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TESTIMONIO DE LAURA DE SEGURA DE LA
SIERRA
A continuación ofrecemos la transcripción literal de
un relato que hizo a Prodeni una emocionada madre de Segura de la Sierra
(Jaén), Laura Galiano, a quien la Consejería de Asuntos Sociales retiró una
hija de 9 años, tras acusarla de malos tratos, y que dos meses más tarde les
fue devuelta sin ningún cargo, a punto de resolverse una demanda judicial que
daba la razón a los padres. No deja títere con cabeza. Nadie queda a salvo
de la crítica, desde el personal sanitario del hospital Reina Sofía de
Córdoba por el modo en que encararon las sospechas de maltrato a la niña,
hasta la Delegación de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía en Jaén y
el centro de menores de la Carolina, por la obstinación y prepotencia de su
Directora, pasando por la Policía Autonómica y la Nacional de Córdoba por
el trato degradante durante su detención, incluyendo al Consejero de Asuntos
Sociales, Isaías Pérez Saldaña, que siempre amparó las actuaciones
administrativas, desentendiéndose del dolor de los padres y de la niña. Los
hechos sucedieron en Julio y Agosto del 2002. Pretendemos que este testimonio sea conocido por el
mayor número de instituciones, responsables y ciudadanos, para que después
de escuchado o leído juzguen por si mismos.
TESTIMONIO DE LAURA GALIANO PERALTA, MADRE DE LA NIÑA DE SEGURA DE LA SIERRA JAÉN (Transcripción de la grabación de su voz, efectuada por PRODENI). “En Segura de la Sierra a 14 de Octubre del 2002. Mi nombre es Laura
Galiano Peralta con D.N.I. 75062424 S. Bueno, pues... la tarde del 1 de Julio
yo, bueno, junto con mi esposo salgo de Segura de la Sierra a la localidad de
Villacarrillo para hacer una consulta a un abogado por problemas de
medianería que tengo con el vecino de, bueno yo estoy restaurando mi casa y
tengo un vecino medianero con el que estoy teniendo bastantes problemas y
salgo a hacer una consulta a mi abogado referente a este tema, el tema de mi
casa, de mi obra. Mis hijos, Paquito y Laura se quedan en casa de un familiar
y salgo sobre las siete de la tarde más o menos y vuelvo sobre las doce de la
noche. Cuando vuelvo a mi pueblo, a Segura de la Sierra, paso a recoger a mis
hijos a casa de este familiar y veo a mi hijo que esta jugando, pero mi hija
está sentada en un sofá y le veo que tiene la cara embadurnada de pomada.
Pregunto que le ha pasado y me dicen que se han llevado un susto muy grande
porque la niña por la tarde se ha caído. Iba corriendo por una de las calles
del pueblo, concretamente por la calle de detrás de la Iglesia, que es
bastante inclinada y se cayó y, bueno, se hizo un, se hizo como aquí
llamamos en Segura, se hizo un chichón en la frente, un chichón muy grande.
La nena como iba acompañada por unas amigas la recogen y la llevan a casa de
la abuela de estas amigas. En ese momento, pues, la ven, los vecinos ven como
las niñas llevan a Laura, y bueno pues un poco lo que pasa en los pueblos
todo el mundo presta ayuda, un vecino llevó hielo, el otro llevó una pomada,
en fin, una vez que ya la curaron un poco pues la llevaron a casa de este
familiar que he dicho antes. Cuando nosotros regresamos de Villacarrillo pasamos a recoger a mis dos
hijos. Bueno, pues cuando subimos al salón de esta casa vemos que nuestro
hijo está jugando y que la niña está tumbada en el sofá y que en la cara
tiene pomada. Pregunto qué ha pasado, contestan que se han llevado un susto
muy grande, que la niña se ha caído, que la han llevado las amiguitas y los
vecinos, que iba temblorosa, que iba llorando, que iba muy asustada y que
llevaba en el ojo y parte de la cara una hinchazón... bueno, aquí le
llamamos un huevo, o un chichón, o un gorrino, muy gordo. Bueno, pregunto si
la niña ha devuelto, me dicen que no, que ha cenado perfectamente, que ha
estado jugando, que ha estado viendo la tele, entonces, bueno, la recojo y nos
subimos a casa. Subimos andando, ella sube hablando conmigo normal, no le noto
ninguna cosa rara, ni mareada, ni con sueño, no,
nada. Normal, todo normal, bueno, pues un poco ese chichón que tiene
en la frente. Ya nos subimos a la casa, nos vamos a acostar. Yo esa noche duermo con la niña, la vigilo durante la noche, la
despierto varias veces para ver si le duele algo, si le pasa algo. Ella de muy
mal humor me dice que la deje dormir, que no la despierte tanto, que quiere
dormir, que no le pasa nada, pero a medianoche yo ya me empiezo a alarmar un
poco porque como la niña no ha sangrado, pues resulta que claro tiene todo
ese moratón, ese coágulo de sangre que tiene dentro pues se le va
extendiendo, y bueno pues aquello se le va poniendo de mil colores a lo largo
de la noche. Entonces un poco asustada, por la mañana a primera hora, la
llevo al médico de cabecera. Nosotros no tenemos pediatra en Segura de la
Sierra. En el centro de abajo, en el centro de salud de Orcera, del pueblo de
Orcera tenemos pediatra dos veces a la semana. Coincidía que ese día el
pediatra estaba en Orcera. Entonces mi médico de cabecera me dijo como hoy
está el pediatra, bájatela que le eche un vistazo. Me la bajé, le hicimos
también una radiografía. El radiólogo salió y me dijo cuando le hicimos la
radiografía que la niña no tenía absolutamente nada, dándome a entender
que era un poco exagerada, pero bueno yo ya me quedé más tranquila. Pasamos
a la consulta del pediatra, y bueno pues el pediatra estuvo valorando más o
menos a la niña y bueno yo casi fui la que le dije un poco al pediatra que
por qué no me la llevaba a Úbeda y le hacíamos un TAC puesto que el ojo lo
tenía morado y se le había hinchado muchísimo. La niña ya no podía abrir
el ojo. Entonces, bueno, pues sí, nos la llevamos a Úbeda, entramos por
urgencias, nos atendió un señor supuestamente muy amable, bastante amable
con la niña y conmigo. Le preguntó a la niña que le había pasado. La niña
no tenía muchas ganas de hablar y yo le dije que se había caído por unos
escalones, en la calle. Bueno, y nada más. Me dijo que qué le pasaba en las
piernas porque bueno todos los niños de pueblo sabemos que, bueno, pues como
juegan, sobre todo en Segura de la Sierra por la ubicación. Es un pueblo muy
ubicado, bastante peligroso, no ya para nosotros porque lo conocemos, vivimos
y nos hemos criado en él, pero bueno para la gente que viene de fuera quizá
sea un poco peligroso por la inclinación de las calles y demás. Pero bueno
todos los niños juegan, yo he sido niña, siempre he tenido las piernas
llenas de moratones, de arañazos. Mis hijos igual. Mis hijos además he de
decir que juegan en los peñascos, juegan con las cabras montesas al lado del
castillo y bueno aparte pues les encanta el deporte, siempre están con bicis,
con patines, futbol... son... les encanta el riesgo. Entonces, raro es el día
que no vienen a casa con un arañazo o con un moratón en las piernas, pero a
mi me parece lo más normal del mundo, todos hemos sido niños. Y bueno pues me dice que... y estos moratones. Entonces yo me eché a
reír y le dije, mire usted en casa a la niña la llamamos la burroviejo y la
moto vieja, porque es que todos los días viene a casa con un rasguño. Y ya
está, eso fue todo. Yo ya me fui con la niña a hacerle el TAC, nos
acompañó un A.T.S. Cuando terminamos de hacerle el TAC me dijo ese A.T.S.
que teníamos que ir a Córdoba, yo ya me alarmé bastante. Le pregunté que
por qué nos íbamos a Córdoba y no nos quedábamos en Jaén. Me dijo que al
parecer la niña tenía como una pequeña fractura, y tenía que verla un
maxilofacial y en Jaén no había maxilofacial, por eso teníamos que ir a
Córdoba. Llegamos a Córdoba, entramos por urgencias, a la niña la
estuvieron reconociendo. Sobre las once más o menos nos pasaron a planta. Al día siguiente por
la mañana nadie me dijo nada, nadie me dio ninguna explicación, no vi a
ningún doctor, no vi absolutamente a nadie. A la mañana siguiente pasó un
doctor, creo que es un doctor porque nunca se identificó. Siempre que entró
a la habitación me miraba como un... no sé, bastante rara, como un bicho
raro me miraba. Nunca dijo absolutamente nada. Y bueno, pasó ese doctor la
miró a la niña, nada, simplemente la miró y se fue. Yo me quedé muy
sorprendida. Pregunté a la señora de la limpieza que quien era ese señor,
me dijo que era el doctor, dije que si es que fuera en el pasillo, en esa...
había alguna consulta o una podía ir a preguntarle a ese doctor qué pasaba,
que opinaba de esa niña, que si es que ese doctor no hablaba nunca con las
madres de los niños, en fin, no sé, me pareció todo un tanto raro, un tanto
extraño. Al mediodía salí a decir a una enfermera que estábamos allí desde
las once de la noche. Se supone que estábamos allí porque mi hija necesitaba
un maxilofacial y era la una del día y todavía no había venido el
maxilofacial. Le dije que bueno que era una niña muy pequeña y que no puedo
entender como entrando de urgencias todavía se ha pasado una noche entera sin
que venga un maxilofacial, y llega el mediodía del día siguiente y no haya
venido el maxilofacial. Entonces me dijo que en ese hospital no había
maxilofacial, que tenían que pedirlo a otro hospital y que ya lo habían
pedido. Por la tarde sobre las seis fui otra vez a reclamar, volví a decir
que era una niña de nueve años, que quién se iba a hacer responsable si
pasaba algo, porque bueno esa niña tenían que verla ya, tendrían que
haberla visto la noche anterior. Entonces me dijo, me volvió a decir que el
médico ya estaba pedido, que pasaría de un momento a otro. Sobre las ocho o así vino el maxilofacial, miró a la niña, le
estuvo... le tocó la frente, la sien, la cara un poquito, la nariz y me dijo
que la niña no tenía absolutamente nada, que habían estado mirando el TAC,
que había sido un TAC muy largo, de más de ochenta cortes y lo más normal
es que siendo una niña tan pequeña y un TAC tan largo la niña se hubiese
movido un poquito, y justo al moverse eso había sido lo que a ellos les
había hecho bueno pues pensar que podía haber una fractura, pero que no
había absolutamente nada, que la niña se había movido y que
ahí había una super... una superposición de las radiografías o algo
así. Total, que no tenía absolutamente nada, que al día siguiente podía
irme a casa. La niña no tuvo medicación, no tuvo absolutamente nada. Lo que sí me
dijo este maxilofacial es que si a la niña no la había visto un
oftalmólogo, yo le dije que no, que yo no sabía que a mi hija tenía que
verla un oftalmólogo, que eso bueno pues correspondía a los médicos,
lógicamente, no a mí. Se
asombró un poco de que no hubiese venido a verla a la niña este especialista
y bueno, ya está, pues ahí quedó la cosa. Al día siguiente pasaron tres médicos. Me volvió a extrañar muchísimo que a la niña en ningún
momento, nada, la reconocieran, nada de nada, ni la miraron, preguntaron que
como se había hecho lo de la
cara y yo bueno, pues, haciendo un poco de... porque ella estaba un poco seria
porque no le apetecía mucho estar allí, pues nada, intenté hacer una broma,
diciendo que, gastarle una broma a ella, a la niña, diciéndole a los
médicos, que bueno, que se había levantado de carnaval, y ya está. Nadie
preguntó nada más. Yo, ahora, después que ya ha pasado todo me doy cuenta
que en todo momento estuve siendo el punto de mira, claro yo era una madre que
maltrataba a mi hija, pero bueno, yo solamente, claro, eso lo piensas
después. Sí notaba que la gente me miraba rara, sobre todo hay una... la
supervisora de la planta me parecía una persona excesivamente prepotente, no
me gustaba nada ya la forma en que pasaba, como nos miraba, como nos hablaba y
como se dirigía a nosotros. Hubo un momento en que llamó a la niña y le
dijo ven que te voy a dar un regalito. Salimos al pasillo porque la niña en ningún momento quiso separarse
de mí, además es una niña que es tímida, pero ella, a ella no le gusta
nunca hablar con extraños, con gente que no conoce, entonces ella quiso que
yo, la niña quiso que yo la acompañara, me quedé fuera y oí como esta, esta supervisora le decía a la niña yo soy
Lourdes, yo soy la supervisora, si tienes algún problema o quieres contarme
alguna cosa vienes aquí, preguntas por mi y me lo dices, y le dio creo que un
bolígrafo, algo de eso, creo que le dio a elegir el color, la niña no dijo
nada y entonces yo oí como decía en un tono sarcástico qué vas a decir tu
si eres de Jaén y las de Jaén no opinan. A mi aquello me pareció un poco
fuerte, sinceramente, pero bueno, tampoco quería yo pasarme de lista, nos
metimos en nuestra habitación y punto. Esta mujer nos observaba muchísimo,
cada vez que pasaba se quedaba mirando, llegué a pensar que, bueno, si es que
esta mujer no habría visto nunca a una
madre que jugaba al parchís con su hija, o que jugaban a las adivinanzas, o
que contaban un cuento porque eso es lo que estuvimos haciendo , o que, o la
niña bailaba, se ponía mis zapatos de tacones y bailaba y yo le cantaba, eso
era todo lo que hacíamos . También me llamó mucho la atención que al día siguiente, el primer
día que estuvimos allí, esa primera mañana que pasamos allí,
yo cogí a mi hija y la duché. Entonces vino alguien y me dijo que
iban a duchar a la niña, yo le dije que la niña ya estaba duchada y me dijo
que eso no podía ser y yo,
bueno, pues me extraña mucho porque yo cuando he ido a una cita con mis hijos
los he duchado yo, aparte de que me apetece como madre, pues también como
para, pues por echar una mano a estos auxiliares y que, bueno, que vayan a
hacer su labor a otra habitación donde esa gente necesita más de su ayuda,
creo que, duchar a la niña puedo hacerlo yo. Y bueno, me dijeron que no, que
ellas... bueno que de todas formas irían a decir que yo ya había duchado a
la niña, ya le digo, muy extrañada y vinieron y me dijeron mire tenemos
órdenes de duchar nosotros a la niña. Yo me quedé asombrada, pero bueno...
ya está, y nada. Pues... al tercer día de estar en este hospital viene el oftalmólogo,
según el maxilofacial el oftalmólogo tendría que haber venido el primer
día, o la primera noche, tampoco vino el maxilofacial la primera noche, pero
bueno, el oftalmólogo vino al tercer día, fue a mirarle a la niña el ojo,
dejó el parte encima de la cama, yo me quedé mirando y entonces, en el parte
ponía observaciones: malos tratos, entonces yo me quedé sorprendida,
indignada, no sabía que hacer ni que decir, le pregunté a esta chica, era
una mujer, que quien había elaborado ese parte, el parte médico, me dijo que
ella no lo sabía, que no sabía absolutamente nada, yo le dije que algo
tenía que saber, puesto que si ella había venido a la habitación es porque
alguien la había mandado, que quien había sido, cogió el parte, se lo
guardó enseguida en el bolsillo y se fue. Entonces al ratito vino con la supervisora. Vuelvo a insistir en la
prepotencia de esta supervisora y me dijo que si tenía algún problema, le
dije que sí, que quería saber quien había elaborado ese parte,
que era indignante, que era falso y que no entendía nada, que no
entendía lo que estaba pasando. Yo le dije que en ningún momento yo había
agredido a mi hija, que nunca la había agredido, que me consideraba una
persona civilizada, que creía que las facultades mentales todavía las tenía
en mi sitio como para hacer un disparate de esos, a lo cual esta supervisora
me contestó alzándome la voz que si tan civilizada era que saliese al
pasillo a hablar con ella. Entonces, yo, pensé que, cuando vi la actitud de
esta mujer, pensé que no tenía nada más que decir y ya está, y le dije
mire no puedo salir al pasillo ni a ningún sitio porque creo que yo ya he
dicho todo lo que tenía que decir y punto, pensando yo que esto, bueno, no
iba a llegar a...vamos, donde llegó, por desgracia, pues que era
un mal entendido, que esto se iba a arreglar y punto. Llamé a mi marido por teléfono, le comenté lo que había pasado, lo
que había visto en el parte, me dijo que preguntara y que me enterara de
quien había elaborado este parte porque íbamos a denunciar. Esa tarde me
llamaron amigos y familiares, también les comenté lo que me había pasado,
lo del parte. Me llamó la profesora de mi hija para preguntar como estaba la
niña, también le comenté lo que me había pasado, en fin,
y al día siguiente por la mañana me llamó otra amiga mía y entró
este doctor que entró el primer día, que sólo me miraba y no decía nada,
sólo observaba, y yo le estaba comentando en ese momento a esta amiga que me
estaba llamando, bueno, lo indignada que estaba porque en el parte había
leído un posibles malos tratos. Y
este doctor cuando oyó lo de posibles malos tratos se dio la vuelta y se fue.
No me dio nunca, nunca tuve opción a poder hablar con un doctor para que me diera una explicación todo el mundo huía, nunca
había nadie en planta, nunca había ningún doctor, nunca había nadie. Al
ratito de haberse salido este doctor, vino una cuidadora a buscar a mi hija y
le dijo que iban a buscar un vídeo para ver una película. Yo... la niña se
fue con ella, yo me la quedé mirando y justo en ese... en ese mismo momento
en que la niña salía, en la parte de la izquierda de la puerta de la
habitación tenía tres señores y me dijeron que, bueno, que si yo era Laura
Galiano. Les dije que sí, me dijeron que les acompañara a la planta baja. Les
dije que para qué. Y me dijeron no pregunte señora y baje. Me quedé un poco
sorprendida, me dijeron que eran policías. Vamos, yo no sé si ofendida,
asustada, aturrullada... no lo sé, yo sé que... sentí mucha vergüenza
cuando salí por el pasillo acompañada de esos tres policías porque toda la
planta eran ojos hacia mí. El comportamiento de enfermeras, médicos, las
señoras que estaban allí con sus niños fue vulgar y ordinario porque no se
cortaron en ningún momento en mirar, en señalar. No entiendo cómo... cómo
se puede hacer una cosa así. Debe ser que todo el hospital sabía, o toda la
planta sabía que yo era madre maltratadora, supuestamente, vamos, menos yo. Y
me dijeron que les acompañara a la planta de abajo y cuando llegamos a la
planta de abajo veo que me dicen que me meta en el ascensor. No íbamos a la planta de abajo, lógicamente me engañaron. Bajamos
abajo y una vez que iba a salir ya a la
calle dije que yo, que yo no me quería mover de allí, que no sabía quien
eran, que mi hija estaba sola, que era una menor, que no estaba, que estaba
solamente acompañada por mí, y que, bueno, que yo no salía de allí, porque
yo no sabía si eran policías o no eran policías, que esto podía ser un
secuestro, que podían ser mil cosas. Y que, bueno, que... no, que me negaba a
salir, que mi hija estaba sola y que yo, yo no podía dejar a mi hija con
nueve años en un hospital sola, a cargo sin, sin, sin que estuviese otro
familiar con ella. Yo les dije que por qué no entrábamos dentro, hablábamos
en Dirección, o subíamos a la planta y allí explicaban quien eran y qué
pasaba y a donde me llevaban y que entonces... alguien de ese hospital, en
Dirección, pues que llamaran a ese sitio a ver si realmente a mí me llevaban
a una comisaría o a donde me llevaban. Porque yo les dije que, bueno, que
quien me, me decía a mí que no era alguien que venían a raptarme o a
matarme y que vamos a ver lo mismo que llegaron tres personas a por mí
¿quién me dice a mí que no puede haber una cuarta persona que están
esperando que yo salga de ahí para coger a mi hija y llevársela? Entonces me
dijeron que por las buenas o por las malas, que no querían montar más
números, que si quería les acompañaba por las buenas y que si no, que me
esposaban. Bueno, me quedé indefensa, impotente, no sé, no sé, no sé. La
situación es horrorosa, no sabes que pensar, tienes miedo, estás acobardada
es, en fin, no sé. Bueno, les acompañé, entramos a comisaría. El trato fue
vejatorio, sobre todo, uno de los policías, el chuleta de turno, debe ser que
había visto muchas películas. Y nada, Empiezan a gritar, que quedo detenida
por maltratar a mi hija, por quemarla con cigarros, que si tengo abogado y yo
me sorprendo. Por que digo, bueno, que si tengo abogado, pero ¿qué quiere
que tenga mi abogado aquí? pero si yo me estoy enterando ahora de esto.
¡Pues entonces se calla!, y si quiere uno de oficio y si no, nada.
¡Cállese! no tiene derecho a hablar, no tiene derecho a hacer ninguna
llamada. Yo desesperada, les decía una y mil veces que eso era un error, que
por el amor de Dios que se habían confundido, que yo no era esa clase de
madre, que bueno, yo ya no sabía,... no me dejaban hablar, me metieron en una
dependencia. Justo cuando me metieron allí yo oí como ellos ya estaban
preparando la salida de mi hija justo en ese momento del hospital. Yo ya
creía que me estaba volviendo loca, creía que era un sueño, creía que era
una pesadilla. Me levanté y dije por el amor de Dios, que nadie toque a mi
hija, que nadie mueva a mi hija del hospital, pero ¿dónde van a llevar a mi
hija? ¿quién son ustedes para sacar a mi hija del hospital sin el
consentimiento de su familia, de su padre, de su madre, que esto es un
verdadero atraco, que ustedes se están equivocando. Me gritaron una y mil veces que me callara y que me callara porque si
no, iba a ser peor para mí. En
fin, un trato vejatorio, como si de una verdadera vulgar... una verdadera.. no
sé, no sé... si .. una verdadera vulgar, una delincuente, como una vulgar
delincuente, me trataron así. Desesperada, aterrada, con miedo. Bueno, me
tuvieron allí un rato muy grande. Rogaba una y mil veces que me dejaran
llamar a mi familia, a casa de mis hermanos, a mi casa. No quisieron, no me
dejaron. Una y mil veces les rogué, les imploré que me dejaran. Con un trato
vejatorio me trataban a voces, a gritos y bueno, ya está. Me sacaron de allí
y me llevaron a los calabozos. Una vez que estuve allí en los calabozos
sentada en un pasillo, tuve que aguantar las humillaciones de todos aquellos
policías porque realmente ellos pensaban que sí que efectivamente que yo era
una madre maltratadora. Cada vez que se dirigían a mí era humillante, como
me trataban, como me miraban. Yo no podía entender absolutamente nada. Yo
pensaba que era un sueño, que era una mala pesadilla, me pellizcaba porque yo
quería estar soñando porque no quería entender que aquello estaba pasando
de verdad. Después de estar allí y
humillarme me vuelven a llevar a la comisaría porque al parecer no habían
hecho ese parte bien o algo de eso, no me daban entrada. Vuelvo a llegar a la
comisaría. Vuelvo a ver aquel policía chuleta. Pido entrar al lavabo, me
acompañan. Salgo del lavabo. Fue casi, no sé, yo ya no sé que pensar.
Cuando salí del lavabo estaban tan ricamente todos allí comiendo. Entiendo
que es su trabajo y que sería la hora de comer para ellos, pero a mí me
pareció la cosa más horrorosa del mundo, por los momentos por los que yo
estaba pasando. Los veo que se sientan a comer sin escrúpulos ningunos, como
diciendo joróbate, maldita delincuente. En fin, eso fue horroroso. Me vuelven
a llevar al calabozo. Me dan entrada allí, en el calabozo aquel. Me bajan abajo. Me dicen, bueno, pues que todas las pertenencias que
tengo, pues que las deje allí, que deje todo. Yo tenía mucho miedo. Yo
estaba oyendo gritar como la gente, pues la gente que estaba detenida gritaba
o no sé o insultaba, nos insultaban por allí los unos a los otros. Yo estaba
asustada, lloraba. Ya no sabía que hacer, que pensar, yo decía por favor que
no me metiesen con nadie al calabozo, que tenía miedo, que a ver si alguien
me iba a hacer algo, la gente que había allí en aquellos calabozos. Me
dijeron que no, que iba a estar sola y que no iba a tener ningún problema.
Casi me obligan a que coja una colchoneta para acostarme. A mi me daba algo
cuando yo miraba aquellas colchonetas sucias. Aquello huele a rayos. Ropa
vieja, zapatos viejos, por allí tirados, bueno de verdad, de película
americana. Me meten allí entre rejas y bueno, ya está. Yo intenté cerrar
los ojos. Intenté no perder la calma. Sólo pensaba en mi hija que estaba
sola, pobrecita de mi hija y no quería abrir los ojos. No quería saber como
era aquello. No quería recordar nunca nada, nada, nada de aquello. Estaba
desesperada. Esperaba que llegase mi marido y que me sacase de allí cuanto
antes mejor, ya no por mí, si no por mi hija que estaba sola. Entonces, luego, a la hora y pico o así, llegaron otros policías y me
dijeron que iban a meter otra chica conmigo. Me tranquilizaron, dijeron que
era buena chica, que no me haría nada, pero que si tenía algún problema,
que gritara que ellos vendrían enseguida. Lo sorprendente para mí es que
esta chica cogió su colchoneta, entró estuvo hablando 5 minutos conmigo y
bueno, enseguida se puso a dormir. Yo me quedé sorprendida realmente. Igual
esta chica ya estaba acostumbrada a eso. Luego me sacaron, me llevaron a otro
cuarto donde me recogieron las huellas dactilares. Me trataron muy mal, me
decían que me calmara, que relajara la mano, porque tenía que relajar, estar
relajada para poder cogerme las huellas. Yo oía gritar a un hombre como
pedía metadona a gritos. Les insultaba, les decía de todo. Este hombre que
me estaba tomando las huellas, insultaba a este chico. Bueno, un miedo, una
cosa tremenda, tremendo lo que yo pasé. Me llevaron otra vez allí, al
calabozo este, me pesaron, creo, me midieron, yo tenía mucho miedo, yo decía
por favor a ver si va a venir alguien, a ver si va a venir y nos va a hacer
algo este chico que grita. Y me hablaba muy mal y me decía ¡tú, cállate! y
tú, a lo tuyo. Bueno, que le voy a decir, un trato vejatorio totalmente.
Sobre las siete o así, me sacaron de allí, me subieron arriba. Yo ya
respiré, pensé que ya se había terminado la pesadilla. Pensé que me llevaban con mi hija otra vez, y me llevaron a
comisaría. Yo iba destrozada, yo no entendía absolutamente nada, iba
llorando y cuando voy a entrar a la comisaría lo primero que me encuentro es
a mi hijo de diez años llorando el pobre desesperado que no entendía
absolutamente nada, gritaba mamá, ¡mamá, qué pasa!, ¡mamá, dónde está
papá!. Yo me quedé muy sorprendida cuando vi allí a mi hijo y es que
resulta que a mi marido le llamaron y le dijeron que yo estaba detenida, que
fuera a declarar, entonces... ese día que era viernes... pensábamos, así me
lo insinuaron un poco, que me iban a dar el alta, entonces mi marido se llevó
a mi hijo y a mi tía porque nosotros pensábamos ese fin de semana, una vez
que nos diesen el alta irnos a Granada porque el sábado era la graduación de
una prima mía y ella quería que estuviéramos allí, por eso mi marido se
llevó a mi hijo y a mi tía. Mi marido estaba detenido también en comisaría, lo tenían también
por allí apartado, lo iban a meter al calabozo, lo que pasa que no lo
metieron en el calabozo porque mi marido les dijo si me metes en el calabozo
tendrás que hacerte responsable de mi hijo, le dijo el policía que no tenía
que hacerse responsable de nadie, que no se lo hubiese llevado. Mi marido le
contestó yo estoy aquí porque me has dicho que venía a declarar, en ningún
momento me has dicho ni he tenido una orden de nadie diciéndome que estoy
detenido. Entonces, bueno, pues... lo dejaron allí en un cuartucho, pero mi
hijo tampoco pudo ver en toda la tarde a su padre puesto que estaba detenido. Una vez que llegamos allí, bueno, cuando yo ya llegué allí ya llegó
el abogado de oficio, presté declaración, y una vez que yo había prestado
declaración, el abogado le pidió al policía que le diese una copia de la
declaración. Se negó, dijo que no, que no podía darle absolutamente nada, a
mí aquello me extrañó y yo no entiendo de estas cosas, pero me pareció
algo raro. Me bajaron abajo donde estaba mi hijo, no pude ver a mi marido y
una vez que mi marido prestó declaración, bueno, nos pusieron en libertad a
los dos, entonces pude ver a mi marido. Me dijo el policía... Bueno, yo,
antes de subir a declarar estaba oyendo al policía, oía como llamaban por
teléfono, y este policía, me imagino que hablaba con un Juez, porque todo el
rato... cada vez que hablaba con esta persona le hablaba de... de... le
trataba de señoría. Entonces, yo entendí que era un Juez y que el Juez le
daba permiso al policía para que hiciera conmigo lo que el policía creyese
oportuno. No sé, a mí esto me extraña mucho, pero bueno así fue. Cuando ya
presté declaración y firmé la declaración entonces me dijo el policía
que, que a partir de ese momento yo ya no era la madre de mi hija, que la
madre de mi hija era la Junta de Andalucía, que no me acercara al hospital ni
a los alrededores porque sería mucho peor. No entendía absolutamente nada,
nada, ni mi marido tampoco. Cuando vi, ya cuando ya pude ver a mi marido pues
nos abrazamos, lloramos, ninguno de los dos entendíamos nada, mi hijo no
entendía nada, mi hijo no dejaba de gritar, de llorar, estaba aterrado,
estaba confundido, no sabía qué estaba pasando, mi hijo se tragó toda la
película, absolutamente todo. Salimos ya de... de Córdoba, nos vinimos a Granada y al día siguiente
mi marido y yo... nos presentamos en el Juzgado de Córdoba, número seis.
Pedimos hablar con la Juez, nos dejaron hablar con ella, le dijimos lo que nos
había pasado y que queríamos... que, que bueno, que nuestra hija... no
fuese... no fuese a un... a, a... a este sitio, a este colegio de la Carolina,
que queríamos que mi hija pasara a un familiar mientras este grave error se
resolvía, que si teníamos que estar sin ver a la niña un día, un año, que
no nos importaba, pero lo que queríamos era que la niña no sufriera, que no
sacaran a la niña de su entorno familiar, de sus amigos, de su familia, de su
pueblo, de su hermano, de sus tíos, de sus primos, que la niña la dejaran en
libertad, que la dejaran libre porque... si supuestamente había unos
culpables éramos nosotros, porque nos estaban acusando de maltratadores.
Éramos nosotros los que teníamos que estar encerrados, en un colegio o en
una cárcel, pero la niña no. La Juez nos dijo que ya estaba muy cansada, que
tenía mucho trabajo y que, que bueno. Nos enseñó también unas fotos que le
habían hecho a la niña el forense, unas fotos... He de decir que cuando vi las fotos casi me caigo al suelo. Estuve todo
el día en Córdoba cuando salí de, de este Juzgado, gritando, llorando por
las calles como una loca porque esa no era mi hija, eso son unas fotos
aumentadas y si realmente mi hija estaba así es porque en el hospital la
maltrataron, porque mi hija no estaba así. Es terrorífico la cara, el hombro
y las piernas que le pusieron a mi hija, porque mi hija tenía un ojo morado,
una roseta en el hombro y una pupita pequeña en la rodilla, eso era lo que mi
hija se había hecho en la caída. Y un... poco en el otro ojo, se le había
pasado el hematoma de un ojo al otro, pero, pero muy poquito, apenas nada,
pero la pusieron como un verdadero monstruo, como una niña realmente
maltratada, pero esa no era mi hija para nada. Nos fuimos y luego sobre las siete o así recibo una llamada de... de
aquí del Juzgado nº seis de Córdoba, donde me dicen que de parte de la
Juez... que... bueno, que era para decirme...esta llamada, sí, la hace, la
hace una, una chica, dice que
llama en nombre de la Juez para que sepa que lo que yo he pedido, que pedía
que la niña pasara a un familiar y no pasara a esa...a ese colegio, que ella
eso lo ha mandado a Asuntos Sociales por fax esa misma tarde, eso junto con la
declaración que la niña hace al forense, donde la niña dice que iba jugando
con unas amigas y se cayó por un sitio inclinado, y que la recogieron y que
la llevaron a casa de su tata y que al día siguiente su mamá la llevó al
médico. Bueno, pues al parecer para... en Asuntos Sociales eso no cuenta, no
contó lo que yo pedía, lo que pedía mi marido que la niña no pasara a ese
sitio y tampoco contó la declaración que la niña hizo al forense. Y tampoco
cuenta la declaración del forense, donde el forense dice que no puede
decantarse ni por una cosa ni por otra, que no puede decir que la niña sea
quemada o, o, o que sea eso...de, de una caída. Es que él tampoco lo sabe,
tampoco puede asegurar que sea lo uno o lo otro, eso no cuenta para nada.
El lunes... que mi hija ya pasó a esa insti... a ese colegio, a las
ocho de la mañana había un fax al Director del colegio Reina Sofía,
pidiendo...eso era un escrito de los vecinos de Segura de la Sierra, un
escrito del médico de cabecera, había otro escrito del Juzgado de Paz, otro
escrito de la Guardia Civil y otro escrito de un cirujano del hospital de, de
Úbeda de San Juan de la Cruz, amigo nuestro, amigo de mi familia, donde todos
pedían lo mismo que la niña, por favor, que pasara a un familiar para evitar
daños menores a esta niña, mientras este, este...grave error se, se
resolvía. Y también había un escrito con nombres y apellidos y números de
teléfono y los DNI de la gente que recogió y que curó a la Laura.
Todos hicieron oídos sordos. El Director del Reina Sofía hizo oídos
sordos a esos escritos, y los médicos del Reina Sofía ya sabían, porque
ellos también habían recogido el testimonio de mi hija, que mi hija les
había contado en todo momento que se
había caído. La versión de mi hija coincide siempre con la de los testigos
y con la mía y con la de mi marido. Nadie escuchó eso. Ese fax también
llegó esa mañana a Asuntos Sociales de Jaén, tampoco... nos escucharon.
Llegó al Juzgado nº seis de Córdoba, que tampoco lo escucharon. Y llegó
también a la comisaría Autonómica de Policía de
Asuntos Sociales de Córdoba, donde tampoco escucharon nada. Nadie
hizo, nadie, nadie, absolutamente nadie se preocupó en esos tres o cuatro
días de hacer una investigación a ver si realmente la niña se había caído
o no se había caído. Nadie lo hizo, porque si lo hubieran hecho mi hija el
lunes pasa a un familiar, no pasa a... a... a esa cárcel, porque eso es una
cárcel para menores, no puedo decir otra cosa.
La niña se queda sola el día que a mí me sacan del hospital. Ese
día se queda sola. Esa noche se queda sola. Y se queda sola también hasta el
día siguiente por la tarde que llega un familiar mío a acompañarla. La
niña le dice a este familiar que está muy cansada, que las enfermeras y los
médicos no dejan de acosarla y de preguntarle y, y, y de decirle que eso no
es de una caída, que les cuente la verdad, que hay más cosas, que eso no se
lo ha hecho en una caída. Dice que cada vez que iban a bañarla que no iba
una enfermera sino que iban seis o siete enfermeras a mirarla y, y...cuando la
bañaban, para verle las heridas, y no dejaron de entrar una y otra vez en la
habitación médicos, enfermeras... todo el mundo, todo el que quiso a... a...
a levantarle la ropa y a mirarla, a mirarle la, la heridita del hombro y a
mirarle la, la heridita de la, de la rodilla
y todos le decían dinos la verdad Laura, esto te lo ha hecho tu padre y tu
madre, tu no te has caído, eso se lo dijo la niña al familiar que se quedó
con ella hasta el lunes. Nadie preparó a la niña, nadie le dijo que se iba a
ningún sitio. Menos mal que este familiar una hora antes, antes de que se la
llevaran le contó Laura vas a ir a un campamento, vas a ir a una colonia
donde hay piscina, verás que bien lo vas a pasar... porque nadie,
absolutamente nadie avisó siquiera a este familiar mío de que la niña a una
hora después era trasladada a un centro, a un centro penitenciario, porque no
se le puede llamar de otra manera. A la niña y a este familiar mío la
acompañaron los tres policías que me detuvieron.
Los policías, según este familiar mío, le echaban la culpa a los
médicos. Los médicos le echaban la culpa a los policías. Los policías le
dijeron a este familiar mío que, bueno, que, que, me, me...detuvieron y me
metieron en los calabozos porque sospechaban de mí porque yo estaba muy
nerviosa, y ahora yo digo ¿cómo estarían ellos?, ¿cómo estarían ellos si
llegan... si alguien llega y los saca, si están ahí cuidando y acompañando
a una hija suya, en un hospital los sacan y les dicen que quedan detenidos, y
que su hija ya no es su hija?, ¿se quedan tranquilos?, porque vamos, no es
para estar tan tranquila y tan relajada como si estuvieras viendo una puesta
de sol. Me imagino que, que, que se pondrían como yo me puse, desesperada sin
entender absolutamente nada. Los médicos le dijeron a este familiar mío que,
bueno, que parece ser que los policías se habían portado muy mal conmigo,
que no estaban de acuerdo como me había tratado la... como me habían, como
me habían tratado la...la policía.
Y los policías entonces le dicen entonces a este familiar que no estaban muy
de acuerdo, ya estaban dudosos de que realmente la madre pareciera una
maltratadora, pero antes de todo eso, señores, yo pienso
que... se puede hacer una investigación, pero no, nadie hizo
absolutamente nada, nadie, nadie, nos destrozaron aquel día y seguimos
destrozados, psicológicamente seguimos destrozados, más, ahora más que
aquel día.
Nosotros... nos vinimos para Jaén, nos vinimos a mi pueblo y entonces
fuimos con nuestro abogado a Asuntos Sociales.
Llegamos y nos dice la abogada de Asuntos Sociales que cómo es que
vamos al segundo o al tercer día... allí y no vamos el lunes a Asuntos
Sociales. Mi abogado les dice, bueno, que el primer día ni el segundo día,
él, este abogado mío, tenía juicios, no podía acompañarnos y que nosotros
no quisimos ir solos porque teníamos miedo, porque los policías nos habían
tratado bastante mal y, y realmente es cierto que teníamos miedo. Yo no
quería ir allí... yo no quería ir allí, yo no quería ir sola a Asuntos
Sociales, yo quería ir con, con, con... con mi abogado. Entonces la abogada
de Asuntos Sociales se pone a reír y... se pone a reírse de nosotros dos y
nos dice que... que no había que tener miedo, que ella no era Chuck Norrys,
creo que Chuck Norrys es un policía, no estoy muy segura, pero que ella no
era Chuck Norrys, y bueno, a mí la risa de aquella chica se pueden ustedes
imaginar como me sentó. Pero bueno, deben ser que ellos siempre son así y ya
está.
Esa mañana, pues, intentamos explicarle a esta mujer, a esta abogada
que no estábamos de acuerdo con nada, que eso era un error, que eso era una
injusticia, que esa niña tenía que salir de allí, que esa niña no podía
estar allí, que a esa niña la estaban maltratando psicológicamente, que esa
niña ya estaría hundida porque no sabía que pasaba, porque estaba sin sus
padres, porque esta niña nunca se ha separado de sus padres, nunca, jamás.
Si sus padres han tenido que salir de viaje siempre se ha quedado a cargo de
sus familiares, de sus tíos, de sus abuelos, de sus primos, nunca se han
quedado solos. Y ella, bueno, se reía mucho, se ponía las manos en la cabeza
como... diciendo que, bueno, que qué pasaba, si es que no nos enterábamos,
que nosotros ya no éramos sus padres. Esa era toda la, la explicación que,
que nos daba esta, esta buena señora. Muy prepotente, con unos gestos...gesti...gesticu...
gesticulaba... de una forma rara como burlándose de nosotros, en fin, no sé,
siempre me ha parecido que hemos recibido un trato vejatorio en Asuntos
Sociales, yo casi diría que tercermundista. Llegué a decir y lo sigo
diciendo que lo más parecido a Asuntos Sociales, tal como nos han tratado,
para mí, ha sido... porque me remonto a la Santa Inquisición, te quitan tu
hija y punto y olvídate, tú no ya eres su padre ni eres su madre y todo lo
que digas va en contra tuya, vamos, se ríen de ti, te tratan como tonto, como
diciendo pero tú de qué vas, te hemos quitado a tu hija tu ya no tienes ya
nada más que hacer. Así nos trataron a nosotros.
La segunda vez que vamos a Asuntos Sociales, llevamos... nos acompaña
una tía mía y un hermano mío porque queremos que la niña pase a un
familiar. Se lo decimos a ellos, los llevamos allí para que, bueno, para que,
para que los evalúen y para que la niña salga cuanto antes de allí.
Hicieron oídos sordos, no sirvió para nada, en absoluto... para nada, para
nada, volvemos a decir que están
equivocados, que la niña tiene que salir de allí. Me dice la abogada de
Asuntos Sociales que si es que no tengo nada mejor que hacer en mi pueblo, que
me quede en el pueblo que seguramente tengo cosas que hacer, que por qué
tengo que estar todos los días, todos los días
allí en Asuntos Sociales . Yo le digo que lo único que tengo que
hacer es una y mil veces es ir allí a reclamar a mi hija, porque me han
quitado a mi hija y voy allí a que me devuelvan a mi hija y voy a ir todos
los días de mi vida si es necesario hasta que me devuelvan a mi hija. Se
echó a reír y me dijo lo que tienes que hacer es quedarte en tu pueblo que
seguramente tienes más cosas que hacer que aquí, que aquí ya no pintas
nada.
La tercera vez... nos acompaña otro abogado que se incorpora también
al caso. Una vez que llegamos allí y lo ven... se les pone la, la, la cara
blanca, palidecen... todos son... contras, siempre habían sido contras pero
desde el momento en que ven a este hombre más todavía, no le dejan entrar
con nosotros al despacho, me dicen que, que cuando salga del despacho que no
vaya a la prensa porque si voy a la prensa va a ser peor para mí y peor para
mi hija. Bueno, me dan a entender que ese abogado no les gusta, que no quieren
verlo más por allí, que por qué tengo que tener dos abogados, le digo que
si hay una ley donde dice que solamente tienes que tener un abogado, que si no
hay esa ley que no puedo tener uno, como si quiero tener al colegio entero que
no puedo tenerlo. Me dicen que no quieren hablar con ese abogado, que ellos se
entienden mejor con Tomás Rodero; este segundo abogado se llama Francisco
Herrera. Yo le digo que si no quieren ver a este abogado, el segundo, yo
tampoco quiero verles a ellas las caras y tengo que estar viéndoselas todos
los días.
Segura, la gente de Segura se moviliza, la gente de la zona de la
Sierra de Segura se moviliza con
nosotros. Empiezo a recoger escritos de amigos nuestros, de psicólogos, de
profesores, de maestros de EGB, de sacerdotes, de jesuitas, de pintores.
Empiezo a recopilar toda esta información para mis abogados, para que mis
abogados la presentan al juez .No me dejan ver a la niña. Llega Simona
Villar, esta mujer tan excelente llega a decir en televisión que han actuado
así porque hay dos partes de lesiones, que efectivamente la niña ha sido
maltratada. Perez Saldaña dice igual. Sale a los medios diciendo que hay unos
partes de lesiones gravísimos y que es cierto que la niña es maltratada y
que no vamos a volver a verla. Yo ya me pongo a trabajar un poco más en serio
con la prensa. La prensa me ayuda mucho. Dicen en televisión que los padres
no tienen porque alarmarse, que el que la niña esté en un centro de acogida
es como si estuviera en un campamento de verano, que para qué alarmarnos, que
no pasa absolutamente nada. Yo le digo a esta Delegada tan impresentable que
los campamentos de verano son al aire libre. Se lo digo en la prensa, se lo
digo en la radio, que los campamentos son al aire libre y sin rejas, que los
campamentos los eligen padres y los niños pero nunca los eligen desconocidos
como en este caso lo han elegido ellos para mi hija.
Empieza el toma y daca. Ellos siempre quieran quedar por encima. Siguen
coaccionándome con la prensa. Quieren que, vuelvo a llevar a estos familiares
míos para que la niña sea venga a casa con ellos, para que la saquen de
allí. Me dicen que bueno, que
solamente van a evaluar a uno de ellos porque si evalúan a dos vamos a tardar
mucho más tiempo. Yo le digo que se puede tardar el mismo tiempo, que se
puede, se puede hacer el estudio lo mismo de una persona que de dos. Me dicen
que no, que no, que solamente de una. Bueno, accedo, pero resulta que, que eso
no llega nunca, no llega nunca y nunca llegó. Quieren que... cuando van a
evaluar este, a este familiar mío, a esta tía mía, que tampoco la evalúan,
entra ahí y habla un ratito con ellos, yo quiero que entre mi abogado con
ella y dicen que no. Estamos allí más de una hora discutiendo que tiene que
entrar mi abogado, que ella no va a firmar absolutamente nada si no entra mi
abogado, ellos dicen que no, que es una tontería, que lo que tenga que firmar
ella que lo tiene que firmar, que el abogado allí no cuenta para nada, que no
sirve para nada, que el abogado es solamente para el Juez, para el Juzgado
pero que nunca para ellos, para... para la Administración, que, que no. Yo...
bueno, le digo a mi tía una y
mil veces, yo se lo digo, se lo dice mi marido, se lo decimos todos, que no
firmen absolutamente nada, que se nieguen, que se nieguen, se negaron
rotundamente a firmar nada, después fuimos a entrar nosotros, mi marido y yo
con el abogado.
Salieron a hablar con nosotros, querían... por todas las razones del
mundo conformarnos para que entráramos solos, para que firmáramos un
documento, yo le dije que no, que no íbamos a entrar y que si teníamos que
entrar solos y teníamos que
firmar que nos íbamos a nuestro pueblo y que no firmábamos nada. Ese día
estaba allí también la Directora del centro, una tal Ramona del centro de la
Carolina donde estaba mi hija, salió y también intentó convencernos durante
media hora, que entráramos solos, que había que firmar, que no era necesario
el abogado, entonces le dije que no y dije más, que si había una ley donde
prohibía entrar al abogado que me la dieran esa ley, que si eso era cierto,
que si existía esa ley, esa cláusula, pues entonces entraríamos solos, pero
que si esa ley no existía o esa cláusula no existía y me estaban engañando
los denunciaría.
Como... seguían erre que erre que no querían que, que el abogado
entrase con nosotros, bajamos, llamamos a la prensa, subió la prensa a la
planta, a la tercera planta en Jaén en Asuntos Sociales. Una vez que vieron a
la prensa allí todavía se lo pensaron y a la hora y media o así vinieron y
nos dijeron que bueno, que podía
entrar nuestro abogado con nosotros. Entramos y querían que firmáramos un
régimen de visitas, es lo único que firmamos. Un régimen de visitas que yo
me negué a firmar porque dije... que llevaba un mes sin ver a mi hija y que
me iban a dar una hora a la semana y que eso era muy poco, que mi hija
estaría desorientada, que mi hija estaría ya loca, porque tendría que estar
loca, desesperada, porque no sabía que estaba pasando, porque la arrancan del
pa... de, de los brazos de su madre y no vuelve a saber nada más de su madre,
de su pueblo, de su padre, de sus amigos, de su hermano. ¿A esto hay derecho.
señores?.
En todo momento me decían que la niña estaba perfectamente bien, que
se había integrado perfectamente, que jugaba, que comía, bueno, la abogada
llegó a darme a entender delante de mi abogado que si la niña allí estaba
tan bien sería por algo, sería porque allí estaría relajada, porque allí
no la estaban maltratando. Me llegó a insinuar eso. Que, bueno, como
supuestamente, o según ellos ya daban por hecho que en casa la
maltratábamos pues por eso allí estaba tan a gusto y tan bien. Siempre
discutí, siempre discutí con ella, las veces que llamé al centro a
preguntar por la niña, que casi todos los días llamaba, cuando me decían
que estaba muy bien, decía ¡mentira!, pues no señora, está muy bien,
¡mentira!, mi hija no está bien, mi hija no puede estar bien porque yo
conozco a mi hija, usted está equivocada, su hija está muy bien, que había
un problema muy grande con la niña, que a la niña había que darle tiempo
para que habituara a aquel centro, que una que allí ya estuviera acostumbrada
a aquel centro entonces podríamos verla, que no podían, que no podían
evaluarla las psicólogas porque no quería hablar mucho con los
adultos, que rehuía a los adultos, claro, ¿como no va a rehuir, a rehuir a
los adultos si no los conoce, si no conoce a nadie, si está allí encerrada
en una cárcel, si está desesperada, si tenía un ataque de, de, de histeria
que, que, que, que no se ha muerto de milagro?.
Pues entonces resulta que nos enteramos que es mentira, que mi hija
llevaba allí veinte días y no había psicólogo en el centro, mentira, de
que no hay psicólogo en el centro y salgo y lo digo a la prensa y una vez que
lo dije a la prensa a los tres días se incorporó el psicólogo. El
psicólogo dice que, bueno, que la niña está muy mal, que la niña no
colorea, que la niña no figura, no, no dibuja la, la figura humana, que no
quiere dibujar ni al padre ni a la madre. ¿La niña va a querer colorear,
señores? ¿La niña va a querer
dibujar a su padre y a su madre? ¿O la niña está aterrada? ¿Está
desesperada?. La niña no tiene ganas ni de levantar la cabeza. La obligan, la
atosigan, le preguntan una y mil veces, dice siempre como se cayó, decían
que no, le decían una y mil veces que no, que eso no era verdad, que si no
contaba la verdad no iba a salir más de allí, jamás iba a volver a ver a su
padre y a su madre. La niña estaba aterrada. ¡Sí la niña contaba la
verdad! ¿Que querían que dijera la niña si la niña no podía decir otra
cosa?.
El día que por fin dejan entrar a mi abogado con nosotros, que ese
día yo me niego porque digo que la visita es muy corta, porque no estoy de
acuerdo con el régimen de visitas, lo que pasa es que al final tengo que
firmarlo porque no me dan otra opción y yo quiero ver a mi hija ¿cómo?,
¡cómo sea!, ¡de la forma en que sea!, aunque sea una vez al año tengo que
ver a mi hija. Y ya la Directora del centro muy cabreada porque tuvo que
entrar mi abogado, claro, ellas, ¿cómo van a querer que entre mi abogado?,
si ellas no quieren testigos de cargo, si son unas sinvergüenzas, si ahí te
tratan como si fuera tercermundista, ¡prepotencia a tope! ¡ se ríen de ti!
¡se burlan de ti! ....yo qué sé... yo qué sé... yo qué se la cantidad de
cosas que te hacen y que te dicen, y... Y bueno, pues entonces me dice la
Directora del centro muy enfadada y muy prepotente ella, pues me dice, pues le
voy a decir una cosa, Laura, que sepa usted... se la iba a decir esta tarde en
privado en el despacho pero ya que usted se ha puesto así, digo no me he
puesto de ninguna forma, simplemente quería entrar aquí con mi abogado, ni
más ni menos, ni menos ni más. Pero bueno, ya que usted se ha puesto así,
Laura, pues he de decirle una cosa, se la iba decir esta tarde en el despacho,
pero se la voy a decir ya, que sepa usted que su hija no quiere verla más. Su
hija no quiere volverla a ver a usted, ni a su marido, ni a su hermano, porque
el otro día usted llamó por teléfono preguntándome por la niña y le dije
Laurita ha llamado tu mamá, y la niña me dije pues dile a mi mamá que no me
llame más, que no quiero volver a ver a mi mamá ni a mi papá nunca más,
que no quiero volver a mi casa nunca más...
¿Ustedes se imaginan, señores, cuando hace un mes que no has visto a
tu hija lo que te corre por las venas... cuando una extraña te dice que tu
hija no quiere verte más?. ¿Qué pensarían ustedes?. Yo pensé que la
habían vuelto loca, que se había vuelto loca, o que la habían drogado, o
que la habían cambiado el chip, porque a una niña con nueve años... se la
lleva...¡bueno! por donde uno quiere llevarla... la lleva. Me quedé
aterrada, me quedé de piedra, me quedé helada cuando me dijo eso. Por la
tarde fui a ver a mi hija y yo iba desesperada y cuando yo entré a ese
centro, a esa cárcel de menores donde se maltrata al niño para el resto de
su vida psicológicamente, mi hija cuando me vio entrar por el pasillo
¡corría llorando y gritando! ¡mamá, mamá, mamá! con los ojos, con, con
los ojos llenos de, de lágrimas. Con los brazos abiertos se tiró a mi
abrazándome que no me soltaba, ¡mamá llévame de aquí!, ¡mamá no quiero
estar aquí!, ¡mamá qué pasa¡ ¿Esa era la niña que no quería verme
más... señores? ¿Por qué mienten? ¿Qué pretendían? ¿Qué querían?.
Me mintieron durante los dos meses diciéndome que mi hija estaba muy
bien y mi hija jamás estuvo bien. Mi hija me contó que se pasó los meses
llorando y deambulando como una loca, que no quería hablar con esas personas
mayores, que no quería que se acercaran a ella, que no eran sus amigas, que
no los quería, que quería estar con su padre y con su madre, con sus amigos
y con su hermano, eso... y con su gatito y con su perro, eso es lo que mi hija
me contaba, eso es lo que mi hija quería...Salir de allí, porque ella no
podía entender porque que tenía que estar encerrada ¿Se ha caído? ¿Y por
qué se ha caído tiene que estar encerrada?. No lo puedo entender, ni ella
tampoco. Me estuvieron engañando todo el tiempo diciendo que la niña estaba
muy bien, incluso la psicóloga del centro. Llegó a decirme que... que bueno,
que... que ella había pasado veinticinco años trabajando con, con niños y
que su experiencia... bueno, que ella con su experiencia ya... daba por hecho
que efectivamente Laura había sido maltratada. Yo no sé que experiencia,
señores, no sé que... no sé que experiencia...
Menos mal, menos mal, que la Juez... fue y es una mujer inteligente y
yo creo... que ella pensó que no tendría que fiarse mucho de Asuntos
Sociales y por eso nos mandó al Equipo de Familia de psicólogos del, del
Juzgado de, de Jaén, y esa gente es gente buena, gente encantadora,
gente con, con, con... tacto, con, con cariño, con, con cautela. Se dio
cuenta enseguida de que esa niña no era maltratada, que nosotros no éramos
una familia... violenta y que maltrataba y que maltrataban a nuestros hijos. Y
ellos vieron las dos crisis que sufrió mi hija durante esos dos días,
durante esas dos entrevistas. Eso lo vio el Equipo de Familia, de ahí de
Jaén, de psicólogos, porque ellos lloraban. Esas mujeres lloraban de ver la
desesperación que tenía mi hija y de ver la desesperación que tenía mi
hijo y la desesperación que teníamos nosotros, porque eso ha sido
terrorífico, la han machacado para el resto de su vida ¡Nos han destruido
para el resto de nuestra vida! Es una pesadilla de la que nunca vamos a salir.
Nunca. Nunca.
El día que mi hija fue a declarar... al Juzgado de, de
Villacarrillo... la llevaron como una delincuente. La sacan de la cárcel, de
la cárcel de la Carolina y la traen al Juzgado de Villacarrillo a declarar.
Cuando mi hija entró y nos vio... se tiró como una loca a nosotros,
llorando. La Juez, muy inteligente, estaba escondida, bueno escondida,
apartada. Esa Juez y la Juez... estaban la Juez del número uno y la Jueza del
número dos, y otra tercera Juez que estaba en prácticas... estaban las tres.
Y estaba mi abogado y estaba la Directora del colegio de la Carolina. Y cuando
estas, estas mujeres vieron como mi hija se tira a nosotros, como nos abraza,
como no se suelta de nuestro cuello llorando y llorando... estas mujeres
vieron que realmente no... es la típica niña que está sufriendo paliza tras
paliza de sus padres. Vieron que había amor, vieron que había cariño.
Vieron que había... complicidad entre un padre, una madre y una hija, lo que
debe de haber en una familia normal...los vínculos que tienen que haber en
una familia. Vieron que había amor y cariño y dulzura hacia nuestra hija y
vieron como la queremos y como la mimamos. Y vieron como mi hija se fue
destrozada, llorando desesperada otra vez a esa cárcel y tuvimos que
quedarnos allí. Y esa misma, y esa mañana, cuando llegamos, cuando llegó la
Directora... cuando ya... la, la señora
Directora pidió, dijo a la Juez que tenía que entrar ella a decla... a, a, a
la declaración de la niña, que tenía que estar ella presente porque era
su... porque era la que la estaba custodiando. Y la Juez le dijo que no, que
si alguien tenía que estar serían los padres, pero que ella no.
Cuando la niña entró a declarar con la... se fue con la, con su
señoría, le dije Ramona parece que viene la niña un poco enfadada, qué ha
pasado, ah, no sé, le he dicho que se levante, que se vista inmediatamente,
que veníamos a Villacarrillo al Juzgado a declarar. Entonces yo le dije, mira
que... creo que no... es la, la, la actitud más acertada la que has tenido
con la niña, decirle eso. La niña no entiende de Juzgado, no entiende de
Juez, no entiende de declaración, cómo se te ocurre decirle eso, a la niña.
¡Bueno, bueno, Laura!, me dijo, ¡aquí ya sobran las palabras!,
refrotándose las manos como diciendo aquí hoy se termina todo, ¡hoy ya la
niña es para nosotros para siempre! Una vez que la niña termina su
declaración, la Juez nos dejó estar otro ratito con ella. Y luego... la, la
Juez le dijo a la niña. Laura entra, que lo que nos has dicho nosotros lo
hemos escrito y ahora como tu sabes firmar... puedes firmar lo que... lo que
nosotros hemos escrito. Entonces la Secretaria de... la Juez me dijo que
pasara con la niña.
A todo esto se me adelantó la Directora... entró delante de mí y le
dijo a la niña, intentó coaccionarla, diciéndole a la niña, Laura, no
firmes nada, como tu ya sabes leer, lee primero lo que pone en este papel, no
vaya a ser que, que hayas dicho cosas que no quieres decir, primero lees, y
una vez que hayas leído entonces firma, y si no estás conforme con lo que
pone aquí, o tu querías decir otra cosa en vez de esto... lo dices, pero no
firmes nada, primero lo lees o te lo leo yo. Entonces yo le dije que... por
favor que se quitara de allí, que la niña iba a firmar, porque yo estaba
segura de que la niña había contado la verdad y que una vez que la niña
firmara, entonces yo, que soy su madre, iba a leer la declaración de mi hija,
pero una vez que la niña ya la hubiese... firmado. Y, así lo hicimos. La
niña firmó, y una vez que firmó y cuando ya la niña se la llevaron, pues
entonces leímos lo que la niña había contado, y efectivamente la niña
contó, pues lo que había contado, lo que había pasado, lo que contaron...
los testigos y lo que habíamos contado... su padre y yo siempre.
Y... una de... las veces que... fuimos a Asuntos Sociales también nos
acompañó nuestro cuñado José y, y, y un hermano mío, Valeriano. Ellos
entraron a hablar con, con la abogada de Asuntos Sociales y le dijeron que...
que bueno, que qué es lo que hacía falta para que la niña pasara a, a un
familiar, o para que la niña viniera directamente con, con
nosotros, con los padres. Que sí... que estábamos dispuestos a, a,
a... que estábamos dispuestos a todo. Que si había que quitar la denuncia
que nosotros le habíamos puesto a la Junta de Andalucía se quitaba. Que si
había que dejar de hablar con la prensa, se dejaba de hablar con la prensa.
Que estábamos dispuestos a todo. Y esta abogada, al parecer, se reía y se
ponía las manos en la cabeza diciendo que... que si es que no nos habíamos
enterado todavía de que la niña ya no era nuestra, de que la niña era ya de
la Junta de Andalucía.
De... el primer día que vino el abogado con nosotros, que nos
acompañó a Asuntos Sociales... el.... abogado llevó... las... alegaciones
donde pedía las... las... las pruebas que, que quería que... que se llevasen
a cabo por parte de Asuntos Sociales. Y bueno, en ningún momento se le hizo
caso a, a... estas alegaciones, en ningún momento se practicó ninguna de las
pruebas que el abogado pedía, bueno, ni el abogado ni nadie. Nunca se... se
practicó ninguna prueba ni se llevó a cabo ninguna investigación por parte
de Asuntos Sociales. También... pedimos varias veces que... bueno, que nos
recibiera la, la Delegada...
Simona Villar, y bueno, nunca... nunca nos, nos recibió, diciendo su
secretaria que tenía la, la agenda... muy... muy apretada en los meses de
Julio y Agosto y que no... no podía recibirnos, pero sí... sí vino aquí al
pueblo de al lado a Siles a la inauguración de una exposición de, de cuadros
¿Para eso tuvo tiempo?. Yo creo que, que la pintura puede esperar, pero la...
la infancia de una niña no puede esperar. Hay que... hay que
intentar salvarla, no destruirla... como esta... como esta persona...
ha hecho con, con la infancia de mi hija, que se la ha segado, no
solamente a mi hija, sino a mi hijo. Porque aunque mi hijo estaba con nosotros
ha vivido todo, absolutamente todo. Ha tenido también mi hijo crisis. Ha
tenido pérdidas de conocimiento. Eso puedo demostrarlo porque mi hijo... en
una ocasión le bajamos al, al centro de Orcera porque... tuvo... tuvo un desmayo y los
médicos nos dijeron que esto era provocado por, por la situación... por la
que estaba pasando el niño que no entendía... que no entendía absolutamente
nada y era... a, a raíz de eso.
Sabemos también por, por varios periodistas que... que la Junta de
Andalucía... los ha intentado presionar muchísimo para que no sacaran... ni
una nota más a la prensa sobre el caso de, de mi hija... a lo cual... varios
periódicos han hecho oídos sordos y... entre ellos el ABC, que siempre ha
estado ahí, apoyándonos... sobre todo... intentando... sacar a una niña de
ese sitio, porque yo lo que pedía a la gente... porque tenemos más de dos
mil firmas, y a la gente que me conocía y a los escritos que la gente ha
enviado al Juez, nunca pedí en ningún momento que dijeran que su padre y que
su madre eran inocentes. No, eso ya se demostraría. Siempre pedí a que me
ayudaran a sacar a la niña de ahí, que la niña no tenía que estar ahí.
Que si alguien teníamos que estar entre rejas... éramos su padre y su madre,
pero la niña no, nunca, porque estaba siendo víctima y culpable a la vez.
A mediados de... de Agosto
en Asuntos Sociales nos dicen que tenemos que hacer... tanto mi marido como yo
un plan de reinserción social. Nos negamos, puesto que... como nosotros no
somos maltratadores no tenemos porque hacer un plan de reinserción social.
Llegamos al centro de, de la Carolina, una tarde, ya estaba allí una
psicóloga de Asuntos Sociales y la Trabajadora Social. Quieren a toda costa
que, que firmemos el plan de reinserción. Nosotros nos negamos, en todo
momento, nosotros decimos que no firmamos absolutamente nada mientras... mis
abogados, no, no vean esos papeles. Intentan una y mil veces... convencernos
para que firmemos, que eso no tiene nada que ver con los abogados. Nos vuelven
a decir que los abogados solamente para, para el juicio y para el Juzgado,
pero que en Asuntos Sociales los abogados no pintan absolutamente nada. Yo les
digo que me dejen... un... una fotocopia... de esos papeles que quieren que
firmemos, de ese plan de reinserción, para que los vean mis abogados, y que
si mis abogados están de acuerdo, pues bien que lo firmamos, pero que si no
están de acuerdo que no los vamos a firmar. La Trabajadora de Asuntos
Sociales nos engaña, nos miente y nos dice que al día siguiente va a ir a la
Juez y le va a decir que nos hemos negado a, a firmar el plan de reinserción,
puesto que ese plan lo ha ordenado la Juez. Entonces yo le dije que si ella
iba al día siguiente a hablar con la Juez, yo también me presentaría en el
Juzgado y hablaría con ella y que le iba a contar que yo no me había negado,
pero que ellas... se habían negado a
que mis abogados vieran esos papeles. No se presentó, lógicamente.
Entonces... a los... cuantos días yo voy a hablar con la Juez porque la
niña de las dos o cuatro veces que hemos ido a verla cada día está
peor... anímicamente está muy mal, psicológicamente está muy mal, la niña
no es la que era, nosotros cuando estába... cuando entrábamos allí nunca
podíamos estar con la niña a solas, siempre teníamos un cuidador o dos
cuidadoras, nunca nos dejaban hablar con ella, ni estar con ella... yo ya
estaba muy alarmada por la situación de la niña... y, bueno... pido hablar
con la Juez para, para contarle
esto, para que, bueno, tiene que haber alguna solución. La niña tiene que
salir de allí o, o... el día que saquemos a la niña de allí va a ser un
cadáver ya, psicológicamente. Entonces... la Juez me dice que ella no puede
hacer absolutamente nada todavía, que eso depende de Asuntos Sociales. Le
cuento lo que me ha pasado con el plan de reinserción familiar. La Juez no
había ordenado nada, pero la Juez me... me sugiere que... que lo haga porque
el expediente nuestro hasta ahora es muy limpio y que no quiere tener, pues
digamos, ningún tachón, ninguna cosa en contra, que colaboremos con Asuntos
Sociales.
El primer día que fui a Asuntos Sociales, nosotros les, les, les
dijimos que estábamos abiertos en todo, que queríamos colaborar con ellos al
máximo en todo, en todo momento... que preguntaran, que hablaran, que
estábamos dispuestos a colaborar con ellos al máximo por el bien de nuestra
hija. El día que firmé el plan
de, de reinserción social, este plan, estaba nuestro abogado con nosotros,
que tampoco querían que entrara, pero entró, pero sí hicimos constar, mi
abogado hizo constar que no estábamos de acuerdo con este plan
puesto que no somos
maltratadores, pero que lo hacemos por el bien de mi hija, por sacar a mi hija
cuanto antes de ahí. Pero resulta que ellos no tenían interés en sacar a mi
hija de ahí, porque a mí llegaron a decirme que ya mismo empezaba el curso y
que seguramente teníamos que... suprimir las visitas porque la niña no
podía... no podía perder el, el curso, ninguna tarde del, del colegio, ni
ninguna mañana. Me sorprendió
mucho y le dije, ah, ¿es que la niña va a estar todavía aquí cuando
empiece el curso? Y me dijeron que sí.
Yo...le... mi abogado llevó una fotocopia del D.N.I. de mis hermanos
para que también pudieran visitar a la niña. Resulta que... no sé cómo...
al parecer aquello se perdió, o la... Trabajadora Social se fue de vacaciones
y hasta que no viniera la Trabajadora Social de vacaciones no podían darme
régimen de visitas para mi familia. Llamé por teléfono, le dije que qué
pasaba, que estuviera hablando con la psicóloga del centro y me dijo la
psicóloga que, bueno, que es que eso lo había llevado mi abogado, dándome a
entender que probablemente... mi familia tendría que buscarse otro abogado
para... que les diesen un régimen de visitas, en fin, cosas rarísimas. Mi
cuñado José Antonio que también tenía un pase de visitas, resulta que...
dicen que no puede ver a la niña porque la Trabajadora Social se ha ido de
vacaciones y que hasta que no vuelva la Trabajadora Social, él, no puede
volver a ver a la niña. Mi cuñado le dice que... que lo siente muchísimo
pero que él, el lunes, va a ir a ver a la niña y que si no le dejan
entrar se va a ir directamente a la prensa. Le dicen que eso no puede ser, que
la Trabajadora está de vacaciones, que llame al centro de la Carolina y que
hable con la Directora. Llama al centro y le dicen que, que no puede ir a ver
a la niña porque la Directora también está de vacaciones. Vuelve a decir lo
mismo y dice que él el lunes va a ir a ver a la niña... y que si no lo dejan
entrar va a llamar a la prensa. A la media hora...
llama la Directora del centro, debe ser que en media hora ya volvió de
las vacaciones, y le dice que, bueno, que el lunes ya podía ir a, a ver a la
niña. Yo vuelvo a llamar otra vez, porque no me daban, no me sellaban el pase
de visitas para mi familia, para mis hermanos y entonces me dan... un pase de
visitas para mi familia para el domingo. El domingo ya la niña salió del...
salió del centro... gracias a Dios.
Todo ha sido... mentira tras mentira. Simona Villar ha dicho en la
prensa que si la niña ha estado ingresada más tiempo ha sido por culpa de
los padres, ha sido porque los padres se han negado a colaborar. Eso es
mentira. Hemos estado dispuestos a colaborar siempre. Siempre desde el primer
momento. Y, bueno... hicimos el, el... este tipo de test, que es el plan de
reinserción familiar, lo hicimos. De todas formas la, la psicóloga del
centro nos decía que, que bueno, que la niña... que
pasaría a estar...bueno que siempre se miraría el bienestar de la
niña y aunque la Juez dictaminara que la niña volviera a casa, pues al
parecer por encima de la juez estaba Asuntos Sociales, porque ellos pensaban
que la niña donde estaba mejor era en un centro de acogida. ¿Alguien puede
entender esto?. Nosotros no. Una niña que no es maltratada, que en su casa
tiene cariño, mimo, amor, ternura, que lo tiene todo, dentro de nuestras
posibilidades, ¿está mejor en un centro de acogida? Porque la niña ha
vuelto destrozada. Mi hija está destrozada. Mi hija no quiere hablar no
quiere oír hablar del centro. Mi hija
no soportaba a las cuidadoras. Mi hija ha tenido que ver como niñas mayores
del centro, de 13-14 años, salían
a la calle, se sentaban en la calle, con sus novietes que venían de la calle,
gitanillas de 16, 17 años. Mi hija ha oído, como yo, el vocabulario tan
vulgar de estas niñas, de estas gitanillas. Mi hija ha vuelto con un
vocabulario que no tenía. Mi hija está ausente. Mi hija no es la que era. Mi
hija tiene pesadillas. Nosotros estamos destrozados psicológicamente.
Necesitamos ayuda... ya la estamos pidiendo. Yo... vamos concretamente el
viernes ya nos ponemos en manos de, de un psicólogo. Esperamos también
ponernos en manos de un... de un psiquiatra.
Mi hijo también está muy mal. En casa tenemos una situación que es un caos,
porque además se están aprovechando de la situación. No sabemos como
hablarles ya, como tratarlos...
He dicho que psicológicamente estamos todos destrozados. A mi hija ya
le han segado su infancia, a los dos. Se la ha segado Simona Villar y... este
Consejero... el señor Saldaña... porque a toda costa y por encima de todo
querían quedarse a la niña. Creemos que también porque se han visto ya en
la prensa vapuleados una y mil veces y esto les duele mucho. Pero quiero
que... bueno, que, que este caso sirva de precedente para tantos padres que le
han hecho y le siguen haciendo lo que
a nosotros.
No entendemos ni como nos han dejado ver a la niña, ni como nos la han devuelto, debe ser que... yo
creo en la justicia divina... más que en la otra justicia, más que en la
terrenal. Pero por suerte hasta la terrenal en este, en este caso la hemos
tenido de nuestra parte. Simona Villar... bueno, dice que... bueno, dice que
nos ha devuelto a la niña porque realmente no... no
han encontrado... ninguna secuela de maltrato. Que... que bueno...
preguntan en la rueda de prensa... por la niña, las declaraciones que hace la
niña, cuando va al Juzgado, donde la niña dice como se ha caído, que quiere
volver a su casa, que pide a la Juez llorando que quiere volver a su casa, que
ella donde está a gusto y donde está bien es en su casa con su hermano, con
su perro, con su gato, con sus amigos... Y la niña dice efectivamente como se
ha caído. Lo que le pasó ese día que sus padres no estaban aquí en Segura
de la Sierra. Y Simona Villar dice, que bueno, que no le extraña para nada
las declaraciones de la niña puesto que en todo momento la niña allí les
había dicho que se había caído. Entonces, ¿qué hace este personaje con mi
hija ahí? ¿la sigue maltratado ella, institu... institucionalmente? ¿la
siguen maltratando?. No lo entiendo. Pero para... salvarse... esta señora no,
no sabe qué decir y dice públicamente que, que nos van a hacer un
seguimiento porque somos una familia de riesgo. Señores, riesgo es el que
corremos los padres y las madres de Jaén, y los niños de Jaén... cayendo en
manos de esta... de esta gentuza porque, porque no se le puede llamar de, de
otro nombre.
Otra cosa que no puedo entender es que... un médico, en dos minutos,
me refiero al médico de Úbeda... ya dé por hecho que ahí hay un maltrato
¿Por qué no me pregunta?. Porque de, de Úbeda a Segura de la Sierra no hay
tanto trayecto, casi todos nos conocemos. Nosotros tenemos ahí nuestros
pediatras, mi ginecólogo, mi traumatólogo, mi marido también tiene su
traumatólogo, tenemos buenos amigos ATS, médicos.
Se podría haber hecho una investigación, no se hizo nada. Y no
entiendo como este médico de Úbeda no se pone en contacto con la pediatra
del niño, de la niña, de aquí de Orcera, ni con el radiólogo de Orcera, ni
con mi médico de cabecera. Pero mucho menos puedo entender... que este
energúmeno, porque no le puedo llamar de otra forma, no se ponga en contacto
con los médicos de Córdoba. ¿Por qué entre ellos no hablan? ¿Por qué no
cambian opiniones?. No lo puedo entender. Por qué los médicos de
Córdoba no dicen desde el primer momento que no hay absolutamente nada, que
la niña les ha dicho como se cayó, una y mil veces, que la niña no tenía
lesiones graves, que el parte de lesiones lo tengo yo, y pone leve, que la
niña en ningún momento ha tenido tratamiento porque no tenía absolutamente
nada. ¿Por qué estos médicos no dicen a Asuntos Sociales, al médico de
Úbeda, a quien corresponda... que ha sido un error, que el TAC ha salido mal,
porque la niña se ha movido, o porque bueno... e... e... se TAC por lo que
sea no ha salido bien?. Ahí había un problema... porque el maxilofacial para
descartar...fracturas, una vez que ya había visto que ese TAC... que la niña
o se había movido o que ahí hay una interposición de, de , de...
radiografías... para, para, para curarse en salud le hizo a la niña una
radiografía... en Córdoba. Y vino y me dijo, efectivamente, más claro el
agua. La niña se ha movido o aquí ha pasado algo raro, este TAC no ha salido
bien, porque aquí en estas radiografías no se ve absolutamente nada. Todo
sale limpio. Porque las radiografías que también le hizo el radiólogo de
Orcera salían limpias.
Y por qué este médico de, de Úbeda, la segunda vez que va a declarar
dice que no está de acuerdo con el forense, y que no solamente el moratón
que le había visto en la cara, y la roseta que la niña se había hecho en el
hombro, que supuestamente él, eso son quemaduras. ¿A una niña de nueve
años, señores, se la puede quemar con un cigarro?. ¿Se puede un padre
ensañar con una niña para hacerla una roseta como un melocotón, más o
menos, que es lo que la niña se hizo, quemándola con cigarros?. La niña
grita. La niña sale a la calle y lo dice... al maestro, al cura, que la niña
es monaguillo, al catequista... a sus tíos, a sus primos, a sus amigos, eso
se dice, porque a mí mi padre con nueve años me, me hace eso. Señores, y yo
salgo a la calle diciéndolo, y yo no quiero volver a mi casa más, porque
estoy aterrada. Quiero estar en cualquier sitio menos con mi padre. Y digo
porque no quiero volver con mi padre. Y mi hija es lista, mi hija es
inteligente. Lo habría dicho. Y ¿por qué este médico de Úbeda cuando
llega a declarar a la Juez, por segunda vez, efectivamente, dice eso?. Que no
está de acuerdo con el forense, que aparte de las quemaduras de cigarros,
afirma... afirma que hay otras fracturas. Que hay fracturas en los ojos, en
los arcos de los ojos, y que hay fracturas de nariz.
Y esto por qué lo hace este hombre, ¿por qué yo ya lo había
denunciado?. Porque no tiene otro sentido. Si la primera vez no habla con los
médicos de Córdoba, por qué la segunda vez que viene a declarar no habla
con los médicos de Córdoba. ¿Por qué la segunda vez que declaran los
médicos de Córdoba, dicen que efectivamente en todo momento la niña les
dijo como se había caído, como se había producido la caída?. ¿Es que eso
no se puede hacer en, en, en esos tres días que la niña se queda sola... en
el hospital?.
Señores, aquí culpables son todos. Culpable es Simona Villar,
culpable es Saldaña, culpable es el médico de Córdoba, y culpable es el
médico de... Úbeda. Culpables son todos. Y en el siglo... y en, y en el año
dos mil dos creo que no debemos de dar lugar que a una niña se la maltrate
así, como esta gente la ha maltratado para el resto de su vida. ¿Y ahora me
han devuelto a la niña? ¿Y ahora qué?. Psicológicamente estamos
destrozados, pero económicamente también nos hemos quedado destrozados. Han
sido dos meses de abogados, de dietas para abogados, de gasolina, de andar
siete y ocho horas en el coche todos los días ¿y ahora qué?. ¿Quién nos
ayuda a nosotros? ¿Quién nos ampara a nosotros?
Porque cuando yo voy por la calle todo el mundo dice, mira, la madre
de... ya, ya, ya existe la duda ¿Qué hago yo ahora, señores, cuando mi hija
se caiga?. Yo no quiero llevarla al médico... porque ya existe la duda.
¿Qué pasa ahora?.
He de hacer una aclaración. A mi hija la vi... una hora, me parece que
el día 16 de Julio por mediación de un diputado que conoce a Simona Villar.
Pero el día 2 de Agosto yo todavía no tenía pase de visita. La...
psicóloga del centro, de la Carolina, una tal Puri, llegó a decirme... que
tenía que ir bien vestida, cosa que me... llamó mucho la atención. A lo
mejor esta mujer no sabe lo que es, lo que es ir bien vestida, puesto que mi
hijos, mi marido y yo vestimos bastante bien. Debe ser que no entiende. Que
tenía que ir muy arreglada, que se me veía con muchísima ansiedad y que,
toda la culpa, al parecer, recaía sobre mí. A mi marido cuando llegó a la
comisaría, le dijeron que quedaba detenido por... quemar a la niña con
cigarrillos y... por pegarle con un cinturón.
La Directora del centro, Ramona, llegó a decirle a una prima mía
que... la niña... no quería volver a vernos más porque... un día le había
comentado: Laurita ¿tu quieres ir a Segura? ¿tu quieres ir con tu padre y
con tu madre y con tu hermano Paco... tus amigos, tu perro, tu gatito? ¿tu
quieres ir? Y la niña no quiere volver a Segura, porque la niña se puso a
llorar como una loca. Señores, yo aquí... esta mujer... cambia todo el chip,
porque lo que yo entiendo aquí es que la niña se puso a llorar cuando esta
mujer le recordó su padre, su madre, su casa, sus amigos, su ambiente, en
definitiva. Por eso lloraba la niña, porque estaba deseando de volver a casa.
La niña comenta que el primer día que llegó allí... le dijeron unas
niñas la última niña que llegó aquí ya se ha ido con otros padres y tu
también tendrás que irte con otros padres. ¿Cómo se queda mi hija?.
Aterrada.
Cuando hemos entrado a Asuntos Sociales, las veces que hemos ido... nos
miraban por... como bichos raros. Es un departamento grande, pues a lo mejor
con treinta o cuarenta personas trabajando. Y cuando nos quedábamos en la
entrada y ya el guardia jurado nos pasaba al despacho de la abogada, o de la
trabajadora social, todos se miraban, todas se daban codazos, como diciendo
mira, ya están estos otra vez aquí, todas dejaban de trabajar. Cuando
subíamos a la planta de Simona Villar para pedir a su secretaria una
entrevista con ella, pasaba igual, todos nos miraban, todas se cuchicheaban y
yo un día me volví y les dije y les dije que qué miraban, si es que nunca
habían visto a unos padres desesperados que estaban luchando por la libertad
de su hija. La abogada de Asuntos Sociales nos dijo que, y también la
trabajadora social, que qué clase de abogados teníamos, que... no sabían
asesorarnos, que nos estaban asesorando muy mal, que... era increíble que
todavía nuestros abogados... no habían prestado, no habían llevado allí a
Asuntos Sociales las alegaciones, cuando eso se hizo el primer día cuando nos
acompañó nuestro abogado, el primer abogado, Tomás Rodero...
Los policías en Córdoba
también me mintieron. Yo rogaba una y mil veces que me dejaran llamar por
teléfono, que me dejaran hablar con mi marido, que me dejaran llamar a mis
hermanos. Que me dejaran hablar con mi marido para decirle que cuando llegase
a Córdoba, que se llevase mi agenda, que me había dejado la agenda en casa,
y no me acordaba de memoria, en ese momento no me acordaba del número del
teléfono de mi abogado. Insistí en eso una y mil veces. Al final, el
policía, me dijo, mira cállate ya... porque yo ya he llamado a tu marido y
le he dicho que se traiga tu agenda. Por la tarde, cuando nos pusieron en
libertad, le dije a mi marido ¿dónde está mi agenda? Y me dijo, de qué
hablas. Digo, sí... este policía me ha dicho que te ha llamado... y que te
ha dicho que traigas mi agenda... que la necesito, y él me dijo que no sabía
nada, que nadie le había dicho absolutamente nada. Entonces el policía... se
me quedó mirando y enseguida agachó la vista y se fue. Otra chica, otra
policía que había, también me trató muy mal... al principio... cuando yo
le dije que qué iban a hacer con mi hija, que con qué derecho iban a
mover a mi hija del hospital. Se levantó gritándome y me dijo ¡o te
callas o te vamos a esposar! ¡No te permito que vuelvas a hablar!.
Me dijeron que si no tenía abogado que ellos podían ponerme uno. Yo
les dije que me dejaran llamarlo y no me dejaron. Pero entonces yo les dije,
bueno, pues si no me dejáis, cuánto tiempo va a tardar en venir un abogado
de oficio. ¡Ya!. Y yo dije ¿pero cuándo? ¿cuándo es ya?. ¡He dicho que
es ya, y es ya!. Digo, bueno, pues si es ya, que venga ya. Mentira. El abogado
de oficio... apareció a las siete de la tarde o siete y media.
Mi hija también me
comento cuando en alguna ocasión ha visto que un monitor zarandeaba muy
fuerte a un niño y a una niña. Le he preguntado si a ella alguna vez le han
pegado o le han hecho algo, y me ha dicho que no, que a ella en ningún
momento. Otra de las tardes que llegué... al mes... al mes y algo, cuando
tuve ya la primera visita oficial... le había mandado a mi hija el segundo
día... que estuvo ingresada, le mandé con un familiar mío ropa. A este
familiar tampoco le dejaron ver a mi niña. Entre la ropa le había mandado
unas zapatillas para, para la piscina. Unas zapatillas de... de plástico. Al
mes y pico cuando llegué me quedé mirando asombrada las zapatillas que
llevaba mi hija, todas sucias. Y dije... me extrañé, Laura ¿y estas
zapatillas tan sucias?. Hija mía, por qué no te las quitas... para que te
las laven. Una tal Antonia, que era la tutora de mi hija, se me quedó
mirando, con un mal gesto me dijo: es que aquí seguramente que esas
zapatillas no las pueden lavar. Se supone que mi hija está ahí y tiene que
estar atendida, de todo y por todo. Otra vez llegué y tuve que decir delante
de la psicóloga, por Dios, qué tenis tienes hija mía, tan sucios, cómo es
posible... que te dejen estar aquí con esos tenis tan sucios. Ya, se
disculpó y me dijo que, bueno, pues que ya enseguida se los pondrían a, a
lavar.
En fin, son detalles, son... pequeñeces, pero se supone... que tienen
que estar... cuidados de todo y por todo. La niña me contó que por las
noches no dormía, que se pasaba toda la noche llorando. Que se ha pasado los
dos meses llorando sobre todo el primer, el mes primero lloraba mucho y yo le
dije que, bueno, que, qué le decían a ella cuando entró allí. Y solamente
le dijeron ven aquí, esta es tu habitación. No le dijeron nada más. Y ella
lloraba y lloraba desesperada. Y cuando lloraba y la veían llorar, ella dice
que le decían mira la tonta, otra vez está llorando.
Yo, con este testimonio... quiero... que... muchos casos... salgan a la
luz, como el mío. Que se vuelvan a, a reabrir expedientes de niños que ha
quitado injustamente la Junta de Andalucía. Que el Defensor del Pueblo
también haga hincapié en esto y que, entre todos, podamos ayudar a que esos
niños vuelvan a sus casas. Yo creo que... los niños... donde menos tienen
que estar supuestamen... bueno, siempre hay excepciones y excepciones, que
desde luego es, es lógico y normal que esos niños salgan, salgan de su
ambiente familiar, pero donde menos debieran de estar es un centro de estos,
porque... quedan marcados para el resto de su vida y antes de dar un paso así
hay que investigar. Hay que, que moverse rápidamente, para que este niño
sufra lo menos posible, porque yo he visto en el centro de la Carolina a
niños que estaban desesperados, a niños que estaban como locos, que estaban
todo el día dando vueltas con la cabeza gacha, en el patio, descalzos, que no
sabían don... donde ir, que no sabían con quien hablar, que se les nota en
la cara, y que yo... era tanto el dolor que me producía el mirarlos, que
apenas me atrevía a mirarlos a la cara y hablar con ellos y preguntarles qué
te pasa y por qué estás aquí.
Los niños creo que deberían de pasar a un familiar, a un amigo...
antes de, de marcarlos para, para
el resto de su vida. Porque ¿qué hace un niño con doce, trece o
catorce años en un centro? No hay familia que los quieran adoptar. Las
familias que los adoptan casi siempre los devuelven. A los cuantos meses se lo
vuelven a dar a otra familia, y lo devuelven, y al final ¿dónde terminan
esos niños?. Esta ley es una ley loca, porque... estamos creando
delincuentes... porque estos niños terminan en las cárceles y todos sabemos
que es así. Yo creo que esta ley... deberían de sentarse los que la hacen y
pensársela una y mil veces antes de volver a actuar así. Hay mil soluciones
¿Por qué un niño que no está escolarizado se lo quitan a su madre? ¿Por
qué no le avisan una y mil veces a su madre? ¿Por qué no le hacen un
seguimiento? Que para eso están realmente los agentes sociales. Tienen que
moverse. Tienen que salir. Tienen que
ver que efectivamente ese niño va al colegio todos los días, y si esa madre
o ese padre no es apto, yo creo que siempre habrá un abuelo, un tío, un
amigo... pero no un centro, porque cuando llegan a ese centro la mayoría de
las veces llegan al vacío, al vacío para el resto de sus vidas. Y eso no es
justo, señores, estamos hablando de niños, estamos hablando de infancia. Y
lo mejor que tenemos... o que hemos tenido es nuestra infancia... y si eso ya
nos lo cortan, señores. ¿Qué pasa?.
Porque a mí, la psicóloga del centro de la Carolina llegó a decirme
que no estaba mal que Laura pasara por este trance, así ya se hacía, ya se
haría dura para cuando fuese mayor, porque cuando somos mayores, pues
tenemos... la vida nos da muchos palos y es mejor ir curándose, ir madurando
poco a poco. Y yo digo ¿Es necesario que esta niña se lleve este palo a los
nueve años?. ¿Qué clase de psicóloga es esa?. Nosotros... la psicóloga
nos dijo ... que cuando empezara el curso, llamarían al colegio, para que les
mandara... el colegio les mandara información de mi hija. Entonces yo
aterrada no pude esperar. Cogí las notas de mi hija. Cogí los cuadernos de
mi hija de este último año... y se los llevé a la Juez. Bueno, yo
personalmente no, mi abogado. Llevé sus dibujos. Llevé sus trabajos, y he de
decir... y siempre he estado orgullosa de mi hija y lo sigo estando porque
cada trimestre que he bajado a recoger las notas de mi hija, en la última
hoja, siempre su tutor me ha puesto una notita dándome
la enhorabuena por lo bien que trabaja mi hija, por como le encanta la
enseñanza, por como le gusta superarse día a día.
Tuve que coger y mandar un álbum familiar para que vea la Juez que
somos una familia normal. Hay fotos en la bañera. Hay fotos de cumpleaños.
Hay fotos de carnavales. Porque también tengo que decir que mis hijos desde
que tienen tres años están ganando el primer premio de carnaval de Segura de
la Sierra. Y eso...eh, gracias al
esfuerzo de su madre, que cuando terminaba de trabajar, nosotros tenemos,
teníamos un restaurante, ahora estamos en reforma... me ponía a trabajar, me
ponía a coser a partir de las doce de la noche hasta las cuatro de la
mañana, para mis hijos, porque sé que les hacía ilusión y a mí también,
porque yo disfrutaba haciéndoles ese traje con cariño, con amor, con afecto.
Y eso creo que no es de una madre maltratadora. Mis hijos tienen todo lo que
nosotros desde nuestras posibilidades. Vamos, mis hijos van por encima de
nuestras posibilidades. No les falta ropa buena. Tienen ordenador. Tienen
equipo de música. Tienen máquina de escribir. Tienen... esas Game Boys
horrorosas donde juegan a los marcianitos. Mi hijo con ocho años ya
hizo su primer curso de mecanografía. Mi hija quiere, quiere hacerlo ya...
las apuntamos a toda clase de actividades aunque en el pueblo... hay pocas y
menos, pero intentamos... que asistan a todas.
Si yo llego un verano y no puedo, y no he podido bajarlos a los
caballitos de, de las ferias de los alrededores, cuando ha llegado Septiembre,
cuando ha llegado la feria de San Lucas, he cogido y me he ido con ellos y he
estado desde por la mañana hasta por la noche montándome con ellos en todas
las atracciones. Intento llevarlos a los circos. Intento llevarlos a la playa.
Intento que sean sociables. Son monaguillos, ya lo he dicho. Están
aprendiendo a bailar la, la jota serrana, que es el baile autóctono de aquí
de la Sierra. En fin... nos volcamos al máximo con nuestros hijos. Vivimos
por y para nuestros hijos. Y lo mejor de mi vida, y de la vida de mi marido
son nuestros hijos y por eso luchamos.
Y... si... si, si, si yo, vuelvo decir, puedo... ser un puntito de
apoyo para que se puedan abrir las puertas de estas casas de acogida, para que
se pueda saber que está pasando dentro ¿por qué están esos niños ahí?
¿dónde van esos niños? ¿a quién le dan esos niños?. Porque, señores, yo
también tengo que decir que ahora entiendo más, mucho más, a las madres de
la Plaza de Mayo. Me quitaron a mi hija y si me descuido no vuelvo a verla
más en la vida. ¿Por qué, señores? ¿Dónde estamos llegando? ¿Por qué
hacen, por qué hacen estas cosas con los niños?. Hay una y mil formas de...
hacer por los niños, por su bien, por su formación, por su felicidad, pero
puedo asegurar que las casas de acogida casi nunca es la mejor forma.
Lo que mi hija... ha pasado en ese centro... ha tenido que ser
terrorífico, porque recuerdo el primer día que llegué a Asuntos Sociales y
la abogada del centro de Asuntos Sociales junto con otra compañera me dijeron
que ellas... se habían enterado, yo pienso que más que enterado, habían ido
a la casa de acogida, habían visto a mi hija, y... para que estas personas
tan frías, tan calculadoras, tan inquisidoras... me dijeran a mí que se
llevaron una pechada de llorar impresionante cuando vieron a mi hija, ¿cómo
estaría mi hija?. Estaría desesperada. Estaría des... destrozada. ¿Qué
estaría pasando? ¿Qué pasaría mi hija... esos días, en esa casa de... de
acogida?. Esto es terrorífico.
El señor Saldaña y la señora Villar, yo creo que no saben lo que han hecho,
que han hecho una cosa muy, muy grave.
Esto es un delito... señor... José Luis... perdone un poco este...
este... este desorden que llevo en... en la, en esta cinta. Me cuesta, me
cuesta mucho trabajo, me encuentro bastante mal. Me cuesta, me duele mucho
tener que recordar, pero... también me... me llamó mucho la atención el
primer día que... que este familiar acompañó a mi hija a la Carolina y nada
más llegar le dice la Directora del centro que a la niña se la van a llevar
a Almería. ¡Ya tenían todo programado para la niña!.
La niña... la... el desamparo ya lo, lo hacen el día cuatro de Julio
y el día que llega a la Carolina ya le dicen que esa niña, que la niña sale
a un campamento para Almería. A mí nunca me lo dicen. Cuando mi... tía...
tiene con ellas la primera visita, porque dice que quiere hacerse cargo
de la niña, que a la niña tienen que sacarla de allí cuanto antes, le
vuelven a decir lo mismo, que a la niña se la llevan a Almería. Pero ¿por
qué tiene que salir la niña a Almería?. No lo puedo entender.
La niña no fue a Almería... gracias a un diputado de Izquierda Unida
de Granada y a otro diputado también de Izquierda Unida... por aquí, de
aquí de Jaén, de la provincia, que estuvieron hablando con... con el Pérez
Saldaña... que al final, bueno, pues parece ser que lo convencieron para que
la niña no saliera a Almería. Yo me he enterado que allí es, es donde está
realmente el internado. Y creo que una vez que entran, que los niños entran
allí es muy difícil... sacarlos de... de ese sitio.
Otra cosa que esto me llama mucho la atención es que... dicen que la
niña tiene, que la niña está muy mal y
que no se puede evaluar, que hay que darle tiempo... para que se
acostumbre a ese sitio, para que se acostumbre a estar sin sus padres, para
que se acostumbre a otro tipo de vida. Que la niña es... que nos es bueno que
nos vean... a los padres, que la niña tiene que estar aislada. ¡Esto es
tremendo!. Esto es terrorífico. ¿Cómo se puede hacer... a una niña de
nueve años una salvajada tan... tan grande? ¿Cómo se la puede... como se la
puede hundir... así?. No lo puedo, no lo puedo entender. No lo puedo
entender.
Otra cosa que me llamó la atención es que cuando... mi marido llega
a, a declarar, le dicen que... los policías afirman que... que la hemos
quemado con, con cigarrillos, y que... que le hemos hecho moratones con un
cinturón. Mi marido dice mire, entre otras cosas, yo no fumo. El policía
debe ser que... bueno, yo más que nada diría que es un... un detective de,
de dibujos animados porque no se le puede llamar de otra forma. Ella hace su
juicio y dice, que bueno, que aunque él no fume, que... que yo sí fumo
porque he pedido un cigarro a los policías y me han observado mientras me
fumaba el cigarro y no he tosido, con lo cual se deduce que yo fumo. ¿Y por
eso tengo que quemar a mi hija? ¿Todas... los padres y las madres que, que
fumamos tenemos que quemar a nuestras hijas?.
Se podía quemar de mil formas diferentes pero no precisamente tenemos
que fumar. Vamos son... son disparates.
Eh...vamos a ver, también he dicho antes que bueno que ha mis hijos no
les falta de nada lo vuelvo a repetir dentro de nuestras posibilidades
aparte de llevarlos a los circos, a las ferias, en fin a esos sitios
donde ellos se encuentran... son felices y les gusta. También procuramos
llevarlos a los museos. Procuramos que les interese la cultura. En casa hay
enciclopedias. En casa hay más de tres mil libros. Nos encanta la lectura a
mi marido y a mí. Procuramos que a los niños también les guste. Tienen
infinidad de libros para su edad, colecciones de cuentos, en fin, yo es que...
me considero una madre normal y a mi marido también lo considero un padre
normal. No puedo entender como se nos acusa de maltratadores, sinceramente.
También tengo que decir que bueno durante las movilizaciones que
hicimos en Segura de la Sierra la única persona que en ningún momento estuvo
presente fue el Alcalde mi pueblo, el señor Cerdán Sánchez. Este hombre es
enemigo nuestro porque no somos de sus ideas políticas, porque no votamos al
PSOE y aquí si no votas al PSOE estás señalado, te hacen la vida imposible.
Y este hombre, pienso, y cada vez estoy más convencida de ello, tuvo parte de
culpa en que mi hija estuviera ahí dos meses encerrada porque este hombre
tiene bastante poder porque aunque políticamente sea un cero a la izquierda
pero a la Junta de Andalucía lo que le interesa son votos y este señor lleva
20 años... llevándoles los votos de la Sierra del Segura porque en la Sierra
del Segura el PSOE tiene, tiene
mayoría. Y yo pienso que si este hombre con el poder que tiene y las
amistades que tiene, llega y habla con Simona Villar, porque sé que estuvo
hablando. Sé y me consta que dio un informe nuestro, pero si este hombre dice
“esta niña tiene que salir fuera de aquí, esto es un error”, la niña
habría salido antes. ¿Por qué este hombre nunca nos ha dado la cara? Porque
nosotros nos lo encontramos en Asuntos Sociales una mañana. No nos dio ni los
buenos días y yo pienso una cosa, yo puedo ser enemiga suya, me ha hecho la
vida imposible este señor, me la sigue haciendo, pero a este señor se le
olvida que aunque él y yo nos tiremos los trastos a la cabeza, en medio de
todo esto hay una niña, hay una menor, y a esta niña hay que salvarla, hay
que ayudarla por encima de todo y luego bueno, pues este señor y yo podemos
seguir siendo enemigos y tirándonos los trastos a la cabeza, pero lo más
importante es salvar a esa niña, sacar a esa niña de ahí, y este señor
sigo pensando ha tenido mucha culpa, muchísima culpa.
No sé como ayudar a estos niños que entran a estas casas de acogida.
Me gustaría hacerlo, que alguien me diga cómo. Se me ponen los vellos de
punta porque estamos recibiendo muchas llamadas, llamadas muy angustiosas, de
padres y madres que están en la misma situación que.. en la que he estado
yo, pero que llevan un año, que llevan dos años y que nadie los escucha y
que nadie les hace caso y que dicen que que, que los abogados no pueden, los
abogados que tienen no pueden hacer nada. La mayoría de los abogados no
quieren saber nada de estos casos. ¿Acaso estos abogados le temen a la Junta?
¿Tanto poder tiene la Junta?
No lo entiendo, no lo entiendo, señor José Luis ¿qué está pasando?
¿dónde van estos niños? Parece ser que nos los quitan para dárselos a
familias mejores o incluso me atrevería a decir, a amigos suyos, porque esto
es como, como si viviésemos en Argentina, que nos quitan los niños a gente,
yo diría buena y, y. y, y bueno se los dan a otra gente, a gente con más
posibilidades que nosotros. ¿Acaso los niños tienen que nacer solamente en
familias ricas, superpotentes? ¿Acaso las familias pobres o las familias de
clase media no podemos darle a nuestros hijos nada? Es que a esta gente se le
olvida lo más importante, los vínculos más principales que es el amor, el
cariño, la ternura, el afecto porque a veces estas familias ricas no les dan
ni eso, tienen otras muchas cosas pero el verdadero amor, el verdadero
cariño, ni siquiera estas familias ricas se lo pueden dar porque su vida
está en otra historia, en otro mundo, están preocupados por otras cosas y a
veces de lo que menos se preocupan es de los hijos, pues eso también habría
que mirarlo.
En fin, vuelvo a decir que me gustaría que se pudiera ayudar a esos
niños, y que me gustaría que se pudieran abrir muchísimos expedientes y que
alguien, alguien ponga fin a esta a esta a esta salvajada que está ocurriendo
en España, porque creo que es en España entera porque nos está llamando
gente de Valencia, gente de Barcelona, gente de Sevilla, gente de todos
sitios. En fin no sé, no sé que pasa.
También quiero hacer hincapié, no quiero que se me pase por alto, el
día que mi hija fue al Juzgado a declarar. Mi hija, claro, venía enfadada,
venía aterrada, no sabía de
donde la sacaban, no sabía si la sacaban de La Carolina para llevarla a otro
sitio y ella pensaría que allí ya tenía amiguillos, que allí ya conocía
alguien, que no quería cambiar de sitio. O quizá pensó que iba a
otra casa, con otros padres. No lo sé. Cuando tuve posibilidad esa mañana de
hablar con mi hija le dije “hija mía ¿qué te pasa? ¿Por qué vienes
enfadada? Y me dijo “mamá la directora no me ha hablado en todo el camino,
no ha querido escucharme, no ha querido saber nada de mí” y menos mal que
en el Juzgado, los jueces, uno de mis abogados, Tomás Rodero, que estaba
presente... la... creo que era la.. la secretaria
del Juzgado que también estaba presente pudieron ver la, la
clase de persona que es esta, esta directora, que no creo que sea la
más apta para una casa de acogida.
Pudieron ver, porque así lo expresaron algunas de estas personas que
eso no era una directora, que eso era un burro porquero en la forma en que, en
que trató a mi hija. Cuando mi hija ya se fue, se fue llorando, a la
Carolina, se fue destrozada, porque ella pensó que igual ya podía venir a
casa con nosotros. Pero no fue así. Pero esa tarde nosotros fuimos a verla y
mi hija tenía los ojos hinchados de llorar. Y le dije no llores hija mía
verás como pronto se termina todo. Verás como vuelves a casa rápidamente. Y
me dijo, mamá, he venido todo el camino llorando, pero la directora ni
siquiera me ha preguntado que te pasa. No me ha hablado en todo el camino. Una
directora que se preste de ser más que directora, amiga... que, que le dé
amor, que le dé cariño, a, a esos niños. Yo creo que debía de haber
hablado con ella. No llores, Laura, debiera de haberle dicho, qué menos.
Darle unas palabras, de, de... de afecto, de apoyo, verás como todo se
termina pronto. Y sin embargo, hizo todo lo contrario. Optó por no mirarla y
por no hablarle y por no consolarla. Entonces, mi abogado dijo que si ese era
el personal que tenía Asuntos Sociales para, para cuando nuestros hijos
llegaban a, a las casas de acogida... que le parecía bastante tremendo.
También quiero hacer hincapié en que la primera vez que llegué a ver
a mi hija, cuando la directora me aseguraba que mi hija no quería verme más,
me gustaría que hubiera estado presente esa tarde la directora, para que
hubiera visto la reacción de mi hija. Y, sin embargo, no estaba. No apareció
en toda la tarde. Pero he de decir que la psicóloga del centro, que los
cuidadores que había allí esa tarde, todos lloraban, todos tenían un nudo
en la garganta que no sabían como, como disimularlo, de lo que vieron, de
cómo vieron que estaba mi hija, que estaba aterrada, que estaba desorientada,
que no soportaba estar más en ese sitio. Y me gustaría... que la psicóloga
del centro hubiera dicho a Asuntos Sociales que mi hija estuvo hablando
conmigo, estuvo hablando con su padre, que vio la complicidad, que vio el
cariño que le damos a mi hija, y que, mi hija, la tomó su padre en su
rodilla y le dijo, Laura, cuéntale a esta señora que pasó el día que te
caíste, y mi hija contó lo que paso, pero debe ser que esta psicóloga en
ningún momento lo dijo en Asuntos Sociales.
También esa tarde nos acompañaba... mi cuñado José Antonio, y
mientras mi marido y yo nos quedamos hablando con la psicóloga, mi cuñado se
sacó a la niña fuera, al pasillo, y junto con otros niños del centro y con
los cuidadores del centro, la niña se echó llorando a los brazos de su tío
y su tío le dijo, Laura, cuenta lo que te pasó, y también contó la misma
versión que le había contado a la psicóloga. En fin, pero... no entiendo
por qué todo el mundo se callaba. ¿Acaso le tenían miedo a alguien si
decían la verdad?. No lo puedo entender. Todos son culpables.
Y otra cosa que me llamó también la atención muchísimo fue que...
el día que yo llegué, el primer día que yo llegué, allí al... al centro
de la Carolina, cogí a mi hija... y tuve que contarle la verdad. ¡Mi hija
tenía que saber por qué estaba allí!, que estaba pasando. ¡Mi hija tenía que saber que su padre y su madre estaban
luchando para sacarla de allí!. Tuve que explicarle que tenía que quedarse
allí unos días más, que se aguantara, que fuera, que fuera fuerte porque su
padre y su madre la iban a sacar de allí y la iban a volver a traer a su
casa, junto con su hermano. Y la tutora de mi hija, una tal Antonia, con un
gesto de muy... mal humor, y muy prepotente como siempre, porque además
siempre nos miraba por encima del hombro, me dijo, señora, haga el favor de
callarse, no creo que este sea el momento de que usted le cuente a su hija
esto. A lo que yo le respondí ¡que ese era el momento porque no tenía
otro!, porque no me dejaban otro, y porque mi hija tenía que saber por qué
estaba allí. Estaba allí porque había habido una equivocación, un error,
pero que se tranquilizara que su padre y su madre iban a luchar hasta el final
por sacar a mi hija de allí.
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CASO LAURA. COMENTARIO DE PRODENI MALAGA, OCTUBRE 2002
Laura tiene 9 años y convive con sus padres, Francisco y Laura, y su
hermano Paquito, de 10, en Segura
de la Sierra (Jaén). Es vivaracha y feliz, juega mucho en la calle con sus
amigas, adora a sus padres y a su hermano, va contenta al colegio, y quiere a
sus tíos y a sus primos... o sea, es una niña normal. Sin embargo, su vida
cambió por completo una tarde de este último verano cuando después de
hacerse unas heridas al caerse jugando, “un hombre del saco” disfrazado de
Administración la arrebató de los suyos y se la llevó a un centro de
menores donde la retuvo dos largos meses. Y es que todo comenzó por las
simples sospechas de malos tratos de un informe que hizo un médico, después
de observar en consulta las heridas que se produjo al caerse por las escaleras
de una empinada calle de su pueblo serrano.
No le sirvió de nada repetir una y otra vez que se había caído (y se
lo preguntaron un montón de veces). Ni tampoco que hubiera niñas y madres
testigos de su caída. Ni la evidente contradicción entre los informes
médicos que se emitieron. Ni la falta de consistencia de los mismos. Menos
aún le sirvieron los informes favorables de los Servicios Sociales
comunitarios, ni la acción de sus abogados ante la Delegación de Asuntos
Sociales... Nada, nada le sirvió. Para Asuntos Sociales hubo malos tratos y
punto. Y entonces Laura, podemos decir, fue maltratada por la Administración.
A partir de ese instante, ella y su familia, fueron simples marionetas
de trapo, peleles manejados por los hilos de funcionarios que actuaron como
autómatas sin alma. Decían que era para protegerla y le arrancaron el
corazón aislándola de los suyos, alejándola de su paisaje, esperando que
cambiara de versión y dijera que sí, que sus padres la habían maltratado.
Pero Laura no podía cambiar de versión por mucho que insistieran, porque no
tenía otra. Transcurrieron así dos largos meses del verano jiennense, allí,
encarcelada, como dice su madre, en un centro de menores, en contra su
voluntad y sin ningún motivo.
Pero gracias a la tenacidad de sus padres. Gracias a la presión
social. Al trabajo de los abogados. A la acción de una Jueza (Villacarrillo)
que demostró profesionalidad y humanidad. Y gracias a la inconsistencia de
las pruebas en las que la Junta de Andalucía se basaba... se abrieron a la
libertad las puertas del centro y pudo, por fin, esta niña maltratada por la
Junta, reencontrarse con su familia y su mundo, con todo aquello por lo que
tanto clamaba en sus noches de zozobra y aislamiento, con su querido paisaje y
con sus cosas pequeñas, como de vuelta de una pesadilla que durante mucho
tiempo todavía la arañará con sus flecos de tela oscura.
¡Ay, Laurita!, si no hubiese sido por todas esas cosas en conjunto,
qué sería de ti en estos momentos. Ahora te queda un largo camino para ir
restañando tus heridas, y para que se vayan restañando las de tus padres y
tu hermano, pues vuestras vidas han quedado rotas. Asuntos Sociales...
Protección a la infancia... He ahí vuestro trabajo.
LA JUEZA DE VILLACARRILLO El 23 de Septiembre, la Jueza de Villacarrillo archivó el
procedimiento iniciado al no quedar justificados los motivos que dieron lugar
al mismo. El 30 de Agosto, la Delegación de Asuntos Sociales, temiendo lo que
se le venía encima, devolvió la niña a su casa.
He aquí lo que dijo la Jueza de Villacarrillo en su auto respecto a
los informes médicos a los que se aferraba la Junta:
“Aparecen en la causa varios informes médicos de los cuales se
desprenden las siguientes conclusiones: Según el informe médico forense, “del examen de
las lesiones, dado el estado evolutivo en que se encuentran, no es posible
deducir si tienen una etiología accidental o se deben a maltrato,
considerándose, por naturaleza y localización, como lesiones menos
compatibles con una caída accidental las localizadas en región lumbar y
hombro izquierdo”. Considera, por lo tanto, que el golpe que presentaba
Laura en el ojo izquierdo era de etiología accidental. Sin embargo, el médico del servicio de urgencias del Hospital de
Úbeda, centró su atención a la hora de emitir el informe médico de
sospecha de malos tratos, además de en los diversos hematomas localizados en
el cuerpo de Laura, en el gran golpe que la misma presentaba en el ojo y
hombro izquierdo, considerando que para que la lesión que presentaba se
produjese por rozadura contra el suelo hubiese sido necesario que alrededor de
la zona afectada apareciesen rasguños causados por dicha rozadura. Las
apreciaciones observadas por el señor Lozano Soria hizo que considerara
necesaria el examen de las mismas a través de un T.A.C. En dicho T.A.C. se
apreció hundimiento en la unión de zigoma y órbita derecha con
engrosamiento de esfenoides, de una circunstancia anterior. Ello fue lo que le
hizo llegar a la conclusión de que el pequeño hematoma en fase de evolución
en tono amarillento localizado en el ojo derecho era debido a una lesión
antigua y no a la posibilidad de que dicho hematoma fuese producto de haberse
pasado del ojo izquierdo al derecho. Por otro lado, en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, la menor fue
sometida a una Rx de cráneo anteroposterior lateral y en proyección de Hirst
en las que no se apreciaban las lesiones que se describen en el T.A.C. debido
a la superposición de imágenes. Ello hace que las lesiones descritas en el
TAC no resulten concluyentes. Igualmente, don Miguel Hoyo Blanco, médico de cabecera de Segura de la
Sierra, manifestó que el hematoma amarillento que presentaba en el ojo
derecho podía ser del mismo golpe o de otro golpe anterior, y que para
producirse un golpe de esas características no es necesario que aparezcan
rasguños por la zona; y don José González Zorrilla, médico en funciones de
técnico radiólogo, señaló que no encontró fracturas anteriores, que las
lesiones que observó en la niña podían estar asociadas a la caída y que
era posible que el hematoma que tenía la niña en el ojo izquierdo se le
pasara al derecho. Por lo tanto, existen diversas versiones, que hace que
los informes médicos no resulten prueba concluyente que acrediten la
existencia de malos tratos”.
Apunta también la Jueza en su auto que “a esta misma conclusión
llegó el Psicólogo D. Sergio José Nuñez Morón, en el informe psicológico
emitido para el Servicio de Atención al Niño de la Consejería de Asuntos
Sociales de la Junta de Andalucía, en el que literalmente manifestó que “...teniendo
en cuenta que existen... dos partes médicos sobre las lesiones de la menor en
los cuales, aunque se apunta que la localización y la morfología de algunas
de ellas no coinciden con el mecanismo de producción relatada por los padres,
tampoco se concluye indicando con seguridad que la etiología de dichas
lesiones son malos tratos físicos, es preciso apoyar la evaluación médica
con la evaluación psicológica para llegar a unas conclusiones válidas y
fiables”. Y el Equipo Técnico de Familia de Jaén concluyó manifestando
que “no existen indicios que nos hagan pensar que la menor Laura... haya
sufrido malos tratos por parte de sus progenitores”.
ÚLTIMA NOTICIA:
En el mes de Diciembre de 2003, el Tribunal Superior de
Justicia de Andalucía admitió a trámite una demanda de los padres de
Laurita contra la Junta de Andalucía, a la que exigen una indemnización de
algo más de un millón de euros. La demanda se interpuso después de agotar
la vía administrativa y no obtener respuesta alguna de la Consejería de
Asuntos Sociales (los seis meses de silencio administrativo). Esta familia, a
pesar del tiempo transcurrido, sigue enferma del alma por los traumas aún no
superados. Hemos hablado en numerosas ocasiones con ellos y lo podemos
atestiguar. |