Desesperada. Así está Ana
María Quijada, una vecina de Ronda, divorciada y con una
menor a su cargo, que acaba de recibir una
carta de la Tesorería General de la Seguridad Social en
la que le comunican que han aceptado su
solicitud del Ingreso Mínimo Vital y le asignan 14 euros
al mes.
"No me lo creo, estoy en shock. Leo
la carta una y otra vez y no me lo explico: ¿Cómo voy a
vivir sólo con 14 euros al mes?", se pregunta
Ana María, nerviosa.
Su historia se está haciendo viral en
las redes sociales, donde los internautas no dan crédito
y muchos cuestionan si la ayuda es realmente de 14 euros
al día. La Opinión de Málaga ha
contactado con ella.
Nacida en Teba, en el seno de una
familia de ocho hermanos, Ana María Quijada se
trasladó hace nueve años a Ronda con su hija menor, tras
un divorcio complicado.
"Quería romper con todo y empezar una
nueva vida", explica. "Soy una luchadora. Mi
padre me quitó de estudiar a los 15 años y me envío a
Málaga a casa de un ginecólogo para aprender a trabajar.
Allí aprendí a hacer de todo y desde entonces me he
ganado la vida como he podido. He trabajado
limpiando casas, cuidando de personas mayores, he
trabajado en la hostelería, pero mira cómo está ahora la
hostelería", afirma.
La mujer consiguió un contrato
de sepulturera en el Ayuntamiento de Ronda por seis
meses. "Cuando acabó me correspondió
una ayuda de unos 400 euros durante 21 meses,
por tener a mi hija menor", relata. En el
transcurso de ese tiempo un empresario le ofreció un
contrato de dos horas para limpiar un restaurante y
aceptó. "En el INEM me dijeron que era
compatible. Me quitaron una parte de la ayuda que
recibía, que se quedó en unos 300 euros, pero a cambio
ganaba otros 200 limpiando el restaurante, por
lo que reunía unos 500 euros al mes" cuenta la
mujer.
El pasado mes de marzo, a raíz
del Covid, el restaurante cerró y ella se quedó
sin trabajo. Intentó entonces recuperar la ayuda que
percibía. "Me dijeron que ya no podía recuperarla, que
sólo me correspondía el paro por haber trabajado tanto
tiempo, aunque fueran solo dos horas". Desde
hace seis meses, Ana María y su hija han vivido de los
120 euros que le había quedado de paro por trabajar dos
horas como limpiadora en el restaurante, pero el 15 de
septiembre se le ha terminado el paro y ahora se ve sólo
con una hija de 15 años y una ayuda de 14 euros al mes,
según consta en la carta remitida por la Seguridad
Social.
La mujer ha intentado reclamar una
mayor cuantía pero explica que el Ingreso Mínimo
Vital lo conceden en función de la declaración del IRPF
de 2019 y en ese momento percibía la ayuda de
300 euros por haber trabajado como sepulturera y los 200
que ganaba limpiando un restaurante. "Mi
situación ha cambiado completamente desde 2019. Cómo voy
a vivir ahora con 14 euros al mes", clama Ana María
Quijada.
El restaurante donde trabajaba
ha reabierto tras el confinamiento pero la plantilla
está en un ERTE y han decidido prescindir de
sus servicios porque la economía no da para más.
A sus 49 años, con los estudios a
medias, las oportunidades escasean. "Sólo pido un
trabajo para ganarme la vida. Nada más". Ana
María Quijada se pasa las mañanas pegando carteles por
la ciudad de Ronda en busca un trabajo que no llega.
La mayoría de los días, su hija y
ella comen gracias a la bolsa de comida que les
da Cruz Roja para tirar todo el mes y paga el alquiler
gracias a los amigos "pero ya llevan muchos
meses ayudándome. Si me sale alguna hora de limpieza la
cojo para poder pagar el pan o para comprarle a mi niña
algo para el instituto pero no puedo seguir así. Antes
limpiaba a ocho euros la hora pero la gente ahora te
ofrece cinco euros. Yo lo cojo porque no tengo otra cosa
y tengo que pagar 280 euros de alquiler. Mi
única obsesión es reunir el dinero para pagar el
alquiler del piso porque tal y como están las cosas otro
alquiler así no voy a encontrar", explica la
mujer que clama por encontrar un trabajo que le permita
sacar adelante a su hija.
La mujer reconoce que los Servicios
Sociales del Ayuntamiento de Ronda le han ofrecido ayuda
para pagar el alquiler, pero para eso necesitaría un
recibo bancario que su casero prefiere evitar para no
tener que declarar los ingresos.
Ana María está apuntada al
Servicio Andaluz de Empleo donde coge lo que sale pero
las oportunidades no son muchas. "Me salió un
trabajo de barrendera pero era para parados de larga
duración y como yo estuvo contratada dos horas de
limpiadora no tengo derecho al puesto".
Su marido no le pasa pensión
alguna pues en el convenio regulador del divorcio, el
padre se encargó de la hija mayor (que ya tiene
23 años) y ella de la menor sin que se establezca medida
compensatorio alguna.
Precisamente, su hija ha comenzado hoy
las clases en el instituto "y sus amigas le han
comprado un archivador y un estuche porque su madre no
le puede comprar ni eso", dice Ana María entre
lágrimas.
La mujer afirma que no tiene a quien
recurrir y no pude pedir ayuda a su familia "porque la
situación familiar es complicada". Está apuntada a todas
las bolsas de trabajo que conoce. "Estoy
dispuesta a trabajar de lo que sea, yo he sido
limpiadora, he cuidado enfermos, que es lo que más me
gusta, he sido pinche de cocina... Me adaptaría a lo que
hiciera falta por encontrar un trabajo para
seguir adelante. Tendría que ser en Ronda porque no
tengo vehículo y, después de tantos cambios, mi hija ya
tiene hecha la vida aquí. No quiero paguitas,
solo quiero un trabajo para sobrevivir y sacar a mi hija
adelante".