PRODENI

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POR FAVOR ¡DEVUELVAN MIS HERMANITOS A MIS PADRES!

Informe de PRODENI  sobre la retirada de unos niños en Andalucía

14 de Diciembre 2.004 – 15 de Enero 2.005  

 

INTRODUCCIÓN

En el mes de Febrero de 2.002, la Junta de Andalucía en una provincia del sur de Andalucía retiró de unos padres a cuatro niños de entre 4 y 11 años de edad, por una denuncia anterior por malos tratos de otro hijo de 13 años que vivía temporalmente con unos tíos en una capital andaluza. La Administración también  tuvo en cuenta el antecedente de una denuncia similar de otra hija en un país de la Unión Europea donde la familia había residido, y las declaraciones de otro hermano, mayor de edad. Sin embargo, lo que pareció un caso perfecto de intervención institucional contra unos padres maltratadores, se ha ido convirtiendo con el tiempo en una historia cargada de interrogantes, acabándolo de complicar la aparición en escena de la hija afirmando que su denuncia y la de sus hermanos fue el fruto de una trama de los tres en contra de sus padres, y mentira lo de los malos tratos.

 

1. ANTECEDENTES

Los padres  (él, español, y ella italiana) tuvieron nueve hijos, ocho de los cuales nacieron en un país de la Unión Europea donde residían como emigrantes. El mayor tiene ahora 22 años, siguiéndole los demás con 18, 16, 14, 12, 9,  7,  4, y 2 años. La última nacida en España.  

El padre, en 1.970, con 18 años se había ido de España y años más tarde conoció a la que es su esposa, con la que se casó en 1.981. La familia gozaba de un alto poder adquisitivo gracias a su trabajo, lo que le procuraba unos ingresos mensuales de 5.000 euros, disfrutando de una gran casa de tres plantas con amplio jardín.

En 1.996, sufrió un grave accidente de tráfico que casi le costó la vida, a resultas de lo cual estuvo convaleciente durante tres años (parte de ese tiempo totalmente impedido) en rehabilitación hasta mayo de 2.001. Durante el período de su baja los ingresos se redujeron a 3.500 euros, quedando finalmente incapacitado para el trabajo, con una paga de 1.650 euros.

En el verano de 2.001 decidieron comprarse una casa en un lugar del sur de Andalucía, en el campo, para irse a vivir allí, idea que no gustó a ninguno de los tres mayores (entonces con 19, 15 y 13 años) a quienes no resultaba grato dejar su entorno y sus amigos.

Esa circunstancia, entre otras, provocó entre Septiembre y Octubre de dicho año una sucesión de acontecimientos que trajeron como consecuencia la ruptura de relaciones del mayor con los padres, la tutela de la joven por la Administración... y la tutela del tercero en una capital andaluza donde quedó bajo acogimiento de un tío paterno. Posteriormente, varios meses más tarde, la Junta de Andalucía retiró a otros cuatro de entre 4 y 11 años, dejándose atrás a la más pequeña, de 22 meses, por temor a producir daños a la madre (embarazada de 6 meses) en el consiguiente forcejeo. Aquella niña cumplirá pronto 5 años, y vive junto su hermana de 2 años, nacida después del incidente de la retirada. Ambas están con sus padres.

 

2. LA HIJA MAYOR

En Marzo de 2.004, la hija que los había denunciado se fugó del hogar de acogida en el país donde se encontraba cinco meses antes de cumplir lo 18 años, y en Junio se presentó en casa de sus padres confesando que todo había sido una trama organizada por el hermano mayor, principal instigador de las denuncias, en lo que cooperaron familiares residentes en una capital andaluza, donde el otro hermano había presentado la suya. Ella dice que ha venido decidida a reparar el daño que ha hecho y a recuperar a sus cuatro hermanos pequeños.

Cuando cumplió los 18 años, sus pasos en España fueron los siguientes: El 20 de Octubre confesó lo sucedido ante la Delegación Provincial Para la igualdad y Bienestar Social; el 16 de Noviembre declaró ante notario; el 1 de Diciembre firmó una trascripción de una grabación oral dirigida a PRODENI; el mismo día interpuso ante la Guardia Civil denuncia contra su hermano mayor y contra sus tíos, acusándolos formalmente de ser los instigadores; y, finalmente, el 7 de Diciembre registró en la Delegación de la Junta de Andalucía un escrito acompañado de los documentos antes citados. Su deseo, aparte de recuperar a sus hermanos, es poderlos visitar en el centro de menores donde se encuentran.

En cuanto a su otro hermano, el que denunció a sus padres en una determinada capital andaluza, no le ha ido bien. Ha dejado la familia de acogida (sus tíos) y ha estado en dos centros de protección de la Junta de Andalucía, fugándose varias veces. Ahora permanece en otro centro siguiendo un programa de reeducación de conductas muy graves. 

Según la joven, su hermano sigue odiando a sus padres y mantiene todavía la historia del maltrato paterno, directamente influenciado por el hermano mayor. Éste vive independiente en el país de la Unión Europea donde nació y hace todo lo posible para que sus padres no recuperen a los hijos. No ha perdido contacto con la Administración andaluza y también llama a veces a sus hermanos por teléfono al centro de menores. Asimismo, los visita en verano cuando viene de vacaciones, y, desde mediados de 2.004 se comunica con ellos por Internet, chateando casi a diario. 

La joven asegura que la circunstancia del traslado de la familia a España, fue aprovechada por el hermano mayor para instigar e influenciar en sus hermanos la manera de deshacerse de sus padres y no irse con ellos al campo. Él les hablaba de que iba a abandonar el hogar, pues odiaba sobre todo a su padre por haberse opuesto desde que tenía 16 años a su adicción al ordenador (se pasaba el día entero manejándolo) llegando incluso a serle retirado, lo que provocó rencor y deseos de venganza.

Dice ella en su denuncia que en el 2.001 con frecuencia se reunió con su hermano mayor y con el que le seguía en edad y que el mayor hablaba contra sus padres, y les iba convenciendo de que lo mejor era que lo denunciaran. También les anunciaba que si se deshacían de los padres tendrían acceso a ropa y calzado de marca y otros objetos de consumo que la economía familiar (familia numerosa, y el padre en régimen de pensionista) no les garantizaba. Y, por supuesto, que él les ayudaría siempre.

Otra circunstancia añadida es que el menor de los tres llevaba un tiempo teniendo problemas de conducta en el colegio, y se había fugado alguna vez de casa, lo que hizo pensar a sus padres que era debido a las malas compañías, por lo que antes de terminar el curso 2.000 / 2.001, lo llevaron a Italia con los abuelos maternos con el fin de que su comportamiento mejorara. 

La pretensión de la familia de irse en vacaciones de verano a Italia y reunirse allí con él se frustró porque los abuelos lo devolvieron por su mal comportamiento.

Entonces acordaron probar con unos tíos del niño residentes en una ciudad andaluza, quienes, por su lado, ya venían pidiéndoles que les dejaran a alguno o algunos de los hijos para tenerlos con ellos.

El hermano mayor fue el encargado de acompañarle y, según dice la hermana, volvió agresivo y violento rompiendo con la familia y estableciéndose por su cuenta después de abandonar el hogar.

A partir de ese momento, el mayor la visitaba a diario en el colegio para insistirle en que se rebelara también, porque iba a estar mucho mejor quedándose allí y que él la ayudaría. La persuadía de que lo que debía hacer era hablar con el trabajador social y decirle que no quería volver a su casa porque sus padres la maltrataban y tenía miedo.

Lo mismo hizo con su otro hermano, pues sabía que sus padres y resto de hermanos (cuando se trasladaran a la casa de España) irían a recogerlo para llevárselo con ellos, poniéndose de acuerdo con la familia donde estaba, para impedirlo y que denunciara a los padres.

Influenciada la joven de ese modo, el 5 de Octubre de 2.001, habló con el trabajador social en el colegio, quien ya había percibido algo por las visitas del hermano, diciendo que tenía miedo de regresar a su casa porque recibía malos tratos. Fue trasladada ese mismo día a un piso de una familia y quedó bajo la protección de la Administración.

 

3. LOS SUPUESTOS MALOS TRATOS

La información que hemos visto en documentos del expediente de la Junta de Andalucía, sostiene que puestos en contacto con los servicios sociales de... estos corroboraron la información dada por el tercero de los hermanos:

“...en extremos tales como someter a los menores a malos tratos físicos, incluso con objetos contundentes de manera sistemática, lo que los menores han denunciado de forma reiterada, aislamiento social por la creencia de que son perseguidos por su entorno social, limitando a los menores las relaciones con sus iguales y manteniendo continuos conflictos con los centros educativos donde los menores han estado escolarizados.”

El hermano que denunció en Andalucía dijo haber recibido palizas sistemáticas con palos de madera y barras de hierro desde que tenía un año de edad, y que también lo sufrían el resto de los niños, añadiendo que el maltratador era su padre y que su madre se reía al verlos llorar cuando eran golpeados. En su denuncia afirmó que en una ocasión el padre rompió la pata de una silla con los golpes.

4. CONTRADICCIONES

La hermana afirma una y otra vez, que ella nunca habló de objetos contundentes, que eso nunca lo dijo, asegurando que nunca más los servicios sociales le volvieron a preguntar sobre el tema, y que cuando a la semana siguiente de su denuncia se arrepintió y pidió en los servicios sociales regresar a su casa, le dijeron que ya no podía ser.

Por otro lado también asegura que ella y sus hermanos asistían regularmente a la escuela, que eran alumnos aplicados, aunque existieron algunos problemas, como por ejemplo, que su hermano tercero, a partir de los 12 años, tuvo altibajos y conducta irregular en el colegio especializado para alumnos de inteligencia superior, por lo que fue destinado a otro centro, y que ella en el colegio de su pueblo, sufrió agresiones de compañeras por ser extranjera, hasta que sus padres la cambiaron a otro centro en una ciudad próxima, desapareciendo los problemas.

También afirma que tuvo amigas allí, precisamente ese era uno de los motivos por los que no quería trasladarse a vivir a España, lo mismo que sus hermanos, a excepción de los pequeños, que lógicamente frecuentaban menos la calle, saliendo más con sus padres.

No hay ningún informe que cite lesiones, secuelas de lesiones, prueba radiológica, ni observación realizada y anotada por miembro alguno del sistema educativo y de salud.

Por el contrario, todos los hermanos fueron a la escuela obligatoria asistiendo con regularidad (no existe ningún incidente de absentismo), y pasaron por el centro de salud correspondiente (vacunaciones, control del niño sano...). Además, un pediatra certifica en Mayo de 2.002 que trató durante años a los niños tanto en su consulta como en visitas domiciliarias y que nunca pudo observar ni sospechar malos tratos en ellos.

Sorprende que si un padre con tal mente enfermiza ha estado propinando golpes continuadamente durante años con objetos contundentes como los descritos, a ninguno de los niños se les haya detectado nunca nada, dado que no faltaron a la escuela y siempre estuvieron bajo control del sistema de salud. La intervención de los Servicios Sociales se produjo primero por incidentes de conducta del tercero de los hermanos a lo largo de 2.001 (algunas fugas del hogar, comportamiento inadecuado en el colegio...) sin que se llegara a adoptar medida alguna. En segundo lugar, por la denuncia de la joven en el colegio a primeros de Octubre, según ella, instigada por el hermano mayor. En ningún caso, antes de eso, constan sospechas o apunte de indicios recogidos por algún profesional o servicio, o denuncia de vecinos. Nada.

Una vez en España, tanto en el Colegio Público donde cuatro meses acudieron los cuatro niños antes de ser retirados por la Junta de Andalucía, como en el Centro de Salud de la misma localidad, afirman y certifican que la relación con los padres era buena, que no se había detectado ningún indicio de malos tratos, y que los padres eran personas colaboradoras.

Es más, la propia Junta de Andalucía al recibir a los niños en el centro de menores y hacerles el examen correspondiente, certifica que:

“Los menores presentan muy buen estado de salud en general, presentan un buen aspecto físico, no observándose deficiencias ni traumatismos, vienen cuidados, limpios y con vestuario adecuado a la época del año, tienen adquiridos hábitos alimenticios y de higiene, no presentan problemas de sueño ni de comportamiento.”

Otro dato es que desde que los cuatro hermanos fueron retirados han pasado tres años y en todo ese tiempo los padres están criando a otras dos hijas, una que tiene ahora 4 años y otra 2. Respecto a como tratan a estas niñas, afirman también en el Centro de Salud que existe total normalidad, que los padres colaboran en el programa del Niño Sano y que se observa una relación de cariño entre las niñas y sus padres. Pero es que también la Junta de Andalucía en un informe de Octubre de 2.003 realizado por una Trabajadora Social sostiene los mismos criterios al mencionar que

“las menores se encontraban en el domicilio familiar presentando una buena apariencia física. Iban bien vestidas y no había signos aparentes de descuido o desatención. Estuvieron todo el tiempo que duró la visita jugando e interactuando con el padre y conmigo”

Con los datos precedentes, la versión de la hermana sobre la burda mentira de los tres mayores en contra de sus padres, debido al rencor de uno de ellos y para librarse los otros dos de irse a vivir al campo, cobra fuerza, pues no se puede entender que hayan existido malos tratos tan crueles durante tanto tiempo sin haber sido detectados, y que los informes en España hablen del perfecto estado en que se encontraban los niños tanto en el plano físico como en el psicológico.

Añadamos también que los cuatro hermanos cuando llegaron al centro negaron el maltrato recibido por sus padres, culpabilizando de todo a sus hermanos mayores, a los que calificaron como mentirosos, coincidiendo con la versión actual de su hermana.  

 

5. SITUACIÓN DE DESAMPARO

La Junta de Andalucía decidió la retirada de los cuatro niños sin evidencia alguna de que estos estuvieran sufriendo malos tratos. Previamente a la adopción de la medida habían solicitado al Colegio Público de la localidad donde residían que estuvieran vigilantes observando cualquier indicio en los niños de malos tratos de sus padres. Dicha vigilancia se prolongó a lo largo de los cuatro meses que los niños estuvieron escolarizados, no observando el profesorado nada anómalo, comunicando que lo habían detectado era una muy buena y cariñosa relación de los niños con sus padres, y la colaboración activa de estos con el colegio.

La Resolución adoptada por la Delegación Provincial de Asuntos Sociales se formuló no porque los niños estuvieran siendo maltratados, sino por el riesgo que suponía para ellos la existencia de las denuncias de sus hermanos mayores, y lo decía así:

“Ante la gravedad de los hechos reiteradamente denunciados por... (el tercero de los hermanos mayores)  que confirman los servicios sociales de... (un país de la Unión Europea) y ante el peligro que supone para la integridad física y psíquica de los menores, por parte del Equipo competente se propone que se declare su situación provisional de desamparo...”.  

 

6. INTERVENCIÓN SOBRE LOS NIÑOS

Antes de nada hay que insistir en que la Junta de Andalucía cuando se llevó a los niños, se dejó atrás a una hermanita de 22 meses, por miedo de los funcionarios a provocar un aborto a la madre en el forcejeo (estaba de seis meses). Los padres la escondieron durante un tiempo y, luego , después de que naciera la pequeña, volvieron a su casa estando, vigilantes desde entonces. No obstante, la Junta de Andalucía no sólo no intervino sobre ellas, sino que en un informe de Octubre de 2.003, reconoce que las niñas están muy bien, y que se muestran cariñosas, especialmente con el padre.

Desde el momento de su ingreso los niños fueron sometidos a reiterados estudios psicológicos para conseguir la prueba de la existencia de los malos tratos. Es decir, se trabajó con los niños para lograr su reconocimiento formal de que habían sido maltratados, pues a los técnicos de la Junta no les cabía la menor duda de que había sido tal como el tercero de los hermanos lo había denunciado. Si los niños lo negaban o se hacían resistentes, entonces se achacaba a que venían preparados por sus padres y había que seguir trabajando con ellos hasta que reconocieran la verdad.

Cuando un menor ha sido maltratado por sus padres y tutores hay que ayudarle a que consiga elaborar el discurso real de los malos tratos sufridos, para hacerle consciente de los mismos y poder iniciar así, a través de la terapia, la adecuada recuperación psicológica. Pero si el menor no ha sufrido los malos tratos que en el expediente se asegura que ha sufrido y se le somete a sesiones psicológicas para que lo asuma como algo que le ha sucedido, empujándole literalmente a base de tiempo, terapia y paciencia, a que lo internalice y lo crea, ya no se le está ayudando, sino perjudicando en su presente y en su futuro. 

Se sabe que los cuatro hermanos negaron desde el primer momento haber sido maltratados e, incluso afirmaron que la culpa de todo la tenían las mentiras de sus hermanos mayores. Para los técnicos eso es lo que había que desmontar, pues estaban absolutamente convencidos de que los niños hablaban un lenguaje transmitido, es decir, que estaban preparados. No quisieron contemplar como posible que los niños dijeran la verdad y que los denunciantes hubieran exagerado, al no existir prueba tangible alguna de los vapuleos con palos y barras de hierro.

 Durante meses de sesiones lo único que se logró fue que admitieran que su padre les había pegado pocas veces cuando se portaban mal, aludiendo a cachetes pero no a palos y barras de hierro, como se quería.

 Y a falta de una confesión expresa de los niños, se fue elaborando un diagnóstico favorable al criterio de los malos tratos, sobre la base de las reacciones que a lo largo del tiempo se fueron observando, apuntando algunos indicadores a nivel conductual, emocional y cognitivo:

 -Actitud constante de mostrarse alerta y a la defensiva

-Desconfianza y recelo hacia los demás

-Actitud distante y reservada

-Retraimiento

-Escasa expresión de sus sentimientos

-Rigidez en su comportamiento y forma de pensar

-Expresiones como de rabia y malestar interno...

 Indicadores que bien podrían señalarse también como fruto del rechazo de estar separados de sus padres y de las condiciones de internamiento y no necesariamente de una fuente anterior de malos tratos. Téngase en cuenta que cuando llegaron al centro figura en el informe que los niños no presentaban ningún trauma ni problema de comportamiento y que tenían bien adquiridos los hábitos alimenticios y de higiene.

En el informe se dice que en seis meses los niños tuvieron frecuentes sesiones de exploración psicológica, pues además de las intervenciones llevadas a cabo en el mes de Febrero, quedan anotadas otras siete (12 y 20 de Marzo, 3 y 11 de Abril, 9 de Mayo, 26 de Junio y 10 de Julio).

En todo ese tiempo los cuatro hermanos estuvieron aislados e incomunicados de sus padres y dicho aislamiento continuó diez meses más, aún a pesar de una resolución judicial que autorizó desde Junio las visitas, con la oposición de la Junta de Andalucía, basándose en que los técnicos necesitaban tiempo para que los niños acabaran de asumir la gravedad de lo sucedido, pues con cinco meses no habían tenido bastante.

De cómo los niños no acababan de asumir los malos tratos de sus padres y de que los seguían queriendo, lo prueban algunos apuntes que recogen documentos oficiales de su expediente. Así, con fecha de 10 de Septiembre de 2.003  la Directora del centro de acogida expone que cuando en una de las visitas del hermano mayor, éste les insistió en que fueron maltratados con palos y barras de hierro, y como el mayor de los cuatro niños no lo reconociera, “se intervino para decirle (al hermano mayor) que quizás el niño necesitaba algo de más tiempo” (llevaban 19 meses de internamiento).  O el acta del Defensor del Menor de Andalucía – Defensor del Pueblo Andaluz, referente a una entrevista solicitada por el mayor de los cuatro niños, recogida el 22 de Diciembre de 2.003, en la que manifiesta que desea dejar el internamiento y volver con sus padres.

Por otro lado, los padres habían confiado su defensa a un mal abogado que los perjudicó seriamente, perdiendo sus demandas contra el desamparo de sus hijos ante la primera instancia y en la Audiencia Provincial. Con ello la Junta se sintió reforzada, radicalizando más su postura por la negativa de los padres a asumir que eran unos maltratadores.

7. LO QUE SE DIJO DE LA MADRE

El Servicio de Protección de Menores de la Junta de Andalucía en un informe sobre la madre apuntó lo siguiente:

1.    La madre presentaba un moratón en ojo y cuando se le pregunta por el mismo dice que es una mancha de nacimiento.

2.    Unos días más tarde, en una segunda cita, se observa que la señal que presenta en el ojo está menos morada.

3.    Se confirma que el padre es el que se encarga de todas las relaciones con el colegio, los servicios médicos... de sus hijos, mientras que la madre, rara vez hace estas gestiones... Una señora que presenta un aspecto desaliñado, nada cuidada y como si nunca saliese de casa.

En primer lugar, efectivamente, desde su nacimiento tiene un moratón en el ojo izquierdo (la mancha afecta también a parte del globo ocular). Pero como la trabajadora social ya estaba predispuesta de antemano a juzgar el moratón como producto de una agresión, cuando días después volvió a verla, apuntó que el ojo estaba menos amoratado.

Lo mismo se puede decir respecto a la apreciación de que la madre rara vez se encargaba de las gestiones educativas y de salud de sus hijos, desmentido por el Colegio Público de Medina. Opinión que comparte el Centro de Salud  en un informe de fecha 12 de Marzo de 2.002:

“Vista en consulta acompañando a sus hijos en varias ocasiones, tanto por enfermedad como para solicitar derivaciones para revisiones oftalmológicas y en programa de control del Niño Sano. El comportamiento, tanto de esta señora como del marido y de sus hijos ha sido normal en todas las visitas, no apreciando ningún tipo de maltrato físico ni alteraciones psicológicas en los niños.”

Otro informe de Salud también discrepa (10 de Enero de 2.003):

“Paciente vista en consulta en varias ocasiones en los 2 últimos meses por control de su gestación. Ha venido acompañada de su marido y algunos de sus hijos, no habiendo detectado en ninguna ocasión alteración alguna en el trato entre ellos ni en el trato con sus hijos. No pudiendo detectarse maltrato alguno físico ni psicológico. Este informe se emitió en Febrero del año 2.002. Actualmente la paciente aporta un informe de la Delegación Provincial de Asuntos Sociales en la que consta que esta señora no aparecía nunca con sus hijos en el centro de Salud, lo cual no es cierto, ya que ha sido asistida al menos en 12 ocasiones, tanto por la matrona, como por la pediatra, como por mí, sin detectar ninguna alteración en el trato personal con ella y asistiendo siempre bien aseada y colaboradora.

Se puede observar que por parte de los técnicos de la Junta de Andalucía existía una predisposición a juzgar de antemano a la madre, por ser ésta una pieza fundamental en el puzzle de padres maltratadores.

Por el contrario, la madre, siempre se había preocupado de sus hijos y colaborado como afirman en el colegio y en el centro de salud, por eso la traumática desaparición de los mismos le produjo ciertos trastornos en su salud, como acreditan los siguientes informes:

Con fecha 19 de Abril de 2.002, debido al estrés sufrido por la pérdida de sus hijos, fue ingresada en la planta de obstetricia de un hospital, con el siguiente diagnóstico:

Gestación 29 semanas

Amenaza de Parto Pretérmino

Anemia leve

Con fecha 11 de Junio de 2.003:

“...le quitaron 4 hijos los servicios sociales de la Junta de Andalucía hace 15 meses tras denuncia por malos tratos no demostrables por parte de un hijo de 13 años que no vive con la familia, sino con un tío, hermano del padre. Esta situación y el miedo que tiene a que le retiren su pequeña de 3 años, o la pequeña de 10 meses, le producen un estado de ansiedad e inestabilidad emocional severo, que soporta con dificultad al ver que los niños quedan llorando.”

Con fecha 11 de Junio de 2.003:

“La paciente Margarita... consultó en el Centro por primera vez el día 19 de Abril de 2.002, y está diagnosticada de Trastorno de adaptación con reacción mixta de ansiedad y depresión (Código CI –10: F43.22) por problemas relacionados con circunstancias legales.”

Con fecha 13 de Junio de 2.003:

“Presenta la tensión arterial elevada 170/100. Además presenta una parálisis del nervio facial.”

Con fecha 15 de Enero de 2.004:

“Secuelas de parálisis facial periférica (leves) Síndrome depresivo reactivo. Se recomienda valoración por salud mental.”  

Protección de Menores mintió en ese informe, pero además, no deja de sorprendernos que se siga entendiendo que llevar a los niños a la escuela o al centro de salud sea función propia de mujeres, puesto que lo que habría que recoger en el informe era si los niños asistían a la escuela y al centro de salud y si sus padres se preocupaban por ellos, independientemente de cual de los dos se encargaba de llevarlos y efectuar las gestiones. Con toda probabilidad, si la técnico que hizo el informe hubiera constatado que era la madre y no el padre quien se encargaba de todas las gestiones, no hubiese valorado negativamente al padre. La verdad, como queda dicho y acreditado, es que se encargaban los dos.

A la vista de las contradicciones observadas qué grado de credibilidad podemos dar al informe cuando se refiere al aspecto desaliñado de la madre, impresión que los profesionales del colegio y del centro de Salud en absoluto comparten.  

 

8. LO QUE DIJO EL DEFENSOR DEL PUEBLO ANDALUZ – DEFENSOR  DEL MENOR ANDALUCÍA

Los padres reclamaron al Defensor del Pueblo Andaluz en contra de la Junta de Andalucía por no atender una decisión judicial que la obligaba a permitir las visitas de los hijos. La respuesta se dio en el documento 02 / 4320, de fecha 28 de Noviembre de 2.003, y consideraba el Defensor que la Junta se había arrogado

“la facultad de negar cualquier contacto de los padres con los hijos al hacer prevalecer esta decisión por encima de lo acordado por el Juzgado de Familia”

Un auto judicial de 6 de Junio de 2.002 determinó que los padres visitaran a sus hijos, y la Junta lo recurrió, sin cumplir con su obligación de permitir las visitas pues la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil determina que las decisiones en primera instancia tienen que cumplirse aunque sean recurridas. La Junta por lo tanto (dice el Defensor) se arrogó la potestad de seguir impidiendo los contactos, en contra de lo que dispone el artículo 456.3, en relación con los artículos 526 y siguientes de la Ley 1/2000, de 7 de Enero, de Enjuiciamiento Civil, viéndose obligado el Juzgado a demanda de los padres,  a volver a dictar una nueva resolución de fecha 26 de Septiembre de 2.002, que tampoco la Junta de Andalucía esta vez cumplió, teniendo que esperar los padres hasta la resolución definitiva de la Audiencia Provincial (24 de Abril de 2.003) para que la Junta cediera, es decir, diez meses más tarde de que el Juzgado lo hubiese decidido, que sumado al tiempo que llevaban los niños retirados suponía 14 meses seguidos sin verlos. 

Para el Defensor del Pueblo Andaluz, no hubo ninguna duda, la actuación de la Junta de Andalucía “llevó aparejada la privación ilegítima a unos padres del contacto y compañía de sus hijos”, y acusaba a la citada institución de vulnerar los artículos 9 y 18 de la Constitución Española, así como el artículo 13 del Decreto 42/2002, de 12 de Febrero, regulador del régimen de desamparo, tutela y guarda administrativa.  

 

9. VISITAS Y CAMBIO DE CENTRO

La primera visita en 14 meses se produjo el 28 de Abril de 2.003. Dice la madre que cuando ella y su marido fueron al centro a visitarlos: 

“...los niños nos llamaban por el nombre y no papá y mamá como acostumbraban. Cuando nos abrazamos los niños lloraban, y el mayor trataba de tranquilizarme y decía abrazándome “tranquila, mamá, no llores”. No hacía más que decir con lágrimas en los ojos “me quiero ir a casa con mis padres”. También le dijo a la directora “mis padres no me maltratan”.

Las visitas se produjeron dos veces a la semana con una duración de media hora cada vez. Fueron una verdadera tortura, especialmente para los niños, pero no porque no desearan estar con sus padres, sino por el corto espacio de tiempo, el lugar inadecuado y el excesivo control ejercido, con interrupciones y avisos. Nunca gozaron de la necesaria intimidad.

Evidentemente, para los técnicos de la Administración las visitas suponían una desagradable intromisión en el plan establecido, que no era otro que desconectar afectivamente a los niños de sus progenitores.

De la misma manera que con anterioridad se habían arrogado la facultad de negar a los padres el derecho de visita pasando por encima de la autoridad judicial, una vez que por imperativo legal ya no lo pudieron impedir, entonces trataron de boicotearlas, culpabilizando a los padres, para apartarlos otra vez de sus hijos.

La Delegación Provincial de Asuntos Sociales, con fecha 2 de Diciembre de 2.003, emitió una resolución en la que en su fundamento segundo fueron catalogados como maltratadores irrecuperables:

“Habiéndose sometido a los padres biológicos de los menores al oportuno Plan de Intervención Familiar, el día 29 de Septiembre de 2.003 se recibió informe procedente en cuya virtud se ponía de manifiesto la invariabilidad de los factores de riesgo que motivaron en su día la adopción de la medida de protección en interés de los menores, constatándose la ausencia de conciencia y de reconocimiento por los progenitores del maltrato proferido a sus hijos y la nula actitud, disposición y motivación al cambio, estimando negativo el pronóstico de recuperabilidad familiar”.

¿Qué se quiso decir con “invariabilidad de factores de riesgo” y “ausencia de conciencia y reconocimiento”? Para entendernos mejor: que los padres no habían aceptado la condición de maltratadores porque afirmaban que no lo eran.

Cualquier muestra de afecto de los padres o fortalecimiento de los vínculos con los hijos era interpretado como un ejercicio de manipulación de unos maltratadores que querían ganárselos para su causa (lobos disfrazados de corderos).

Por eso las entrevistas fueron siempre muy cortas, en espacios muy reducidos, vigilando e interviniendo con cortes y advertencias para que ninguno de los niños se hiciera ilusiones, echando por tierra el principio y fin de lo dispuesto por la autoridad judicial, e ir acumulando apuntes negativos que poder presentar posteriormente para que el juez las suspendiera.

A pesar de lo obstáculos padres e hijos se entendían bien y los vínculos seguían fortaleciéndose. En un informe previo a la anterior resolución se decía que todo esto “está influyendo en los menores, provocando en los mismos una serie de dudas y ansiedad al no saber que va a ocurrir en su futuro, llevándoles a fantasear acerca de su realidad”.  Por eso se proponía el traslado de los cuatro a un nuevo centro y que se los separara por edades, pues “los lazos entre hermanos no son tan fuertes como para que una separación entre ellos pueda ser tremendamente traumática (el subrayado es nuestro). 

El fundamento tercero de la citada resolución vino como anillo al dedo para lo que se pretendía:

“ Con fecha 27 de Noviembre del mismo año, el Servicio de Protección de Menores, emitió informe a cuyo tenor y en base a la información de que se constataba la imposibilidad de reintegración de los mismos en su núcleo familiar biológico, la existencia de numerosos indicios de maltrato emocional en aquellos como consecuencia de la actitud instigadora y coercitiva de sus padres en las visitas efectuadas al Centro y la necesidad de llevar a efecto el oportuno tratamiento terapéutico de los menores al objeto de paliar los efectos negativos del maltrato físico y emocional sufrido por los mismos, proponiendo el cese del acogimiento residencial de aquéllos en el centro... y la constitución de nuevo acogimiento residencial en el centro de primera acogida... (El subrayado es nuestro).

¿Y, por qué no justamente lo contrario, es decir, ¿Por qué no reconocer la necesidad de que los menores no continuasen en acogimiento residencial dados los apegos y vínculos generados entre padres e hijos, y los deseos de éstos de regresar a casa?.

Los niños estuvieron internados juntos desde su retirada familiar (19 de Febrero 2.002) hasta su pase al nuevo centro (primeros días de Diciembre de 2.003), una entidad privada que trabaja en convenio con la Junta de Andalucía,  y que tiene dos edificios separados cinco kilómetros uno de otro, en uno los más pequeños, y en el otro los de más edad.

Así, para lograr mejor la terapia a que se refiere la citada resolución, la medida consistió en separar a los hermanos, los dos mayores a un edificio y los dos pequeños al otro, trasladándolos de hogar y de colegio sin darles tiempo a despedirse de nadie (compañeros, amigos, maestros, etc.), con objeto también de controlar mejor las relaciones de padres e hijos en las entrevistas.

También influyó en el cambio de centro la mayor concienciación que sobre sus derechos había adquirido el mayor de los cuatro por la intervención de PRODENI, porque el niño se desesperaba por hacer valer sus deseos de irse ya a su casa y no sabía cómo, porque  nadie le hacía caso.

Por aquel tiempo, desde la asociación PRODENI logramos hacerle saber que tenía derecho a poder comunicar con el Defensor del Pueblo Andaluz y con el Fiscal del Menor para hacerles llegar sus quejas y peticiones, cosa que él pidió en el centro hasta por escrito sin que se le hiciera caso, haciéndonos llegar una carta de queja reclamando ayuda y el derecho a estar él y sus hermanos junto a sus padres. Su carta decía así:

“Resido desde 2 años en el... en contra de mi voluntad y la de mis 3 hermanos de 11, 8, 6 y yo de 13 años. El 6/11/03 después de haber estado rogando por 2 semanas poder hablar con la directora, pues algunos del centro me lo impedían, por fin pudimos entregarle por escrito para poder hablar con el Defensor del Pueblo y el Fiscal, para que se nos permita regresar a nuestros queridos padres, pues ya bastante hemos sufrido, pero no se nos toma en consideración. Pedimos ayuda” (23/11/03).

En vistas de lo cual, desde la asociación remitimos un escrito de queja adjuntando la carta del niño a la Consejería de Asuntos Sociales, a la Delegación Provincial de ... al Fiscal del Menor y al Defensor del Pueblo Andaluz.

Posteriormente, ya entrados en diciembre, lo hicimos público guardando la identidad del menor y del centro donde estaba. Se generó la lógica polémica, pues la Consejería no quiso asumir su responsabilidad. Terció también el Defensor del Pueblo Andaluz reclamando que los cuatro hermanos acogidos estuvieran juntos (El Mundo 12/12/2.003).

A partir de ahí, la Delegación de Asuntos Sociales, activó si cabe más aún sus dispositivos para conseguir cortar las visitas de los padres y los dos de más edad fueron trasladados al módulo de sus hermanos pequeños, lo que no gustó al mayor, explicándole la Dirección del centro que era porque lo había pedido PRODENI, haciendo acreedora a la asociación de su particular disgusto.  

10. ENTREVISTA DEL NIÑO CON EL DEFENSOR DEL MENOR DE ANDALUCÍA – DEFENSOR DEL PUEBLO ANDALUZ

Un miembro de la oficina del Defensor del Pueblo Andaluz, entrevistó, por fin, al mayor de los cuatro el día 22 de Diciembre de 2.003 en el centro de menores. 

El acta emitida por la institución dice que el niño manifestó su deseo de volver al módulo de mayores porque allí tenía un amigo y porque donde se encontraba sólo había niños pequeños. Sobre la situación personal y familiar manifestó que deseaba volver con sus padres, reflejando respecto al largo tiempo transcurrido: “Estoy harto porque llevo mucho tiempo interno”. Pero en el acta hay algo muy significativo que queremos destacar.

Y es que antes de que el menor entrara en la sala donde le esperaba la representante del Defensor del Pueblo Andaluz, ya venía de haber estado dos horas de entrevista con el Coordinador de Centros del Servicio de Protección de Menores que interfirió en la siguiente entrevista.

Por eso cuando la representante del Defensor le preguntó al niño el motivo por el que había requerido la entrevista, se evadió diciendo:

“...que ya ha hablado del asunto con el Coordinador... quien le había informado sobre sus derechos y explicado funciones y competencias de cada una de las instancias intervinientes en su caso”

Quedando expreso en el acta que el niño se presentó

“sin aportar ningún detalle sobre el motivo de su solicitud”

Poniéndose a hablar 

“...de las competencias del Juez, de la Junta de Andalucía, de PRODENI y del centro...”

O sea, de todo lo que le había hablado el señor Coordinador, menos del motivo por el que estaba allí, por lo que para lograr que el menor explicara qué es lo quería del Defensor del Pueblo Andaluz, tuvo la entrevistadora que conseguir primero granjearse su confianza y vencer

 “...cierta resistencia a hablar de cuestiones más personales”

Finalmente se fue abriendo y acabó planteando las dos peticiones que quedaron reflejadas: que quería volver a la unidad del centro de los niños mayores y que quería volver con sus padres porque estaba harto de estar tanto tiempo internado.

Tenemos que decir con toda firmeza que de la lectura del acta parece desprenderse que la intervención del Coordinador, CONDICIONÓ ( con mayúsculas) la tarea del Defensor del Pueblo Andaluz – Defensor del Menor Andalucía, y la duración de la sesión, pues como queda además reflejado:

“...la entrevista se había prolongado en torno a 40 minutos, motivo por el cual consideré oportuno dejar de insistir considerando la anterior entrevista con el representante de la Delegación de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía (cerca de 2 horas de duración) y la inminente visita de sus padres prevista para dos horas más tarde”

 (el subrayado y la negrita son nuestros).

En otras palabras, una muestra de lo que tiene todas las formas de parecer un arbitrario ejercicio de solapada manipulación desde el poder omnímodo de quien dispone de recursos y de  respaldos para dirigir la vida de los menores tutelados, y un desprecio a la labor del Defensor del Pueblo Andaluz – Defensor del Menor de Andalucía, con objeto de menoscabar la eficacia de la entrevista concedida.

En ese sentido, no podemos más que agradecer a la autora del acta, y a quien la refrenda (El Defensor del Pueblo Andaluz- Defensor del Menor Andalucía) la cita de aspectos tan relevantes que dejan en evidencia los intentos de quien quiso influir para  que el menor llegase blando y difuso. Aún así, acabó por reclamar lo que quería: Su salida del internado y regresar con sus padres.  

 

11. SUSPENSIÓN DE LAS VISITAS

Precisamente, el día 22 de Diciembre, después de la entrevista, los cuatro hermanos iban a recibir la visita de sus padres en el ambiente emotivo de la Navidad a dos días de la Nochebuena.

Cuando éstos llegaron se les hizo esperar más de una hora sin darles ninguna explicación hasta que finalmente un trabajador del centro les hizo entrega de un auto de un juez ordenando, sin más, la suspensión cautelar de las visitas.

Lógicamente, el mundo se les cayó encima y desesperados se dirigieron a presentar una inútil denuncia ante la Guardia Civil por la afrenta recibida, también por haberles comunicado la suspensión en la misma cita, después de una larga espera, con los trastornos e inconvenientes añadidos del viaje.

Por su parte, el abogado de la familia se las vio y deseó para oponerse a la medida ante el juzgado, echándose las manos a la cabeza porque una decisión de ese tipo hubiese sido tomado a instancias de una parte sin haberse escuchado a la otra.

Los padres temían que en algún momento iba a llegar una cosa así, y, por eso, desesperados, reclamaban la presencia de un testigo en las visitas, que sirviera de contraste en las valoraciones de los técnicos de la Junta. A este efecto, el Defensor del Pueblo Andaluz había criticado a la Junta por haberse opuesto a que los padres acudieran acompañados de un profesional a las entrevistas, simplemente con una negativa aduciendo al interés superior de los niños, pero sin explicar en qué se verían perjudicados. El Defensor del Pueblo A. emitió una recomendación para que la Junta motivase su negativa, cosa que no cumplió porque un mes más tarde llegó la suspensión de las visitas.

Lo que nunca se pudieron imaginar es que la suspensión se llevara a efecto de una forma tan cruel, en una fecha tan especial, con los niños ilusionados esperándoles, indefensos y sin capacidad de respuesta al no haber sido escuchados.

Desde entonces, los padres no saben nada de sus hijos, y éstos lo desconocen todo de sus padres. Bien aconsejados, solicitaron a la Junta de Andalucía el acogimiento de los menores en la familia materna italiana, cuestión que en principio la Junta aceptó, pero que,  hasta el momento, tampoco se ha podido llevar a cabo.

Los niños, eso sí, ya están desestructurados de su familia y se han ido acostumbrando en contra de su voluntad al internamiento, pues es lógico pensar que si la tesis de la Entidad Pública es que no haya retorno posible de los niños a sus padres, los técnicos harán todo lo posible (como ya lo hicieran en los primeros 14 meses de incomunicación), para tratar de borrar de su memoria los afectos y recuerdos a fin de que no sientan la distancia y se adapten sin dificultad a una vida sin familia. Sin embargo, los padres no han dejado de seguir insistiendo ante la Administración de Justicia, con la esperanza puesta en volver a recuperar las visitas, y, finalmente, a sus hijos, aunque les cueste la ruina y la enfermedad.

12. LA HERMANA MAYOR

La llegada en Junio de la hermana mayor, huyendo de la tutela de los servicios de un país de la Unión Europea y presentándose ante sus padres arrepentida  y dispuesta a luchar por sus hermanos, ha sido providencial, o al menos, así nos lo parece, para la causa (casi siempre perdida) de estos padres.

Ella sostiene, como queda dicho, que sus padres son totalmente inocentes y que la consecuencia de la descabellada trama organizada por el hermano mayor y seguida por ella y su otro hermano no ha traído más que desgracia a la familia, en particular a unos pobres niños que no han tenido culpa ninguna.

En un principio nos sorprendió su llegada y su pronunciamiento de que todo había sido un engaño. Nos preguntamos, incluso, si había existido un acuerdo de la joven con sus padres, o si éstos la habrían absorbido para su causa.

Después de hablar mucho con ella y contrastar su información con preguntas a los padres, tanto personalmente en su casa, como a través del teléfono, hemos llegado a la conclusión de que no miente.

De hecho ya ha realizado una declaración ante notario y  presentado sendas denuncias ante la Guardia Civil en contra su hermano y contra sus tíos...

Lo que ella desea, en primer lugar, es poder visitar a sus hermanos, porque quiere recuperar su relación y no perder su contacto con ellos en el futuro. Y, en segundo lugar, reparar el daño que ha hecho y luchar para que regresen al hogar de los padres, que ya es el de ella misma, y que vuelvan a ser una familia feliz.

Al tercero de los hermanos ha podido visitarlo dos veces.

Lo que no ha sido posible hasta ahora es que vea a los otros cuatro porque existe reticencia en los técnicos de la Junta a una hermana arrepentida que dé traslado a los pequeños información que los desestabilice emocionalmente, al crearles nuevas expectativas de sus padres.

En esa línea de pensamiento los técnicos juegan con la hipótesis de que sus padres le han debido de “comer el coco” y en que hay que andar con mucho cuidado con ella. Cuestión que a los técnicos no les preocupa tanto con su otro hermano, porque éste sigue en contra de sus padres.

¿Quiere ello decir que los cuatro hermanos mantienen frescos aún los recuerdos de sus padres y que la presencia de la hermana puede ser contraproducente para los intereses de la Junta?. Probablemente.

Ahora bien, hay que tener en cuenta que contra la idea de que los cuatro hermanos siguen queriendo a sus padres y desean reunirse con ellos, juega muy activamente el trabajo profesional realizado durante todo un año de reeducación en los planos afectivos, y, en particular, los contactos seguidos del mayor, que ahora incluso ya puede comunicarse también por Internet con los dos mayores del centro.

Una comunicación que trata interesadamente de desensibilizarlos de sus padres, fomentando actitudes de odio y rechazo hacia ellos, de acuerdo también a los intereses de la Junta.

A tal efecto, recordamos una conversación telefónica en Diciembre 2003, con la Delegada de Asuntos Sociales, que nos dijo que el hermano mayor llamaba muchas veces y que pedía a la Junta que nunca devolvieran sus hermanos a los padres. Diciéndonos: “Les han dado hasta con barras de hierro...”  

Por nuestra parte reiteramos que hemos visto a la hermana muy segura y convincente, y lo que dice concuerda con algunos hechos contradictorios que ponen en cuestión la tesis de los malos tratos:

  • Escolarización normalizada de los niños en aquel país.

  • Ausencia allí de reconocimiento de lesiones o secuelas

  • Informe de un médico pediatra que nunca observó ni sospechó nada

  • Informe aquí del colegio público en España

  • Informes médicos del centro de Salud

  • Informe psicológico favorable a los padres

  • Ausencia de informe psicológico o similar de la Junta de Andalucía

  • El hecho de que, a pesar de los primeros 14 meses de incomunicación de los padres con sus hijos, éstos inmediatamente recuperaran los afectos, a pesar de los serios obstáculos puestos en las visitas

  • Nuestra propia observación de como se desenvuelve la vida de esta familia en su casa en el campo, con sus dos hijas pequeñas y cómo evolucionan estas preciosidades de niñas en un ambiente confortable y lleno de afectos.

Le preguntamos qué recuerdos positivos guarda de sus padres de cuando era niña y nos dijo lo siguiente:

“De mi madre recuerdo lo cariñosa que era con todos nosotros, y que siempre estaba atendiéndonos en todo”. “A mi padre lo recuerdo cariñoso también y muy trabajador, siempre estaba reparando y arreglando las cosas de la casa”.

Ahora quiere recuperar, como decimos, a sus hermanos, y estudiar. Quiere ser abogada.  

 

13. EL PADRE

Nació hace 52 años en Andalucía y es el quinto de seis hermanos. Con 16 años ya estaba trabajando en Córdoba como joyero después de haber realizado un duro aprendizaje en la profesión. Dice que con esa edad tenía con él a dos aprendices. Después trabajó en Madrid.

Cuando cumplió 18 años decidió irse a un país europeo para no hacer el servicio militar y de allí volvió a España en el 2.001, con su mujer y cinco de sus hijos.

Por detrás dejaba al mayor de todos, con 19, que se había ido de casa, a otra con 15 tutelada por la Administración y al tercero, con 13, que se quedó con los tíos en una capital de Andalucía, tutelado por la Junta.

Dice su hija que el padre es una persona cariñosa y muy trabajadora. Conoció a su madre y se casaron muy enamorados con la firme intención de crear una familia numerosa porque a ambos les gustan mucho los niños.

Para poder permitírselo, trabajó fuerte mientras su esposa organizaba la casa y atendía a los niños. En su último destino, antes de que un camión se llevara por delante su futuro laboral, trabajaba como encargado de una sección en una fábrica de embutidos ganando unos cinco mil euros cada mes. Fuera de su trabajo siempre estaba con su familia, colaborando y encargándose de los arreglos de la gran casa de tres plantas que se compraron.

Le gustan los niños y jugar con ellos. Por las noches les leía cuentos antes de que se quedaran dormidos. Le gusta leer clásicos de aventuras y en música sobre todo la clásica y la zarzuela, pasear por el campo... Es un buen aficionado a ver fútbol, pero como él dice, sin ningún favorito.

La estancia en fuera de España no fue fácil si tenemos en cuenta su condición de inmigrantes en una zona con alto índice de xenofobia, donde no son bien mirados españoles, italianos, rusos, turcos...

Recuerda algunas dificultades como el tener que soportar la envidia de vecinos alemanes a los que molestaba su prosperidad y la numerosa prole. E, incluso, las agresiones sufridas por algunos de sus hijos de  otros menores por el simple hecho de ser extranjeros.

De su hijo mayor recuerda que hasta que entró en la adolescencia era un niño educado y correcto sin mayores problemas, pero luego comenzó a enredarse con otros de su edad de familias de procedencia rusa, formando grupo o pandilla y volviéndose algo violento.

Su mayor problema con él fue el asunto del ordenador. Sucedió que la familia adquirió un ordenador para uso de todos y el mayor, con 16 años, fue acaparando su utilización convirtiéndose en un adicto total, pues navegaba por Internet día y noche, encerrándose en su habitación sin atender las reclamaciones del padre de que el ordenador era de todos y de que debía dosificarse.

Así estuvieron durante un año, hasta que el padre tomó la determinación de retirar el aparato, cuestión que enfrentó a su hijo definitivamente con el padre, alimentando ese rencor que tanto daño traería después.

No se tiene, en absoluto, por una persona violenta. Quienes le conocen, y el redactor de este informe es uno de ellos, aprecian que se trata de un hombre tranquilo al que le cuesta enfadarse.

Para entender los “como” y los “por que” de los problemas que ha sufrido y todavía sufre esta familia habría que situarse en el contexto global en el que se han movido:  

q       La condición de inmigrantes en una zona nada favorable a los extranjeros.

q       El hecho de ser una familia numerosa.

q       El de haber quedado incapacitado para el trabajo con tres años de convalecencia.

q       Los problemas naturales de los hijos adolescentes.

q       El conflicto mal resuelto del uso del ordenador.

q       Su decisión de instalarse en España (sus hijos habían nacido todos fuera) y en una casa en el campo...

El padre sufrió la “pérdida de su primogénito”, y luego la de otros dos hijos, aferrándose a los demás niños. El se dio cuenta de lo de la trama cuando la mayor denunció los malos tratos y se quedó en los servicios sociales de aquel país. Pero no esperaba que aquello alcanzase con igual virulencia al otro hijo de 13 años, al que había enviado a Andalucía para apartarlo de las malas influencias de amigos, porque tampoco sabía el grado de implicación que tenían los tíos en España.

El padre creyó que a sus tres hijos mayores los había perdido para siempre y luchaba ahora por la recuperación de los cuatro vástagos tutelados por la Junta. Por eso la aparición de la hija fue como el cielo abierto, en primer lugar por su inesperado regreso, y, en segundo lugar por su confesión y disposición a luchar por sus hermanos pequeños.

Sorprende a uno que a pesar de todo lo ocurrido todavía le queden fuerzas, a él y a su esposa, para la esperanza y el futuro. Seguramente la compañía de sus dos niñas pequeñas y la vuelta de la mayor les aporten las que necesitan.  

 

14. PRODENI VISITA A LA FAMILIA

Conocíamos a estos padres a través de documentos y llamadas telefónicas, pero queríamos verlos en su ambiente, en particular cómo se desenvuelven las dos niñas pequeñas que viven con ellos. Por eso, ahora que se había reincorporado la hija, aprovechamos para pasar unas horas con ellos  y conocerlos personalmente.

La casa en el campo está a unos cien metros de la carretera, a unos nueve kilómetros de una localidad andaluza del sur, en un terreno de unos tres mil metros cuadrados, buena parte sembrado de césped, con una piscina, columpios y otros juegos. Es de planta baja, con varias habitaciones, y un salón a la entrada, a modo de amplio hall.

Nos dijo el padre que su pretensión cuando llegaron era ampliarla, pero los ahorros se los han llevado los abogados.

Lo que más nos llamó la atención, aparte de la buena calidad, distribución, mobiliario y limpieza, fue la presencia de dos preciosas niñas, una de casi 5 años y otra de 2, muy felices y comunicativas, dispuesta la mayor a explicarnos las cosas que tenían, los nombres de sus gatos, y a que las acompañáramos haciendo dibujos y coloreando. Precisamente, en un extremo del salón, al pie de una ventana, hay una mesa de baja altura y dos sillitas donde las observamos como si estuviesen en la escuela, cada una con sus cuadernos y cuentos, muy afanosas dedicadas a pintar.

La madre nos dice que le encantaría enviarlas ya a la escuela, pero como no tienen la edad de la escolarización obligatoria, prefiere que por ahora no vayan porque tiene mucho miedo que los de la Junta se las lleven, como hicieron con los otros.

Ambas niñas están muy felices con la presencia de su hermana mayor, con la que desarrollan buena interacción. Es como una segunda madre para ellas.

Su aspecto físico, la felicidad que emanan, su nivel madurativo y las destrezas educativas que mostraron, excluyen totalmente cualquier indicio de desatención o de malos tratos.

En cuanto a los padres, su buen aspecto queda ensombrecido por un fondo de dolor y de tristeza contenida en sus miradas que tratan de disimular manteniendo una conversación amena. Observamos en la hija también una expresión de tristeza cuando habla de su experiencia pasada y en particular de sus hermanos, “mis hermanitos” (no cesa de repetir), y está obsesionada por conseguir que vuelvan  a casa.

Los padres nos han parecido unas personas tranquilas a pesar de lo que vienen sufriendo, pero de una cierta tranquilidad y dominio que no debe confundirse con desinterés o resignación, pues cuando hablan de sus hijos y de lo que les ha pasado, aflora pasión y ganas de luchar hasta el final.

Los hemos visto firmemente determinados a no dejarse vencer, estimulados ahora por la presencia de la hija mayor, a la que consideraban perdida, y que les ha traído calor y  nueva esperanza.  

 

15. INFORMES SOBRE LAS NIÑAS

Volviendo a las dos niñas de la casa, al igual que tenemos documentación referente a los cuatro hermanos emitida por el centro de Salud, disponemos de informes médicos que hablan de ellas en los mismos términos que podemos hacerlo nosotros después de haberlas conocido, pero, evidentemente, con mayor fundamento, porque parten de las exploraciones, consultas, control del Niño Sano, y otras visitas efectuadas al citado centro.

Informe médico de fecha 19 /12 /2003:

“Paciente de 3 años y 8 meses, que al igual que su hermana Flor es vista en este centro de Salud por motivos de consulta del Niño Sano y por patologías de la edad, sin apreciarse daño físico ni psicológico, siendo la relación con sus padres cariñosa”

Informe médico de fecha 19/12/2003:

“Paciente de 17 meses vista en consulta en varias ocasiones, tanto para los controles del niño sano, como por presentar patologías propias de la edad, no apreciándose nunca señales de malos tratos físicos ni psicológicos, observándose una buena relación entre padres e hija”

Informe médico reciente de fecha 25/11/2004:

“Han sido vistas en consulta para revisión. Su desarrollo esturoponderal son buenos y no presentan signos de alteraciones físicas ni psicológicas. Se ven niñas alegres y con un comportamiento adecuado a su edad.”  

 

16.  INFORME PSICOLÓGICO DE LOS PADRES

Sabemos cuál es la opinión de la Junta de Andalucía: Son unos padres maltratadores porque así lo estiman informes de los servicios sociales y la denuncia de un hijo en Andalucía.

No existen informes psicológicos de la Junta referidos a este matrimonio, porque previamente se les exige que se reconozcan como maltratadores. La determinación de su irrecuperabilidad para la Junta viene dada, precisamente, por la negativa de ambos a reconocerse así.

Ambos, en su denodada lucha por la recuperación de sus hijos se han sometido, sin embargo, a  las pruebas psicológicas dirigidas por una experta, psicóloga clínica y judicial, especializada en temas forenses.

La conclusión de las pruebas determinó que no son maltratadores, diagnóstico que la experta mantuvo ante el Juzgado el 10 de Marzo de 2.004, manifestando:

·        Que del examen de los padres no se desprende la existencia de ningún rasgo de psicopatía o de trastorno de la personalidad ni perfiles agresivos.

·        Que existe apego tanto hacia los dos hijos que están en compañía de los padres como hacia los menores que están en situación de desamparo.

·        Que a los mayores los dan ya por perdidos y los consideran los instigadores de esta situación.

·        Que considera que han manipulado esta situación con relación a sus hermanos.

·        Que ella tiene asumidas funciones parentales y que las expectativas de futuro de no recuperabilidad de sus hijos les están afectando principalmente a la madre, que presenta indicios de trastorno depresivo, que además le afecta físicamente.

·        Que no hay frialdad emocional ni desapego hacia sus hijos.

·        Que la madre manifiesta mucho apego hacia sus hijos, tanto verbal como físico.

·        Que respecto de los padres en la documentación aportada no hay ninguna evaluación de que la Administración parte de que son unos maltratadores y de que hasta que ellos no admitan este hecho no se actúa en ningún sentido.

·        Que se encuentran impotentes porque no entienden que tengan que asumir  que son maltratadores.

·        Que de toda la información no hay ningún informe en relación a los padres realizado previo estudio de estos; sí hay una planificación, pero sin conclusiones.

·        Que no pudo entrevistarse con los menores ni presenciar el desarrollo de una visita entre los padres y los niños porque la Junta no lo autorizó.

·        Que los padres no presentan rasgos de manipulación.

·        Que considera que en las condiciones en las que se desarrollaban las visitas no podía haber ninguna manipulación.

·        Que la carta escrita por el menor con relación a la huída del centro cree que es espontánea y que no está influenciada por los padres.

·        Que para poder efectuar un informe en condiciones, más que una entrevista directa con los menores, lo que necesitaría sería estar presente mientras se desarrolla un encuentro entre los padres y los menores, sin perjuicio de que pudieran estar presentes otros profesionales de la Administración.  

 

17. DIARIO DE UNA MADRE

La madre es una verdadera "mamma" italiana. Adora a sus hijos y siempre está pendiente de ellos. Tiene a esas dos niñas como dos soles, a pesar de las graves dificultades por las que está pasando, y disfruta cuidándolas y haciéndolas felices.

Después de conocerla no es posible mantener que pueda ser una mujer maltratadora. Si la Junta lo mantiene es porque no la conoce, no nos cabe la menor duda, o porque se habrá puesto las orejeras para no conocerla.

Es una madre luchadora que no cejará hasta conseguir la recuperación de los pequeños. Ya volvió su hija. ¿Quién sabe el otro? Para nada ofrece una imagen de frialdad o desinterés, como en algún documento se dice.

De ella es el testimonio que insertamos a continuación, un estremecedor diario que relata los encuentros con sus hijos en las visitas en el centro de menores entre Abril y Diciembre de 2.003. 

“En la primera visita el 28.04.03, fuimos a... mi esposo y yo a ver a los niños por primera vez desde que nos los quitaran el 19.02.02, a pesar de tener un auto del juez del derecho de visita en Junio de 2.002, pero que la Junta de Andalucía incumplió. Bueno, en esa primera visita los 4 niños nos llamaban por el nombre de pila y no papá y mamá como acostumbraban. Cuando nos abrazamos los niños lloraban y el mayor trataba de tranquilizarme y decía abrazándome: “Tranquila, mamá, no llores”. No hacía más que decir con lágrimas en los ojos: “Me quiero ir a casa con mis padres”. También le dijo a la Directora: “Mis padres no me maltratan”. Ella le dijo: “Eso no es lo que  me has dicho a mí”. Él dijo: “No me maltratan”.

En la segunda semana, el 02.05.03, había tres personas tutelando las visitas y no hacían más que interrumpir cuando les preguntábamos algo. No dejaban ni dejan que los niños se expresen. Entre otras cosas dijo: “Primero me raptan y luego...” La Directora lo interrumpe y le dijo con voz firme que lo iba a poner en los informes. El mayor dijo que le dijo al juez que mis padres no me maltratan. El segundo dijo que él le dijo al juez  que él si quiere venir a casa. La Directora lo interrumpe y dijo que no, que dijo que se quiere venir cuando se acaben los problemas. Le pregunté a éste qué problemas, “nosotros no tenemos problemas en casa”. Me dijo: “No, mamá, ellos han dicho que tenemos problemas”. Antes de eso les dije: “¿Sabéis por qué estáis aquí?”. Me dijo: “Es que dicen que tenemos problemas”. Entonces los cuatro dicen que se quieren venir a casa. La Directora se pone furiosa con el mayor: “Eso no es lo que me has dicho antes”. Luego dijo que “es normal, los niños quieren a sus padres, y como todos los niños se quieren ir a casa. La Directora se tiraba la mitad de la visita discutiendo con el mayor y hasta levantaba la voz enfadada y sin darse cuenta. Él hablaba muy despacio y me hacía gestos a escondite como que no quería que ellos escucharan. Parecía como que estuviera amenazado. Dijo que quiere hablar conmigo por teléfono. Dijo que de noche llora mucho porque quiere irse a casa. La Directora dijo que no es verdad, que los niños están vigilados las 24 horas. Les dije a los niños: “A ver si pronto venís a casa”. La Directora dijo que tan pronto no iba a ser. Él me dijo en voz baja que cuando nosotros nos vamos le preguntan todo, no dejan que los niños se expresen cuando les preguntamos algo. Se nos prohibió hablar en el idioma..., de hecho los cuatro sabían hablar perfectamente... y un poco de italiano, ahora ya no saben. También se nos prohibió hablar de asuntos judiciales.

En la 3ª hasta la 5ª visitas tuvimos que animar mucho a los niños por lo tristes que estaban y a veces lloraban.

En la sexta visita, el 15.05.03, el psicólogo fue muy amable y dijo una y otra vez que los niños nos quieren y que se quieren venir a casa.

En las siguientes visitas los niños estaban muy tristes, no podíamos hablar nada en privado, puesto que si me acercaba al mayor para abrazarlo, una de las trabajadoras sociales se levantaba y se ponía con la cabeza a mi lado para ver si le decía algo al niño en la oreja. Otra cosa que notamos en los niños muy importante es que se comen las uñas. Al tercero muchas veces a la hora de irnos le entra como un tic en los ojos y el segundo estaba demasiado gordo, hasta que yo les decía que tenían que hacer deportes. Ahora está mejor.

El 05.06.03,

El mayor estaba muy triste y no hablaba. Le preguntamos que le pasaba, pero él no contestaba. Entonces le dije: “Si no hablas nosotros nos vamos y vas a estar toda la semana con esa amargura”. Entonces, señalando a la trabajadora social, dijo: “Aquí todos me pegan y me tratan mal”. Le pregunté quien le pegaba y dijo:” Ella y su pandilla”. La trabajadora social dijo: “¡Cómo, cómo¡. Él repitió por lo menos cinco veces “ella y su pandilla”. Ella le dijo: “Mírame en los ojos y repite lo que has dicho”. Él dijo: “En la escuela también me pegan”. Lloraba y decía que se quería ir a casa. Yo le decía que tuviera paciencia. Él me decía amargado y desesperado: “Demasiada paciencia he tenido”. Dice que le pegan desde que está aquí y que se lo dice al maestro pero que no hace nada. Se lo dice a la Directora y le dice que son tonterías de niño. La Directora dice que él miente, que no le cree ni la mitad de lo que él dice. El mayor dice que ella dice que es malo que los padres peguen a sus niños, pero cuando los niños en la escuela me pegan puñetazos y me hacen mucho daño, dice que son niños. La Directora se defendía en voz alta, regañándole. Le tuve que decir que por favor no le chillara al niño. Ella me decía que no estaba chillando. La trabajadora social no hacía más que interrumpirle . Al principio quería que yo me quitara para, como dijo ella, “mirarle a los ojos”, hasta que el padre le dijo: “por favor, deje que el niño se exprese, no trate de intimidarlo”. Entonces se calló. El mayor siguió diciendo que cuándo habrá juicio. Les va a decir a todos lo que de verdad pasa aquí y lo que ellos hacen con ellos. Traté de averiguar lo que él quería decir, pero mirando a ella se callaba, antes de eso, mirando a la trabajadora social, dijo: “El problema que yo tengo es usted y su pandilla”. Lo repitió varias veces. La trabajadora social le dijo: “¿A qué te refieres con pandilla?”. Él dijo: “Usted lo sabe”. “No, no lo sé”.  “ Sí, usted sabe de lo que estoy hablando”. Entonces dijo: “A mí no me convencen mirándome a la cara y haciéndome señales, cuando hay juicio, al abogado no veas lo que le voy a decir de aquí.”

El 09.06.03,

El de 8 años empezó con un movimiento extraño en los ojos. Le cogí en brazos y le pregunté qué le pasaba. No me contestaba. Después de insistir empezó a llorar. Ellos decían que era porque se había peleado con un niño. De hecho tenía dos grandes arañazos en la cara. Entonces me dijo: “No, mamá, no lloro debido a eso”. Es que el hermano mayor había llamado por teléfono desde... y había hablado muy mal de sus padres. Al mayor de los cuatro lo castigaron el fin de semana y la Directora le dijo que lo iba a meter en otro centro encerrado para siempre y con los muros muy altos. Lleva ya cuatro fines de semana castigado. La Directora dijo que mintió de algo en la escuela. Él dijo que sí, pero mintió porque la trabajadora social, la Directora y otros no le dejaron en paz. A la hora de irnos casi siempre se ponen en la puerta para venir con nosotros.

El 19.06.03,

El mayor estaba raro. Tenía un arañazo profundo en la oreja. Le pregunté qué le ha hecho eso, no contestaba. Le pregunté despacio “Si te han pegado dime que sí con la cabeza”, y me dijo que sí.

En las visitas los niños casi siempre se quieren venir a casa. El 07.07.03, Uno empezó a hacer tic en los ojos. Lo cogí en brazos y lo tranquilicé. Noté que tenía calentura. Después de consolarlo y abrazarlo estaba bien, pero muy triste.

El 10.07.03,

El tercero de los niños vino a mí y me abrazó muy, muy fuerte, y no me soltaba. Respiraba muy fuerte y deprisa como queriendo llorar. Le pregunté que le pasaba, pero él sólo miraba y no decía nada. El segundo dijo que había devuelto 2 veces y que estaba malo. Le pregunté a la trabajadora social lo que le pasaba a mi hijo. Ella me miró asombrada. Luego dijo que el niño se levantó y empezó a devolver, que ya lo llevarían al médico. Empezamos a discutir. Le dije que al niño le falta el cariño de sus padres, el de todos los días. Estaba en mis brazos y quería devolver. La trabajadora social llamó a la educadora. Ella cogió al niño de la mano para llevarlo al baño. El niño se agarraba a mí con la poca fuerza que le quedaba. Le dije que yo lo llevaría al baño. Insistían en que no podía ser, pero no solté al niño que seguía agarrándose a mí. Entonces trajo un cubo para que devolviera allí, en la habitación con el personal del Hogar, los cuatro niños y nosotros. Así estuvo en mis brazos los 30 minutos muy triste. Le temblaba la boca y no hablaba ni una sola palabra. Todo ese tiempo me dediqué a besarlo, tranquilizarlo, acariciándolo. Al final se puso mejor y no devolvió. Miré al segundo y le dije: “Te veo preocupado”. Me dijo: “Sí, lo estoy”. Y dijo: “Me aburro mucho aquí, quiero venirme a casa”. Antes de eso le dije que fuera a coger un vaso de agua para el hermano. Cuando probé el agua sabía a cloro. El agua era del grifo y la trabajadora social dijo que era buena.

El 14.07.03,

El mayor faltaba en la visita. La trabajadora social dijo que estuvo toda la noche enfermo, devolviendo y con dolor de vientre. El segundo me miraba triste. Le dije que tuviera paciencia. Pregunté si podía hablar con el mayor por teléfono mañana para ver si estaba mejor. La trabajadora social me dijo que “tiene que preguntar a la Delegación”. Llamé el viernes y me dijeron que no lo habían permitido.

El 17.07.03,

El mayor estaba mejor. Ya no me escribía más cartas porque dijo que lo vigilan.

El 24.07.03,

El mayor aprovechó unos segundos que nadie estaba en la habitación y me dijo que la Directora antes de irse de vacaciones le dijo: “No te atrevas a escribir cartas a tu madre, está prohibido”.

El 28.07.03,

El segundo me dijo: “Mamá, me quiero ir a casa”. Le dije: “Dile eso al psicólogo”. Entonces con temblor le dijo: “Aquí me aburro, quiero irme a casa”. Todo ese tiempo yo lo acariciaba dándole valor. Hicieron como que no habían oído. Siguió: “¿Nos vamos este año todavía a casa?. El psicólogo dijo: “Ojalá”. El más pequeño dijo:” Mamá ¿cuando nos vamos a casa?. Le dije: “No lo sé”. Me dijo: “Bueno, yo cuento cinco dedos y luego nos vamos a casa, si.”

El 31.07.03,

Llevamos por primera vez a la niña de 3 años y a la de 1 año. Faltan palabras para describir la alegría entre hermanitos. Hasta los que vigilaban quedaban encantados de las niñas. La niña mayor abrazaba y besaba a sus hermanos. Parecía como si se acordara de ellos, pues cuando le quitaron a sus hermanitos tenía 22 meses. Luego se agarró a uno y no lo soltaba dándole besos todo el tiempo y diciendo: “¿Verdad que lo queremos mucho?”. Cuando nos fuimos, llorando se quería llevar a sus hermanitos. El padre la tuvo que llevar al coche llorando y consolarla. El mayor me dijo que el día que venimos siempre registran.

El 04.08.03,

El pequeño se sentó en mis piernas y les dijo: “Me quiero ir contigo, y no, no me quiero ir con ella" (con la educadora) "Yo no me quiero ir con ella”. Como nadie la hacía caso, me dijo: “Quiero irme contigo”. Le dije: “Ellos no te dejan”. Me dijo en el oído: “Esta noche me recoges y nos vamos juntos”.

El 07.08,

El pequeño se agarraba a mí y me decía: “Llévame contigo a casa”. Le dije: “Ellos no te dejan”. Volviéndose a ellos les decía: “Quiero irme con mi mamá a casa. La trabajadora social le dijo: “Todavía te tienes que quedar por un rato aquí”. Él dijo: “Ya llevo muchos ratos aquí, ahora quiero irme a casa”. Me apretaba fuerte diciendo: “Me quiero ir con mamá”. Tuvimos que convencerle mucho para que me soltara. El segundo, otra vez preguntó si se puede ir todavía ese año a casa.

El 25.08.03,

Le pregunté al mayor si todavía le registran y que también le han quitado papel y boli para que no me escribiera. Y que le registran hasta en el calzoncillo. Dijo que había desistido de decirle a ellos que se quiere venir a casa porque es como si estuviera hablando con un muro.

El 28.08.03,

El tercero me dijo que el mejor tiempo del Hogar son nuestras visitas y que él y el pequeño cuentan los días.

El 08.09.03,

Los niños dijeron que el pequeño el sábado no podía dormir. Se levantaba y chillaba, y no hacía caso a nadie. La educadora también aseguró lo mal que lo había pasado con el pequeño. Lo cogí en brazos y le pregunté porque hacía eso. Me dijo: “No lo se”. Le dije: “Es que querías dormir en los brazos de mami, ¿verdad?”. Dijo que sí.

El 11.09.03

Fuimos como siempre a ver a los niños y llevamos a las dos pequeñas con nosotros. El más pequeño, dijo que ayer había estado el hermano mayor y el otro visitándolos y que estuvieron cinco horas. El mayor de los cuatro me dio una carta en la que decía que habían estado hablando en contra de nosotros todo el tiempo, diciéndole que en la casa de los tíos estarían mejor. La Directora le dijo “no hace falta que tus padres se enteren".

El 15.09.03

El mayor hablando en voz baja con el padre le dijo que el hermano mayor había dicho que si veía a su padre lo mataba a palos. De pronto se presentó la Directora, parecía como si estuviera escuchando detrás de la puerta y señalándole con el dedo le dijo en voz alta y furiosa: “No mientas, eso es mentira”. Él le dijo que ella no estaba en ese momento. “Estuvo la señorita y no ha dicho nada de eso, si no ella me lo hubiera dicho”. Yo le dije que como ha dicho lo ha dicho cuando usted no estaba, pero ella seguía insistiendo furiosa que el niño miente. Luego sacó de mala manera a los tres niños de la habitación sin dejar despedirse de nosotros. Al mayor lo tenía yo agarrado en mis brazos. Entonces la Directora me reprochó que yo tenía el niño en mis brazos. Le expliqué que es normal, que es mi hijo. Ella salió un momento nerviosa y furiosa, y yo y el padre seguimos hablando con el psicólogo sobre que todo eso tarda mucho. La Directora se presentó y dijo que el coordinador de los equipos técnicos estuvo enfermo, luego hubo vacaciones y que tenemos que esperar. El mayor le dijo que por qué no había suplente. Ella le dijo que no había. Luego sacó el informe negativo del juez y dijo que a los niños se les informa. Él dijo:”Eso es sólo un papel”. Furiosa me lo arrancó del brazo y lo mandó a que se fuera. Antes de eso vino un ayuda de ellos, otra educadora, también furiosa, hablando con el padre. Luego le dijo al padre: “Cállese usted el pico”. El padre seguía hablando y no se dio cuenta de lo que le dijo. Hablando acerca del pequeño una vez más le dije que el niño estaba como atolondrado y se le notaba una falta de cariño inmenso. Me dijo que la estaba ofendiendo y que el niño entró en el hogar con falta de cariño. Le dije que tenemos a muchos testigos que pueden testificar lo contrario. Entre otras cosas el psicólogo nos dijo que sería bueno examinarse uno por dentro y mirar donde hemos fallado y reconocer. Le dije que no podía hacerme un lavado de cerebro yo misma. No podemos alegar algo que no hemos hecho. Él dijo que los niños lo habían dicho. Le dijimos por lo observado que les han puesto las palabras en la boca.

El 17.09.03

Apenas entramos, la Directora cerró la puerta, nos habló como unos diez minutos de que ya no sigamos hablando a los niños sobre cosas de la familia. Levantando el dedo nos dijo en tono amenazador: “Que sea la última vez”, y que los niños mienten mucho y fantasean.

El 25.09.03

El mayor nos dijo enfadado que los niños del colegio le habían dado seis euros por una tontería que él hace y que el Hogar se los quitó.

El 29.09.03

Al despedirnos de los niños, el pequeño se puso en la puerta, en la entrada, diciendo que se quería ir a casa con nosotros. Ellos hacían como que no oían. Entonces comenzó a chillar: “Me quiero ir con ellos”. Entonces la Directora desde lejos le decía: “No puedes irte ahora. Preguntó por qué no. Ella le decía: Tú ya lo sabes”. El pequeño dijo: “¿Cuándo, entonces?” Ella: “Cuando se resuelvan las cosas”

El 06.10.03

El pequeño abrazándome me decía: “¿Cuándo me voy contigo?. Le dije: “No lo sé”. Se dirigía a la Trabajadora Social y le dijo: “¿Cuándo me puedo ir a casa?”. Ella le dijo: “Cuando se solucionen los problemas”. Le dije “qué problemas, nosotros no tenemos problemas.” Ella no dijo nada.

El 19.10.03

Le pedí a la trabajadora social una copia de las vacunas que les han puesto a los niños. Dijo que eso hay que pedirlo por escrito a Protección de Menores.

El 23.10.03

Los niños como siempre se quieren venir a casa. Hasta el segundo  dijo que ya echa de menos a la abuela de Italia.

El 30.10.03

Le dijimos al mayor que si quiere puede hablar con el Defensor del Pueblo Andaluz y con el Fiscal del Menor. Que lo diga a la Directora.

El 03.11.03

El mayor todavía no había hablado con la Directora. La trabajadora social mostraba muy mala cara.

El 06.11.03

Le dije al segundo que él también podía hablar con el Fiscal del Menor y el Defensor del Pueblo Andaluz. Me dijo: “Mamá, qué le digo”. Le dije: “¿qué es lo que más deseas en el mundo?.” “Irme a casa”. El mayor me dio una carta diciendo que hoy iba a hablar con la Directora “y me da igual que me lo impida la maestra”.

El 10.11.03

Le preguntamos a los niños  si habían hablado con la Directora. Dijeron que sí, que el mayor y el segundo habían dado cada uno un escrito a la Directora el 06.11.03 y que ella les dijo que tenían que esperar a la respuesta.

El 24.11.03

El mayor llorando me decía: “Mamá, sueño con mi cama y mi habitación, en la clase me pongo a soñar y me imagino que regreso a casa, pero cuando vengo aquí, uh, que amargura”. El tercero decía llorando: “Papá, llévame a casa”.

El 04.12.03

Fuimos a  donde habían trasladado a los pequeños y los grandes. Nos juntaron en un centro. Apenas entramos, 2 hombres nos llamaron. Se presentaron como policías. Nos dijeron que, por favor, no armemos jaleos. Nos pusieron en una habitación con una cámara en el techo y un cristal en la pared para vigilarnos y había tres chicas detrás del cristal, dos adentro, interrumpiendo todo el tiempo, y los dos policías en la puerta. Los niños con lágrimas y con miedo miraban a ellos y no se atrevían ni a hablar. Les preguntamos muchas preguntas. Nos dijeron que el día 03.12.03 los sacaron de la escuela sin decirles nada, no se despidieron ni de los maestros, ni de los condiscípulos, ni de los amiguitos del Hogar, ni de todos los educadores. El segundo me decía que lo que desea en ese momento es irse a casa. Abrazaba al mayor y la psicóloga me decía de no hablar despacio. De hablar fuerte. Yo le decía que le estoy diciendo a mi hijo que lo que le decimos a los niños que tuvieran paciencia, que ya los sacaremos de aquí. Ellas decían de no darles falsas esperanzas a los niños. Tuvimos discusiones porque se metían en la conversación y no dejaban hablar a los niños. Esto es el informe hasta el 22.12.03 y es todo verdad. Tenemos las cintas como prueba. Aparte de estar psicológicamente deshechos están mal atendidos. Necesitan oculista, dentista, médico de la piel, etc. A veces huelen mal a pesar de que tienen que ducharse todos los días. Muchas veces venían con legañas en los ojos y muchas veces con pantalones rotos y estrechos o demasiado anchos y otros detalles más.

Con posterioridad recibimos nuevas aportaciones del Diario de una madre:

El 10.12.03

Fuimos al centro. Aparcamos delante de la vía del tren y fuimos andando. Después de un rato nos dimos cuenta que un hombre nos seguía. Nos siguió hasta que entramos dentro. Delante había un coche de policía y dos policías fuera. Cuando entramos, el personal era un poco más amable. Le di al mayor la carta de PRODENI y cuando la leyó se emocionó y estuvimos hablando acerca de los derechos que ellos tienen. Nos dijeron que los niños nos podían escribir y nosotros a ellos. También podíamos hablar por teléfono. La directora del centro dijo descaradamente que no lo habíamos hecho hasta ahora. Le dije que no se nos había permitido hasta ahora. Les dije a los niños que para la próxima vez me podían escribir una carta. De nuevo los niños dijeron que se querían venir a casa. El pequeño preguntó por sus hermanitas.

El 11.12.03

Fuimos a ver a los niños. Notamos en el personal un cambio del cien por cien. Los niños estaban peor que el día anterior. Notamos temor en los ojos del mayor y del segundo, y los pequeños calladitos, hasta no se atrevían a abrazarnos mirando a cada momento al cristal y a las dos chicas. Estaban como amenazados. También había como mínimo cinco policías afuera, y en el pasillo le preguntamos al mayor si había recibido el fax de PRODENI, o la carta para él. Dijo que no. Dijo que la directora le había leído sus derechos, que son: Tienes derecho a que nadie le diga que es un moro y ya no se acordaba de otras cosas. Les dije que se habían olvidado que también tienen derecho a crecer en una familia como otros niños. La Directora entró furiosa y dijo que no les diga esos mensajes, que eso es mentira. Les dijimos que no, que ese derecho se decretó en 1.990 en España y es un derecho. Dijo delante de todos: “Sí, pero es para los que no les pegan, como habéis hecho con barras de hierro, con palos y así... Se empezó una cuestión de que nosotros decíamos que es el derecho de los niños vivir con sus padres y ellos decían en voz alta y con la puerta abierta que maltratamos a los niños. Entonces nos cortó la visita. No duró ni veinte minutos, y nos echaron.

De nuevo llamaron el viernes por teléfono para concertar el día de visita para el 17 de Diciembre.

El 17.12.03

Fuimos a ver a los niños. A la entrada había dos policías armados, un coche de policía, dos mujeres y otros. A la salida nos perseguía otro policía. Llevamos con nosotros a un amigo con la intención de ver si podía ver a los niños, pero no le dejaron. Les dijimos a los niños que en el pasillo estaba el amigo. Ellos, locos de contento querían ir a saludarlo, pero las educadoras los sujetaban con las dos manos y nos dijeron que había que solicitarlo antes. Los niños estaban mejor de ánimo que el día anterior. El mayor estaba muy raro. Dijo que el martes había estado el Coordinador y le dijo que lo que él pidió estaba en la prensa y no quiso decir nada más. Dijo que ahora están juntos, pero que se aburre porque hay sólo niños pequeños y él no tiene a nadie con quien jugar. También duerme separado del segundo. Este duerme sólo en una habitación y el mayor duerme en la habitación de la educadora, puesto que no hay sitio y dice que la educadora duerme en el sofá. Y dentro de la habitación hay un ordenador y otras cosas interesantes. El mayor se quejaba de que porque él escribió a PRODENI lo han puesto con los pequeños. Le preguntamos a cada uno si quieren ir a Italia con los abuelos. Todos dijeron que sí. El tercero me dio una carta.

El 18.12.03

Fuimos a visitar a los niños. Nos asombramos de no ver a ningún policía ni afuera ni dentro de la coordinadora, aunque sí había unos cuantos disimulados de paisano. Los niños estaban de nuevo, especialmente el mayor, apagados, asustados. Éste tenía un carácter de un niño muy vivo, curioso, hablador, interesado en todo, siempre muy alegre, entablaba amistad con cualquiera, siempre tenía una sonrisa en la cara, ahora está apagado, triste, apenas habla, opaco, humillado. Los niños dijeron que el martes había estado el señor Coordinador allí y que le dijo al mayor que debido a lo que él había hecho estaban en la prensa. Yo le pregunté qué más dijo. El mayor agachó la cabeza y no dijo nada más. No quería hablar. Estaba asustado. También dijo que PRODENI tiene la culpa de que los han metido con niños pequeños y que él se aburre.

El 22.12.03

Fuimos a ver a los niños a las 13,30 horas. Nos extrañamos de que todavía no estaban allí. Preguntamos y nos dijeron que ya vendrían. A las 13,45 le pedí a la portera que llamara por teléfono a ver si había pasado algo. Llamó y dijo que dentro de poco iban a estar aquí. Más o menos a las 14,30 nos íbamos. Entonces salieron dos hombres de una habitación. Querían hablar con nosotros. Nos llevaron a la habitación con la cámara y el espejo. Nos dijeron que las visitas habían sido suspendidas. Que ellos habían venido especialmente para decirnos eso. Nos dieron el auto del juez de la suspensión cautelar de la visitas.

 

18. COMENTARIO

Sobre la mención de PRODENI que aparece en el Diario de una Madre del enfado del mayor y de la intervención del señor Coordinador de los Equipos Técnicos del Servicio de Protección de Menores,  que fue expresamente al centro a informar al niño de las consecuencias que había tenido su iniciativa, hay que decir lo siguiente:

La acción de PRODENI consistió primero en informar al niño de su derecho a comunicar con el Fiscal y el Defensor del Pueblo Andaluz y en informarle de los pasos a seguir, dado que en el centro de menores no le hacían caso. En segundo lugar, una vez que PRODENI recibió la carta del niño denunciando que en el centro se desentendían de su petición, decidimos remitir escrito a la Junta de Andalucía, al Fiscal y al Defensor del Pueblo Andaluz, adjuntando la carta de queja del niño, exigiendo por nuestra parte que se atendiera de inmediato la petición. También mencionábamos la circunstancia de la separación de los hermanos en el nuevo centro, en dos módulos distantes situados en sendas localidades. Y más tarde la asociación lo hizo público. No se aportó ninguna mención a datos de identificación de los niños, ni del centro donde estaban, ni al que fueron trasladados después.

La Delegada Provincial de la Consejería, en conversación telefónica con PRODENI hizo las siguientes observaciones:

1.    Los niños fueron separados en dos módulos, uno para mayores y otro para pequeños, pero una vez a la semana se veían en actividades comunes, lo mismo que cuando salían de excursión.

2.    Los hermanos habían sido separados porque los dos mayores, especialmente el mayor, ejercían mucho control sobre los pequeños y dificultaban que se pudiera trabajar con ellos para un posible acogimiento familiar. Acogimiento, que, en el caso de los dos mayores, era prácticamente imposible llevar a efecto.

3.    Por la queja de PRODENI se los había juntado en el módulo de los pequeños.

4.    El mayor estaba enfadado con PRODENI, a quien echaba la culpa de tener que estar con niños pequeños.

En la citada conversación mostramos nuestra sorpresa y preocupación porque entendíamos que si el mayor realmente le echaba la culpa a PRODENI era porque los técnicos de Protección de Menores le habrían influido negativamente contra PRODENI, no podía ser de otro modo, pues si el Servicio había decidido reunirlos en el módulo de los pequeños, era dicho Servicio el único responsable de la medida. PRODENI nunca pidió que la reunión de los niños se hiciese en contra de su voluntad y perjudicándolos.

Por otro lado, en las dos últimas visitas de los padres a sus hijos, aparece la mención de la madre la queja del mayor de los cuatro y de que el señor Coordinador le había ido a visitar expresamente para neutralizar los efectos de la denuncia pública de PRODENI, haciéndole ver las consecuencias (negativas, por supuesto) que había tenido su carta con la campaña de prensa.

El señor Coordinador es el mismo que el día 22 de Diciembre mantuvo con el mayor una entrevista de dos horas de duración con objeto de influir en el menor, justo antes de que fuera entrevistado por una persona miembro del equipo del Defensor del Pueblo Andaluz.  

La precipitación de la Junta para cortar definitivamente la relación de padres e hijos se explica en que las duras medidas impuestas (entrevistas muy controladas con interrupciones constantes, traslado a otro centro, separación de los niños en módulos distintos...) no estaban dando los resultados requeridos.

Por eso desde la Delegación de Asuntos Sociales se intervino ante el juzgado para que suspendiera de inmediato las visitas, sobre la base del grave perjuicio que los padres estaban ocasionando en sus hijos (la petición del mayor de querer comunicar con el Defensor del Pueblo Andaluz y con el Fiscal, junto a la irrupción de PRODENI, fueron las gotas que colmaron el vaso de la paciencia de la Delegación, que nunca quiso las visitas y que cuando se vio obligada a aceptarlas, después de una desobediencia judicial de diez meses, las rodeó de obstáculos y dificultades para provocar su fracaso).

En cuanto a lo de la suspensión de las visitas, si el Juez hubiera conocido la versión de los padres (dictó la suspensión sin escuchar a la otra parte), o hubiera visto, incluso, la cinta de vídeo que los padres clandestinamente han podido grabar de las dos últimas visitas (especialmente la última), con toda seguridad no hubiera actuado con la precipitación que lo hizo a dos días de la Nochebuena. Pero como aquí se trabajaba bajo la tesis de que los padres eran lobos disfrazados y los niños unos pobres corderillos, se explica que el juez haya dictado una medida tan excepcional.

Nosotros hemos podido ver la cinta de vídeo que ofrecen unas escenas de afectiva relación familiar, en una habitación cerrada de reducidas dimensiones y bajo estrecha vigilancia.

La cinta no ha sido entregada a nadie ni exhibida y la tienen los padres. Y lo mismo que poseen cintas de grabación de voz que se corresponden con lo descrito en el diario de la madre, mantienen ahora la de vídeo, visionándola una y otra vez porque es el último recuerdo que les queda de sus hijos.

Las escenas observadas nos impactan por el contraste entre dos clases de emociones y sentimientos que denotan: De una parte, el cariño de los niños hacia sus padres (el pequeño todo el tiempo echado sobre las piernas del padre, abrazado a él como si no quisiera separarse nunca). Y de la otra, un fondo de tristeza en sus miradas por la forzada separación y las leoninas condiciones impuestas.

Por otro lado, de los cuatro niños, los tres mayores pasaron cartas a los padres a lo largo de las visitas en las que expresaban su afecto y la desesperación o impotencia al no poder irse con ellos. También mencionan como se produce la intervención del hermano mayor para convencerlos de que sus padres eran malos, y la colaboración del centro que trabaja en esa misma dirección.

Son cartas escritas con dificultad, a escondidas, muy cortas y muy expresivas. A través de su lectura puede apreciarse el choque brutal entre lo que desean y lo que se les impone. Las primeras cartas reflejan un cierta esperanza y contemplan a unos padres que ven capaces de sacarlos de allí, a quienes adornan de cierto poder  por el hecho de  venir a verlos después de tanto tiempo, salvando la prohibición, pero al final van apareciendo rasgos de desasosiego y frustración conforme la presión de los técnicos se hace más asfixiante. Los padres eran como un caramelo que se les quitaba de la boca nada más comenzarlo a saborear y al final ya ni siquiera eso se les permitía, para que creyeran que lo mejor era dejarlo en el envoltorio y no acercarse a él. Después de la suspensión de las visitas se les hizo creer que los padres habían sido los culpables de la medida por mostrar una actitud hostil hacia el personal técnico, y que por eso se habían suspendido. Nada que ver con la decidida acción de hacerlas fracasar, concienzudamente planificado por la institución.

 

19. TRASCRIPCIÓN DE UNA CINTA GRABADA A LA HERMANA MAYOR (1 de Diciembre 2004)

“A la Asociación PRODENI:

Me llamo.... y tengo 18 años, he nacido en... Primeramente quiero decir que mis padres son inocentes de las acusaciones de la Junta, de los servicios sociales y de todo que le acusan, porque cuando nosotros, yo y mi hermano mayor y mi otro hermano estábamos en... (un determinado país de la Unión Europea) todavía, ahí nos inventamos todas las mentiras que hemos dicho a la Junta, aunque la Junta ha añadido cosas que yo no he dicho. Primeramente quiero decir que nosotros éramos una familia unida y feliz, pero cuando mis padres le quitaron la computadora a mi hermano,  que estaba drogado siempre de la computadora, él les empezó a odiar y nos dijo a nosotros que si nos fuéramos de casa teníamos todas las cosas que nosotros queríamos porque mis padres no se podían permitir cosas como los Nike y zapatos de marca, Addidas y todo de eso, y eso nosotros también queríamos porque veíamos a la escuela, a nuestros amigos y amigas que tenían más cosas y nosotros no podíamos porque era mucho dinero y mis padres no podían, que éramos muchos en la familia, éramos diez personas y un montón de niños. Bueno, todo empezó cuando en la escuela había un trabajador social que nos dijo... habíamos muchos derechos. Entonces yo y mi hermano pensábamos que, bueno, si denunciábamos a mis padres que podíamos estar libres de ellos y, la Junta, bueno,  los Servicios Sociales nos comprarían ropa de marca, zapatos, lo que mis padres no nos podían comprar.

En..., yo y mis hermanos nos reuníamos en mi habitación y nos contábamos cosas como podíamos denunciar a mis padres para estar libres de ellos, porque se querían ir al campo a vivir, en España, porque habían comprado una casa ahí en el campo y nosotros no queríamos ir al campo, a España, porque teníamos amistades ahí en... y no queríamos irnos de ahí.

En el 2.001 mi hermano  empezó a irse de casa muchas veces, estaba también muy mal en la escuela, no hacía nada, ni deberes, ni... bueno, no estaba bien en la escuela. Entonces mi padre pensaba que de las malas influencias en la escuela que tenía, que podía irse a Italia y ahí empezar el nuevo curso. Entonces lo mandaron a Italia con mi abuela, pero al cabo del tiempo cuando fuimos a irnos de vacaciones a Italia, la abuela le dijo a mi padre y a mi madre que no podía con mi hermano ... que era muy rebelde, que no le hizo caso de nada. Entonces se llevó otra vez a ...... mis padres se llevaron otra vez a ... a casa y ahí empezó otra vez a irse de casa y a ser un niño rebelde, y entonces mis padres lo llevaron a Andalucía, y en Andalucía empezó un nuevo curso. Primeramente iba muy bien en la escuela, pero ya luego empezó, por las malas amistades que tuvo luego (bueno, eso viene luego).... yo no... no conozco a mi hermano así. No sé, estoy muy... muy...muy arrepentida de irme de casa en... porque todo lo que he hecho ha hecho mucho sufrimiento y estoy muy arrepentida de eso, y mis hermanos están ahora en la cárcel, porque eso se tiene que llamar cárcel y ahí si que les pegan, no con mis padres, no les pegaron como yo dije.

Bueno, cuando mi hermano mayor se fue de casa... empezó a venir a la escuela mía a decirme que me tengo que ir de ahí, que si me voy no iré a España con mis padres y todo eso, estaré libre y tendré todas las cosas deseadas. En fin que... me aconsejó de irme y me influenció a irme de casa. Yo al tener 15 años le hice caso porque era mi hermano mayor y yo le admiraba, y tenía muchas cosas, tenía todas las cosas de marca, tenía una computadora que luego le quitó mis padres... tenía un montón de cosas, y él siempre no sé, era mi hermano mayor y yo le admiraba y le hice caso, le hice caso. Mi hermano ... le hizo caso al oírle a él, porque luego mi hermano ... denunció a mis padres bien por influencia de mi tía y mi prima y mi primo y  también mi tío. También por esa...  mi prima le dijo siempre: “pobrecito, mira lo que te han hecho tus padres, vamos a denunciarlos y te puedes quedar aquí para siempre, puedes salir cuando quieras, puedes irte por discotecas,  para allá, para acá, todo lo que quieras, aquí no... aquí tú estás libre, te compramos marca... ropa de marca”, y todo eso. Bueno, entonces mi hermano como me dijo él por teléfono y mi prima también, que le habían prometido eso, que si esto, que eso... Entonces mi hermano ... denunció a mis padres también para no irse de vuelta con ellos, porque cuando mis padres se querían ir al campo, y querían ir luego a recoger.. lo querían recoger en Andalucía a mi hermano ... que él ya no quería irse, y ya quería estar ahí, porque ahí podía salir cuando le daba la gana, y no tenía que ir luego... bueno a la escuela sí, pero... pero recuerdo que luego estaba muy mal en la escuela, primero estaba bien pero ya luego por las malas influencias y por estar de siete de la mañana en la calle... ya no estudió, y... y luego las drogas y todo eso y... se hundió, se hundió. Con trece años que tenía, bueno, a quien no le gusta eso, no hacer nada, siempre irse por fiesta por allá y por allá. A quién no le gusta eso y con esos años... y le gustó, claro, y se quiso quedar ahí. También porque mi prima, y mi tía y mi primo ... y mi tío ... le aconsejaron quédate aquí y tú  cuando tengas dieciocho años te puedes ir, tu necesitas de esto, tu tienes ahora que salir y eso, todo eso, bueno, y mi hermano se lo creyó, y, claro, tenía 13 años, no sabía mucho de la vida con esos años, y se quedó ahí, se quedó, pero ahí denunció a mis padres para quedarse ahí y dijo que mis padres le maltrataron, le maltrataron, pero... esto no es verdad y él lo sabe muy bien. De verdad lo sé porque ahora todavía no dice que eso era mentira, mentira que hemos hecho eso. Eso... no lo sé. A lo mejor, pues, ya se lo cree. Ya se lo cree, a lo mejor, no lo sé. Al haber tantos años, bueno, tres años son, sí, tres años, machacándole los asuntos sociales y mi prima, porque, eso siempre, mi tía, mi prima y mi tío, todo esto... ya se lo ha creído, ya, aunque él sabe que no es verdad, pero y... no sé... como un cuento, ya se le ha quedado ahí, como un cuento, no lo puedo decir.

Cuando yo veía que mis dos hermanos se habían ido de casa y que mi hermano en España estaba ahora libre, como yo pensaba que estaba, y... tenía... y podía irse por fiestas por ahí, yo también quería eso. Entonces... puesto que mi hermano mayor venía siempre a la escuela a decirme que te tienes que ir de casa, pues me.. me fui al trabajador social que dijo que teníamos muchos derechos... fui allí, le dije que mis padres me maltrataban, que me pegaban y que no podía volver a casa puesto que tenía mucho miedo, cosa que no era verdad, y en el mismo día el trabajador social llamó a una tal señora... de los asuntos sociales, y ella me llevó a una familia y ahí estuve casi los tres años, que no estuve con mis padres. Bueno, y ahí empezó mi mala vida, porque antes yo estaba muy... feliz. Ahí ya psíquicamente y físicamente mal, muy mal.

Los primeros días estaba yo llorando en la casa de la familia. Tenían otra cultura y yo no conocía... las familias como eran entre ellos y me sentía muy mal, yo quería irme otra vez a casa. Yo se lo dije a los asuntos sociales después de una semana... que yo me quería ir a casa, porque ahí yo me sentía muy mal. Pero ellos me dijeron que ya no podía ser, que yo ya he dicho que yo no quiero estar con mis padres porque tenía miedo y ya no podía ser, yo  no podía volver ahora, y yo estaba destrozada, yo no sabía qué hacer, estaba ahí y no podía irme. No podía escaparme porque me quitaron el pasaporte mío, me quitaron todo, ya que mis padres luego se fueron a España y yo no podía irme a ningún sitio. Entonces, bueno, también por mi mala conciencia a mis padres, que yo sabía que hiciera muy mal... por mi mala conciencia yo no quería ir, porque estaba, no sé, yo tenía ahí, cómo se dice, un black out. Yo tenía que quedar con esa familia en un pueblo que nunca había visto en mi vida y desesperada como estaba y llorando les dije que si por lo menos pudiera irme con mi hermano en Andalucía, les dije a asuntos sociales, pero me dijeron que eso menos todavía, ni tampoco con mi hermano que estaba en la ciudad, ahí, a veinte kilómetros. Tampoco ahí con mi hermano mayor. Me tenía que quedar ahí, ahora, y yo no quería, pero... me quedé ahí por tonta que era. Dijeron que  cuando tenía mis 18 años me podía irme a donde me daba la gana. Me podía ir a Egipto, si quería, a contar la arena, así me dijeron.  Entonces yo esperando y esperando hasta que tenía los 18 años me quedé ahí, y ya luego... tuve amistades, amigos, un novio... y estaba ahí, y me quedé ahí.

Yo ya sabía que mis padres estaban sufriendo mucho y luego mis hermanos también y están sufriendo todavía, eso lo sé yo porque yo he pasado por eso también. Y también yo aunque estuve sufriendo y llorando todas las noches ahí no podía por mi mala conciencia, yo no quería irme. Luego ya, cuando yo tenía mis 17 años y ya empecé a pensar más y por lo mal que me fue ahí, yo ya abrí los ojos y me di cuenta que, qué estoy haciendo aquí, sin mis padres, y volví luego con mis padres, aunque no tenía el pasaporte. Me lo quitaron y hasta ahora no me lo dieron.

Ahí en... sola, pensaba que nunca más vería a mis padres y a mis hermanitos. Yo pensaba que estaba ahí perdida. Estaba desecha psíquicamente. Luego, ya, vino mi hermano mayor a visitarme y me decía que lo había hecho muy bien al irme de mis padres y también me decía que ya iría a ver como me iría aquí en la familia, que me compraría él muchas cosas que yo quería tener, como ropa moderna, zapatos nuevos, maquillaje y podía irme cuando quería por ahí, a discotecas con mis amigos y amigas, y... otras cosas más que ahora no me acuerdo. Claro, eso me gustaba a mí, y me puso más fácil en no pensar tanto en lo que había hecho. Pero siempre he pensado en mis padres y en mis hermanitos. Y también me preguntaba muchas veces lo que están haciendo en este momento y lloraba también casi todos los días en la cama, después por la noche.

Al cabo del tiempo, yo... quería por lo menos hablar con mis padres porque no aguantaba más. Entonces... le pregunté a la mujer si podía llamar a mis padres pero  ella dijo que no, que eso no, que ella tenía un número de ahí de seguridad, y que no podía yo llamar a donde quiera y tampoco podía usar el teléfono cuando quería, solamente cuando le preguntaba. Y yo luego, al cabo de un tiempo, después de unos meses, cuando los asuntos sociales ya no venían tanto a visitarme, ahí en la casa como solían hacer siempre, me trataron muy mal, me ponían a hacer de canguro todos los fines de semana cuando se fue la mujer a tomar su café, unas copas con sus amigas, o restaurante, yo tenía... hay que hacer de canguro siempre, porque tenía dos niños que también estaban adoptados. Como ella no estaba horas enteras en casa yo tenía que hacer de comer a los pequeños, y limpiar la casa, y también en el invierno cuando la calefacción de mi habitación estaba a cero, hacía mucho frío, y en... en invierno hace mucho frío, y yo lo ponía siempre más alto porque yo ahí me congelaba. Y cuando veía la mujer que yo he puesto la calefacción más alta me lo puso otra vez a cero y me decía que tu gastas mucho. Y yo tampoco el baño lo podía usar. Me dijo que le tenía que preguntar. Cuando quería lavarme dos veces a la semana podía ducharme. En el verano y en el verano hace mucho calor, bueno tanto calor no, pero en... pero hacía calor también y uno sudaba y yo nada más podía ir a lavarme dos veces. Y luego ya tampoco me compraron las cosas como me dijo mi hermano. También tuve que comprarme las cosas de la escuela, ropas, zapatos, las cosas de aseo y todas las cosas esas... luego, luego me las tuve que comprar yo porque trabajé, aunque ya no me compraba eso nadie, yo creía que me iba a comprar todo lo que yo quería, pero nada, eso me lo había yo... no sé. Y él me dijo mi hermano que me iban a dar mucho dinero cada... cada mes, y lo que yo tenía eran 20 euros cada mes cuando tenía 17 años. Me dieron nada más veinte euros al mes, con eso yo tenía que comprarme la ropa, bueno, yo...todo, todo lo que tenía que comprarme  y yo no podía comprarme con veinte euros todo y por eso yo ahí tampoco tenía todo lo que yo quería y me iba más mal que estaba yo con mis padres, muchísimo más, porque cuando estaba con mis padres yo siempre lo tenía todo y muy bien, no me faltaba de nada. Todas esas cosas, como el dinero, la ropa, los zapatos, eso era lo que yo me tenía que comprar y que yo me podía nada más duchar dos veces a la semana... eso todo se lo dije, y lo de canguro y todo eso, eso todo se lo dije a la señora... de los asuntos sociales en... pero ella me dijo a mí que todas las familias tienen sus reglas y yo tenía que respetar las reglas de la familia, por eso yo no podía hacer nada y estaba ya psíquicamente desecha y físicamente también, porque tenía ahí... un aparato dental que me compraron mis padres y no lo podía usar más porque no lo tenía y yo le dije a la familia que necesitaba el aparato dental porque mis dientes estaban mal, pero ellos me dijeron que no, no hace falta, no se quieren gastar el dinero y por eso ahora tengo los dientes mal. Y también por usar química en mi pelo sufro ahora caída de pelo, muy grave. También otras cosas, como mi pie, que tuve un accidente... de... pie. El músculo  de mi pie todavía no se ha puesto en su lugar, pues que no se ha tratado... se tuviera que tratar bien antes, pero ahora está mal porque no se trató adecuadamente.

Al yo no tener dinero no pude hacer esas cosas. En aquel entonces yo no sabía que hacer más. Yo nada más deseaba de tener 18 años para irme de ahí. Me iba muy mal. Siempre que no le hacía caso a la señora de la casa, como decía ella, ella me amenazaba que iba a llamar a los asuntos sociales y les pedía que me metieran en una casa de locas o en un centro para menores para que supiera que tenía yo que hacer caso y todo eso, y yo no quería ir a una casa de locas y a un centro de menores, por eso yo tuve que hacer siempre caso a esa.

A veces la mujer de la casa estaba emborrachada y me pegaba y me insultaba. Si yo estaba enferma, tenía gripe o algo de eso ella no me llevaba al médico, tenía que curarme en la cama, yo. Eso no me hubiera pasado si estuviera con mis padres. Ellos siempre se han encargado de mí cuando tenía yo... estaba enferma, tenía gripe o algo de eso, mi madre siempre estaba al lado mía acariciándome  y diciéndome que vas a estar bien y todo eso, pero ella no se preocupaba ni nada y la calefacción ahí estaba a cero. Yo la tenía más alto, pero aunque yo estaba enferma la ponía a cero también.

Después de ahí ella llamaba todos los meses a la señora... de asuntos sociales, y les decía que iba todo bien y todo estupendamente conmigo, que no me faltaba de nada, sin preguntarme, porque yo, a mí, me faltaba todo... cariño. Me faltaba todo, cosas, ropa, todo. Antes tenía amigas y amigos, y podía irme de discoteca, pero eso no era todo. Le pregunté a los asuntos sociales, a la señora... que si podía tener mi pasaporte, mis papeles, que ella tenía todo de mí, y ella me dijo que era mejor que ella lo tenía porque se perdería si lo tenía y que cuando tenía mis 18 años me lo daría.

Un día cuando la señora de la casa a donde estaba otra vez borracha y me pegó muy fuerte. Me cogió del cuello y me insultaba. Entonces ya no aguantaba más. Me fui corriendo de la casa y me fui a mi amiga, que vivía en el mismo pueblo. Y al otro día fui a los asuntos sociales, pero ellos no me creían, aunque la mujer les había dicho que me había pegado pero no fuerte, aunque sí era fuerte, pero los de asuntos sociales me dijeron que no habían oído las dos versiones, que no me podían creer, que eso no hacía la mujer, que era muy buena, muy buena. Entonces yo les dije que no quería volver ahí. Ahí estaba yo llorando y diciendo que por favor que no me metieran allí otra vez que yo tengo mucho miedo de esa mujer.

Los asuntos sociales me metieron en un piso comunitario que era solamente para mayores de 18 años, y yo tenía solamente 17 años, y las chicas que estaban ahí adentro estaban dementes, locas, y ahí me metieron, a veinte kilómetros del pueblo de donde yo estaba. Con el tiempo cuando yo estaba allí adentro pensaba que yo también estaba loca, porque allí se volvía uno loco. Las chicas las cosas que hacían ahí eran terribles. Una empezaba en medio de la noche a chillar, a patalear y yo no sabía porque está haciendo eso, y yo estaba asustada ahí, que, que, por qué me han metido aquí dentro que yo no estaba loca, porque aquí es un piso comunitario para chicas que están dementes y yo, yo... estoy muy bien, no sé, luego yo me lo preguntaba muchas veces.

Un día una chica cogió un cuchillo de la cocina, que ahí tenían cuchillos en la cocina muy grandes, aunque yo no comprendo porque tienen ahí cuchillos tan grandes y saben que ahí hay chicas que están dementes, que están locas, que pueden ahí no se qué hacer. Y esta cogió el cuchillo y me quería cortar el cuello. Me lo dijo a mí y estaba detrás mía, pero yo me escapé y nada más me hizo una raja en la frente. Entonces yo le conté a la señora... lo que me había pasado y le dije que yo ahí no podía estar porque aquí me matan, que yo no soy loca, que, que, que... hago yo aquí. Eso todo le dije a ella. Pero ella me dijo que esas chicas no eran malas, que solamente necesitaban un poco de atención. Pero le dije que ahí yo  no quería estar , y quería irme otra vez de ahí, porque yo ahí, ahí si me quería ir, yo ahí... moría, a mí me matan, porque tenía un montón de miedo, ahí había chicas que... no se lo pueden ni imaginar.

Después me dijo la señora... que a dónde quería irme, que yo no quería estar en una familia, ni en piso comunitario, si quería irme a una familia que estaba a cincuenta kilómetros o a un centro de menores hasta que cumpliera los 18 años, pero yo ya no dije nada, yo ya no podía aguantar más, me querían meter ahí otra vez a cincuenta kilómetros, pero yo les dije que no soy un perro, se lo dije así, porque me estaban metiendo de una casa a otra, y si no me gustaba ahí, pues ahí, ahí, ahí. Y yo estaba viendo que la señora... estaba nada más defendiendo a los otros y me estaba dando cuenta que, qué estoy haciendo aquí. Y entonces me escapé de ahí, me escapé. Me fui por la habitación que estaba en el tercero piso, en el piso comunitario. Me bajé por el canal de lluvias a la calle y me fui corriendo. Ya deseaba de tener 18 años y poder irme a donde quería.

Después de eso me fui a una amiga a vivir ahí con ella un mes entero y ahí empecé a reflexionar sobre mis padres y todo lo que me había pasado en los dos años y medio y me di cuenta que al no estar yo bajo la influencia de mi hermano mayor y mi prima  y mi tía que me llamaban también muchas veces para decirme lo mismo que mi hermano y ahí empezaba yo a abrir los ojos y darme cuenta que al no tener...que tenía mucho más... mejor con mis padres, y estaba muy... mucho más feliz con mis padres y ahora yo estaba psíquicamente desecha... y llorando ahí adonde estaba y mi amiga me estaba consolando, me estaba diciendo que... si, porque no me fuera yo con mis padres, que yo... y...entonces tuve contacto con mi madre por teléfono por una amiga y ya empecé a hablar con mi madre y eso, y mi madre me dijo tú vente a casa, por favor, que estás muy mal, estás sufriendo, y entonces yo quería ir a casa, yo y... me fui, y... me fui.

Y por fin... estuve otra vez fuera de ahí, bueno, estoy ahora aquí con mis padres, por fin, y tengo ahora 18 años y puedo irme a donde quiera, que aquí estoy mejor, aquí, aquí me voy a quedar, porque aquí es adonde yo quiero estar y adonde lo tengo mejor. He sufrido mucho bajo la, bajo cuando estaba tutelada por los asuntos sociales, ahí si que he sufrido, antes no, antes estaba muy feliz cuando estaba con mis padres. Mis padres son los mejores padres del mundo y cariñosos y nunca me hubiese ido yo de casa si supiera de lo cuanto han sufrido mis padres y mis hermanitos y nunca hubiese hecho eso si supiera, si supiese de lo cuanto están sufriendo también todos ahora y yo también... y mis hermanitos que están separados de mis padres, igual que como yo estaba separada de mis padres, por eso yo sé que están sufriendo mucho y que, POR FAVOR, LOS DEVUELVAN A MIS HERMANITOS A MIS PADRES porque sé que están sufriendo, ya sea llorando a mi madre, y eso es muy doloroso también para mí. Yo lo que les pido nada más... que devuelvan mis hermanitos a mis padres porque están sufriendo mucho, y yo también.

¿Por qué mi... mi hermano mayor y el otro dicen todavía que mis padres les han pegado, eso no lo sé, de verdad que no lo sé... no lo sé. A lo mejor ya se lo creen, como mi hermano ... como yo he dicho, que a lo mejor ya se lo cree. Pero, por favor... devuelvan a... mis hermanitos a mis padres. Gracias.”  

 

20. ESCRITO DE LA HERMANA MAYOR A PRODENI (02.12.04)

“Cuando el 20.10.04 fui a la Junta de Andalucía por el señor... con cita allí a las 14.00 horas, hablando con el señor me di cuenta de que no tenía ningún interés en mis hermanitos y saber la verdad, ya que yo fui ahí para que me permitan unas visitas para ver a mis hermanitos. Al comenzar me dio un discurso de una hora para advertirme de que no podía visitar a mis hermanos si les llevara mensajes de mis padres.

Me sentía amenazada. Le conté que había mentido al decir que mis padres me pegaban, pero no me escuchó cambiando enseguida de tema.

Al final me dijo que iba a mandar un telegrama para decir cuando puedo visitar a mis hermanitos.

Al cabo de un tiempo, el 5 de Noviembre recibí dos telegramas que me citaron para el día 8 de Noviembre otra vez a... para hablar de las visitas de mi tercer hermano.

Cuando me presenté a las 14.00 horas, dos psicólogas se sentaron conmigo para hablarme de nuevo de no traer mensajes a mis hermanos.

Les pregunté cuándo podía ver a mis otros hermanitos menores, y me dijeron que dependía todo si yo me portaba bien en la visita de mi hermano, que sería al día siguiente, el 3 de Noviembre, a las 1,30 horas de la mañana, causándome pérdida de clase, sabiendo ellos que tenía hasta las 14.00 horas de la tarde instituto, y que tenía que ir a... desde... Me sentía vigilada, como una sospechosa, ya que me miraban todo el tiempo a los ojos, al estar en esa visita.

Cuando fui a visitar a mi hermano, noté que mi hermano estaba totalmente manipulado por los educadores. Allí presente estaban un psicólogo y un Trabajador Social que está con él todo el día.

Se sentaron de tal forma que vigilaban todo. Me contestaba no mirándome a mí, sino al Psicólogo que estaba delante de él.

Tenía los dedos amarillos y olía a tabaco y sudor, y está lleno de odio hacia mis padres. Mi hermano no es más mi hermano, es el odio en persona. ¿Qué han hecho con mi hermano?. No lo reconozco más.

Lo que también noté en la visita y lo comenté allí es que siempre cuando mi hermano empezaba a hablar mal de mis padres no le decían nada, lo dejaban hablar, pero cuando yo le contestaba y decía que eso era mentira y que no ha habido nunca malos tratos de parte de mis padres, el Psicólogo y el Trabajador Social me paraban amenazándome que iban a cortarme las visitas. Me sentí como si yo no tenía que decir nada allí, hasta me dijo el Psicólogo que yo era una niña todavía.

Las preguntas de mi hermano estaban totalmente trabajadas y pensadas. Al principio me dieron media hora de reglas y condiciones  estrictas bajo amenazas de quitarme las visitas.

En una ocasión me vi obligada a decirle  que me cortarían las visitas si él me seguía hablando de mis padres y preguntándome sobre ellos, y del pasado, ya que esa era una regla que pusieron que no se debía de hablar de eso.

Mi impresión de los tratos que he tenido hasta ahora con la Junta de Andalucía y los Psicólogos y Trabajadores Sociales es la misma que he tenido en... que lo que ellos dicen va al cielo y no hay otra opinión válida, que los intereses de los menores son aparcados. Sin más, se despide atentamente.  Firmado."

 

21. ALGUNAS DE LAS CARTAS DE APOYO

Eusebio Léon Borrego y Francisca Barrios García

1 de Marzo de 2.002.

“Con la presente exponemos de manifiesto:

Que debido a los acontecimientos delicados que la familia... y sus hijos están atravesando al ser acusados de malos tratos a sus hijos, queremos informar a quien tenga autoridad en el asunto:

Que conocemos a esta familia desde Agosto del año pasado y han estado diferentes veces en nuestro hogar y han estado con sus hijos en nuestro hogar. De hecho, desde finales del año pasado hasta que comenzó el curso escolar (15 días) nos hemos quedado con dos de ellos, mientras que sus padres fueron a... a resolver asuntos personales.

Pues bien, durante este tiempo, desde el primer día, estos niños se acordaban mucho de sus padres y lloraban por ellos. De hecho hablamos con los padres varias veces a la semana por teléfono para que estuvieran en contacto y no les diera tristeza.

Mi esposa Francisca Barrios, desde el primer día que los bañaba a diario en la ducha y no encontró moratones ni heridas o rasguños en los niños. Además, ellos nunca nos comentaron que sus padres les pegasen o los trataran mal.” (Firmas)

Claudia Espinoza Uribe

“Por medio de la presente deseamos informar que conocemos a la familia... desde hace por lo menos nueve años. Por nuestra parte nunca hemos visto a los niños de... mal vestidos o golpeados, al contrario, aunque eran una familia numerosa todos se admiraban de que los niños eran muy respetuosos, amables, y, sobre todo, muy cariñosos.

La familia... tenía muchas visitas de parte de muchos conocidos. En su casa era cualquiera, a la hora que fuese bien venido, y nunca vio nadie que los niños fueran maltratados o que hubieran tenido golpes. Además, de parte de los niños nunca dijo ninguno que ellos hubieran sido golpeados o maltratados. E incluso, cuando llegó a ser conocimiento de otros, por medio del hijo mayor, de que los niños habían sido golpeados, nadie se lo podía explicar puesto que durante años nadie había visto nada.

Poco tiempo antes de irse la familia... a España tenían que arreglar cosas y documentos. Debido a esto le pidieron de favor a una conocida de la familia si podría cuidar al mayor de los pequeños por unos días. Éste le comentó a Teresa (así se llama la conocida) que mientras él se encontraba en la escuela venían personas de protección de menores que había mandado su hermano mayor y lo acosaban. Ellos querían oír de su boca que era azuzado y lastimado por sus padres, pero la pobre criatura le dijo a Teresa “ya me cansé de decirles que mis padres no me pegan, pero ellos no me quieren hacer caso, ellos quieren que yo diga que mis padres nos golpean, pero eso no es cierto.”

Hasta poco antes de que el hijo mayor empezara a hacer problemas, la familia vivía tranquila. No sé si decirles si es debido a malas compañías o al sistema en el que vivimos aquí en... que empujarían al mayor a salirse muy pronto de casa y ser independiente y que sus padres no tengan ninguna oportunidad ni de dar consejo para que le vaya bien...

El día de hoy, habiendo pasado casi un año desde que les quitaron los niños, se ha encargado aquí en... el hijo mayor de arrastrar a sus padres en el fango, aunque yo mismo he tratado de hablar con él siempre dice que sus padres le importan nada y que no va a descansar hasta que los vea muertos o acabados. (Firma de ella y de su esposo).

Julio Salgado González

Por circunstancias imprevistas mi esposa y yo hemos coincidido con la familia... cuando vinieron de... y entablamos buena amistad con ellos por la admiración que tuvimos sobre sus hijos que ahora están acogidos por la Junta de Andalucía. Una vez que les vimos con tan buenos modales hacia sus padres nos admiramos y esto nos allegó a esta familia, aunque no éramos amigos, ni siquiera los conocíamos anteriormente. Desde ese día hemos tratado de coincidir con ellos.

Al cabo de unos meses nos enteramos por los periódicos que la Junta de Andalucía había retirado a los cuatro hijos y nos quedamos aturdidos y llenos de asombro al leer la razón que el señor Consejero de Asuntos Sociales señalaba que se les habían retirado cautelarmente por malos tratos físicos y psíquicos y que esto había acaecido por la denuncia de otros mayores. De momento creímos que se trataba de un error pues eso no era posible conociendo la convivencia que habíamos visto tanto en el matrimonio como con sus hijos. Nosotros habíamos tenido incluso cuatro en nuestra casa a comer y a uno de ellos, el mayor lo tuvimos 15 días mientras sus padres tuvieron que viajar a... Era muy alegre y divertido, un gran juguetón y cuando sacábamos en mención que padres estarían pasando frío en... él se entristecía  haciendo declaraciones muy cariñosas como que no les ocurra nada y que vengan pronto, que los hecho mucho de menos. La verdad es que eran muy cariñosos y su sonrisa y buenos modales nos alegraba.

Tiempo después de habérselos retirado hemos visto sufrir de una manera casi increíble a sus padres. La madre estaba en cinta y por varias veces estuvo a punto de un aborto, no sólo por la ausencia de sus hijos sino por el acoso antisocial e inhumano al que han sido sometidos día tras día, pues desde la mañana hasta el atardecer había policías y personal de los servicios sociales vigilando la casa, e, incluso a algunos de los que íbamos a visitarlos se nos seguía como si fuésemos criminales... (Firmado)

Eva Salgado Utrera

22 de Diciembre 2.003.

“La madre es una mujer de sentimientos nobles, sensible, cariñosa, siempre sonriente y amigable. El padre, igualmente amable y atento con sus hijos, afable, de carácter tranquilo, nunca le hemos escuchado una palabra más alta que otra.

A los niños siempre los hemos visto limpios y con ropa arreglada. Además, alegres, sonrientes, muy extrovertidos y habladores. Nunca los vimos cohibidos, ni atemorizados, ni marcados, ni nada que diera muestra de maltrato de ninguna clase.

Los padres les encomendaron a mis padres a su hijo... mientras ellos viajaban a... Un día de los que fuimos a ver mis padres, empecé a hablar con él, de por qué sus padres estaban de viaje y la conversación amena se tornó en lágrimas y sollozos. Me partió el alma cuando me explicó que a lo mejor los separaban de sus padres porque su hermano mayor había hablado mentiras de su padre diciendo que los maltrataba y que no era verdad, que quien les pegaba era su hermano mayor, “me decía que era malo” y que él no quería que se los llevaran que sus padres eran buenos. El niño se mostró desesperado en su impotencia...”. (Firmado junto a su esposo)

Isabel Aragón Soriano

22 de Diciembre 2.002.

“Personalmente los conocí recién llegados a... y la impresión que me causaron fue la de una familia muy unida. Pero no fue hasta el mes de Febrero de 2.002 cuando movida por un sentimiento de solidaridad y cariño hacia ellos, entonces tanto yo como mi familia tuvimos la oportunidad de tratar a su hija pequeña. Permítanme decirles lo que mis hijas has disfrutado jugando con una niña tan risueña como ella. Cualquier persona de bien puede entender que un niño no es cariñoso cuando no le dan cariño en casa, sino todo lo contrario. Un niño da amor cuando sus padres se lo dan previamente y eso me ha quedado patente en el caso de estos niños.” (Firmado)

Jonadab Salgado Utrera

22 de Diciembre 2.003.

“Hago declaración jurada de que en los tratos que he podido tener con la familia ... ni he visto, ni he notado ningún maltrato ni hacia los hijos ni entre los cónyuges. Es más, el trato que he podido apreciar es de cordialidad, cariño y se percibía bienestar en el vínculo familiar. En definitiva, son sin duda personas de lo más normal y así lo declaro.”  (Firmado)

Antonio Andrade Andrade

 “Viajé con el matrimonio y dos de sus hijas a...  con la mira de ayudarles en el transporte de sus muebles que traía para España como mudanza. Tanto en el viaje como en... nunca noté malos modales ni entre el matrimonio ni para con sus hijitas. Más bien aprecié que es una familia muy normal. También conocí a los hijos que ahora están retenidos por la Junta de Andalucía, especialmente a los dos mayores. Estos jóvenes eran muy amables, habladores y llenos de vida, con mucha alegría, en especial cuando veían a sus padres...”   (Firmado)

Manuel García Ramírez

26 de Diciembre 2.003.

“Manifiesto que nunca en mi presencia y durante el tiempo que los ha conocido he observado ningún tipo o síntomas característicos compatibles con malos tratos, ni agresividad física o verbal del matrimonio hacia sus hijos.” (Firmado)

Juan Antonio Arias y Francisca Moreno

29 de Diciembre de 2.003.

“Como padres son cariñosos con sus hijos. Se interesan en su educación, los mantienen limpios y muy bien alimentados. En general, son padres entregados a sus hijos y por otra parte los niños igualmente reflejan estas cosas que sus padres han ido inculcando en ellos. Cosas como ser respetuosos y cariñosos. Niños que conversan con todo el mundo (sobre todo... quizá por ser más mayorcito). Normalmente todos son de carácter abierto, alegres y sanos. Así los conocemos, o al menos así eran antes de que los encerraran y aislaran de sus padres y sus amistades, algo que creemos que es inhumano...” (Firmado)

 

22. ACCIONES

Los padres, la hermana mayor y PRODENI han venido realizando acciones de lucha y protesta para la recuperación de los niños. Además de los diversos escritos remitidos a las instituciones, incluido el Parlamento Andaluz, los padres y la hija mayor han estado concentrados un día de Diciembre ante la Delegación Provincial de... repartiendo octavillas y explicando a los viandantes su problema. Otro día han protagonizado, junto a PRODENI, un encierro en la sede del Defensor del Pueblo Andaluz, para conseguir una cita con la Consejería en Sevilla. Fruto de ello se celebró una reunión de los padres y PRODENI con la Directora General de Infancia y Familia a primeros de Enero de 2.005, estando presentes la Delegada Provincial de... y el Jefe de Servicio de Protección de Menores. Este informe en la web de PRODENI es una aportación más a la causa. Y está previsto próximamente una rueda de prensa y un encierro con huelga de hambre protagonizado por los padres y la hermana mayor en... con una previa rueda de prensa a la que asistirán PRODENI y PRO DERECHOS HUMANOS DE ANDALUCÍA.

 

23. APÉNDICE: Escritos de la hermana mayor dirigidos a las instituciones

1)

“ El 22.12.04 fui a visitar a mis hermanitos en... a las 11.00 horas. Me pusieron en una habitación pequeña con una cámara en el techo y un espejo grande para observarme desde adentro, ya que yo no podía ver quien estaba detrás del espejo. En esta habitación había también una Trabajadora Social y una Educadora  (o la Directora). Le pregunté si podía ver ya a mis hermanitos, me dijeron que sí. Pero los dos mayores no me querían ver. Le pregunté por qué y me dijeron que ellos sabían que yo estaba con mis padres y que de momento no me querían ver. Dijeron que ellos no podían obligar a los niños a una cosa que ellos no quieren. Tienen que respetarlos. Le dije que yo había ya hablado con ellos por teléfono desde... y que no lo comprendía, pues me querían ver y se alegraban cuando yo les llamaba y ahora de repente no me quieren ver ni oír, eso no me lo creo, yo no les he hecho nada. Me dijeron que prefieren no verme ahora. Le pregunte si ellos me lo podían decir a mí que no me quieren ver. Me dijeron que no, que ellos tienen que respetar sus decisiones (le pregunté si estaban grabando, dijeron que no). Me dijeron que yo no les podía traer ningún mensaje de parte de mis padres. Pero les dije que si me preguntan acerca de mis padres yo les voy a contestar. Dijeron que sí. Me dijeron que yo tenía todo el derecho de pensar y opinar de todo, pero no es bueno que se lo diga a mis hermanos. Después pude por fin, después de tres  años ver otra vez a los dos pequeños. Me pusieron en otra habitación también con cámara y otro espejo. Detrás de él estaban las dos que estaban hablando conmigo antes (y otra más). El mayor de los dos vino abrazándome y besándome fuerte. El pequeño estaba sentado riendo y luego me abrazó fuerte y me dio muchos besos. Primeramente estaba en la habitación una Educadora, luego vino una Psicóloga. El primero me cogió de la mano y me condujo fuera de la habitación a otra con ordenadores. Me enseñó lo que había pintado en el ordenador. Le dije que lo había hecho muy bien, pero la Educadora que vino detrás le apagó el ordenador y le cogió de la mano fuerte y se lo llevó de la habitación diciendo “ahora no puedes irte de allí”. Le cogí dándole un besito y lo llevé otra vez a la habitación con cámara. Les abracé otra vez y les pregunté cuantos años tenían ahora y qué hacían todo el día. Me pintaron una casa con nubes, árboles, pájaros y un coche. El mayor sabe muy bien pintar, copia cosas que habían pintado en la pared. Les pregunté si sabían que los otros dos hermanos no me querían ver. Me dijeron que sí. El primero tenía los ojos hinchados con legañas y detrás de la oreja tenía como irritado. Me dijeron que es alérgico a una cosa. Les pregunté a qué pero no me lo dijeron, cambiaron de tema. Estaba muy nervioso. Se salía siempre de la habitación. Cogía el teléfono. Saltaba. Chillaba. Y me abrazaba a cada momento. El segundo estaba más tranquilo y siempre sonriendo. Ellas dicen que las notas son muy buenas. El segundo saca suficientes y el primero hasta sobresalientes. También se puso a contar y abrió la persiana. Los pequeños no me preguntaron mucho. Querían tener mi número de móvil y querían saber cuantos años tenía (el número no se lo di, les dije que el centro tenía el número y que yo les iba a llamar si me dejaban). El segundo dijo que salían al campo con los educadores. Los fines de semana se acuestan un poquito más tarde. Con los hermanos mayores se juntan una o dos veces a la semana. El segundo me contó que los dos mayores estuvieron con ellos de fiesta el domingo pasado. Me preguntó sobre el perro (chico) que teníamos en casa. Le dije que ahora teníamos dos, un hasky y un pastor alemán y que el hasky era un lobo con un ojo marrón y el otro azul. Le gustó mucho. Le gustan los perros. El primero se asomó al espejo de la habitación y dijo: “Tú... qué estás haciendo” y “tú, qué estás escribiendo”. El segundo me contó los números en Inglés y su hermano también pero solamente hasta el diez. El segundo tenía el pantalón muy estrecho y los zapatos rotos y mojados. Me dijeron lo que habían pedido para los reyes. Él había pedido tres cosas y el primero todo el libro (libro del Corte Inglés de Juguetes) y chucherías. Los dos tienen los dientes muy mal. Duermen juntos. El primero me preguntó si papá ya le había comprado las motos del campo. Le dije que cuando volvieran. Y el segundo dijo: “Cuando vamos a casa, papá nos compra las motos”, El primero preguntó “¿cuando me puedo ir a casa?” (insistiendo). La psicóloga le dijo: “Bueno, a casa ya sabemos que no podéis volver y lo sabe también tu hermana; hablamos ahora de otra cosa”. Le dije que algún día van a volver a casa. Le pregunté a la psicóloga si les podía preguntar si querían irse a casa (en voz alta). El primero saltó y dijo en voz alta: “Yo sí quiero, yo sí quiero, yo si quiero...” Luego miré al otro y él dijo que él también quería irse a casa. La psicóloga interrumpió y dijo: “Ahora vamos a hablar de otra cosa” “Ellos han vivido ya su cosa igual que tú”. Le dije que yo y mis hermanos hemos vivido la misma cosas, sí, claro, pero no malos tratos. Después se fue el primero otra vez de la habitación y volvió con un zumo y se lo bebió. Al segundo le gusta un montón la pizza y también se come la verdura aunque no le gusta tanto. El primero se puso a leer cosas en la pared y se reía un montón. El segundo estaba más tranquilo. Le pregunté que quería que le trajeran la próxima vez y me dijo el segundo un coche de mando y el segundo me dijo en la oreja todas las chucherías del mundo. El segundo me pedía si pudiera enseñarle hacer una bomba con el chicle y le dije “claro que si”. Le pregunté al segundo si él lo sabía hacer y lo hizo. Le dije al primero que me tenía que ir. Dijo “no, es que yo voy contigo”. El segundo se quería ir conmigo y fue detrás mía pero le cortaron el camino. Me despedí y le dije que “si ellos quieren me van a dar otra visita con vosotros”. Le dije a los dos que le digan a sus hermanos que les quería ver y que estaba allí. La Educadora les dijo “vosotros os quedáis aquí” y cerró la puerta. En el pasillo estaban seis (psicólogos, trabajadores sociales, educadores) que me preguntaron cómo había visto a los dos. Les dije que uno es como mi hermana pequeña y el otro muy tranquilo y siempre sonriendo. Me dijeron que se pondrán conmigo en contacto acerca de las próximas visitas o si pudiera visitarlos de nuevo. Me despedí y me fui.

Mis hermanos están cambiados totalmente. Uno está demasiado nervioso (hiperactivo) y atontado. Necesitan médicos, dentista y médico de piel. Psicológicamente están deshechos. El segundo se quería ir conmigo, pero no lo dejaron. Lo maltratan. Ni siquiera lo escuchan. Les falta muchísimo cariño. Van cada vez abrazando a todos. Cuando me vieron estaban ilusionados, a lo mejor pensaban irse a casa. Están sufriendo demasiado (los están torturando). Eso es como yo los he visto. Se quieren ir a casa, pero no les dejan. A uno le cortaron el camino. Al pobre le veía en la cara como se le subía la tristeza y la desilusión al ver que yo me podía ir a casa y ellos no. El primero se quería ir ya conmigo, pero no le dejaron. No me lo puedo creer lo que están haciendo... Ahora lo he visto con mis propios ojos. Pobrecitos (Están muy mal atendidos).

Estuve hablando 10 minutos con la Directora (educadora) y la Trabajadora Social al principio. Después estuve 45 minutos con mis hermanos.

Cuando sonaba el teléfono de la habitación siempre le decían algo a la psicóloga que tenía que hacer. Se oía. Me sentía vigilada como una terrorista.”

2)

“El 25 de Enero 2.005 a las 12 horas estuve visitando por segunda vez a mis hermanitos en... (la capital de la provincia, esta vez no fue en el centro) aunque nadie me dijo que los iba a visitar puesto que solamente recibí un informe en que decía que tenía que presentarme tal día en... pero sin mencionarme para qué. En la visita anterior les prometí a mis hermanos juguetes y chucherías que les iba a traer en la próxima visita, pero ya que no sabía que iba a visitarlos y también no me informaron no les traje nada. También fui acompañada por mi abogado al yo pedírselo para que estuviera presente, pero no le dejaron pasar, un guardia que estaba allí se lo impidió, le dijo que no podía pasar en ese momento y tampoco le dejaron pasar cuando yo se lo pedí a la persona que habló conmigo que también me acusó de hacerle daño a mis hermanos, le pregunté por qué y en que sentido les hago daño, pero no me contestó. Les quiero pedir que me den una respuesta a eso.

Al abogado mío no le dejaron ni ver todo el expediente de nuestro caso, se lo negaron. También no comprendo por qué me tienen que revisar a mí cuando yo voy a hablar con mis hermanos, ya que la persona con que hablé (que no sé el nombre) me dijo que tenía que poner el móvil mío en lo alto de la mesa. No me dejó ni hablar, me trató muy mal, no me respetó como persona y tampoco mi intimidad cuando se me exigía poner mi móvil encima de la mesa.

Otra cosa que no puedo entender y no me ha gustado para nada es que mi hermano pequeño quería dibujarme un dibujo, pero le quitaron bruscamente el bolígrafo sin terminar el dibujo. Mi hermano pequeño tenía todavía detrás de la oreja el mismo eczema que tuvo también la última visita conmigo. ¿No se le está atendiendo para que se le cure?.

Lo que quiero pedir es que la próxima visita se me informe antes que les voy a ver para traer a mis hermanos los juguetes y chucherías que les había prometido y que se le cure la oreja.

El tiempo de la visita de 20 minutos es casi inhumano porque dejan a mis hermanos y a mí con la miel en la boca. El tiempo de 20 minutos es como un recreo escolar.  

Otra cosa muy importante es que mi hermano mayor está manipulando a mis hermanos. Es un manipulador y un mentiroso. Les está metiendo odio en contra de mis padres y de mí. Está chateando con mis hermanos y les pido que controlen eso y le impidan hacer más daño de lo que está haciendo.

Mi hermano quiere poner a todos en contra de mis padres, mintiendo y acusando a mis padres de algo que nunca han hecho y ya lo he dicho muchas veces y lo digo de nuevo: ¡MIS PADRES NO SON UNOS MALTRATADORES! ¿POR QUÉ NO DEVUELVEN A MIS PADRES SUS HIJOS Y A MÍ A MIS HERMANITOS?. Los echo mucho de menos.

También les ruego de nuevo que tengan en cuenta mi horario escolar, estoy perdiendo clases y también mis hermanos al citarlos por la mañana.

Muchas gracias.”  

 

POSTDATA: SITUACIÓN ACTUAL (16 de Febrero 2.005)

Actualmente se mantiene la suspensión de las visitas de los padres desde el 22 de Diciembre de 2.003. Los niños no los han visto ni recibido información de ellos en todo este periodo. Sin embargo han recibido visitas de su hermano mayor (el instigador, según la hermana) al que además le está permitido comunicar por teléfono y relacionarse a través de Internet (chateo).

Los cuatro niños sufrieron un primer periodo de incomunicación que duró 14 meses, entre Febrero de 2.002 y Abril de 2.003. Y catorce meses son los que también llevan ahora incomunicados. Con el primer aislamiento no consiguió la Junta desvincularlos de sus padres a pesar de las numerosas sesiones psicológicas, pues cuando volvieron a verlos se sintieron felices y desearon regresar a casa. Sin embargo, las duras circunstancias de este segundo aislamiento, con el añadido de la terapia recibida y la influencia del hermano mayor, han podido quebrar la voluntad y los afectos del mayor de los cuatro, que ya no desea ver a sus padres, aunque no lo sepa explicar (recogido del acta de una audiencia ante el juez el 9 de Diciembre 2.004). El segundo desea verlos. El tercero y el cuarto están locos por ver a sus padres y tienen firmes deseos de regresar a casa.

Queda pendiente una resolución de la Audiencia Provincial por la demanda de los padres contra la suspensión de las visitas. En las actas del juez los niños muestran sus deseos. De los cuatro, tres quieren verlos.

Un juzgado dictó en Junio del 2.002 que los padres podían visitar a sus hijos en el centro donde estaban. La Junta de Andalucía lo impidió sistemáticamente y sólo accedió a permitir las visitas tras una resolución de la Audiencia Provincial en Abril del año siguiente. La Junta accedió cuando no le quedó más remedio, y como estaba en contra puso unas condiciones muy duras (apenas treinta minutos cada visita, en un espacio muy reducido, con interrupciones constantes). Después vino la nueva suspensión y se siguió trabajando con los niños para desvincularlos de los padres, sin importar los perjuicios que eso puede ocasionar a los propios menores pues entre ellos ya se están desvinculando. Y es que el camino sin retorno que pretende la Junta lleva a una desestructuración familiar en toda regla.

Los cuatro niños entraron en el primer centro de acogida en perfectas condiciones y muy unidos. El informe de la Junta así lo reconoce. Ahora están separados desde hace 14 meses y aunque de vez en cuando se vean en actividades comunes, los dos pequeños manifiestan desazón y malestar por la separación. Además, está acreditado que los niños sufren los trastornos lógicos derivados de una prolongada institucionalización sin alternativa familiar alguna. 

Según el informe de la psicóloga adscrita al juzgado, el segundo se muestra nervioso e inseguro "por lo que pueda pasar refiriéndose a los temas jurídicos, ya que dice que ha pasado mucho tiempo y que no quiere seguir viviendo siempre en un centro". Pero más preocupante es el estado del pequeño, del que la psicóloga dice: "Es un niño que presenta importantes trastornos de conducta como estereotipias, autoestimulación, conductas disruptivas, descontrol generalizado, etc." Sin ninguna duda, una forma de protesta y de rebeldía por la larga separación de sus padres y por la desestructuración familiar que padece. Es decir, en una palabra, que los cuatro hermanos están peor ahora que cuando fueron retirados de su casa, y eso para la Junta, por lo que se ve, carece de importancia. 

La hermana mayor solamente ha podido ver a dos de los hermanitos en dos ocasiones, una en Diciembre de 2.004 y otra a finales de Enero de este año. Al otro hermano pudo visitarlo en el centro donde está también en dos ocasiones. Para ella todo son trabas por el hecho de que vive con sus padres. La pretensión de la Junta es apartarla de los niños y aunque legalmente no puedan impedirlo, estiran todo lo que pueden el margen de maniobra de que disponen, para hacerlas distantes y poco efectivas.

Si la lucha de los padres por conseguir, al menos, visitar a sus hijos, tiene toda la justificación del mundo, la de la hermana mayor también la tiene. Desde PRODENI queremos dejar colgado en la red el presente testimonio de un caso que clama al cielo y que representa una muestra de la ineficacia administrativa del Sistema andaluz de Protección de Menores.

CONTACTOS

Los lectores de este informe que deseen más información pueden ver

ROTOS "dESTRUCCION INSTITUCIONAL DE UNA FAMILIA" 1ª PARTE

ROTOS "DESTRUCCIÓN INSTITUCIONAL DE UNA FAMILIA" 2ª PARTE