo
que no hacéis, tampoco, proselitismo. Que estáis ahí por si alguien toma
la decisión, pero no animáis a nadie a dejar su religión.
R. Por supuesto que no,
nosotros no animamos a la gente a abandonar el islam, respetamos que los
individuos crean, pero no respetamos sus ideas. Es como cuando
me hablan del velo: yo siempre digo que jamás iré a una mujer
musulmana a decirle que se quite el velo, pero eso no quita para que yo
me posicione en contra de esta práctica
misógina. Pues igual pasa con las religiones. La libertad de culto
es también libertad, mientras no impongan sus creencias a nadie. No
luchamos contra los musulmanes, luchamos contra el islam, como luchamos
contra cualquier dogma. Estamos para ayudar y dar visibilidad a aquellos
que no creen, no para arrebatarles la fe a quienes la tienen.
P. ¿Te has sentido
sola cuando oías eso de "es su cultura y hay que respetarla"?
R. (Risas) ¡Siempre he dicho
que mi cultura no es para nada ponerse un velo en la cabeza y rezarle de
rodillas a Alá! Yo me siento magrebí cuando a la hora de merendar me
hago un té bien caliente, sea agosto o diciembre y, como hacía me
abuela, lo enfrío sirviéndolo cada vez más alejado del vaso. Son
pequeñas costumbres que a mí me hacen sentir magrebí y no me hace falta
ningún Dios para ello. Por eso mismo es muy difícil aceptar que una
persona como yo sea atea: porque aún no saben diferenciar entre
cultura y religión. Pero ninguna cultura merece respeto, todas deben
ganárselo, así que es nuestro deber hacer que todas estas prácticas y
actitudes retrógradas que existen en ellas desaparezcan.
P. Estos días veo
muchas campañas en las redes contra gente como tú, ataques muy bestias,
incluso amenazas. ¿Qué tipo de ayuda necesitáis de la sociedad?
R. Visibilidad y empatía.
Creo que teniendo estas dos cosas se solucionarían muchos de nuestros
problemas. La gente no sabe lo mal que lo pasamos. Como no han pasado
por lo mismo, yo puedo entender que no lo comprendan. Pero para
entendernos, primero hay que dejarnos hablar, dejarnos expresarnos y
poder contar nuestras experiencias libremente sin miedo a represalias.
Queremos que la sociedad nos brinde esa seguridad que necesitamos y que
muchos necesitan para salir de estas prisiones religiosas. Yo siempre
acabo mis charlas o intervenciones con esta frase: “escuchadnos, porque
existimos y, lo más importante, queremos seguir existiendo”.
P. ¿Qué parte de
religión íntima y qué parte de política hay en el mundo islámico?
R. Separar la política de
la religión
musulmana me parece absurdo. El islam siempre ha tenido aspectos
políticos durante toda la historia, sus raíces son totalmente políticas
y querer separar esta religión de lo único que realmente le permite
sobrevivir es ilógico. En los escritos sagrados se pronuncian
políticamente, el fin del islam es tener un sistema donde las leyes se
rijan por las leyes islámicas de la 'sharía', un Califato, el fin de las
''dictaduras infieles''. Como ves, realmente los llamados extremistas
de ISIS entendieron muy bien el islam y por eso mismo quieren su
expansión, porque el islam así lo ordena.
"He
pensado en dejarlo todo y vivir mi vida normal, pero sinceramente no
podría dejar solas a todas esas personas en las que veo mi reflejo"
P. ¿Qué piensas de
la postura de la izquierda europea en relación con el islam?
R. Fatal, fatal, fatal.
Mucha hipocresía, racismo y
discriminación positiva. No hay nada más racista que apoyar 'la
diferencia' solo porque es diferencia. La izquierda europea funciona con
el islam como cuando íbamos a párvulos y, por haber sido bueno un día,
te dejaban elegir el juego. Pues básicamente es así, pero todos los días
del año: reparten carnets de ''minorías'' y por miedo de ser tachados de
racistas, te dejan hacer lo que quieras. ¿Que quieres casar a tu hija?
Bueno, no es asunto nuestro, porque “es tu cultura”. Y así muchos
ejemplos más. ¿Y quiénes son las víctimas? Todos esos hijos e hijas de
musulmanes que quieren cambiar su comunidad, que quieren que sus padres,
sus hermanos, sus primos, etc., dejen de lado todas estas ideas
retrógradas, machistas y peligrosas en el pasado, donde deben estar.
Tenemos que empezar a trabajar todos juntos para erradicar estas ideas.
Tenemos que dejar tolerarlas solo porque es la cultura o religión de
alguien.
P. ¿Y qué me dices
sobre el otro lado, los movimientos xenófobos de derecha populista?
R. Otros que tal bailan.
Pues te digo que no saben diferenciar entre musulmán y magrebí, pero han
sabido muy bien jugar sus cartas con el islam, han sabido cómo
meterle miedo a la sociedad con todo el tema de los atentados y el
terrorismo. Han aprendido muy bien a posicionarse
en contra del islam, algunos se leen hasta el Corán y escriben un
libro, pero no nos confundamos: su discurso contra el islam no es más
que racismo. No es que no les guste el islam, es que no les gustan los
moros. En el movimiento de exmusulmanes, estos discursos han afectado un
poquito, un mínimo, pero han afectado, desgraciadamente. Muchos
apóstatas del islam se han pasado a la derecha porque ven esa empatía en
ellos que no encuentran en la izquierda. Esa solidaridad que la
izquierda no te da, muchos y muchas la buscan en la derecha y se
equivocan. Para la derecha solamente somos instrumentos políticos, no
les importamos, seguimos siendo inmigrantes y jamás seremos como ellos.
Así que para unos seremos herramientas, para otros “nazis-islamófobos”,
pero la verdad es que estamos en primera línea para protestar contra las
injusticias y las discriminaciones.
"No hay
nada más racista que apoyar 'la diferencia' solo porque es diferencia"
P. Lo que me
comentas, de irse a la derecha por encontrar hostilidad en la izquierda
europea, es lo que le pasó a Ayaan Hirsi Ali en Holanda. También suele
haber estos problemas con una parte del feminismo europeo, que se pone
velos y cosas así. ¿Qué necesitan las feministas europeas para quitarse
el velo, metafórica y literalmente hablando?
R. Que acepten de una vez
por todas que la libre elección en la religión no existe, que son
dogmas, que lo políticamente correcto hace daño a todas esas mujeres que
quieren salir de esas doctrinas. Cuando por fin lo hacen, se ven
juzgadas por lo mismo que comentaba antes, la dichosa “traición a tu
comunidad'”, que te echan en cara. Hay que abandonar ese miedo a ser
llamados intolerantes cuando no aceptamos a los verdaderos intolerantes.
Cuando algo está mal, está mal y punto, lo haga Carlos o lo haga Ahmed.
Basta de hipocresía y de ponerse
el velo en señal de solidaridad cuando hay cientos de mujeres en
prisión, torturadas o incluso asesinadas por rechazar ese trozo de tela
opresivo y humillante para la mujer. O eres parte del problema o parte
de la solución.
P. Hablemos ahora un
poco de ti, porque sospecho que tu experiencia personal aportará mucha
luz al tema que estamos hablando. ¿Qué llevó a una chica como tú a
abandonar el islam?
R. Muchos aspectos fueron
clave para que abandonase el islam, el primero de ellos, y el más
importante, fue la política. Empecé a politizarme desde muy joven, ya
que en mi casa yo hablaba mucho de temas de actualidad con mi padre, que
tenía bastante conocimientos, y charla tras charla descubrí la filosofía.
El “Dios ha muerto” de Nietzsche me
hizo sentir bastante aliviada al pensar que muchas personas a lo largo
de la historia han pensado como yo y, finalmente, acabé con el
materialismo filosófico y ahí te puedo decir con total certeza de que no
había rastro ninguno de Dios en mi interior. Me quité un peso bastante
grande de encima. Mi padre me abrió las puertas del ateísmo sin darse
cuenta, realmente.
P. ¿Fue dolorosa tu
crisis de fe?
R. Bastante, la verdad. Un
sinfín de dudas
existenciales. “¿Quién soy realmente?” era la pregunta que más
resonaba en mi cabeza, pero lo que más daño me hacía era dudar de mi
identidad, porque eso es ser musulmán o musulmana, forma parte de tu
identidad, tus padres eligieron para ti esta religión que para ellos es
la correcta y tú la estás rechazando. Es algo que te imponen desde que
naces. Incluso percibes la apostasía como una traición a tu familia y a
tu comunidad. Fue muy duro psicológicamente abandonar la religión y
decirme a mí misma que era atea, incluso hace cinco años me volví a
“convertir” al islam, pero solo duré unos cuantos meses. Ahí es donde me
di cuenta de que no valía la pena forzarse, no soy musulmana ni
creyente, y ya está.
P ¿Cómo fue tu
infancia en relación con la religión?
R. Bueno, realmente mi
infancia no ha sido una infancia fuera de lo común quitando varios
aspectos: simplemente era una niñita hija
de inmigrantes en un pueblo pequeño donde el racismo era muy notable
e intentaba hacerme con mi lugar. Sobre la religión, lo fui notando más
en la preadolescencia y adolescencia, cuando mi cuerpo empezó a
desarrollarse y dejé con 11 años de ser niña y me convertí en una mujer.
Eso fue bastante difícil de asumir, sobre todo a esa edad, porque no
sabes por qué no puedes ponerte faldas, no entiendes por qué ya no te
dejan ir a cumpleaños o incluso dormir en casas ajenas. Para mí, eso
estaba totalmente prohibido, incluso para ir a dormir a casa de mi tía
era un sin parar de sollozos, porque, según mi padre, “una chica no va a
dormir a otra casa donde haya hombres que no sean ni su hermano ni su
padre”. Acabas aceptándolo y ya.
"Fue muy
duro psicológicamente abandonar la religión y decirme a mí misma que era
atea, incluso hace cinco años me volví a 'convertir' al islam"
P. ¿Eras
intransigente con los ateos o gente de otras religiones?
R. Buena pregunta. Nunca he
sido muy sectaria, ya que siempre me noté bastante aparte de mi propia
comunidad, y esto influyó en mi elección de amistades. No recuerdo tener
una estrecha amistad con nadie musulmán. Al fin y al cabo, dentro de mí,
yo deseaba la vida de mis amigos españoles nativos más que nada.
P. ¿Cómo funciona la
presión de grupo en ambos sentidos? Es decir: ¿cómo tiraba de ti cada
grupo, el natal y religioso y el del mundo exterior?
R. El choque
multicultural que he tenido ha sido muy fuerte, yo diría que
exagerado. Bueno, pasé de escuchar Sami Yusuf, un cantante musulmán que
habla de Dios e islam, a escuchar las Vulpess, que hablan de todo menos
de eso, ¿no? Así que ese conflicto interno siempre estuvo en mí, quiera
o no. Mis padres siempre quisieron que fuera esa chica magrebí modesta
que hace lo que quieren sus padres, que piensa en formar una familia y
cree en el matrimonio. Pero yo estaba siendo todo lo contrario. Lo más
duro fue elegir, porque tenía que hacerlo y la presión que tenía tanto
de un grupo como de otro era pesada. En un lado tenía a mi familia, mis
raíces, mi cultura, mi religión y en la otra tenía a mis amigos, mis
pasiones, mi forma de vida… Créeme que nunca me ha costado tanto hacer
una lista de pros y contras.
"Mis
padres siempre quisieron que fuera esa chica magrebí modesta que hace lo
que quieren sus padres. Pero yo estaba siendo todo lo contrario"
P. ¿Cuáles son los
riesgos específicos de dar el paso hacia el laicismo siendo mujer?
R. Como en todos los
ámbitos, al fin y al cabo, eres una mujer que quiere deshacerse de las
cadenas patriarcales y retrógradas que te han puesto las religiones, y
eso requiere ser una mujer valiente. La valentía en las mujeres, como
podemos ver en diferentes movimientos
por la emancipación a lo largo de la historia, siempre ha estado mal
vista. Así es en el ámbito de las religiones: eres acusada de ser una
prostituta, una mala mujer, una mala madre, una mala hija, una mala
hermana, porque la buena mujer en las religiones es aquella que calla y
acata, la que agacha la cabeza y obedece. Así ha sido siempre en todas
las religiones, al menos, en las abrahámicas. Si Eva pudo comerle el
coco a Adán para comerse la manzana del árbol prohibido, imagínate qué
pueden hacer cientos y cientos de Evas. Sería el final. Creo los
clérigos nos tienen miedo porque ven reflejada en nuestra fortaleza el
derrumbamiento de sus doctrinas misóginas.
P. ¿Qué te dirías a
ti misma si pudieras hablar con tu yo del pasado?
R. Muchísimas cosas, la
verdad, pero de tantas que me diría no sabría por dónde empezar. Como ya
me he hecho esta pregunta y también me la han hecho, concretamente mi
psicóloga (risas), simplemente me diría: “Sé fuerte, todo esto tiene una
solución, cree en ti misma y no te martirices más, saldrás de esta y
encontrarás a gente estupenda, pero por favor, pasa más tiempo con tu
familia, un día no tendrás siquiera noticias suyas”. Sí, creo que me
diría eso, también me aconsejaría anotar las recetas de mi madre, pero
eso es otra cosa...
P. ¿Querrías contar
cómo fue esta ruptura familiar?
R. Muy doloroso. Basta la
pregunta para que me suba este nudo horrible por toda la garganta. Jamás
había pasado más de 24 horas lejos de mi familia y a día de hoy llevo
casi dos años desde la ruptura. Realmente, pasó todo muy rápido. Durante
un mes estuve llevando pertenencias a casa de una conocida, para que no
se notase la ausencia de ropa o cosas a las que tenía cariño, como
ciertos libros. Tuve que hacerlo poco a poco. Un mes entero, todos los
días, una camiseta, un libro, una foto… Hasta que llegó el día en que
tuve que hacer mi último examen, y aproveché ese día para fugarme.
Siempre lo he visto como si fuese una fugitiva. Me levanté, rutina
normal, mi hermana pequeña estaba despierta y mi madre la estaba
vistiendo para ir al cole. Cogí mi mochila, le di un abrazo a mi
hermana, mi madre me dio un beso para desearme suerte en el examen.
Acabé el peor examen de mi vida (que, por cierto, aprobé, aprovecho para
presumir un poco), y cogí ese bolso con mis cosas y se acabó. Ahí dejé a
mi familia, esperando que algún día volviese a cruzar esa puerta. Y
espero algún día hacerlo, con respeto mutuo.
"Jamás
había pasado más de 24 horas lejos de mi familia y a día de hoy llevo
casi dos años desde la ruptura. Realmente, pasó todo muy rápido"
P. Buf...
R. Si quieres detalles de
cómo es la ruptura en sí, pues agotadora, vives alejada e incomunicada
prácticamente de tu familia, no puedes ser tú misma con ellos, no
respetan tu decisión ni tu forma de vida, y eso es agotador. La
esperanza que tiene una de pensar que algún día me aceptarán y que
podremos ser una familia 'normal' cansa mucho psicológicamente, porque
realmente no sabes si eso va a pasar algún día o no.
P. ¿Querrías enviar
un mensaje a tu familia, por si leen esto?
R. Seguramente lo leerán y,
aunque no entiendan ni acepten todo lo que he dicho, solo quiero que
sepan que yo les respeto y acepto sus creencias. Solo espero que ellos,
algún día, lleguen a hacerlo conmigo. Porque no voy a cambiar, esta es
la vida que he elegido y no es ninguna fase de adolescente rebelde. Sigo
siendo su hija y quiero que ellos sigan siendo mi familia,
pero para ello les pido respeto. De momento, aquí andamos, tengo otra
familia maravillosa y también aprovecho para mandarles un mensaje: mis
amigos y amigas no son mi familia de sangre, pero son la familia que he
elegido, y para nada estoy sola, ni me falta un ápice de amor o apoyo en
mi vida. Un abrazo a toda esa peña buena ahí, no necesitan que les
mencione, ya se dan por aludidos ellos mismos.