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Entrevista a Francesco Tonucci “Las reformas educativas han
cambiado todo, menos la esencia misma de la escuela”
El psicopedagogo Francesco Tonucci afirma que "en la
escuela actual solo se mide la calificación y no el progreso de un alumno"
Francesco Tonucci.
27/03/2018
NACHO Valverde
Desde que comenzara sus
estudios de pedagogía en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de
Milán, Francesco Tonucci (Fano, 1940) ha compaginado su carrera profesional
entre la enseñanza y la investigación en la rama de psicopedagogía. Entre
sus contribuciones más destacadas a esta ciencia se encuentra el estudio
del desarrollo cognitivo de los niños y su aplicación práctica en las
metodologías educativas.
Tonucci daría el salto al
reconocimiento mundial en 1991 por su obra La ciudad de los niños, en
la que abordaba la realidad urbana mundial y proponía un modelo alternativo
al declive de nuestras ciudades en torno a los niños como eje centralizador
del urbanismo. A través de un proyecto experimental en su localidad natal,
el psicopedagogo logro tejer una red transnacional de alrededor de 200
“ciudades de los niños” que se extiende a lo largo de Italia, España,
Argentina, Uruguay, Colombia, México, Perú, Chile y Líbano.
Aprovechamos su paso por
Madrid, en las jornadas educativas organizadas por Integratek, para abordar
cuestiones como el modelo educativo actual, la ausencia de unas aulas que
atiendan a la diversidad del alumnado y experiencias
como la de Pontevedra que rompen con el tradicional desarrollo
urbano de nuestras ciudades.
En las jornadas
organizadas por Integratek pretende abordar la diferencia en las aulas.
¿Cuáles diría que son los pilares fundamentales de una escuela que educa en
la diversidad?
Lo primero sería aceptar
la diversidad como un valor y no como un problema, reconociendo que todos
los alumnos son diferentes. En esta definición de diversidad existe la
trampa de considerar que hay una mayoría de alumnos iguales y algunos
distintos como los discapacitados, extranjeros o los superdotados. Esa es
una manera muy pobre de considerarla. La diversidad es un derecho
recogido en la Constitución Española en su artículo 27, que establece
que la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad
humana.
¿La escuela actual está
cumpliendo ese precepto constitucional?
La vocación de la escuela
va en el sentido contrario a la Constitución. La educación mira por la
igualdad, no por la diversidad. El conjunto del modelo parte de una
propuesta del maestro para el conjunto de los alumnos y mide cuántos han
sabido aprovechar esa propuesta. En nuestra escuela actual solo se mide
la calificación y no el progreso de un alumno. Una persona que partía
con un 2 y ha llegado a tener una capacidad de 6, tiene el doble de mérito
que una que solo supere un peldaño.
¿Cuáles son las mayores
necesidades del profesorado a la hora de tratar la diversidad dentro del
aula? ¿Se trata únicamente de un cambio organizativo o un cambio de actitud
del profesorado?
Se suele hablar de la
necesidad de las reformas y yo soy partidario de que lo que necesitamos son
buenos maestros, que no es lo mismo. En Italia y España, todos los gobiernos
han tratado de modificar la educación atendiendo a programas o ciclos. Ha
cambiado todo, pero lo que no ha cambiado es la escuela misma. La escuela
de hoy se parece demasiado a la escuela que viví hace 70 años. Esto es
intolerable, porque una buena reforma nunca podrá obligar a un mal maestro a
hacer una buena escuela, así como un buen maestro sí resiste a las malas
reformas. Esto significa que todas las fuerzas deberían concentrarse en
lograr una buena formación del profesorado.
En sus obras también
reflexiona sobre la importancia de la primera etapa en la escuela, pero
sigue sin ser de escolarización obligatoria.
Investigaciones
científicas como las de Jerome Bruner, psicólogo y pedagogo estadounidense,
aseguran que cuando un alumno entra por primera vez a la escuela a los 6
años ya tiene desarrolladas más del 80% de sus capacidades y
potencialidades. Con lo cual, los mejor valorados y mejor pagados
deberían ser los maestros y maestras de educación infantil. En nuestros
países sucede exactamente lo contrario, son los que más trabajan y los peor
valorados.
En España solo nos
preocupa la educación cuando los informes señalan las deficiencias del
modelo educativo. ¿Es PISA útil para conocer la salud de nuestra educación?
¿Debería ponerse el foco en otros aspectos?
PISA nace de una idea
de escuela de iguales que no comparto, evaluando un abanico muy estrecho
de competencias (lengua, ciencias y matemáticas) y dejando fuera a la
mayoría de alumnos que tienen otras potencialidades.
En España, sindicatos
y profesorado están alertando acerca de la segregación escolar que está
produciendo el bilingüismo. ¿Cuál es su opinión de este modelo?
Sin conocer el modelo
en profundidad, distorsiona mucho el objetivo de la escuela. Esto forma
parte de un modelo que cree que la solución al fracaso escolar es sumar más
materias o más idiomas, pero el objetivo de la escuela es mucho más profundo
y pretende desarrollar personas. Poner la lengua extranjera como lengua
base para estudiar supone una selección muy fuerte del alumnado. Hay
niños que proceden de capas muy desfavorecidas de la sociedad y debemos
velar por una escuela pública de calidad que vele por ellos.
Uno de sus mayores
logros ha sido exportar fuera de las aulas todo un modelo de convivencia en
las ciudades en torno a la autonomía de los niños. ¿Se tienen en cuenta las
necesidades de los niños a la hora de realizar los planes de urbanismo?
Las ciudades han
utilizado hasta ahora como modelo principal las exigencias de un hombre
adulto varón trabajador, olvidándose de las mujeres, los niños, los ancianos
o las personas con discapacidad. Por tanto, plantear al niño como modelo
de ciudad supone plantear conflictos con los coches para que dejen de
mandar en las ciudades. Debe ser más fácil pasear que conducir y más fácil
jugar que tener preocupación y miedo.
Algunas ciudades
españolas han puesto en marcha su proyecto de “la ciudad de los niños”.
¿Cómo valora experiencias como la de Pontevedra con los caminos escolares?
Pontevedra es un
ejemplo muy interesante de cómo la política puede perjudicar al coche y
ganar votos, manteniéndose el mismo equipo de gobierno durante cinco
legislaturas seguidas. En pocos años cambió radicalmente las características
de la ciudad, pasando de una ciudad totalmente invadida por coches a una
ciudad donde el espacio privilegiado es de los peatones. Mientras que en la
ciudad moderna se ha privatizado y desaparecido el espacio público, Pontevedra
ha recuperado el espacio público para la mayoría. Trasladarse en coche
en Pontevedra es muy complicado e incómodo, mientras que es muy fácil
moverse caminando o en bicicleta. Es una ciudad donde los niños pueden ir a
la escuela caminando sin adultos.
Suele señalar a los
padres, en casa y fuera de ella, como uno de los mayores peligros para la
autonomía del niño. ¿Sobreprotegemos a los niños y coartamos sus capacidades
desde pequeños?
Los niños necesitan recuperar una autonomía que han
perdido frente a un peligro urbano que no es verdadero. Las ciudades son más
seguras que hace 20 años. Pontevedra consiguió que desde hace diez años no
haya muertos por accidentes de coche y ese es un éxito democrático sin
precedentes. Que el miedo suba es responsabilidad principal de los medios,
llevo dos días en España y en la televisión solo hablan del chico de
Almería. Los padres creen que esto puede pasarles a sus hijos, hay que
explicar que son casos muy limitados que están conectados con cosas que
suceden dentro de la familia. La mayoría de niños hospitalizados está
relacionada con accidentes domésticos o con accidentes de coche en el que
iban sus padres. Con lo cual, los dos lugares más peligrosos donde podemos
tener a un niño es en su casa y en el coche.
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