PRODENI

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TESTIMONIO DE LAURA DE SEGURA DE LA SIERRA

 

A continuación ofrecemos la transcripción literal de un relato que hizo a Prodeni una emocionada madre de Segura de la Sierra (Jaén), Laura Galiano, a quien la Consejería de Asuntos Sociales retiró una hija de 9 años, tras acusarla de malos tratos, y que dos meses más tarde les fue devuelta sin ningún cargo, a punto de resolverse una demanda judicial que daba la razón a los padres. No deja títere con cabeza. Nadie queda a salvo de la crítica, desde el personal sanitario del hospital Reina Sofía de Córdoba por el modo en que encararon las sospechas de maltrato a la niña, hasta la Delegación de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía en Jaén y el centro de menores de la Carolina, por la obstinación y prepotencia de su Directora, pasando por la Policía Autonómica y la Nacional de Córdoba por el trato degradante durante su detención, incluyendo al Consejero de Asuntos Sociales, Isaías Pérez Saldaña, que siempre amparó las actuaciones administrativas, desentendiéndose del dolor de los padres y de la niña. Los hechos sucedieron en Julio y Agosto del 2002.

Pretendemos que este testimonio sea conocido por el mayor número de instituciones, responsables y ciudadanos, para que después de escuchado o leído juzguen por si mismos.  

TESTIMONIO DE LAURA GALIANO PERALTA, MADRE DE LA NIÑA DE SEGURA DE LA SIERRA JAÉN 

(Transcripción de la grabación de su voz, efectuada por PRODENI).

“En Segura de la Sierra a 14 de Octubre del 2002. Mi nombre es Laura Galiano Peralta con D.N.I. 75062424 S. Bueno, pues... la tarde del 1 de Julio yo, bueno, junto con mi esposo salgo de Segura de la Sierra a la localidad de Villacarrillo para hacer una consulta a un abogado por problemas de medianería que tengo con el vecino de, bueno yo estoy restaurando mi casa y tengo un vecino medianero con el que estoy teniendo bastantes problemas y salgo a hacer una consulta a mi abogado referente a este tema, el tema de mi casa, de mi obra. Mis hijos, Paquito y Laura se quedan en casa de un familiar y salgo sobre las siete de la tarde más o menos y vuelvo sobre las doce de la noche.

Cuando vuelvo a mi pueblo, a Segura de la Sierra, paso a recoger a mis hijos a casa de este familiar y veo a mi hijo que esta jugando, pero mi hija está sentada en un sofá y le veo que tiene la cara embadurnada de pomada. Pregunto que le ha pasado y me dicen que se han llevado un susto muy grande porque la niña por la tarde se ha caído. Iba corriendo por una de las calles del pueblo, concretamente por la calle de detrás de la Iglesia, que es bastante inclinada y se cayó y, bueno, se hizo un, se hizo como aquí llamamos en Segura, se hizo un chichón en la frente, un chichón muy grande. La nena como iba acompañada por unas amigas la recogen y la llevan a casa de la abuela de estas amigas. En ese momento, pues, la ven, los vecinos ven como las niñas llevan a Laura, y bueno pues un poco lo que pasa en los pueblos todo el mundo presta ayuda, un vecino llevó hielo, el otro llevó una pomada, en fin, una vez que ya la curaron un poco pues la llevaron a casa de este familiar que he dicho antes.

Cuando nosotros regresamos de Villacarrillo pasamos a recoger a mis dos hijos. Bueno, pues cuando subimos al salón de esta casa vemos que nuestro hijo está jugando y que la niña está tumbada en el sofá y que en la cara tiene pomada. Pregunto qué ha pasado, contestan que se han llevado un susto muy grande, que la niña se ha caído, que la han llevado las amiguitas y los vecinos, que iba temblorosa, que iba llorando, que iba muy asustada y que llevaba en el ojo y parte de la cara una hinchazón... bueno, aquí le llamamos un huevo, o un chichón, o un gorrino, muy gordo. Bueno, pregunto si la niña ha devuelto, me dicen que no, que ha cenado perfectamente, que ha estado jugando, que ha estado viendo la tele, entonces, bueno, la recojo y nos subimos a casa. Subimos andando, ella sube hablando conmigo normal, no le noto ninguna cosa rara, ni mareada, ni con sueño, no,  nada. Normal, todo normal, bueno, pues un poco ese chichón que tiene en la frente. Ya nos subimos a la casa, nos vamos a acostar.

Yo esa noche duermo con la niña, la vigilo durante la noche, la despierto varias veces para ver si le duele algo, si le pasa algo. Ella de muy mal humor me dice que la deje dormir, que no la despierte tanto, que quiere dormir, que no le pasa nada, pero a medianoche yo ya me empiezo a alarmar un poco porque como la niña no ha sangrado, pues resulta que claro tiene todo ese moratón, ese coágulo de sangre que tiene dentro pues se le va extendiendo, y bueno pues aquello se le va poniendo de mil colores a lo largo de la noche. Entonces un poco asustada, por la mañana a primera hora, la llevo al médico de cabecera. Nosotros no tenemos pediatra en Segura de la Sierra. En el centro de abajo, en el centro de salud de Orcera, del pueblo de Orcera tenemos pediatra dos veces a la semana. Coincidía que ese día el pediatra estaba en Orcera. Entonces mi médico de cabecera me dijo como hoy está el pediatra, bájatela que le eche un vistazo. Me la bajé, le hicimos también una radiografía. El radiólogo salió y me dijo cuando le hicimos la radiografía que la niña no tenía absolutamente nada, dándome a entender que era un poco exagerada, pero bueno yo ya me quedé más tranquila. Pasamos a la consulta del pediatra, y bueno pues el pediatra estuvo valorando más o menos a la niña y bueno yo casi fui la que le dije un poco al pediatra que por qué no me la llevaba a Úbeda y le hacíamos un TAC puesto que el ojo lo tenía morado y se le había hinchado muchísimo. La niña ya no podía abrir el ojo.

Entonces, bueno, pues sí, nos la llevamos a Úbeda, entramos por urgencias, nos atendió un señor supuestamente muy amable, bastante amable con la niña y conmigo. Le preguntó a la niña que le había pasado. La niña no tenía muchas ganas de hablar y yo le dije que se había caído por unos escalones, en la calle. Bueno, y nada más. Me dijo que qué le pasaba en las piernas porque bueno todos los niños de pueblo sabemos que, bueno, pues como juegan, sobre todo en Segura de la Sierra por la ubicación. Es un pueblo muy ubicado, bastante peligroso, no ya para nosotros porque lo conocemos, vivimos y nos hemos criado en él, pero bueno para la gente que viene de fuera quizá sea un poco peligroso por la inclinación de las calles y demás. Pero bueno todos los niños juegan, yo he sido niña, siempre he tenido las piernas llenas de moratones, de arañazos. Mis hijos igual. Mis hijos además he de decir que juegan en los peñascos, juegan con las cabras montesas al lado del castillo y bueno aparte pues les encanta el deporte, siempre están con bicis, con patines, futbol... son... les encanta el riesgo. Entonces, raro es el día que no vienen a casa con un arañazo o con un moratón en las piernas, pero a mi me parece lo más normal del mundo, todos hemos sido niños.

Y bueno pues me dice que... y estos moratones. Entonces yo me eché a reír y le dije, mire usted en casa a la niña la llamamos la burroviejo y la moto vieja, porque es que todos los días viene a casa con un rasguño. Y ya está, eso fue todo. Yo ya me fui con la niña a hacerle el TAC, nos acompañó un A.T.S. Cuando terminamos de hacerle el TAC me dijo ese A.T.S. que teníamos que ir a Córdoba, yo ya me alarmé bastante. Le pregunté que por qué nos íbamos a Córdoba y no nos quedábamos en Jaén. Me dijo que al parecer la niña tenía como una pequeña fractura, y tenía que verla un maxilofacial y en Jaén no había maxilofacial, por eso teníamos que ir a Córdoba. Llegamos a Córdoba, entramos por urgencias, a la niña la estuvieron reconociendo.

Sobre las once más o menos nos pasaron a planta. Al día siguiente por la mañana nadie me dijo nada, nadie me dio ninguna explicación, no vi a ningún doctor, no vi absolutamente a nadie. A la mañana siguiente pasó un doctor, creo que es un doctor porque nunca se identificó. Siempre que entró a la habitación me miraba como un... no sé, bastante rara, como un bicho raro me miraba. Nunca dijo absolutamente nada. Y bueno, pasó ese doctor la miró a la niña, nada, simplemente la miró y se fue. Yo me quedé muy sorprendida. Pregunté a la señora de la limpieza que quien era ese señor, me dijo que era el doctor, dije que si es que fuera en el pasillo, en esa... había alguna consulta o una podía ir a preguntarle a ese doctor qué pasaba, que opinaba de esa niña, que si es que ese doctor no hablaba nunca con las madres de los niños, en fin, no sé, me pareció todo un tanto raro, un tanto extraño.

Al mediodía salí a decir a una enfermera que estábamos allí desde las once de la noche. Se supone que estábamos allí porque mi hija necesitaba un maxilofacial y era la una del día y todavía no había venido el maxilofacial. Le dije que bueno que era una niña muy pequeña y que no puedo entender como entrando de urgencias todavía se ha pasado una noche entera sin que venga un maxilofacial, y llega el mediodía del día siguiente y no haya venido el maxilofacial. Entonces me dijo que en ese hospital no había maxilofacial, que tenían que pedirlo a otro hospital y que ya lo habían pedido. Por la tarde sobre las seis fui otra vez a reclamar, volví a decir que era una niña de nueve años, que quién se iba a hacer responsable si pasaba algo, porque bueno esa niña tenían que verla ya, tendrían que haberla visto la noche anterior. Entonces me dijo, me volvió a decir que el médico ya estaba pedido, que pasaría de un momento a otro.

Sobre las ocho o así vino el maxilofacial, miró a la niña, le estuvo... le tocó la frente, la sien, la cara un poquito, la nariz y me dijo que la niña no tenía absolutamente nada, que habían estado mirando el TAC, que había sido un TAC muy largo, de más de ochenta cortes y lo más normal es que siendo una niña tan pequeña y un TAC tan largo la niña se hubiese movido un poquito, y justo al moverse eso había sido lo que a ellos les había hecho bueno pues pensar que podía haber una fractura, pero que no había absolutamente nada, que la niña se había movido y que  ahí había una super... una superposición de las radiografías o algo así. Total, que no tenía absolutamente nada, que al día siguiente podía irme a casa.

La niña no tuvo medicación, no tuvo absolutamente nada. Lo que sí me dijo este maxilofacial es que si a la niña no la había visto un oftalmólogo, yo le dije que no, que yo no sabía que a mi hija tenía que verla un oftalmólogo, que eso bueno pues correspondía a los médicos, lógicamente, no a mí.  Se asombró un poco de que no hubiese venido a verla a la niña este especialista y bueno, ya está, pues ahí quedó la cosa.

Al día siguiente pasaron tres médicos.  Me volvió a extrañar muchísimo que a la niña en ningún momento, nada, la reconocieran, nada de nada, ni la miraron, preguntaron que como se había hecho  lo de la cara y yo bueno, pues, haciendo un poco de... porque ella estaba un poco seria porque no le apetecía mucho estar allí, pues nada, intenté hacer una broma, diciendo que, gastarle una broma a ella, a la niña, diciéndole a los médicos, que bueno, que se había levantado de carnaval, y ya está. Nadie preguntó nada más. Yo, ahora, después que ya ha pasado todo me doy cuenta que en todo momento estuve siendo el punto de mira, claro yo era una madre que maltrataba a mi hija, pero bueno, yo solamente, claro, eso lo piensas después. Sí notaba que la gente me miraba rara, sobre todo hay una... la supervisora de la planta me parecía una persona excesivamente prepotente, no me gustaba nada ya la forma en que pasaba, como nos miraba, como nos hablaba y como se dirigía a nosotros. Hubo un momento en que llamó a la niña y le dijo ven que te voy a dar un regalito.

Salimos al pasillo porque la niña en ningún momento quiso separarse de mí, además es una niña que es tímida, pero ella, a ella no le gusta nunca hablar con extraños, con gente que no conoce, entonces ella quiso que yo, la niña quiso que yo la acompañara, me quedé fuera  y oí como esta, esta supervisora le decía a la niña yo soy Lourdes, yo soy la supervisora, si tienes algún problema o quieres contarme alguna cosa vienes aquí, preguntas por mi y me lo dices, y le dio creo que un bolígrafo, algo de eso, creo que le dio a elegir el color, la niña no dijo nada y entonces yo oí como decía en un tono sarcástico qué vas a decir tu si eres de Jaén y las de Jaén no opinan. A mi aquello me pareció un poco fuerte, sinceramente, pero bueno, tampoco quería yo pasarme de lista, nos metimos en nuestra habitación y punto. Esta mujer nos observaba muchísimo, cada vez que pasaba se quedaba mirando, llegué a pensar que, bueno, si es que esta mujer no habría visto nunca a  una madre que jugaba al parchís con su hija, o que jugaban a las adivinanzas, o que contaban un cuento porque eso es lo que estuvimos haciendo , o que, o la niña bailaba, se ponía mis zapatos de tacones y bailaba y yo le cantaba, eso era todo lo que hacíamos .

También me llamó mucho la atención que al día siguiente, el primer día que estuvimos allí, esa primera mañana que pasamos allí,  yo cogí a mi hija y la duché. Entonces vino alguien y me dijo que iban a duchar a la niña, yo le dije que la niña ya estaba duchada y me dijo que eso no podía ser  y yo, bueno, pues me extraña mucho porque yo cuando he ido a una cita con mis hijos los he duchado yo, aparte de que me apetece como madre, pues también como para, pues por echar una mano a estos auxiliares y que, bueno, que vayan a hacer su labor a otra habitación donde esa gente necesita más de su ayuda, creo que, duchar a la niña puedo hacerlo yo. Y bueno, me dijeron que no, que ellas... bueno que de todas formas irían a decir que yo ya había duchado a la niña, ya le digo, muy extrañada y vinieron y me dijeron mire tenemos órdenes de duchar nosotros a la niña. Yo me quedé asombrada, pero bueno... ya está, y nada.

Pues... al tercer día de estar en este hospital viene el oftalmólogo, según el maxilofacial el oftalmólogo tendría que haber venido el primer día, o la primera noche, tampoco vino el maxilofacial la primera noche, pero bueno, el oftalmólogo vino al tercer día, fue a mirarle a la niña el ojo, dejó el parte encima de la cama, yo me quedé mirando y entonces, en el parte ponía observaciones: malos tratos, entonces yo me quedé sorprendida, indignada, no sabía que hacer ni que decir, le pregunté a esta chica, era una mujer, que quien había elaborado ese parte, el parte médico, me dijo que ella no lo sabía, que no sabía absolutamente nada, yo le dije que algo tenía que saber, puesto que si ella había venido a la habitación es porque alguien la había mandado, que quien había sido, cogió el parte, se lo guardó enseguida en el bolsillo y se fue.

Entonces al ratito vino con la supervisora. Vuelvo a insistir en la prepotencia de esta supervisora y me dijo que si tenía algún problema, le dije que sí, que quería saber quien había elaborado ese parte,  que era indignante, que era falso y que no entendía nada, que no entendía lo que estaba pasando. Yo le dije que en ningún momento yo había agredido a mi hija, que nunca la había agredido, que me consideraba una persona civilizada, que creía que las facultades mentales todavía las tenía en mi sitio como para hacer un disparate de esos, a lo cual esta supervisora me contestó alzándome la voz que si tan civilizada era que saliese al pasillo a hablar con ella. Entonces, yo, pensé que, cuando vi la actitud de esta mujer, pensé que no tenía nada más que decir y ya está, y le dije mire no puedo salir al pasillo ni a ningún sitio porque creo que yo ya he dicho todo lo que tenía que decir y punto, pensando yo que esto, bueno, no iba a llegar a...vamos, donde llegó, por desgracia, pues que era  un mal entendido, que esto se iba a arreglar y punto.

Llamé a mi marido por teléfono, le comenté lo que había pasado, lo que había visto en el parte, me dijo que preguntara y que me enterara de quien había elaborado este parte porque íbamos a denunciar. Esa tarde me llamaron amigos y familiares, también les comenté lo que me había pasado, lo del parte. Me llamó la profesora de mi hija para preguntar como estaba la niña, también le comenté lo que me había pasado, en fin,  y al día siguiente por la mañana me llamó otra amiga mía y entró este doctor que entró el primer día, que sólo me miraba y no decía nada, sólo observaba, y yo le estaba comentando en ese momento a esta amiga que me estaba llamando, bueno, lo indignada que estaba porque en el parte había leído un posibles malos tratos.  Y este doctor cuando oyó lo de posibles malos tratos se dio la vuelta y se fue. No me dio nunca, nunca tuve opción a poder hablar con un doctor  para que me diera una explicación todo el mundo huía, nunca había nadie en planta, nunca había ningún doctor, nunca había nadie. Al ratito de haberse salido este doctor, vino una cuidadora a buscar a mi hija y le dijo que iban a buscar un vídeo para ver una película. Yo... la niña se fue con ella, yo me la quedé mirando y justo en ese... en ese mismo momento en que la niña salía, en la parte de la izquierda de la puerta de la habitación tenía tres señores y me dijeron que, bueno, que si yo era Laura Galiano.

Les dije que sí, me dijeron que les acompañara a la planta baja. Les dije que para qué. Y me dijeron no pregunte señora y baje. Me quedé un poco sorprendida, me dijeron que eran policías. Vamos, yo no sé si ofendida, asustada, aturrullada... no lo sé, yo sé que... sentí mucha vergüenza cuando salí por el pasillo acompañada de esos tres policías porque toda la planta eran ojos hacia mí. El comportamiento de enfermeras, médicos, las señoras que estaban allí con sus niños fue vulgar y ordinario porque no se cortaron en ningún momento en mirar, en señalar. No entiendo cómo... cómo se puede hacer una cosa así. Debe ser que todo el hospital sabía, o toda la planta sabía que yo era madre maltratadora, supuestamente, vamos, menos yo. Y me dijeron que les acompañara a la planta de abajo y cuando llegamos a la planta de abajo veo que me dicen que me meta en el ascensor.

No íbamos a la planta de abajo, lógicamente me engañaron. Bajamos abajo y una vez que iba a salir ya a  la calle dije que yo, que yo no me quería mover de allí, que no sabía quien eran, que mi hija estaba sola, que era una menor, que no estaba, que estaba solamente acompañada por mí, y que, bueno, que yo no salía de allí, porque yo no sabía si eran policías o no eran policías, que esto podía ser un secuestro, que podían ser mil cosas. Y que, bueno, que... no, que me negaba a salir, que mi hija estaba sola y que yo, yo no podía dejar a mi hija con nueve años en un hospital sola, a cargo sin, sin, sin que estuviese otro familiar con ella. Yo les dije que por qué no entrábamos dentro, hablábamos en Dirección, o subíamos a la planta y allí explicaban quien eran y qué pasaba y a donde me llevaban y que entonces... alguien de ese hospital, en Dirección, pues que llamaran a ese sitio a ver si realmente a mí me llevaban a una comisaría o a donde me llevaban. Porque yo les dije que, bueno, que quien me, me decía a mí que no era alguien que venían a raptarme o a matarme y que vamos a ver lo mismo que llegaron tres personas a por mí ¿quién me dice a mí que no puede haber una cuarta persona que están esperando que yo salga de ahí para coger a mi hija y llevársela? Entonces me dijeron que por las buenas o por las malas, que no querían montar más números, que si quería les acompañaba por las buenas y que si no, que me esposaban.

Bueno, me quedé indefensa, impotente, no sé, no sé, no sé. La situación es horrorosa, no sabes que pensar, tienes miedo, estás acobardada es, en fin, no sé. Bueno, les acompañé, entramos a comisaría. El trato fue vejatorio, sobre todo, uno de los policías, el chuleta de turno, debe ser que había visto muchas películas. Y nada, Empiezan a gritar, que quedo detenida por maltratar a mi hija, por quemarla con cigarros, que si tengo abogado y yo me sorprendo. Por que digo, bueno, que si tengo abogado, pero ¿qué quiere que tenga mi abogado aquí? pero si yo me estoy enterando ahora de esto. ¡Pues entonces se calla!, y si quiere uno de oficio y si no, nada. ¡Cállese! no tiene derecho a hablar, no tiene derecho a hacer ninguna llamada. Yo desesperada, les decía una y mil veces que eso era un error, que por el amor de Dios que se habían confundido, que yo no era esa clase de madre, que bueno, yo ya no sabía,... no me dejaban hablar, me metieron en una dependencia. Justo cuando me metieron allí yo oí como ellos ya estaban preparando la salida de mi hija justo en ese momento del hospital. Yo ya creía que me estaba volviendo loca, creía que era un sueño, creía que era una pesadilla. Me levanté y dije por el amor de Dios, que nadie toque a mi hija, que nadie mueva a mi hija del hospital, pero ¿dónde van a llevar a mi hija? ¿quién son ustedes para sacar a mi hija del hospital sin el consentimiento de su familia, de su padre, de su madre, que esto es un verdadero atraco, que ustedes se están equivocando.

Me gritaron una y mil veces que me callara y que me callara porque si no, iba a ser peor para mí.  En fin, un trato vejatorio, como si de una verdadera vulgar... una verdadera.. no sé, no sé... si .. una verdadera vulgar, una delincuente, como una vulgar delincuente, me trataron así. Desesperada, aterrada, con miedo. Bueno, me tuvieron allí un rato muy grande. Rogaba una y mil veces que me dejaran llamar a mi familia, a casa de mis hermanos, a mi casa. No quisieron, no me dejaron. Una y mil veces les rogué, les imploré que me dejaran. Con un trato vejatorio me trataban a voces, a gritos y bueno, ya está. Me sacaron de allí y me llevaron a los calabozos. Una vez que estuve allí en los calabozos sentada en un pasillo, tuve que aguantar las humillaciones de todos aquellos policías porque realmente ellos pensaban que sí que efectivamente que yo era una madre maltratadora. Cada vez que se dirigían a mí era humillante, como me trataban, como me miraban. Yo no podía entender absolutamente nada. Yo pensaba que era un sueño, que era una mala pesadilla, me pellizcaba porque yo quería estar soñando porque no quería entender que aquello estaba pasando de verdad. Después de estar allí  y humillarme me vuelven a llevar a la comisaría porque al parecer no habían hecho ese parte bien o algo de eso, no me daban entrada. Vuelvo a llegar a la comisaría. Vuelvo a ver aquel policía chuleta. Pido entrar al lavabo, me acompañan. Salgo del lavabo. Fue casi, no sé, yo ya no sé que pensar. Cuando salí del lavabo estaban tan ricamente todos allí comiendo. Entiendo que es su trabajo y que sería la hora de comer para ellos, pero a mí me pareció la cosa más horrorosa del mundo, por los momentos por los que yo estaba pasando. Los veo que se sientan a comer sin escrúpulos ningunos, como diciendo joróbate, maldita delincuente. En fin, eso fue horroroso. Me vuelven a llevar al calabozo. Me dan entrada allí, en el calabozo aquel.

Me bajan abajo. Me dicen, bueno, pues que todas las pertenencias que tengo, pues que las deje allí, que deje todo. Yo tenía mucho miedo. Yo estaba oyendo gritar como la gente, pues la gente que estaba detenida gritaba o no sé o insultaba, nos insultaban por allí los unos a los otros. Yo estaba asustada, lloraba. Ya no sabía que hacer, que pensar, yo decía por favor que no me metiesen con nadie al calabozo, que tenía miedo, que a ver si alguien me iba a hacer algo, la gente que había allí en aquellos calabozos. Me dijeron que no, que iba a estar sola y que no iba a tener ningún problema. Casi me obligan a que coja una colchoneta para acostarme. A mi me daba algo cuando yo miraba aquellas colchonetas sucias. Aquello huele a rayos. Ropa vieja, zapatos viejos, por allí tirados, bueno de verdad, de película americana. Me meten allí entre rejas y bueno, ya está. Yo intenté cerrar los ojos. Intenté no perder la calma. Sólo pensaba en mi hija que estaba sola, pobrecita de mi hija y no quería abrir los ojos. No quería saber como era aquello. No quería recordar nunca nada, nada, nada de aquello. Estaba desesperada. Esperaba que llegase mi marido y que me sacase de allí cuanto antes mejor, ya no por mí, si no por mi hija que estaba sola.  

Entonces, luego, a la hora y pico o así, llegaron otros policías y me dijeron que iban a meter otra chica conmigo. Me tranquilizaron, dijeron que era buena chica, que no me haría nada, pero que si tenía algún problema, que gritara que ellos vendrían enseguida. Lo sorprendente para mí es que esta chica cogió su colchoneta, entró estuvo hablando 5 minutos conmigo y bueno, enseguida se puso a dormir. Yo me quedé sorprendida realmente. Igual esta chica ya estaba acostumbrada a eso. Luego me sacaron, me llevaron a otro cuarto donde me recogieron las huellas dactilares. Me trataron muy mal, me decían que me calmara, que relajara la mano, porque tenía que relajar, estar relajada para poder cogerme las huellas. Yo oía gritar a un hombre como pedía metadona a gritos. Les insultaba, les decía de todo. Este hombre que me estaba tomando las huellas, insultaba a este chico. Bueno, un miedo, una cosa tremenda, tremendo lo que yo pasé. Me llevaron otra vez allí, al calabozo este, me pesaron, creo, me midieron, yo tenía mucho miedo, yo decía por favor a ver si va a venir alguien, a ver si va a venir y nos va a hacer algo este chico que grita. Y me hablaba muy mal y me decía ¡tú, cállate! y tú, a lo tuyo. Bueno, que le voy a decir, un trato vejatorio totalmente. Sobre las siete o así, me sacaron de allí, me subieron arriba. Yo ya respiré, pensé que ya se había terminado la pesadilla.

Pensé que me llevaban con mi hija otra vez, y me llevaron a comisaría. Yo iba destrozada, yo no entendía absolutamente nada, iba llorando y cuando voy a entrar a la comisaría lo primero que me encuentro es a mi hijo de diez años llorando el pobre desesperado que no entendía absolutamente nada, gritaba mamá, ¡mamá, qué pasa!, ¡mamá, dónde está papá!. Yo me quedé muy sorprendida cuando vi allí a mi hijo y es que resulta que a mi marido le llamaron y le dijeron que yo estaba detenida, que fuera a declarar, entonces... ese día que era viernes... pensábamos, así me lo insinuaron un poco, que me iban a dar el alta, entonces mi marido se llevó a mi hijo y a mi tía porque nosotros pensábamos ese fin de semana, una vez que nos diesen el alta irnos a Granada porque el sábado era la graduación de una prima mía y ella quería que estuviéramos allí, por eso mi marido se llevó a mi hijo y a mi tía.

Mi marido estaba detenido también en comisaría, lo tenían también por allí apartado, lo iban a meter al calabozo, lo que pasa que no lo metieron en el calabozo porque mi marido les dijo si me metes en el calabozo tendrás que hacerte responsable de mi hijo, le dijo el policía que no tenía que hacerse responsable de nadie, que no se lo hubiese llevado. Mi marido le contestó yo estoy aquí porque me has dicho que venía a declarar, en ningún momento me has dicho ni he tenido una orden de nadie diciéndome que estoy detenido. Entonces, bueno, pues... lo dejaron allí en un cuartucho, pero mi hijo tampoco pudo ver en toda la tarde a su padre puesto que estaba detenido.

Una vez que llegamos allí, bueno, cuando yo ya llegué allí ya llegó el abogado de oficio, presté declaración, y una vez que yo había prestado declaración, el abogado le pidió al policía que le diese una copia de la declaración. Se negó, dijo que no, que no podía darle absolutamente nada, a mí aquello me extrañó y yo no entiendo de estas cosas, pero me pareció algo raro. Me bajaron abajo donde estaba mi hijo, no pude ver a mi marido y una vez que mi marido prestó declaración, bueno, nos pusieron en libertad a los dos, entonces pude ver a mi marido. Me dijo el policía... Bueno, yo, antes de subir a declarar estaba oyendo al policía, oía como llamaban por teléfono, y este policía, me imagino que hablaba con un Juez, porque todo el rato... cada vez que hablaba con esta persona le hablaba de... de... le trataba de señoría. Entonces, yo entendí que era un Juez y que el Juez le daba permiso al policía para que hiciera conmigo lo que el policía creyese oportuno. No sé, a mí esto me extraña mucho, pero bueno así fue. Cuando ya presté declaración y firmé la declaración entonces me dijo el policía que, que a partir de ese momento yo ya no era la madre de mi hija, que la madre de mi hija era la Junta de Andalucía, que no me acercara al hospital ni a los alrededores  porque sería mucho peor. No entendía absolutamente nada, nada, ni mi marido tampoco. Cuando vi, ya cuando ya pude ver a mi marido pues nos abrazamos, lloramos, ninguno de los dos entendíamos nada, mi hijo no entendía nada, mi hijo no dejaba de gritar, de llorar, estaba aterrado, estaba confundido, no sabía qué estaba pasando, mi hijo se tragó toda la película, absolutamente todo.

Salimos ya de... de Córdoba, nos vinimos a Granada y al día siguiente mi marido y yo... nos presentamos en el Juzgado de Córdoba, número seis. Pedimos hablar con la Juez, nos dejaron hablar con ella, le dijimos lo que nos había pasado y que queríamos... que, que bueno, que nuestra hija... no fuese... no fuese a un... a, a... a este sitio, a este colegio de la Carolina, que queríamos que mi hija pasara a un familiar mientras este grave error se resolvía, que si teníamos que estar sin ver a la niña un día, un año, que no nos importaba, pero lo que queríamos era que la niña no sufriera, que no sacaran a la niña de su entorno familiar, de sus amigos, de su familia, de su pueblo, de su hermano, de sus tíos, de sus primos, que la niña la dejaran en libertad, que la dejaran libre porque... si supuestamente había unos culpables éramos nosotros, porque nos estaban acusando de maltratadores. Éramos nosotros los que teníamos que estar encerrados, en un colegio o en una cárcel, pero la niña no. La Juez nos dijo que ya estaba muy cansada, que tenía mucho trabajo y que, que bueno. Nos enseñó también unas fotos que le habían hecho a la niña el forense, unas fotos...

He de decir que cuando vi las fotos casi me caigo al suelo. Estuve todo el día en Córdoba cuando salí de, de este Juzgado, gritando, llorando por las calles como una loca porque esa no era mi hija, eso son unas fotos aumentadas y si realmente mi hija estaba así es porque en el hospital la maltrataron, porque mi hija no estaba así. Es terrorífico la cara, el hombro y las piernas que le pusieron a mi hija, porque mi hija tenía un ojo morado, una roseta en el hombro y una pupita pequeña en la rodilla, eso era lo que mi hija se había hecho en la caída. Y un... poco en el otro ojo, se le había pasado el hematoma de un ojo al otro, pero, pero muy poquito, apenas nada, pero la pusieron como un verdadero monstruo, como una niña realmente maltratada, pero esa no era mi hija para nada.

Nos fuimos y luego sobre las siete o así recibo una llamada de... de aquí del Juzgado nº seis de Córdoba, donde me dicen que de parte de la Juez... que... bueno, que era para decirme...esta llamada, sí, la hace, la hace  una, una chica, dice que llama en nombre de la Juez para que sepa que lo que yo he pedido, que pedía que la niña pasara a un familiar y no pasara a esa...a ese colegio, que ella eso lo ha mandado a Asuntos Sociales por fax esa misma tarde, eso junto con la declaración que la niña hace al forense, donde la niña dice que iba jugando con unas amigas y se cayó por un sitio inclinado, y que la recogieron y que la llevaron a casa de su tata y que al día siguiente su mamá la llevó al médico. Bueno, pues al parecer para... en Asuntos Sociales eso no cuenta, no contó lo que yo pedía, lo que pedía mi marido que la niña no pasara a ese sitio y tampoco contó la declaración que la niña hizo al forense. Y tampoco cuenta la declaración del forense, donde el forense dice que no puede decantarse ni por una cosa ni por otra, que no puede decir que la niña sea quemada o, o, o que sea eso...de, de una caída. Es que él tampoco lo sabe, tampoco puede asegurar que sea lo uno o lo otro, eso no cuenta para nada.

 

El lunes... que mi hija ya pasó a esa insti... a ese colegio, a las ocho de la mañana había un fax al Director del colegio Reina Sofía, pidiendo...eso era un escrito de los vecinos de Segura de la Sierra, un escrito del médico de cabecera, había otro escrito del Juzgado de Paz, otro escrito de la Guardia Civil y otro escrito de un cirujano del hospital de, de Úbeda de San Juan de la Cruz, amigo nuestro, amigo de mi familia, donde todos pedían lo mismo que la niña, por favor, que pasara a un familiar para evitar daños menores a esta niña, mientras este, este...grave error se, se resolvía. Y también había un escrito con nombres y apellidos y números de teléfono y los DNI de la gente que recogió y que curó a la Laura.

 

Todos hicieron oídos sordos. El Director del Reina Sofía hizo oídos sordos a esos escritos, y los médicos del Reina Sofía ya sabían, porque ellos también habían recogido el testimonio de mi hija, que mi hija les había contado en todo momento que  se había caído. La versión de mi hija coincide siempre con la de los testigos y con la mía y con la de mi marido. Nadie escuchó eso. Ese fax también llegó esa mañana a Asuntos Sociales de Jaén, tampoco... nos escucharon. Llegó al Juzgado nº seis de Córdoba, que tampoco lo escucharon. Y llegó también a la comisaría Autonómica de Policía de  Asuntos Sociales de Córdoba, donde tampoco escucharon nada. Nadie hizo, nadie, nadie, absolutamente nadie se preocupó en esos tres o cuatro días de hacer una investigación a ver si realmente la niña se había caído o no se había caído. Nadie lo hizo, porque si lo hubieran hecho mi hija el lunes pasa a un familiar, no pasa a... a... a esa cárcel, porque eso es una cárcel para menores, no puedo decir otra cosa.

 

La niña se queda sola el día que a mí me sacan del hospital. Ese día se queda sola. Esa noche se queda sola. Y se queda sola también hasta el día siguiente por la tarde que llega un familiar mío a acompañarla. La niña le dice a este familiar que está muy cansada, que las enfermeras y los médicos no dejan de acosarla y de preguntarle y, y, y de decirle que eso no es de una caída, que les cuente la verdad, que hay más cosas, que eso no se lo ha hecho en una caída. Dice que cada vez que iban a bañarla que no iba una enfermera sino que iban seis o siete enfermeras a mirarla y, y...cuando la bañaban, para verle las heridas, y no dejaron de entrar una y otra vez en la habitación médicos, enfermeras... todo el mundo, todo el que quiso a... a... a levantarle la ropa y a mirarla, a mirarle la, la heridita del hombro y a mirarle la, la heridita de la, de la  rodilla y todos le decían dinos la verdad Laura, esto te lo ha hecho tu padre y tu madre, tu no te has caído, eso se lo dijo la niña al familiar que se quedó con ella hasta el lunes. Nadie preparó a la niña, nadie le dijo que se iba a ningún sitio. Menos mal que este familiar una hora antes, antes de que se la llevaran le contó Laura vas a ir a un campamento, vas a ir a una colonia donde hay piscina, verás que bien lo vas a pasar... porque nadie, absolutamente nadie avisó siquiera a este familiar mío de que la niña a una hora después era trasladada a un centro, a un centro penitenciario, porque no se le puede llamar de otra manera. A la niña y a este familiar mío la acompañaron los tres policías que me detuvieron.

 

Los policías, según este familiar mío, le echaban la culpa a los médicos. Los médicos le echaban la culpa a los policías. Los policías le dijeron a este familiar mío que, bueno, que, que, me, me...detuvieron y me metieron en los calabozos porque sospechaban de mí porque yo estaba muy nerviosa, y ahora yo digo ¿cómo estarían ellos?, ¿cómo estarían ellos si llegan... si alguien llega y los saca, si están ahí cuidando y acompañando a una hija suya, en un hospital los sacan y les dicen que quedan detenidos, y que su hija ya no es su hija?, ¿se quedan tranquilos?, porque vamos, no es para estar tan tranquila y tan relajada como si estuvieras viendo una puesta de sol. Me imagino que, que, que se pondrían como yo me puse, desesperada sin entender absolutamente nada. Los médicos le dijeron a este familiar mío que, bueno, que parece ser que los policías se habían portado muy mal conmigo, que no estaban de acuerdo como me había tratado la... como me habían, como me habían tratado la...la  policía. Y los policías entonces le dicen entonces a este familiar que no estaban muy de acuerdo, ya estaban dudosos de que realmente la madre pareciera una maltratadora, pero antes de todo eso, señores, yo pienso  que... se puede hacer una investigación, pero no, nadie hizo absolutamente nada, nadie, nadie, nos destrozaron aquel día y seguimos destrozados, psicológicamente seguimos destrozados, más, ahora más que aquel día.

 

Nosotros... nos vinimos para Jaén, nos vinimos a mi pueblo y entonces fuimos con nuestro abogado a Asuntos Sociales.  Llegamos y nos dice la abogada de Asuntos Sociales que cómo es que vamos al segundo o al tercer día... allí y no vamos el lunes a Asuntos Sociales. Mi abogado les dice, bueno, que el primer día ni el segundo día, él, este abogado mío, tenía juicios, no podía acompañarnos y que nosotros no quisimos ir solos porque teníamos miedo, porque los policías nos habían tratado bastante mal y, y realmente es cierto que teníamos miedo. Yo no quería ir allí... yo no quería ir allí, yo no quería ir sola a Asuntos Sociales, yo quería ir con, con, con... con mi abogado. Entonces la abogada de Asuntos Sociales se pone a reír y... se pone a reírse de nosotros dos y nos dice que... que no había que tener miedo, que ella no era Chuck Norrys, creo que Chuck Norrys es un policía, no estoy muy segura, pero que ella no era Chuck Norrys, y bueno, a mí la risa de aquella chica se pueden ustedes imaginar como me sentó. Pero bueno, deben ser que ellos siempre son así y ya está.

 

Esa mañana, pues, intentamos explicarle a esta mujer, a esta abogada que no estábamos de acuerdo con nada, que eso era un error, que eso era una injusticia, que esa niña tenía que salir de allí, que esa niña no podía estar allí, que a esa niña la estaban maltratando psicológicamente, que esa niña ya estaría hundida porque no sabía que pasaba, porque estaba sin sus padres, porque esta niña nunca se ha separado de sus padres, nunca, jamás. Si sus padres han tenido que salir de viaje siempre se ha quedado a cargo de sus familiares, de sus tíos, de sus abuelos, de sus primos, nunca se han quedado solos. Y ella, bueno, se reía mucho, se ponía las manos en la cabeza como... diciendo que, bueno, que qué pasaba, si es que no nos enterábamos, que nosotros ya no éramos sus padres. Esa era toda la, la explicación que, que nos daba esta, esta buena señora. Muy prepotente, con unos gestos...gesti...gesticu... gesticulaba... de una forma rara como burlándose de nosotros, en fin, no sé, siempre me ha parecido que hemos recibido un trato vejatorio en Asuntos Sociales, yo casi diría que tercermundista. Llegué a decir y lo sigo diciendo que lo más parecido a Asuntos Sociales, tal como nos han tratado, para mí, ha sido... porque me remonto a la Santa Inquisición, te quitan tu hija y punto y olvídate, tú no ya eres su padre ni eres su madre y todo lo que digas va en contra tuya, vamos, se ríen de ti, te tratan como tonto, como diciendo pero tú de qué vas, te hemos quitado a tu hija tu ya no tienes ya nada más que hacer. Así nos trataron a nosotros.

 

La segunda vez que vamos a Asuntos Sociales, llevamos... nos acompaña una tía mía y un hermano mío porque queremos que la niña pase a un familiar. Se lo decimos a ellos, los llevamos allí para que, bueno, para que, para que los evalúen y para que la niña salga cuanto antes de allí. Hicieron oídos sordos, no sirvió para nada, en absoluto... para nada, para nada, volvemos  a decir que están equivocados, que la niña tiene que salir de allí. Me dice la abogada de Asuntos Sociales que si es que no tengo nada mejor que hacer en mi pueblo, que me quede en el pueblo que seguramente tengo cosas que hacer, que por qué tengo que estar todos los días, todos los días  allí en Asuntos Sociales . Yo le digo que lo único que tengo que hacer es una y mil veces es ir allí a reclamar a mi hija, porque me han quitado a mi hija y voy allí a que me devuelvan a mi hija y voy a ir todos los días de mi vida si es necesario hasta que me devuelvan a mi hija. Se echó a reír y me dijo lo que tienes que hacer es quedarte en tu pueblo que seguramente tienes más cosas que hacer que aquí, que aquí ya no pintas nada.

 

La tercera vez... nos acompaña otro abogado que se incorpora también al caso. Una vez que llegamos allí y lo ven... se les pone la, la, la cara blanca, palidecen... todos son... contras, siempre habían sido contras pero desde el momento en que ven a este hombre más todavía, no le dejan entrar con nosotros al despacho, me dicen que, que cuando salga del despacho que no vaya a la prensa porque si voy a la prensa va a ser peor para mí y peor para mi hija. Bueno, me dan a entender que ese abogado no les gusta, que no quieren verlo más por allí, que por qué tengo que tener dos abogados, le digo que si hay una ley donde dice que solamente tienes que tener un abogado, que si no hay esa ley que no puedo tener uno, como si quiero tener al colegio entero que no puedo tenerlo. Me dicen que no quieren hablar con ese abogado, que ellos se entienden mejor con Tomás Rodero; este segundo abogado se llama Francisco Herrera. Yo le digo que si no quieren ver a este abogado, el segundo, yo tampoco quiero verles a ellas las caras y tengo que estar viéndoselas todos los días.

 

Segura, la gente de Segura se moviliza, la gente de la zona de la Sierra de  Segura se moviliza con nosotros. Empiezo a recoger escritos de amigos nuestros, de psicólogos, de profesores, de maestros de EGB, de sacerdotes, de jesuitas, de pintores. Empiezo a recopilar toda esta información para mis abogados, para que mis abogados la presentan al juez .No me dejan ver a la niña. Llega Simona Villar, esta mujer tan excelente llega a decir en televisión que han actuado así porque hay dos partes de lesiones, que efectivamente la niña ha sido maltratada. Perez Saldaña dice igual. Sale a los medios diciendo que hay unos partes de lesiones gravísimos y que es cierto que la niña es maltratada y que no vamos a volver a verla. Yo ya me pongo a trabajar un poco más en serio con la prensa. La prensa me ayuda mucho. Dicen en televisión que los padres no tienen porque alarmarse, que el que la niña esté en un centro de acogida es como si estuviera en un campamento de verano, que para qué alarmarnos, que no pasa absolutamente nada. Yo le digo a esta Delegada tan impresentable que los campamentos de verano son al aire libre. Se lo digo en la prensa, se lo digo en la radio, que los campamentos son al aire libre y sin rejas, que los campamentos los eligen padres y los niños pero nunca los eligen desconocidos como en este caso lo han elegido ellos para mi hija.

 

Empieza el toma y daca. Ellos siempre quieran quedar por encima. Siguen coaccionándome con la prensa. Quieren que, vuelvo a llevar a estos familiares míos para que la niña sea venga a casa con ellos, para que la saquen de allí.  Me dicen que bueno, que solamente van a evaluar a uno de ellos porque si evalúan a dos vamos a tardar mucho más tiempo. Yo le digo que se puede tardar el mismo tiempo, que se puede, se puede hacer el estudio lo mismo de una persona que de dos. Me dicen que no, que no, que solamente de una. Bueno, accedo, pero resulta que, que eso no llega nunca, no llega nunca y nunca llegó. Quieren que... cuando van a evaluar este, a este familiar mío, a esta tía mía, que tampoco la evalúan, entra ahí y habla un ratito con ellos, yo quiero que entre mi abogado con ella y dicen que no. Estamos allí más de una hora discutiendo que tiene que entrar mi abogado, que ella no va a firmar absolutamente nada si no entra mi abogado, ellos dicen que no, que es una tontería, que lo que tenga que firmar ella que lo tiene que firmar, que el abogado allí no cuenta para nada, que no sirve para nada, que el abogado es solamente para el Juez, para el Juzgado pero que nunca para ellos, para... para la Administración, que, que no. Yo... bueno,  le digo a mi tía una y mil veces, yo se lo digo, se lo dice mi marido, se lo decimos todos, que no firmen absolutamente nada, que se nieguen, que se nieguen, se negaron rotundamente a firmar nada, después fuimos a entrar nosotros, mi marido y yo con el abogado.

 

Salieron a hablar con nosotros, querían... por todas las razones del mundo conformarnos para que entráramos solos, para que firmáramos un documento, yo le dije que no, que no íbamos a entrar y que si teníamos que entrar solos y  teníamos que firmar que nos íbamos a nuestro pueblo y que no firmábamos nada. Ese día estaba allí también la Directora del centro, una tal Ramona del centro de la Carolina donde estaba mi hija, salió y también intentó convencernos durante media hora, que entráramos solos, que había que firmar, que no era necesario el abogado, entonces le dije que no y dije más, que si había una ley donde prohibía entrar al abogado que me la dieran esa ley, que si eso era cierto, que si existía esa ley, esa cláusula, pues entonces entraríamos solos, pero que si esa ley no existía o esa cláusula no existía y me estaban engañando los denunciaría.

 

Como... seguían erre que erre que no querían que, que el abogado entrase con nosotros, bajamos, llamamos a la prensa, subió la prensa a la planta, a la tercera planta en Jaén en Asuntos Sociales. Una vez que vieron a la prensa allí todavía se lo pensaron y a la hora y media o así vinieron y nos dijeron que  bueno, que podía entrar nuestro abogado con nosotros. Entramos y querían que firmáramos un régimen de visitas, es lo único que firmamos. Un régimen de visitas que yo me negué a firmar porque dije... que llevaba un mes sin ver a mi hija y que me iban a dar una hora a la semana y que eso era muy poco, que mi hija estaría desorientada, que mi hija estaría ya loca, porque tendría que estar loca, desesperada, porque no sabía que estaba pasando, porque la arrancan del pa... de, de los brazos de su madre y no vuelve a saber nada más de su madre, de su pueblo, de su padre, de sus amigos, de su hermano. ¿A esto hay derecho. señores?.

 

En todo momento me decían que la niña estaba perfectamente bien, que se había integrado perfectamente, que jugaba, que comía, bueno, la abogada llegó a darme a entender delante de mi abogado que si la niña allí estaba tan bien sería por algo, sería porque allí estaría relajada, porque allí no la estaban maltratando. Me llegó a insinuar eso. Que, bueno, como  supuestamente, o según ellos ya daban por hecho que en casa la maltratábamos pues por eso allí estaba tan a gusto y tan bien. Siempre discutí, siempre discutí con ella, las veces que llamé al centro a preguntar por la niña, que casi todos los días llamaba, cuando me decían que estaba muy bien, decía ¡mentira!, pues no señora, está muy bien, ¡mentira!, mi hija no está bien, mi hija no puede estar bien porque yo conozco a mi hija, usted está equivocada, su hija está muy bien, que había un problema muy grande con la niña, que a la niña había que darle tiempo para que habituara a aquel centro, que una que allí ya estuviera acostumbrada a aquel centro entonces podríamos verla, que no podían, que no podían  evaluarla las psicólogas porque no quería hablar mucho con los adultos, que rehuía a los adultos, claro, ¿como no va a rehuir, a rehuir a los adultos si no los conoce, si no conoce a nadie, si está allí encerrada en una cárcel, si está desesperada, si tenía un ataque de, de, de histeria que, que, que, que no se ha muerto de milagro?.

 

Pues entonces resulta que nos enteramos que es mentira, que mi hija llevaba allí veinte días y no había psicólogo en el centro, mentira, de que no hay psicólogo en el centro y salgo y lo digo a la prensa y una vez que lo dije a la prensa a los tres días se incorporó el psicólogo. El psicólogo dice que, bueno, que la niña está muy mal, que la niña no colorea, que la niña no figura, no, no dibuja la, la figura humana, que no quiere dibujar ni al padre ni a la madre. ¿La niña va a querer colorear, señores?  ¿La niña va a querer dibujar a su padre y a su madre? ¿O la niña está aterrada? ¿Está desesperada?. La niña no tiene ganas ni de levantar la cabeza. La obligan, la atosigan, le preguntan una y mil veces, dice siempre como se cayó, decían que no, le decían una y mil veces que no, que eso no era verdad, que si no contaba la verdad no iba a salir más de allí, jamás iba a volver a ver a su padre y a su madre. La niña estaba aterrada. ¡Sí la niña contaba la verdad! ¿Que querían que dijera la niña si la niña no podía decir otra cosa?.

 

El día que por fin dejan entrar a mi abogado con nosotros, que ese día yo me niego porque digo que la visita es muy corta, porque no estoy de acuerdo con el régimen de visitas, lo que pasa es que al final tengo que firmarlo porque no me dan otra opción y yo quiero ver a mi hija ¿cómo?, ¡cómo sea!, ¡de la forma en que sea!, aunque sea una vez al año tengo que ver a mi hija. Y ya la Directora del centro muy cabreada porque tuvo que entrar mi abogado, claro, ellas, ¿cómo van a querer que entre mi abogado?, si ellas no quieren testigos de cargo, si son unas sinvergüenzas, si ahí te tratan como si fuera tercermundista, ¡prepotencia a tope! ¡ se ríen de ti! ¡se burlan de ti! ....yo qué sé... yo qué sé... yo qué se la cantidad de cosas que te hacen y que te dicen, y... Y bueno, pues entonces me dice la Directora del centro muy enfadada y muy prepotente ella, pues me dice, pues le voy a decir una cosa, Laura, que sepa usted... se la iba a decir esta tarde en privado en el despacho pero ya que usted se ha puesto así, digo no me he puesto de ninguna forma, simplemente quería entrar aquí con mi abogado, ni más ni menos, ni menos ni más. Pero bueno, ya que usted se ha puesto así, Laura, pues he de decirle una cosa, se la iba decir esta tarde en el despacho, pero se la voy a decir ya, que sepa usted que su hija no quiere verla más. Su hija no quiere volverla a ver a usted, ni a su marido, ni a su hermano, porque el otro día usted llamó por teléfono preguntándome por la niña y le dije Laurita ha llamado tu mamá, y la niña me dije pues dile a mi mamá que no me llame más, que no quiero volver a ver a mi mamá ni a mi papá nunca más, que no quiero volver a mi casa nunca más...

 

¿Ustedes se imaginan, señores, cuando hace un mes que no has visto a tu hija lo que te corre por las venas... cuando una extraña te dice que tu hija no quiere verte más?. ¿Qué pensarían ustedes?. Yo pensé que la habían vuelto loca, que se había vuelto loca, o que la habían drogado, o que la habían cambiado el chip, porque a una niña con nueve años... se la lleva...¡bueno! por donde uno quiere llevarla... la lleva. Me quedé aterrada, me quedé de piedra, me quedé helada cuando me dijo eso. Por la tarde fui a ver a mi hija y yo iba desesperada y cuando yo entré a ese centro, a esa cárcel de menores donde se maltrata al niño para el resto de su vida psicológicamente, mi hija cuando me vio entrar por el pasillo ¡corría llorando y gritando! ¡mamá, mamá, mamá! con los ojos, con, con los ojos llenos de, de lágrimas. Con los brazos abiertos se tiró a mi abrazándome que no me soltaba, ¡mamá llévame de aquí!, ¡mamá no quiero estar aquí!, ¡mamá qué pasa¡ ¿Esa era la niña que no quería verme más... señores? ¿Por qué mienten? ¿Qué pretendían? ¿Qué querían?.

 

Me mintieron durante los dos meses diciéndome que mi hija estaba muy bien y mi hija jamás estuvo bien. Mi hija me contó que se pasó los meses llorando y deambulando como una loca, que no quería hablar con esas personas mayores, que no quería que se acercaran a ella, que no eran sus amigas, que no los quería, que quería estar con su padre y con su madre, con sus amigos y con su hermano, eso... y con su gatito y con su perro, eso es lo que mi hija me contaba, eso es lo que mi hija quería...Salir de allí, porque ella no podía entender porque que tenía que estar encerrada ¿Se ha caído? ¿Y por qué se ha caído tiene que estar encerrada?. No lo puedo entender, ni ella tampoco. Me estuvieron engañando todo el tiempo diciendo que la niña estaba muy bien, incluso la psicóloga del centro. Llegó a decirme que... que bueno, que... que ella había pasado veinticinco años trabajando con, con niños y que su experiencia... bueno, que ella con su experiencia ya... daba por hecho que efectivamente Laura había sido maltratada. Yo no sé que experiencia, señores, no sé que... no sé que experiencia...

 

Menos mal, menos mal, que la Juez... fue y es una mujer inteligente y yo creo... que ella pensó que no tendría que fiarse mucho de Asuntos Sociales y por eso nos mandó al Equipo de Familia de psicólogos del, del  Juzgado de, de Jaén, y esa gente es gente buena, gente encantadora, gente con, con, con... tacto, con, con cariño, con, con cautela. Se dio cuenta enseguida de que esa niña no era maltratada, que nosotros no éramos una familia... violenta y que maltrataba y que maltrataban a nuestros hijos. Y ellos vieron las dos crisis que sufrió mi hija durante esos dos días, durante esas dos entrevistas. Eso lo vio el Equipo de Familia, de ahí de Jaén, de psicólogos, porque ellos lloraban. Esas mujeres lloraban de ver la desesperación que tenía mi hija y de ver la desesperación que tenía mi hijo y la desesperación que teníamos nosotros, porque eso ha sido terrorífico, la han machacado para el resto de su vida ¡Nos han destruido para el resto de nuestra vida! Es una pesadilla de la que nunca vamos a salir. Nunca. Nunca.

 

El día que mi hija fue a declarar... al Juzgado de, de Villacarrillo... la llevaron como una delincuente. La sacan de la cárcel, de la cárcel de la Carolina y la traen al Juzgado de Villacarrillo a declarar. Cuando mi hija entró y nos vio... se tiró como una loca a nosotros, llorando. La Juez, muy inteligente, estaba escondida, bueno escondida, apartada. Esa Juez y la Juez... estaban la Juez del número uno y la Jueza del número dos, y otra tercera Juez que estaba en prácticas... estaban las tres. Y estaba mi abogado y estaba la Directora del colegio de la Carolina. Y cuando estas, estas mujeres vieron como mi hija se tira a nosotros, como nos abraza, como no se suelta de nuestro cuello llorando y llorando... estas mujeres vieron que realmente no... es la típica niña que está sufriendo paliza tras paliza de sus padres. Vieron que había amor, vieron que había cariño. Vieron que había... complicidad entre un padre, una madre y una hija, lo que debe de haber en una familia normal...los vínculos que tienen que haber en una familia. Vieron que había amor y cariño y dulzura hacia nuestra hija y vieron como la queremos y como la mimamos. Y vieron como mi hija se fue destrozada, llorando desesperada otra vez a esa cárcel y tuvimos que quedarnos allí. Y esa misma, y esa mañana, cuando llegamos, cuando llegó la Directora... cuando ya... la, la  señora Directora pidió, dijo a la Juez que tenía que entrar ella a decla... a, a, a la declaración de la niña, que tenía que estar ella presente porque era su... porque era la que la estaba custodiando. Y la Juez le dijo que no, que si alguien tenía que estar serían los padres, pero que ella no.

 

Cuando la niña entró a declarar con la... se fue con la, con su señoría, le dije Ramona parece que viene la niña un poco enfadada, qué ha pasado, ah, no sé, le he dicho que se levante, que se vista inmediatamente, que veníamos a Villacarrillo al Juzgado a declarar. Entonces yo le dije, mira que... creo que no... es la, la, la actitud más acertada la que has tenido con la niña, decirle eso. La niña no entiende de Juzgado, no entiende de Juez, no entiende de declaración, cómo se te ocurre decirle eso, a la niña. ¡Bueno, bueno, Laura!, me dijo, ¡aquí ya sobran las palabras!, refrotándose las manos como diciendo aquí hoy se termina todo, ¡hoy ya la niña es para nosotros para siempre! Una vez que la niña termina su declaración, la Juez nos dejó estar otro ratito con ella. Y luego... la, la Juez le dijo a la niña. Laura entra, que lo que nos has dicho nosotros lo hemos escrito y ahora como tu sabes firmar... puedes firmar lo que... lo que nosotros hemos escrito. Entonces la Secretaria de... la Juez me dijo que pasara con la niña.

 

A todo esto se me adelantó la Directora... entró delante de mí y le dijo a la niña, intentó coaccionarla, diciéndole a la niña, Laura, no firmes nada, como tu ya sabes leer, lee primero lo que pone en este papel, no vaya a ser que, que hayas dicho cosas que no quieres decir, primero lees, y una vez que hayas leído entonces firma, y si no estás conforme con lo que pone aquí, o tu querías decir otra cosa en vez de esto... lo dices, pero no firmes nada, primero lo lees o te lo leo yo. Entonces yo le dije que... por favor que se quitara de allí, que la niña iba a firmar, porque yo estaba segura de que la niña había contado la verdad y que una vez que la niña firmara, entonces yo, que soy su madre, iba a leer la declaración de mi hija, pero una vez que la niña ya la hubiese... firmado. Y, así lo hicimos. La niña firmó, y una vez que firmó y cuando ya la niña se la llevaron, pues entonces leímos lo que la niña había contado, y efectivamente la niña contó, pues lo que había contado, lo que había pasado, lo que contaron... los testigos y lo que habíamos contado... su padre y yo siempre.

 

Y... una de... las veces que... fuimos a Asuntos Sociales también nos acompañó nuestro cuñado José y, y, y un hermano mío, Valeriano. Ellos entraron a hablar con, con la abogada de Asuntos Sociales y le dijeron que... que bueno, que qué es lo que hacía falta para que la niña pasara a, a un familiar, o para que la niña viniera directamente con, con  nosotros, con los padres. Que sí... que estábamos dispuestos a, a, a... que estábamos dispuestos a todo. Que si había que quitar la denuncia que nosotros le habíamos puesto a la Junta de Andalucía se quitaba. Que si había que dejar de hablar con la prensa, se dejaba de hablar con la prensa. Que estábamos dispuestos a todo. Y esta abogada, al parecer, se reía y se ponía las manos en la cabeza diciendo que... que si es que no nos habíamos enterado todavía de que la niña ya no era nuestra, de que la niña era ya de la Junta de Andalucía.

 

De... el primer día que vino el abogado con nosotros, que nos acompañó a Asuntos Sociales... el.... abogado llevó... las... alegaciones donde pedía las... las... las pruebas que, que quería que... que se llevasen a cabo por parte de Asuntos Sociales. Y bueno, en ningún momento se le hizo caso a, a... estas alegaciones, en ningún momento se practicó ninguna de las pruebas que el abogado pedía, bueno, ni el abogado ni nadie. Nunca se... se practicó ninguna prueba ni se llevó a cabo ninguna investigación por parte de Asuntos Sociales. También... pedimos varias veces que... bueno, que nos recibiera la, la  Delegada... Simona Villar, y bueno, nunca... nunca nos, nos recibió, diciendo su secretaria que tenía la, la agenda... muy... muy apretada en los meses de Julio y Agosto y que no... no podía recibirnos, pero sí... sí vino aquí al pueblo de al lado a Siles a la inauguración de una exposición de, de cuadros ¿Para eso tuvo tiempo?. Yo creo que, que la pintura puede esperar, pero la... la  infancia de una niña no puede esperar. Hay que... hay que intentar salvarla, no destruirla... como esta... como esta persona...  ha hecho con, con la infancia de mi hija, que se la ha segado, no solamente a mi hija, sino a mi hijo. Porque aunque mi hijo estaba con nosotros ha vivido todo, absolutamente todo. Ha tenido también mi hijo crisis. Ha tenido pérdidas de conocimiento. Eso puedo demostrarlo porque mi hijo... en una ocasión le bajamos al, al  centro de Orcera porque... tuvo... tuvo un desmayo y los médicos nos dijeron que esto era provocado por, por la situación... por la que estaba pasando el niño que no entendía... que no entendía absolutamente nada y era... a, a  raíz de eso.

 

Sabemos también por, por varios periodistas que... que la Junta de Andalucía... los ha intentado presionar muchísimo para que no sacaran... ni una nota más a la prensa sobre el caso de, de mi hija... a lo cual... varios periódicos han hecho oídos sordos y... entre ellos el ABC, que siempre ha estado ahí, apoyándonos... sobre todo... intentando... sacar a una niña de ese sitio, porque yo lo que pedía a la gente... porque tenemos más de dos mil firmas, y a la gente que me conocía y a los escritos que la gente ha enviado al Juez, nunca pedí en ningún momento que dijeran que su padre y que su madre eran inocentes. No, eso ya se demostraría. Siempre pedí a que me ayudaran a sacar a la niña de ahí, que la niña no tenía que estar ahí. Que si alguien teníamos que estar entre rejas... éramos su padre y su madre, pero la niña no, nunca, porque estaba siendo víctima y culpable a la vez.

 

A mediados de... de  Agosto en Asuntos Sociales nos dicen que tenemos que hacer... tanto mi marido como yo un plan de reinserción social. Nos negamos, puesto que... como nosotros no somos maltratadores no tenemos porque hacer un plan de reinserción social. Llegamos al centro de, de la Carolina, una tarde, ya estaba allí una psicóloga de Asuntos Sociales y la Trabajadora Social. Quieren a toda costa que, que firmemos el plan de reinserción. Nosotros nos negamos, en todo momento, nosotros decimos que no firmamos absolutamente nada mientras... mis abogados, no, no vean esos papeles. Intentan una y mil veces... convencernos para que firmemos, que eso no tiene nada que ver con los abogados. Nos vuelven a decir que los abogados solamente para, para el juicio y para el Juzgado, pero que en Asuntos Sociales los abogados no pintan absolutamente nada. Yo les digo que me dejen... un... una fotocopia... de esos papeles que quieren que firmemos, de ese plan de reinserción, para que los vean mis abogados, y que si mis abogados están de acuerdo, pues bien que lo firmamos, pero que si no están de acuerdo que no los vamos a firmar. La Trabajadora de Asuntos Sociales nos engaña, nos miente y nos dice que al día siguiente va a ir a la Juez y le va a decir que nos hemos negado a, a firmar el plan de reinserción, puesto que ese plan lo ha ordenado la Juez. Entonces yo le dije que si ella iba al día siguiente a hablar con la Juez, yo también me presentaría en el Juzgado y hablaría con ella y que le iba a contar que yo no me había negado, pero que ellas... se habían negado  a que mis abogados vieran esos papeles. No se presentó, lógicamente.

 

Entonces... a los... cuantos días yo voy a hablar con la Juez porque la niña de las dos o cuatro veces que hemos ido a verla cada día está peor... anímicamente está muy mal, psicológicamente está muy mal, la niña no es la que era, nosotros cuando estába... cuando entrábamos allí nunca podíamos estar con la niña a solas, siempre teníamos un cuidador o dos cuidadoras, nunca nos dejaban hablar con ella, ni estar con ella... yo ya estaba muy alarmada por la situación de la niña... y, bueno... pido hablar con la Juez para, para  contarle esto, para que, bueno, tiene que haber alguna solución. La niña tiene que salir de allí o, o... el día que saquemos a la niña de allí va a ser un cadáver ya, psicológicamente. Entonces... la Juez me dice que ella no puede hacer absolutamente nada todavía, que eso depende de Asuntos Sociales. Le cuento lo que me ha pasado con el plan de reinserción familiar. La Juez no había ordenado nada, pero la Juez me... me sugiere que... que lo haga porque el expediente nuestro hasta ahora es muy limpio y que no quiere tener, pues digamos, ningún tachón, ninguna cosa en contra, que colaboremos con Asuntos Sociales.

 

El primer día que fui a Asuntos Sociales, nosotros les, les, les dijimos que estábamos abiertos en todo, que queríamos colaborar con ellos al máximo en todo, en todo momento... que preguntaran, que hablaran, que estábamos dispuestos a colaborar con ellos al máximo por el bien de nuestra hija.  El día que firmé el plan de, de reinserción social, este plan, estaba nuestro abogado con nosotros, que tampoco querían que entrara, pero entró, pero sí hicimos constar, mi abogado hizo constar que no estábamos de acuerdo con este plan  puesto que  no somos maltratadores, pero que lo hacemos por el bien de mi hija, por sacar a mi hija cuanto antes de ahí. Pero resulta que ellos no tenían interés en sacar a mi hija de ahí, porque a mí llegaron a decirme que ya mismo empezaba el curso y que seguramente teníamos que... suprimir las visitas porque la niña no podía... no podía perder el, el curso, ninguna tarde del, del colegio, ni ninguna mañana.  Me sorprendió mucho y le dije, ah, ¿es que la niña va a estar todavía aquí cuando empiece el curso? Y me dijeron que sí.

 

Yo...le... mi abogado llevó una fotocopia del D.N.I. de mis hermanos para que también pudieran visitar a la niña. Resulta que... no sé cómo... al parecer aquello se perdió, o la... Trabajadora Social se fue de vacaciones y hasta que no viniera la Trabajadora Social de vacaciones no podían darme régimen de visitas para mi familia. Llamé por teléfono, le dije que qué pasaba, que estuviera hablando con la psicóloga del centro y me dijo la psicóloga que, bueno, que es que eso lo había llevado mi abogado, dándome a entender que probablemente... mi familia tendría que buscarse otro abogado para... que les diesen un régimen de visitas, en fin, cosas rarísimas. Mi cuñado José Antonio que también tenía un pase de visitas, resulta que... dicen que no puede ver a la niña porque la Trabajadora Social se ha ido de vacaciones y que hasta que no vuelva la Trabajadora Social, él, no puede volver a ver a la niña. Mi cuñado le dice que... que lo siente muchísimo pero que él,  el lunes, va a ir a ver a la niña y que si no le dejan entrar se va a ir directamente a la prensa. Le dicen que eso no puede ser, que la Trabajadora está de vacaciones, que llame al centro de la Carolina y que hable con la Directora. Llama al centro y le dicen que, que no puede ir a ver a la niña porque la Directora también está de vacaciones. Vuelve a decir lo mismo y dice que él el lunes va a ir a ver a la niña... y que si no lo dejan entrar va a llamar a la prensa. A la media hora...  llama la Directora del centro, debe ser que en media hora ya volvió de las vacaciones, y le dice que, bueno, que el lunes ya podía ir a, a ver a la niña. Yo vuelvo a llamar otra vez, porque no me daban, no me sellaban el pase de visitas para mi familia, para mis hermanos y entonces me dan... un pase de visitas para mi familia para el domingo. El domingo ya la niña salió del... salió del centro... gracias a Dios.

 

Todo ha sido... mentira tras mentira. Simona Villar ha dicho en la prensa que si la niña ha estado ingresada más tiempo ha sido por culpa de los padres, ha sido porque los padres se han negado a colaborar. Eso es mentira. Hemos estado dispuestos a colaborar siempre. Siempre desde el primer momento. Y, bueno... hicimos el, el... este tipo de test, que es el plan de reinserción familiar, lo hicimos. De todas formas la, la psicóloga del centro nos decía que, que bueno, que la niña... que  pasaría a estar...bueno que siempre se miraría el bienestar de la niña y aunque la Juez dictaminara que la niña volviera a casa, pues al parecer por encima de la juez estaba Asuntos Sociales, porque ellos pensaban que la niña donde estaba mejor era en un centro de acogida. ¿Alguien puede entender esto?. Nosotros no. Una niña que no es maltratada, que en su casa tiene cariño, mimo, amor, ternura, que lo tiene todo, dentro de nuestras posibilidades, ¿está mejor en un centro de acogida? Porque la niña ha vuelto destrozada. Mi hija está destrozada. Mi hija no quiere hablar no quiere oír hablar del centro. Mi  hija no soportaba a las cuidadoras. Mi hija ha tenido que ver como niñas mayores del centro, de 13-14 años,  salían a la calle, se sentaban en la calle, con sus novietes que venían de la calle, gitanillas de 16, 17 años. Mi hija ha oído, como yo, el vocabulario tan vulgar de estas niñas, de estas gitanillas. Mi hija ha vuelto con un vocabulario que no tenía. Mi hija está ausente. Mi hija no es la que era. Mi hija tiene pesadillas. Nosotros estamos destrozados psicológicamente. Necesitamos ayuda... ya la estamos pidiendo. Yo... vamos concretamente el viernes ya nos ponemos en manos de, de un psicólogo. Esperamos también ponernos en manos de un... de un  psiquiatra. Mi hijo también está muy mal. En casa tenemos una situación que es un caos, porque además se están aprovechando de la situación. No sabemos como hablarles ya, como tratarlos...

 

He dicho que psicológicamente estamos todos destrozados. A mi hija ya le han segado su infancia, a los dos. Se la ha segado Simona Villar y... este Consejero... el señor Saldaña... porque a toda costa y por encima de todo querían quedarse a la niña. Creemos que también porque se han visto ya en la prensa vapuleados una y mil veces y esto les duele mucho. Pero quiero que... bueno, que, que este caso sirva de precedente para tantos padres que le han hecho y le siguen haciendo lo  que a nosotros.

 

No entendemos ni como nos han dejado ver a  la niña, ni como nos la han devuelto, debe ser que... yo creo en la justicia divina... más que en la otra justicia, más que en la terrenal. Pero por suerte hasta la terrenal en este, en este caso la hemos tenido de nuestra parte. Simona Villar... bueno, dice que... bueno, dice que nos ha devuelto a la niña porque realmente no... no  han encontrado... ninguna secuela de maltrato. Que... que bueno... preguntan en la rueda de prensa... por la niña, las declaraciones que hace la niña, cuando va al Juzgado, donde la niña dice como se ha caído, que quiere volver a su casa, que pide a la Juez llorando que quiere volver a su casa, que ella donde está a gusto y donde está bien es en su casa con su hermano, con su perro, con su gato, con sus amigos... Y la niña dice efectivamente como se ha caído. Lo que le pasó ese día que sus padres no estaban aquí en Segura de la Sierra. Y Simona Villar dice, que bueno, que no le extraña para nada las declaraciones de la niña puesto que en todo momento la niña allí les había dicho que se había caído. Entonces, ¿qué hace este personaje con mi hija ahí? ¿la sigue maltratado ella, institu... institucionalmente? ¿la siguen maltratando?. No lo entiendo. Pero para... salvarse... esta señora no, no sabe qué decir y dice públicamente que, que nos van a hacer un seguimiento porque somos una familia de riesgo. Señores, riesgo es el que corremos los padres y las madres de Jaén, y los niños de Jaén... cayendo en manos de esta... de esta gentuza porque, porque no se le puede llamar de, de otro nombre.

 

Otra cosa que no puedo entender es que... un médico, en dos minutos, me refiero al médico de Úbeda... ya dé por hecho que ahí hay un maltrato ¿Por qué no me pregunta?. Porque de, de Úbeda a Segura de la Sierra no hay tanto trayecto, casi todos nos conocemos. Nosotros tenemos ahí nuestros pediatras, mi ginecólogo, mi traumatólogo, mi marido también tiene su traumatólogo, tenemos buenos amigos ATS, médicos.

 

Se podría haber hecho una investigación, no se hizo nada. Y no entiendo como este médico de Úbeda no se pone en contacto con la pediatra del niño, de la niña, de aquí de Orcera, ni con el radiólogo de Orcera, ni con mi médico de cabecera. Pero mucho menos puedo entender... que este energúmeno, porque no le puedo llamar de otra forma, no se ponga en contacto con los médicos de Córdoba. ¿Por qué entre ellos no hablan? ¿Por qué no  cambian opiniones?. No lo puedo entender. Por qué los médicos de Córdoba no dicen desde el primer momento que no hay absolutamente nada, que la niña les ha dicho como se cayó, una y mil veces, que la niña no tenía lesiones graves, que el parte de lesiones lo tengo yo, y pone leve, que la niña en ningún momento ha tenido tratamiento porque no tenía absolutamente nada. ¿Por qué estos médicos no dicen a Asuntos Sociales, al médico de Úbeda, a quien corresponda... que ha sido un error, que el TAC ha salido mal, porque la niña se ha movido, o porque bueno... e... e... se TAC por lo que sea no ha salido bien?. Ahí había un problema... porque el maxilofacial para descartar...fracturas, una vez que ya había visto que ese TAC... que la niña o se había movido o que ahí hay una interposición de, de , de... radiografías... para, para, para curarse en salud le hizo a la niña una radiografía... en Córdoba. Y vino y me dijo, efectivamente, más claro el agua. La niña se ha movido o aquí ha pasado algo raro, este TAC no ha salido bien, porque aquí en estas radiografías no se ve absolutamente nada. Todo sale limpio. Porque las radiografías que también le hizo el radiólogo de Orcera salían limpias.

 

Y por qué este médico de, de Úbeda, la segunda vez que va a declarar dice que no está de acuerdo con el forense, y que no solamente el moratón que le había visto en la cara, y la roseta que la niña se había hecho en el hombro, que supuestamente él, eso son quemaduras. ¿A una niña de nueve años, señores, se la puede quemar con un cigarro?. ¿Se puede un padre ensañar con una niña para hacerla una roseta como un melocotón, más o menos, que es lo que la niña se hizo, quemándola con cigarros?. La niña grita. La niña sale a la calle y lo dice... al maestro, al cura, que la niña es monaguillo, al catequista... a sus tíos, a sus primos, a sus amigos, eso se dice, porque a mí mi padre con nueve años me, me hace eso. Señores, y yo salgo a la calle diciéndolo, y yo no quiero volver a mi casa más, porque estoy aterrada. Quiero estar en cualquier sitio menos con mi padre. Y digo porque no quiero volver con mi padre. Y mi hija es lista, mi hija es inteligente. Lo habría dicho. Y ¿por qué este médico de Úbeda cuando llega a declarar a la Juez, por segunda vez, efectivamente, dice eso?. Que no está de acuerdo con el forense, que aparte de las quemaduras de cigarros, afirma... afirma que hay otras fracturas. Que hay fracturas en los ojos, en los arcos de los ojos, y que hay fracturas de nariz.

 

Y esto por qué lo hace este hombre, ¿por qué yo ya lo había denunciado?. Porque no tiene otro sentido. Si la primera vez no habla con los médicos de Córdoba, por qué la segunda vez que viene a declarar no habla con los médicos de Córdoba. ¿Por qué la segunda vez que declaran los médicos de Córdoba, dicen que efectivamente en todo momento la niña les dijo como se había caído, como se había producido la caída?. ¿Es que eso no se puede hacer en, en, en esos tres días que la niña se queda sola... en el hospital?.

 

Señores, aquí culpables son todos. Culpable es Simona Villar, culpable es Saldaña, culpable es el médico de Córdoba, y culpable es el médico de... Úbeda. Culpables son todos. Y en el siglo... y en, y en el año dos mil dos creo que no debemos de dar lugar que a una niña se la maltrate así, como esta gente la ha maltratado para el resto de su vida. ¿Y ahora me han devuelto a la niña? ¿Y ahora qué?. Psicológicamente estamos destrozados, pero económicamente también nos hemos quedado destrozados. Han sido dos meses de abogados, de dietas para abogados, de gasolina, de andar siete y ocho horas en el coche todos los días ¿y ahora qué?. ¿Quién nos ayuda a nosotros? ¿Quién nos ampara a nosotros?  Porque cuando yo voy por la calle todo el mundo dice, mira, la madre de... ya, ya, ya existe la duda ¿Qué hago yo ahora, señores, cuando mi hija se caiga?. Yo no quiero llevarla al médico... porque ya existe la duda. ¿Qué pasa ahora?.

 

He de hacer una aclaración. A mi hija la vi... una hora, me parece que el día 16 de Julio por mediación de un diputado que conoce a Simona Villar. Pero el día 2 de Agosto yo todavía no tenía pase de visita. La... psicóloga del centro, de la Carolina, una tal Puri, llegó a decirme... que tenía que ir bien vestida, cosa que me... llamó mucho la atención. A lo mejor esta mujer no sabe lo que es, lo que es ir bien vestida, puesto que mi hijos, mi marido y yo vestimos bastante bien. Debe ser que no entiende. Que tenía que ir muy arreglada, que se me veía con muchísima ansiedad y que, toda la culpa, al parecer, recaía sobre mí. A mi marido cuando llegó a la comisaría, le dijeron que quedaba detenido por... quemar a la niña con cigarrillos y... por pegarle con un cinturón.

 

La Directora del centro, Ramona, llegó a decirle a una prima mía que... la niña... no quería volver a vernos más porque... un día le había comentado: Laurita ¿tu quieres ir a Segura? ¿tu quieres ir con tu padre y con tu madre y con tu hermano Paco... tus amigos, tu perro, tu gatito? ¿tu quieres ir? Y la niña no quiere volver a Segura, porque la niña se puso a llorar como una loca. Señores, yo aquí... esta mujer... cambia todo el chip, porque lo que yo entiendo aquí es que la niña se puso a llorar cuando esta mujer le recordó su padre, su madre, su casa, sus amigos, su ambiente, en definitiva. Por eso lloraba la niña, porque estaba deseando de volver a casa.  La niña comenta que el primer día que llegó allí... le dijeron unas niñas la última niña que llegó aquí ya se ha ido con otros padres y tu también tendrás que irte con otros padres. ¿Cómo se queda mi hija?.  Aterrada.

 

 

Cuando hemos entrado a Asuntos Sociales, las veces que hemos ido... nos miraban por... como bichos raros. Es un departamento grande, pues a lo mejor con treinta o cuarenta personas trabajando. Y cuando nos quedábamos en la entrada y ya el guardia jurado nos pasaba al despacho de la abogada, o de la trabajadora social, todos se miraban, todas se daban codazos, como diciendo mira, ya están estos otra vez aquí, todas dejaban de trabajar. Cuando subíamos a la planta de Simona Villar para pedir a su secretaria una entrevista con ella, pasaba igual, todos nos miraban, todas se cuchicheaban y yo un día me volví y les dije y les dije que qué miraban, si es que nunca habían visto a unos padres desesperados que estaban luchando por la libertad de su hija. La abogada de Asuntos Sociales nos dijo que, y también la trabajadora social, que qué clase de abogados teníamos, que... no sabían asesorarnos, que nos estaban asesorando muy mal, que... era increíble que todavía nuestros abogados... no habían prestado, no habían llevado allí a Asuntos Sociales las alegaciones, cuando eso se hizo el primer día cuando nos acompañó nuestro abogado, el primer abogado, Tomás Rodero...

 

 Los policías en Córdoba también me mintieron. Yo rogaba una y mil veces que me dejaran llamar por teléfono, que me dejaran hablar con mi marido, que me dejaran llamar a mis hermanos. Que me dejaran hablar con mi marido para decirle que cuando llegase a Córdoba, que se llevase mi agenda, que me había dejado la agenda en casa, y no me acordaba de memoria, en ese momento no me acordaba del número del teléfono de mi abogado. Insistí en eso una y mil veces. Al final, el policía, me dijo, mira cállate ya... porque yo ya he llamado a tu marido y le he dicho que se traiga tu agenda. Por la tarde, cuando nos pusieron en libertad, le dije a mi marido ¿dónde está mi agenda? Y me dijo, de qué hablas. Digo, sí... este policía me ha dicho que te ha llamado... y que te ha dicho que traigas mi agenda... que la necesito, y él me dijo que no sabía nada, que nadie le había dicho absolutamente nada. Entonces el policía... se me quedó mirando y enseguida agachó la vista y se fue. Otra chica, otra policía que había, también me trató muy mal... al principio... cuando yo le dije que qué iban a hacer con mi hija, que con qué derecho iban a  mover a mi hija del hospital. Se levantó gritándome y me dijo ¡o te callas o te vamos a esposar! ¡No te permito que vuelvas a hablar!.

 

Me dijeron que si no tenía abogado que ellos podían ponerme uno. Yo les dije que me dejaran llamarlo y no me dejaron. Pero entonces yo les dije, bueno, pues si no me dejáis, cuánto tiempo va a tardar en venir un abogado de oficio. ¡Ya!. Y yo dije ¿pero cuándo? ¿cuándo es ya?. ¡He dicho que es ya, y es ya!. Digo, bueno, pues si es ya, que venga ya. Mentira. El abogado de oficio... apareció a las siete de la tarde o siete y media.

 

 Mi hija también me comento cuando en alguna ocasión ha visto que un monitor zarandeaba muy fuerte a un niño y a una niña. Le he preguntado si a ella alguna vez le han pegado o le han hecho algo, y me ha dicho que no, que a ella en ningún momento. Otra de las tardes que llegué... al mes... al mes y algo, cuando tuve ya la primera visita oficial... le había mandado a mi hija el segundo día... que estuvo ingresada, le mandé con un familiar mío ropa. A este familiar tampoco le dejaron ver a mi niña. Entre la ropa le había mandado unas zapatillas para, para la piscina. Unas zapatillas de... de plástico. Al mes y pico cuando llegué me quedé mirando asombrada las zapatillas que llevaba mi hija, todas sucias. Y dije... me extrañé, Laura ¿y estas zapatillas tan sucias?. Hija mía, por qué no te las quitas... para que te las laven. Una tal Antonia, que era la tutora de mi hija, se me quedó mirando, con un mal gesto me dijo: es que aquí seguramente que esas zapatillas no las pueden lavar. Se supone que mi hija está ahí y tiene que estar atendida, de todo y por todo. Otra vez llegué y tuve que decir delante de la psicóloga, por Dios, qué tenis tienes hija mía, tan sucios, cómo es posible... que te dejen estar aquí con esos tenis tan sucios. Ya, se disculpó y me dijo que, bueno, pues que ya enseguida se los pondrían a, a lavar.

 

En fin, son detalles, son... pequeñeces, pero se supone... que tienen que estar... cuidados de todo y por todo. La niña me contó que por las noches no dormía, que se pasaba toda la noche llorando. Que se ha pasado los dos meses llorando sobre todo el primer, el mes primero lloraba mucho y yo le dije que, bueno, que, qué le decían a ella cuando entró allí. Y solamente le dijeron ven aquí, esta es tu habitación. No le dijeron nada más. Y ella lloraba y lloraba desesperada. Y cuando lloraba y la veían llorar, ella dice que le decían mira la tonta, otra vez está llorando.

 

Yo, con este testimonio... quiero... que... muchos casos... salgan a la luz, como el mío. Que se vuelvan a, a reabrir expedientes de niños que ha quitado injustamente la Junta de Andalucía. Que el Defensor del Pueblo también haga hincapié en esto y que, entre todos, podamos ayudar a que esos niños vuelvan a sus casas. Yo creo que... los niños... donde menos tienen que estar supuestamen... bueno, siempre hay excepciones y excepciones, que desde luego es, es lógico y normal que esos niños salgan, salgan de su ambiente familiar, pero donde menos debieran de estar es un centro de estos, porque... quedan marcados para el resto de su vida y antes de dar un paso así hay que investigar. Hay que, que moverse rápidamente, para que este niño sufra lo menos posible, porque yo he visto en el centro de la Carolina a niños que estaban desesperados, a niños que estaban como locos, que estaban todo el día dando vueltas con la cabeza gacha, en el patio, descalzos, que no sabían don... donde ir, que no sabían con quien hablar, que se les nota en la cara, y que yo... era tanto el dolor que me producía el mirarlos, que apenas me atrevía a mirarlos a la cara y hablar con ellos y preguntarles qué te pasa y por qué estás aquí.

 

Los niños creo que deberían de pasar a un familiar, a un amigo... antes  de, de marcarlos para, para  el resto de su vida. Porque ¿qué hace un niño con doce, trece o catorce años en un centro? No hay familia que los quieran adoptar. Las familias que los adoptan casi siempre los devuelven. A los cuantos meses se lo vuelven a dar a otra familia, y lo devuelven, y al final ¿dónde terminan esos niños?. Esta ley es una ley loca, porque... estamos creando delincuentes... porque estos niños terminan en las cárceles y todos sabemos que es así. Yo creo que esta ley... deberían de sentarse los que la hacen y pensársela una y mil veces antes de volver a actuar así. Hay mil soluciones ¿Por qué un niño que no está escolarizado se lo quitan a su madre? ¿Por qué no le avisan una y mil veces a su madre? ¿Por qué no le hacen un seguimiento? Que para eso están realmente los agentes sociales. Tienen que moverse. Tienen que salir. Tienen  que ver que efectivamente ese niño va al colegio todos los días, y si esa madre o ese padre no es apto, yo creo que siempre habrá un abuelo, un tío, un amigo... pero no un centro, porque cuando llegan a ese centro la mayoría de las veces llegan al vacío, al vacío para el resto de sus vidas. Y eso no es justo, señores, estamos hablando de niños, estamos hablando de infancia. Y lo mejor que tenemos... o que hemos tenido es nuestra infancia... y si eso ya nos lo cortan, señores. ¿Qué pasa?.

 

 

Porque a mí, la psicóloga del centro de la Carolina llegó a decirme que no estaba mal que Laura pasara por este trance, así ya se hacía, ya se haría dura para cuando fuese mayor, porque cuando somos mayores, pues tenemos... la vida nos da muchos palos y es mejor ir curándose, ir madurando poco a poco. Y yo digo ¿Es necesario que esta niña se lleve este palo a los nueve años?. ¿Qué clase de psicóloga es esa?. Nosotros... la psicóloga nos dijo ... que cuando empezara el curso, llamarían al colegio, para que les mandara... el colegio les mandara información de mi hija. Entonces yo aterrada no pude esperar. Cogí las notas de mi hija. Cogí los cuadernos de mi hija de este último año... y se los llevé a la Juez. Bueno, yo personalmente no, mi abogado. Llevé sus dibujos. Llevé sus trabajos, y he de decir... y siempre he estado orgullosa de mi hija y lo sigo estando porque cada trimestre que he bajado a recoger las notas de mi hija, en la última hoja, siempre su tutor me ha puesto una notita dándome  la enhorabuena por lo bien que trabaja mi hija, por como le encanta la enseñanza, por como le gusta superarse día a día.

 

Tuve que coger y mandar un álbum familiar para que vea la Juez que somos una familia normal. Hay fotos en la bañera. Hay fotos de cumpleaños. Hay fotos de carnavales. Porque también tengo que decir que mis hijos desde que tienen tres años están ganando el primer premio de carnaval de Segura de la Sierra. Y eso...eh,  gracias al esfuerzo de su madre, que cuando terminaba de trabajar, nosotros tenemos, teníamos un restaurante, ahora estamos en reforma... me ponía a trabajar, me ponía a coser a partir de las doce de la noche hasta las cuatro de la mañana, para mis hijos, porque sé que les hacía ilusión y a mí también, porque yo disfrutaba haciéndoles ese traje con cariño, con amor, con afecto. Y eso creo que no es de una madre maltratadora. Mis hijos tienen todo lo que nosotros desde nuestras posibilidades. Vamos, mis hijos van por encima de nuestras posibilidades. No les falta ropa buena. Tienen ordenador. Tienen equipo de música. Tienen máquina de escribir. Tienen... esas Game Boys  horrorosas donde juegan a los marcianitos. Mi hijo con ocho años ya hizo su primer curso de mecanografía. Mi hija quiere, quiere hacerlo ya... las apuntamos a toda clase de actividades aunque en el pueblo... hay pocas y menos, pero intentamos... que asistan a todas.

 

Si yo llego un verano y no puedo, y no he podido bajarlos a los caballitos de, de las ferias de los alrededores, cuando ha llegado Septiembre, cuando ha llegado la feria de San Lucas, he cogido y me he ido con ellos y he estado desde por la mañana hasta por la noche montándome con ellos en todas las atracciones. Intento llevarlos a los circos. Intento llevarlos a la playa. Intento que sean sociables. Son monaguillos, ya lo he dicho. Están aprendiendo a bailar la, la jota serrana, que es el baile autóctono de aquí de la Sierra. En fin... nos volcamos al máximo con nuestros hijos. Vivimos por y para nuestros hijos. Y lo mejor de mi vida, y de la vida de mi marido son nuestros hijos y por eso luchamos.

 

Y... si... si, si, si yo, vuelvo decir, puedo... ser un puntito de apoyo para que se puedan abrir las puertas de estas casas de acogida, para que se pueda saber que está pasando dentro ¿por qué están esos niños ahí? ¿dónde van esos niños? ¿a quién le dan esos niños?. Porque, señores, yo también tengo que decir que ahora entiendo más, mucho más, a las madres de la Plaza de Mayo. Me quitaron a mi hija y si me descuido no vuelvo a verla más en la vida. ¿Por qué, señores? ¿Dónde estamos llegando? ¿Por qué hacen, por qué hacen estas cosas con los niños?. Hay una y mil formas de... hacer por los niños, por su bien, por su formación, por su felicidad, pero puedo asegurar que las casas de acogida casi nunca es la mejor forma.

 

 

Lo que mi hija... ha pasado en ese centro... ha tenido que ser terrorífico, porque recuerdo el primer día que llegué a Asuntos Sociales y la abogada del centro de Asuntos Sociales junto con otra compañera me dijeron que ellas... se habían enterado, yo pienso que más que enterado, habían ido a la casa de acogida, habían visto a mi hija, y... para que estas personas tan frías, tan calculadoras, tan inquisidoras... me dijeran a mí que se llevaron una pechada de llorar impresionante cuando vieron a mi hija, ¿cómo estaría mi hija?. Estaría desesperada. Estaría des... destrozada. ¿Qué estaría pasando? ¿Qué pasaría mi hija... esos días, en esa casa de... de acogida?.  Esto es terrorífico. El señor Saldaña y la señora Villar, yo creo que no saben lo que han hecho, que han hecho una cosa muy, muy grave.

 

Esto es un delito... señor... José Luis... perdone un poco este... este... este desorden que llevo en... en la, en esta cinta. Me cuesta, me cuesta mucho trabajo, me encuentro bastante mal. Me cuesta, me duele mucho tener que recordar, pero... también me... me llamó mucho la atención el primer día que... que este familiar acompañó a mi hija a la Carolina y nada más llegar le dice la Directora del centro que a la niña se la van a llevar a Almería. ¡Ya tenían todo programado para la niña!.  La niña... la... el desamparo ya lo, lo hacen el día cuatro de Julio y el día que llega a la Carolina ya le dicen que esa niña, que la niña sale a un campamento para Almería. A mí nunca me lo dicen. Cuando mi... tía...  tiene con ellas la primera visita, porque dice que quiere hacerse cargo de la niña, que a la niña tienen que sacarla de allí cuanto antes, le vuelven a decir lo mismo, que a la niña se la llevan a Almería. Pero ¿por qué tiene que salir la niña a Almería?. No lo puedo entender.

 

La niña no fue a Almería... gracias a un diputado de Izquierda Unida de Granada y a otro diputado también de Izquierda Unida... por aquí, de aquí de Jaén, de la provincia, que estuvieron hablando con... con el Pérez Saldaña... que al final, bueno, pues parece ser que lo convencieron para que la niña no saliera a Almería. Yo me he enterado que allí es, es donde está realmente el internado. Y creo que una vez que entran, que los niños entran allí es muy difícil... sacarlos de... de ese sitio.

 

Otra cosa que esto me llama mucho la atención es que... dicen que la niña tiene, que la niña está muy mal y  que no se puede evaluar, que hay que darle tiempo... para que se acostumbre a ese sitio, para que se acostumbre a estar sin sus padres, para que se acostumbre a otro tipo de vida. Que la niña es... que nos es bueno que nos vean... a los padres, que la niña tiene que estar aislada. ¡Esto es tremendo!. Esto es terrorífico. ¿Cómo se puede hacer... a una niña de nueve años una salvajada tan... tan grande? ¿Cómo se la puede... como se la puede hundir... así?. No lo puedo, no lo puedo entender. No lo puedo entender.

 

Otra cosa que me llamó la atención es que cuando... mi marido llega a, a declarar, le dicen que... los policías afirman que... que la hemos quemado con, con cigarrillos, y que... que le hemos hecho moratones con un cinturón. Mi marido dice mire, entre otras cosas, yo no fumo. El policía debe ser que... bueno, yo más que nada diría que es un... un detective de, de dibujos animados porque no se le puede llamar de otra forma. Ella hace su juicio y dice, que bueno, que aunque él no fume, que... que yo sí fumo porque he pedido un cigarro a los policías y me han observado mientras me fumaba el cigarro y no he tosido, con lo cual se deduce que yo fumo. ¿Y por eso tengo que quemar a mi hija? ¿Todas... los padres y las madres que, que fumamos tenemos que quemar a nuestras hijas?.  Se podía quemar de mil formas diferentes pero no precisamente tenemos que fumar. Vamos son... son disparates.

 

Eh...vamos a ver, también he dicho antes que bueno que ha mis hijos no les falta de nada lo vuelvo a repetir dentro de nuestras posibilidades  aparte de llevarlos a los circos, a las ferias, en fin a esos sitios donde ellos se encuentran... son felices y les gusta. También procuramos llevarlos a los museos. Procuramos que les interese la cultura. En casa hay enciclopedias. En casa hay más de tres mil libros. Nos encanta la lectura a mi marido y a mí. Procuramos que a los niños también les guste. Tienen infinidad de libros para su edad, colecciones de cuentos, en fin, yo es que... me considero una madre normal y a mi marido también lo considero un padre normal. No puedo entender como se nos acusa de maltratadores, sinceramente.

 

También tengo que decir que bueno durante las movilizaciones que hicimos en Segura de la Sierra la única persona que en ningún momento estuvo presente fue el Alcalde mi pueblo, el señor Cerdán Sánchez. Este hombre es enemigo nuestro porque no somos de sus ideas políticas, porque no votamos al PSOE y aquí si no votas al PSOE estás señalado, te hacen la vida imposible. Y este hombre, pienso, y cada vez estoy más convencida de ello, tuvo parte de culpa en que mi hija estuviera ahí dos meses encerrada porque este hombre tiene bastante poder porque aunque políticamente sea un cero a la izquierda pero a la Junta de Andalucía lo que le interesa son votos y este señor lleva 20 años... llevándoles los votos de la Sierra del Segura porque en la Sierra del Segura el PSOE  tiene, tiene mayoría. Y yo pienso que si este hombre con el poder que tiene y las amistades que tiene, llega y habla con Simona Villar, porque sé que estuvo hablando. Sé y me consta que dio un informe nuestro, pero si este hombre dice “esta niña tiene que salir fuera de aquí, esto es un error”, la niña habría salido antes. ¿Por qué este hombre nunca nos ha dado la cara? Porque nosotros nos lo encontramos en Asuntos Sociales una mañana. No nos dio ni los buenos días y yo pienso una cosa, yo puedo ser enemiga suya, me ha hecho la vida imposible este señor, me la sigue haciendo, pero a este señor se le olvida que aunque él y yo nos tiremos los trastos a la cabeza, en medio de todo esto hay una niña, hay una menor, y a esta niña hay que salvarla, hay que ayudarla por encima de todo y luego bueno, pues este señor y yo podemos seguir siendo enemigos y tirándonos los trastos a la cabeza, pero lo más importante es salvar a esa niña, sacar a esa niña de ahí, y este señor sigo pensando ha tenido mucha culpa, muchísima culpa.

 

No sé como ayudar a estos niños que entran a estas casas de acogida. Me gustaría hacerlo, que alguien me diga cómo. Se me ponen los vellos de punta porque estamos recibiendo muchas llamadas, llamadas muy angustiosas, de padres y madres que están en la misma situación que.. en la que he estado yo, pero que llevan un año, que llevan dos años y que nadie los escucha y que nadie les hace caso y que dicen que que, que los abogados no pueden, los abogados que tienen no pueden hacer nada. La mayoría de los abogados no quieren saber nada de estos casos. ¿Acaso estos abogados le temen a la Junta? ¿Tanto poder tiene la Junta?

 

No lo entiendo, no lo entiendo, señor José Luis ¿qué está pasando? ¿dónde van estos niños? Parece ser que nos los quitan para dárselos a familias mejores o incluso me atrevería a decir, a amigos suyos, porque esto es como, como si viviésemos en Argentina, que nos quitan los niños a gente, yo diría buena y, y. y, y bueno se los dan a otra gente, a gente con más posibilidades que nosotros. ¿Acaso los niños tienen que nacer solamente en familias ricas, superpotentes? ¿Acaso las familias pobres o las familias de clase media no podemos darle a nuestros hijos nada? Es que a esta gente se le olvida lo más importante, los vínculos más principales que es el amor, el cariño, la ternura, el afecto porque a veces estas familias ricas no les dan ni eso, tienen otras muchas cosas pero el verdadero amor, el verdadero cariño, ni siquiera estas familias ricas se lo pueden dar porque su vida está en otra historia, en otro mundo, están preocupados por otras cosas y a veces de lo que menos se preocupan es de los hijos, pues eso también habría que mirarlo.

 

En fin, vuelvo a decir que me gustaría que se pudiera ayudar a esos niños, y que me gustaría que se pudieran abrir muchísimos expedientes y que alguien, alguien ponga fin a esta a esta a esta salvajada que está ocurriendo en España, porque creo que es en España entera porque nos está llamando gente de Valencia, gente de Barcelona, gente de Sevilla, gente de todos sitios. En fin no sé, no sé que pasa.

 

También quiero hacer hincapié, no quiero que se me pase por alto, el día que mi hija fue al Juzgado a declarar. Mi hija, claro, venía enfadada, venía aterrada,  no sabía de donde la sacaban, no sabía si la sacaban de La Carolina para llevarla a otro sitio y ella pensaría que allí ya tenía amiguillos, que allí ya conocía  alguien, que no quería cambiar de sitio. O quizá pensó que iba a otra casa, con otros padres. No lo sé. Cuando tuve posibilidad esa mañana de hablar con mi hija le dije “hija mía ¿qué te pasa? ¿Por qué vienes enfadada? Y me dijo “mamá la directora no me ha hablado en todo el camino, no ha querido escucharme, no ha querido saber nada de mí” y menos mal que en el Juzgado, los jueces, uno de mis abogados, Tomás Rodero, que estaba presente... la... creo que era la.. la  secretaria del Juzgado que también estaba presente pudieron ver la, la  clase de persona que es esta, esta directora, que no creo que sea la más apta para una casa de acogida.

 

Pudieron ver, porque así lo expresaron algunas de estas personas que eso no era una directora, que eso era un burro porquero en la forma en que, en que trató a mi hija. Cuando mi hija ya se fue, se fue llorando, a la Carolina, se fue destrozada, porque ella pensó que igual ya podía venir a casa con nosotros. Pero no fue así. Pero esa tarde nosotros fuimos a verla y mi hija tenía los ojos hinchados de llorar. Y le dije no llores hija mía verás como pronto se termina todo. Verás como vuelves a casa rápidamente. Y me dijo, mamá, he venido todo el camino llorando, pero la directora ni siquiera me ha preguntado que te pasa. No me ha hablado en todo el camino. Una directora que se preste de ser más que directora, amiga... que, que le dé amor, que le dé cariño, a, a esos niños. Yo creo que debía de haber hablado con ella. No llores, Laura, debiera de haberle dicho, qué menos. Darle unas palabras, de, de... de afecto, de apoyo, verás como todo se termina pronto. Y sin embargo, hizo todo lo contrario. Optó por no mirarla y por no hablarle y por no consolarla. Entonces, mi abogado dijo que si ese era el personal que tenía Asuntos Sociales para, para cuando nuestros hijos llegaban a, a las casas de acogida... que le parecía bastante tremendo.

 

También quiero hacer hincapié en que la primera vez que llegué a ver a mi hija, cuando la directora me aseguraba que mi hija no quería verme más, me gustaría que hubiera estado presente esa tarde la directora, para que hubiera visto la reacción de mi hija. Y, sin embargo, no estaba. No apareció en toda la tarde. Pero he de decir que la psicóloga del centro, que los cuidadores que había allí esa tarde, todos lloraban, todos tenían un nudo en la garganta que no sabían como, como disimularlo, de lo que vieron, de cómo vieron que estaba mi hija, que estaba aterrada, que estaba desorientada, que no soportaba estar más en ese sitio. Y me gustaría... que la psicóloga del centro hubiera dicho a Asuntos Sociales que mi hija estuvo hablando conmigo, estuvo hablando con su padre, que vio la complicidad, que vio el cariño que le damos a mi hija, y que, mi hija, la tomó su padre en su rodilla y le dijo, Laura, cuéntale a esta señora que pasó el día que te caíste, y mi hija contó lo que paso, pero debe ser que esta psicóloga en ningún momento lo dijo en Asuntos Sociales.

 

También esa tarde nos acompañaba... mi cuñado José Antonio, y mientras mi marido y yo nos quedamos hablando con la psicóloga, mi cuñado se sacó a la niña fuera, al pasillo, y junto con otros niños del centro y con los cuidadores del centro, la niña se echó llorando a los brazos de su tío y su tío le dijo, Laura, cuenta lo que te pasó, y también contó la misma versión que le había contado a la psicóloga. En fin, pero... no entiendo por qué todo el mundo se callaba. ¿Acaso le tenían miedo a alguien si decían la verdad?. No lo puedo entender. Todos son culpables.

 

Y otra cosa que me llamó también la atención muchísimo fue que... el día que yo llegué, el primer día que yo llegué, allí al... al centro de la Carolina, cogí a mi hija... y tuve que contarle la verdad. ¡Mi hija tenía que saber por qué estaba allí!, que estaba pasando.  ¡Mi hija tenía que saber que su padre y su madre estaban luchando para sacarla de allí!. Tuve que explicarle que tenía que quedarse allí unos días más, que se aguantara, que fuera, que fuera fuerte porque su padre y su madre la iban a sacar de allí y la iban a volver a traer a su casa, junto con su hermano. Y la tutora de mi hija, una tal Antonia, con un gesto de muy... mal humor, y muy prepotente como siempre, porque además siempre nos miraba por encima del hombro, me dijo, señora, haga el favor de callarse, no creo que este sea el momento de que usted le cuente a su hija esto. A lo que yo le respondí ¡que ese era el momento porque no tenía otro!, porque no me dejaban otro, y porque mi hija tenía que saber por qué estaba allí. Estaba allí porque había habido una equivocación, un error, pero que se tranquilizara que su padre y su madre iban a luchar hasta el final por sacar a mi hija de allí.

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CASO LAURA. COMENTARIO DE PRODENI

MALAGA, OCTUBRE 2002

                                     

Laura tiene 9 años y convive con sus padres, Francisco y Laura, y su hermano Paquito, de 10,  en Segura de la Sierra (Jaén). Es vivaracha y feliz, juega mucho en la calle con sus amigas, adora a sus padres y a su hermano, va contenta al colegio, y quiere a sus tíos y a sus primos... o sea, es una niña normal. Sin embargo, su vida cambió por completo una tarde de este último verano cuando después de hacerse unas heridas al caerse jugando, “un hombre del saco” disfrazado de Administración la arrebató de los suyos y se la llevó a un centro de menores donde la retuvo dos largos meses. Y es que todo comenzó por las simples sospechas de malos tratos de un informe que hizo un médico, después de observar en consulta las heridas que se produjo al caerse por las escaleras de una empinada calle de su pueblo serrano.

 

No le sirvió de nada repetir una y otra vez que se había caído (y se lo preguntaron un montón de veces). Ni tampoco que hubiera niñas y madres testigos de su caída. Ni la evidente contradicción entre los informes médicos que se emitieron. Ni la falta de consistencia de los mismos. Menos aún le sirvieron los informes favorables de los Servicios Sociales comunitarios, ni la acción de sus abogados ante la Delegación de Asuntos Sociales... Nada, nada le sirvió. Para Asuntos Sociales hubo malos tratos y punto. Y entonces Laura, podemos decir, fue maltratada por la Administración.

 

A partir de ese instante, ella y su familia, fueron simples marionetas de trapo, peleles manejados por los hilos de funcionarios que actuaron como autómatas sin alma. Decían que era para protegerla y le arrancaron el corazón aislándola de los suyos, alejándola de su paisaje, esperando que cambiara de versión y dijera que sí, que sus padres la habían maltratado. Pero Laura no podía cambiar de versión por mucho que insistieran, porque no tenía otra. Transcurrieron así dos largos meses del verano jiennense, allí, encarcelada, como dice su madre, en un centro de menores, en contra su voluntad y sin ningún motivo.

 

Pero gracias a la tenacidad de sus padres. Gracias a la presión social. Al trabajo de los abogados. A la acción de una Jueza (Villacarrillo) que demostró profesionalidad y humanidad. Y gracias a la inconsistencia de las pruebas en las que la Junta de Andalucía se basaba... se abrieron a la libertad las puertas del centro y pudo, por fin, esta niña maltratada por la Junta, reencontrarse con su familia y su mundo, con todo aquello por lo que tanto clamaba en sus noches de zozobra y aislamiento, con su querido paisaje y con sus cosas pequeñas, como de vuelta de una pesadilla que durante mucho tiempo todavía la arañará con sus flecos de tela oscura.

 

¡Ay, Laurita!, si no hubiese sido por todas esas cosas en conjunto, qué sería de ti en estos momentos. Ahora te queda un largo camino para ir restañando tus heridas, y para que se vayan restañando las de tus padres y tu hermano, pues vuestras vidas han quedado rotas. Asuntos Sociales... Protección a la infancia... He ahí vuestro trabajo.

 

LA JUEZA DE VILLACARRILLO

El 23 de Septiembre, la Jueza de Villacarrillo archivó el procedimiento iniciado al no quedar justificados los motivos que dieron lugar al mismo. El 30 de Agosto, la Delegación de Asuntos Sociales, temiendo lo que se le venía encima, devolvió la niña a su casa.   

 

He aquí lo que dijo la Jueza de Villacarrillo en su auto respecto a los informes médicos a los que se aferraba la Junta:

 

“Aparecen en la causa varios informes médicos de los cuales se desprenden las siguientes conclusiones:

Según el informe médico forense, “del examen de las lesiones, dado el estado evolutivo en que se encuentran, no es posible deducir si tienen una etiología accidental o se deben a maltrato, considerándose, por naturaleza y localización, como lesiones menos compatibles con una caída accidental las localizadas en región lumbar y hombro izquierdo”. Considera, por lo tanto, que el golpe que presentaba Laura en el ojo izquierdo era de etiología accidental.

Sin embargo, el médico del servicio de urgencias del Hospital de Úbeda, centró su atención a la hora de emitir el informe médico de sospecha de malos tratos, además de en los diversos hematomas localizados en el cuerpo de Laura, en el gran golpe que la misma presentaba en el ojo y hombro izquierdo, considerando que para que la lesión que presentaba se produjese por rozadura contra el suelo hubiese sido necesario que alrededor de la zona afectada apareciesen rasguños causados por dicha rozadura. Las apreciaciones observadas por el señor Lozano Soria hizo que considerara necesaria el examen de las mismas a través de un T.A.C. En dicho T.A.C. se apreció hundimiento en la unión de zigoma y órbita derecha con engrosamiento de esfenoides, de una circunstancia anterior. Ello fue lo que le hizo llegar a la conclusión de que el pequeño hematoma en fase de evolución en tono amarillento localizado en el ojo derecho era debido a una lesión antigua y no a la posibilidad de que dicho hematoma fuese producto de haberse pasado del ojo izquierdo al derecho.

Por otro lado, en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, la menor fue sometida a una Rx de cráneo anteroposterior lateral y en proyección de Hirst en las que no se apreciaban las lesiones que se describen en el T.A.C. debido a la superposición de imágenes. Ello hace que las lesiones descritas en el TAC no resulten concluyentes.

Igualmente, don Miguel Hoyo Blanco, médico de cabecera de Segura de la Sierra, manifestó que el hematoma amarillento que presentaba en el ojo derecho podía ser del mismo golpe o de otro golpe anterior, y que para producirse un golpe de esas características no es necesario que aparezcan rasguños por la zona; y don José González Zorrilla, médico en funciones de técnico radiólogo, señaló que no encontró fracturas anteriores, que las lesiones que observó en la niña podían estar asociadas a la caída y que era posible que el hematoma que tenía la niña en el ojo izquierdo se le pasara al derecho.

Por lo tanto, existen diversas versiones, que hace que los informes médicos no resulten prueba concluyente que acrediten la existencia de malos tratos”.

 

Apunta también la Jueza en su auto que “a esta misma conclusión llegó el Psicólogo D. Sergio José Nuñez Morón, en el informe psicológico emitido para el Servicio de Atención al Niño de la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía, en el que literalmente manifestó que “...teniendo en cuenta que existen... dos partes médicos sobre las lesiones de la menor en los cuales, aunque se apunta que la localización y la morfología de algunas de ellas no coinciden con el mecanismo de producción relatada por los padres, tampoco se concluye indicando con seguridad que la etiología de dichas lesiones son malos tratos físicos, es preciso apoyar la evaluación médica con la evaluación psicológica para llegar a unas conclusiones válidas y fiables”. Y el Equipo Técnico de Familia de Jaén concluyó manifestando que “no existen indicios que nos hagan pensar que la menor Laura... haya sufrido malos tratos por parte de sus progenitores”.

                                              

ÚLTIMA NOTICIA:

 

 En el mes de Diciembre de 2003, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía admitió a trámite una demanda de los padres de Laurita contra la Junta de Andalucía, a la que exigen una indemnización de algo más de un millón de euros. La demanda se interpuso después de agotar la vía administrativa y no obtener respuesta alguna de la Consejería de Asuntos Sociales (los seis meses de silencio administrativo). Esta familia, a pesar del tiempo transcurrido, sigue enferma del alma por los traumas aún no superados. Hemos hablado en numerosas ocasiones con ellos y lo podemos atestiguar.

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