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El decreto antidesahucios llega a su fin sin evitar que una mujer y cuatro
niños se queden en la calle
El Ministerio de Transportes prepara nuevas
medidas continuistas ante el retraso de la Ley de Vivienda, pero la
responsabilidad seguirá recayendo en jueces y servicios sociales municipales

Los nietos de Cruz tras
ejecutarse el desahucio Olmo Calvo
Analía Plaza,
21 de julio 2021
La policía nacional ejecutó
este miércoles el desahucio de Cruz Rey, su marido y sus cuatro nietos
menores de edad, ordenado por el juzgado de primera instancia nº6 de Madrid.
Sucedió en Vallecas, en unos bloques nuevos pegados a la autopista M-40,
hacia las doce del mediodía.
Los menores, dos niñas y dos niños de entre
9 y 16 años, salieron de la urbanización antes que su abuela cargados con
varias mochilas, la jaulita de un hámster, asustados y llorando. Minutos
antes, representantes de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, del
Sindicato de Inquilinos y de varios partidos de izquierda —ERC, Bildu,
Compromís, Más País, BNG y la CUP— pedían delante del Congreso una moratoria
del actual decreto antidesahucios del Gobierno, aprobado durante la pandemia
y que termina el próximo 9 de agosto.
Con los datos en la mano se puede afirmar
que
ese decreto no ha funcionado. En el primer trimestre de 2021 hubo más
desahucios por alquiler que en el mismo período de 2020 aunque menos que en
2019. En los últimos años, los desahucios por alquiler de enero a marzo se
situaron entre 9.000 y 10.000. En 2021 hubo 7.862. "Aunque el decreto es
insuficiente, en algunos casos sí ha evitado el desahucio", sostiene Lucía
Delgado, portavoz de la PAH. "Por eso pedimos una moratoria definitiva y que
se obligue a bancos y a fondos a hacer alquileres sociales".
Teniendo en cuenta todos los lanzamientos,
tanto por alquiler como por hipoteca, que no se ejecutaron en 2020 debido a
la pandemia, las organizaciones prevén un auténtico aluvión el próximo
otoño. "Va a ser escalofriante. Estamos aquí porque no lo podemos permitir",
añade Delgado.
Fuentes del Ministerio de Transportes
avanzan que trabajan en un nuevo decreto con medidas sobre desahucios. Este
decreto sustituirá al de la pandemia y recogerá las medidas que deberían ir
en la Ley de Vivienda, sobre la que los dos partidos del Gobierno aún no han
llegado a un acuerdo. Ni la PAH ni el Sindicato de Inquilinos conocen su
contenido. Unidas Podemos pide que incluya la suspensión de desahucios para
familias vulnerables mientras no haya alternativa que no sea una vivienda,
que el juzgado tenga que solicitar obligatoriamente un informe a servicios
sociales y aumentar los criterios de vulnerabilidad.
El de Cruz, su marido y los niños es uno de
esos casos en los que las medidas del Ejecutivo no han servido de nada.
Hay muchos más. Algunos, como el de Segundo en Barcelona,
terminaron en suicidio.
Cruz está a cargo de sus nietos porque su
hija falleció hace años. Vivían en un piso en Puente de Vallecas que dejó de
pagar cuando llegó la pandemia y ella y su marido se quedaron sin trabajo.
Eran solicitantes de una vivienda social desde hacía tiempo, pero aún no les
había sido concedida. Se mudaron al piso objeto del desahucio, a cinco
kilómetros al sur, el pasado mes de enero. Ahí vivía hasta entonces su otra
hija, Marily Alejandra, que se marchó cuando le salió un trabajo de interna
en Guadalajara.
Según explican fuentes de la PAH que han
seguido el proceso e intentado parar el lanzamiento, el propietario
(Liberbank) vendió el piso con Marily dentro. Con el coronavirus, ella dejó
de pagar y el nuevo propietario, de pasarle los recibos del alquiler hasta
que la demandó por impago. Como ella encontró trabajo y techo en otro sitio,
no luchó el caso pero le dejó el piso a su madre y sobrinos.
El nuevo propietario y demandante es Global
Tarasca, una empresa inmobiliaria en la que Liberbank tiene una pequeña
participación (3%) y cuyo accionista mayoritario es Candra, que a su vez
pertenece a un fondo con sede en Irlanda. Altamira, una gestora de activos,
es apoderada de Global Tarasca. Fuentes cercanas a Liberbank aseguran que el
activo ya no es suyo, si bien desde los colectivos por la vivienda indican
que un representante del banco acudió a la comisión judicial previa al
desahucio. Global Tarasca ha dicho a elDiario.es que no tiene nada que
comentar sobre el caso.
"El juzgado ha dicho: ni está demostrada la
vulnerabilidad ni esta señora vive aquí, porque tardó en empadronarse",
sostiene Diego Sanz, portavoz de la PAH en Vallecas. Desde el colectivo
también denuncian el papel de los servicios sociales, la administración
encargada de emitir los informes de vulnerabilidad. Técnicamente, las
personas vulnerables —con cierto límite de ingresos— no pueden ser
desahuciadas en ningún caso
hasta el 9 de agosto, pero deben acreditar dicha vulnerabilidad. Cruz y
los niños tenían un informe de cuando vivían en Puente de Vallecas,
desactualizado. Según fuentes de Servicios Sociales, un día antes del
desahucio Cruz acudió al centro pidiendo un nuevo informe que incorporara
una situación de discapacidad. Servicios Sociales le transmitió "la
imposibilidad de recibir nuevos informes, porque la fecha de lanzamiento
estaba resuelta sin posibilidad de aplazamiento".
El Gobierno amplió las condiciones de su
decreto antidesahucios en diciembre para dar cabida a aquellas personas que
no tuvieran contrato de alquiler. El caso de Cruz encaja en este supuesto:
sin título, vulnerable económicamente, con menores a su cargo y en el piso
de un propietario que muy probablemente tenga más de diez viviendas (posee
un patrimonio de 12 millones de euros, según sus últimas cuentas).
Sin embargo, esto tampoco ha servido para
que el juez decida frenarlo. Es más, en el auto menciona la "advertencia
expresa" de que "no se volverá a suspender el lanzamiento", porque este era
el tercer intento. Los colectivos por la vivienda llevan tiempo señalando a
los jueces que ordenan los desahucios, asegurando que en muchas ocasiones no
cumplen con lo establecido en los decretos.
Fuentes de los Servicios Sociales de Madrid
indican que la familia "está siendo atendida" y que "se les ha ofrecido una
prestación de alojamiento alternativo que, al parecer han rechazado. También
se ha activado el Samur Social, como en todos los casos de lanzamientos".
"La alternativa era un albergue temporal",
aclara Sanz. "La familia lo ha rechazado. También ha rechazado la plaza del
Samur porque es temporal, no te dicen dónde, ni cuánto tiempo, ni si toda la
familia se puede ir junta. La presencia del Samur Social facilita el
desahucio porque el juez entiende que existe alternativa".
A su salida, Cruz indicó a los medios que
se quedarán en casa de una amiga y ha pedido al propietario que piense en
los niños. "No tienen padre, no tienen madre, yo soy la abuela y me hago
cargo de ellos. Le pido que pare este desahucio", dijo en un vídeo. "Aquí
están los niños viendo este espectáculo, pero a usted no le importa el dolor
ajeno ni destrozar familias".
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