Javier Brandoli
Roma, 29 de abril 2020
Massimiliano. (J. B.)
El viernes 13 de marzo, dos días después de
decretarse la
cuarentena en Italia, encontramos a Massimiliano, sardo, que dormía en
la calle como lo lleva haciendo los últimos siete años. El viernes 24 de
abril, un mes y medio después del cerrojazo de la pandemia, Massimiliano
sigue allí. Su casa continúa siendo la entrada, cerrada a cal y
canto, de una tienda de objetos religiosos frente
al Vaticano.
Ha visto pasar por delante de sus ojos, como la
decenas de personas que duermen a su alrededor, una pandemia para lo
que no ha tenido refugio. Los himnos y las banderas de la “fiesta
de la solidaridad” no han formado parte de su rutina. Ayudaron los mismos
que ayudaban antes y se desentendieron los mismos que se desentendían ya
antes. Su mundo no ha cambiado nada. No cree este vagabundo que
la pandemia nos vaya a hacer mejores: “No nos ilusionemos con que estas
situaciones cambian de hoy a mañana a los hombres”, advierte. Esta es la
cruda realidad que se ha vivido con el coronavirus no en la redes sociales,
sino en las calles.
PREGUNTA. Hola Massimiliano, ¿sigue
durmiendo aquí? (hablamos el 13 de marzo por un reportaje sobre vagabundos)
RESPUESTA. Hoy justo ha venido el dueño de esta
tienda. Ellos venden objetos religiosos y me ha dicho que cómo no hay
turismo y su labor no es esencial serán
los últimos en abrir. Cree que hasta junio estarán cerrados, pero aún no
hay nada cierto.
P. ¿Se siente hoy uno, sin nadie por las
calles, más solo que antes?
R. No. Es probable que entre nosotros nos
sintamos un poco más solos, pero yo veo que nada ha cambiado de antes del coronavirus a
ahora.
P. Sin embargo, cuando ahora se sale a
la calle a los sin techo se les ve mucho más. Ustedes ocupan el espacio
público sin nada alrededor en muchos casos.
R. Están obligados a vernos. Antes nos veían,
pero hacían todo lo que podían para no vernos, mientras que ahora no tienen
opción. Pero esto les debería empujar a reflexionar sobre la humanidad
de las personas y esto no ocurre.
P. ¿Por qué?
R. El coronavirus ha
golpeado a todo el mundo. Todos saben lo que es este drama, pero a la
vez no ha habido en las personas ningún cambio. Quizá alguno mira nuestro
drama de reojo pero cuando esto acabe, o cuando regresa a casa y va todo
bien, este pensamiento se le pasa.
P. ¿Verles a ustedes es un dolor que
dura un segundo y se olvida?
R. Esto pasaba ya antes, pero en esta situación
se potencia. A algunos les cambia algo, pero el hecho es que la mayoría ve
al pobre porque
no le queda más remedio que verlo. Si esto de verdad te golpeara por dentro
debería ser constante tu compasión.
P. Estas semanas, ¿ha habido más o menos
solidaridad de la que esperaba?
R. No ha cambiado nada absolutamente; es la
misma cosa. No pensemos, no nos ilusionemos con que estas situaciones
cambian de hoy a mañana a los hombres. Sería solo una ilusión, los hechos lo
demuestran. Hay siempre esas personas que pasan, se ríen de ti, te gritan
que eres un vagabundo.
P. ¿También pasa eso ahora?
R. Sí, claro. Son personas que creen que saben
todo.
P. ¿Entre ustedes, las personas sin
hogar, hay más solidaridad ahora que se han quedado solos en las calles?
R. Entre nosotros nos sentimos una familia.
P. ¿El que tiene comida la comparte con
el resto?
R. Sí, sin duda. Si vemos que los que traen la
comida no pasan por un lugar, va otro de nosotros y se la lleva. Y además
charlamos un poco. No es sólo comer e ir a dormir.
P. ¿Hablar para combatir la soledad es
tan importante cómo comer?
R. Es importantísimo. Entre nosotros nos
instruimos. Hace poco ha pasado aquí algo llamativo: la policía ha echado a
uno que ha venido aquí para tomar una ducha y que desconfiaba de no poder
venir porque tenía no sé qué jaleos. ¿La policía qué ha hecho? Solo le ha
gritado. Sabes y ves que esta persona tiene problemas sicológicos, es
inestable, no puedes solo regañarla continuamente. Busca una forma de
hacerle entender, enséñale. Si tú te sientes más grande que él, instrúyelo,
ayúdalo, en vez de sólo gritarle. Nada, solo
han mostrado su autoridad, la tendencia de pasar por encima.
P. ¿Les han informado si va a haber algún tipo de
medida especial con el colectivo de personas sin hogar que han pasado la
cuarentena en las calles?
R. No.
P. ¿Nadie se interesa?
R. No, nadie viene a decirnos te hospedo en mi
casa, o te encuentro un
lugar digno para que te asientes. Nadie. El que tiene este coraje no lo
encuentras alrededor. Hay algunas personas con ese valor, pero son muy
raras.
P. ¿Tampoco ha venido nadie a controlar
si entre las personas sin hogar ha habido contagios?
R. Nosotros tenemos junto a las duchas del
Vaticano un puesto médico. Ellos están allí tres veces por semana en este
periodo. Entonces, el que necesita chequearse va allí y habla con los
doctores.
R. El test
para comprobar si nos hemos contagiado de coronavirus no lo hacen, pero
quien está en contacto con nosotros los pobres, por ejemplo el cardenal
Krajewski, que siempre nos ayuda y gira por muchos lugares de Roma, dice que
ninguno de los pobres se ha contagiado.
P. ¿El cardenal pasa por aquí y habla
con ustedes?
R. Sí, lo hace siempre. Él ha visto que ninguno
se ha contagiado de esta enfermedad. ¿Por qué? Porque nadie se junta con
nosotros, dice el cardenal, porque probablemente nadie nos da la mano, nos
da un abrazo. Somos de alguna manera inmunes a esta infección porque la
gente a nosotros no se acerca.
P. ¿No ha visto a nadie de su grupo de
personas que vive en la calle contagiarse del virus?
R. Nadie. Esta es una cosa quizá para muchos
natural, pero incluso esta cosa de que sea natural porque nadie se acerca a
nosotros es de alguna manera una señal. De hecho, ha habido muchas señales
que hemos visto en este periodo.
P. ¿Cómo cuál?
R. Cuando por ejemplo el Santo Padre ha hecho
aquella celebración de la adoración eucarística no había nadie, solo
estábamos los pobres. Ok, estaba la policía, pero ellos estaban aquí por
motivos de orden. Esto me ha hecho reflexionar: las únicas personas
presentes eran solo pobres. Lo he encontrado una confirmación de la
felicidad: 'beati voi poveri'. Cada celebración que se hace aquí no ves otra
cosa que pobres.
P. ¿El Papa se ha acercado a ustedes?
R. No, por ahora no se ha acercado. El que viene
es el cardenal Krajewski.
P. ¿Qué escribes? (tiene un cuaderno
lleno de páginas escritas a mano)
R. Escribo mis pensamientos y reflexiones. Es
útil anotarme estas cosas en este tiempo particular de mi vida.
P. ¿Ha cambiado tu forma de ver y
reflexionar sobre la vida?
R. Sí, seguramente. Pero si quieres saber cómo
ha ocurrido, las palabras que usamos son tan pocas que es fácil no
entenderlo, equivocarse. Si yo te debiera explicar cómo me siento usaré
términos que son absolutamente ineficaces.
P. ¿No ha cambiado nada o es complicado
explicarlo?
R. No me ha cambiado nada, pero soy más
consciente de todo. ¿Sabes por qué? Porque yo voy a buscar respuestas. No
viene a mí, yo quiero saber, preguntarme qué está pasando.
P. ¿Tiene miedo de lo que parece que
será el futuro?
R. Yo tengo miedo no de la intemperie externa
sino de la intemperie interna. Me siento débil, soy débil, y sé que yo solo
no puedo conseguir combatir esto. Dentro tengo mis miedos.
P. ¿Su miedo es a usted mismo?
R. Una vez el cardenal Krajewski me dijo:
"Massimiliano, ve a dormir al albergue que hay una cama y aquí pasas frío".
Y yo le he dicho, "mire padre, esto no me da miedo, me da miedo lo que llevo
dentro".
P. ¿Un albergue es un lugar que le produce miedo
porque pierde la libertad?
R. Yo me he habituado a estar solo. Me gusta
leer, reflexionar, observar y también hablar con los otros, pero yo en la
noche debo estar solo.
P. ¿Y cómo encaja usted en ese futuro
próximo?
R. Yo tengo una plena confianza en el futuro
porque muchos finalmente se están moviendo y han descubierto la
importancia de la educación. Están reeducando a nuestro futuro que son
los jóvenes.
P. ¿Se siente usted una víctima especial
en estos tiempos?
R. Yo a veces pienso en las personas que viven
en una guerra y pienso que ellos son los que están muy mal. El verdadero
drama son aquellas personas que sufren más que yo. No crea que no somos
felices también, no caiga en ese error.
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