http://www.7colores.tv/7c/la-educacion-que-tenemos-roba-a-los-jovenes-la-conciencia-el-tiempo-y-la-vida/
La educación que
tenemos roba a los jóvenes la conciencia, el tiempo y la vida
27 agosto, 2013
Entrevista a Claudio Naranjo, psiquiatra chileno

Cuando uno
escucha a este psiquiatra chileno de 75 años da la sensación de estar
frente al Jean-Jacques Rousseau de nuestro tiempo. Cuenta que estaba
bastante dormido hasta que en los años 60 se fue a vivir a EE.UU.,
allí fue discípulo de Fritz Perls, uno de los grandes terapeutas del
siglo XX y formó parte del equipo del Instituto Esalen en California.
Allí tuvo grandes experiencias en el mundo terapéutico y en el mundo
espiritual. Contactó con el sufismo y se convirtió en uno de los
introductores de Eneagrama en occidente. También bebió del budismo
tibetano y el zen. Claudio Naranjo ha dedicado su vida a la
investigación y a la docencia en Universidades como Hardvard y
Berkeley. Ha fundado el programa SAT, una integración de la terapia
Gestalt, el Eneagrama y la Meditación para enriquecer la formación de
profesores. En este momento está lanzando un aviso muy contundente: o
cambiamos la educación o este mundo se va a pique. -
Dices que para cambiar el mundo hay que cambiar la educación ¿cuál es
la problemática de la educación y cuál es tu propuesta?
La problemática en la educación no es de ninguna manera la que a los
educadores les parece que es. Creen que los estudiantes ya no quieren
lo que se les ofrece. A la gente se le quiere forzar a una educación
irrelevante y se defiende con trastornos de la atención, con
desmotivación. Yo pienso que la educación no está al servicio de la
evolución humana sino de la producción o más bien de la socialización.
Esta educación sirve para domesticar a la gente de generación en
generación para que sigan siendo unos corderitos manipulables por los
medios de comunicación. Esto es socialmente un gran daño. Se quiere
usar la educación como una manera de meter en la cabeza de la gente
una manera de ver las cosas que le conviene al sistema, a la
burocracia. Nuestra mayor necesidad es la de una educación para
evolucionar, para que la gente sea lo que podría ser. La crisis de la
educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos,
sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en
una crisis profunda porque no tenemos una educación para la
conciencia. Tenemos una educación que en cierto modo le está robando a
la gente su conciencia, su tiempo y su vida. El modelo de desarrollo
económico de hoy ha eclipsado el desarrollo de la persona. -
¿Cómo sería una educación para que seamos seres completos?
La educación enseña a la gente a pasar exámenes, no a pensar por si
misma. En un examen no se mide la comprensión, se mide la capacidad de
repetir. ¡Es ridículo, se pierde una cantidad tan grande de energía!
En lugar de una educación para la información, se necesitaría una
educación que se ocupe del aspecto emocional y una educación de la
mente profunda. A mi me parece que estamos presos entre una
alternativa idiota, que es la educación laica y una educación
autoritaria que es la educación religiosa tradicional. Está bien
separar Estado e Iglesia pero, por ejemplo en España, han echado por
la borda el espíritu como si religión y espíritu fueran la misma cosa.
Necesitamos que la educación atienda también a la mente profunda. -
¿Cuándo hablas de espiritualidad y de mente profunda a qué te refieres
exactamente?
Tiene que ver con la conciencia misma. Tiene que ver con aquella parte
de la mente de la que depende el sentido de la vida. Se está educando
a la gente sin ese sentido. Tampoco es la educación de valores porque
la educación de valores es demasiado retórica e intelectual. Los
valores deberían ser cultivados a través de un proceso de
transformación de la persona y esta transformación está muy lejos de
la educación actual. La educación también tiene que incluir un aspecto
terapéutico. Desarrollarse como persona no se puede separar del
crecimiento emocional. Los jóvenes están muy dañados afectiva y
emocionalmente por el hecho de que el mercado laboral se traga a los
padres y ya no tienen disponibilidad para los hijos. Hay mucha
carencia amorosa y muchos desequilibrios en los niños. No puede
aprender intelectualmente una persona que está dañada emocionalmente.
Lo terapéutico tiene mucho que ver con devolverle a la persona la
libertad, la espontaneidad y la capacidad de conocer sus propios
deseos. El mundo civilizado es un mundo domesticado y la enseñanza y
la crianza son instrumentos de esa domesticación. Tenemos una
civilización enferma, los artistas se dieron cuenta hace mucho tiempo
y ahora cada vez más los pensadores.
A la educación parece solo interesarle desarrollar la parte racional
de la gente ¿Qué otras cosas podrían desarrollarse?
Yo pongo énfasis en que somos seres con tres cerebros: tenemos cabeza
(cerebro intelectual), corazón (cerebro emocional) y tripas (cerebro
visceral o instintivo). La civilización está íntimamente ligada por la
toma de poder por el cerebro racional. Con el momento en que los
hombres predominaron en el dominio político, unos 6000 años atrás, se
instaura esto que llamamos civilización. Y no es solamente el dominio
masculino ni el dominio de la razón sino también de la razón
instrumental y práctica, que se asocia con la tecnología; es este
predominio de la razón instrumental sobre el afecto y sobre la
sabiduría instintiva lo que nos tiene tan empobrecidos. La plenitud la
puede vivir sólo una persona que tiene sus tres cerebros en orden y
coordinados. Desde mi punto de vista necesitamos una educación para
seres tri-cerebrados. Una educación que se podría llamar holística o
integral. Si vamos a educar a toda la persona, hemos de tener en
cuenta que la persona no es solo razón. Al sistema le conviene que uno
no esté tanto en contacto consigo mismo ni que piense por sí mismo.
Por mucho que se levante la bandera de la democracia, se le tiene
mucho miedo a que la gente tenga voz y tenga conciencia. La clase
política no está dispuesta a apostar por la educación.
La educación nos sumerge en un mar de conceptos que nos separan de la
realidad y nos aprisiona en nuestra propia mente ¿Cómo se puede salir
de esa prisión?
Es una gran pregunta y es una pregunta necesaria en el mundo
educacional. La idea de que lo conceptual sea una prisión requiere una
cierta experiencia de que la vida es más que eso. Para uno que ya
tiene el interés en salir de la prisión de lo intelectual, es muy
importante la disciplina de detener la mente, la disciplina del
silencio, como se practica en todas las tradiciones espirituales:
cristianismo, budismo, yoga, chamanismo… Parar los diálogos internos
en todas las tradiciones de desarrollo humano ha sido visto como algo
muy importante. La persona necesita alimentarse de otra cosa que
conceptos. La educación quiere encerrar a la persona en un lugar donde
se la somete a una educación conceptual forzada, como si no hubiera
otra cosa en la vida. Es muy importante, por ejemplo, la belleza. La
capacidad de reverencia, de asombro, de veneración, de devoción. No
tiene que ver necesariamente con una religión o con un sistema de
creencias. Es una parte importante de la vida interior que se está
perdiendo de la misma manera en que se están perdiendo los espacios
bellos de la superficie de la Tierra, a medida que se construye y se
urbaniza. -Precisamente quería preguntarte tu opinión sobre la crisis
ecológica que vivimos. -Es una crisis muy evidente, es la amenaza más
tangible de todas. Se puede prever fácilmente que con el calentamiento
de la Tierra, con el envenenamiento de los océanos y otros desastres
que están pasando, no vamos a poder sobrevivir tantas personas como
las que somos ahora. Estamos viviendo gracias al petróleo y consumimos
más recursos de los que la tierra produce. Es una cuenta atrás. Cuando
se nos acabe el combustible será un desastre para el mundo tecnológico
que tenemos. La gente a la que llamamos más primitiva como los
indígenas tienen una forma de tratar a la naturaleza que no viene del
sentido utilitario. En la ecología como en la economía y otras cosas,
hemos querido prescindir de la conciencia y funcionar sólo con
argumentos racionales y eso nos está llevando al desastre. La crisis
ecológica sólo puede pararse con un cambio de corazón, verdadera
transformación, que sólo la puede dar un proceso educativo. Por eso no
tengo mucha fe ni en las terapias ni en las religiones. Solo una
educación holística podría prevenir el deterioro de la mente y del
planeta.
¿Podríamos decir que has encontrado un equilibrio en tu vida a esas
alturas? -
Yo diría que cada vez más, aunque no he terminado el viaje. Soy una
persona que tiene mucha satisfacción, la satisfacción de estar
ayudando al mundo en el que estoy. Vivo feliz, si se puede ser feliz
en esa situación trágica en la que estamos todos.
Desde tu experiencia, tu trayectoria y tu madurez, ¿cómo procesas el
hecho de la muerte?
En todas las tradiciones espirituales se aconseja vivir con la muerte
al lado. Hay que hacerse a esa evidencia de que somos mortales y creo
que el que toma la muerte en serio no será tan vano. No tienes tanto
miedo a cosas pequeñas cuando hay una cosa grande de la cual
preocuparte más. Yo creo que la muerte sólo puede superarla uno que en
cierto modo muere antes de morir. Uno tiene que morir a la parte
mortal, a la parte intrascendente. Los que tienen suficiente tiempo y
vocación y que llegan suficientemente lejos en este viaje interior se
encuentran tarde o temprano con su verdadero ser. Y ese ser interior o
ese ser lo que uno es, es algo que no tiene tiempo y que le da a una
persona una cierta paz o un sentido de invulnerabilidad. Estamos muy
absortos en nuestra vida cotidiana, en nuestros pensamientos de
alegría, tristeza, etc… No estamos en nosotros, no estamos atentos a
quien somos. Para eso necesitamos estar muy en sintonía a nuestra
experiencia del momento. Esta es la condición humana, estamos viviendo
hacia el pasado y el futuro, el aspecto horizontal de nuestra vida.
Pero poco atentos a la dimensión vertical de nuestra vida, el aspecto
más alto y más profundo, eso es el espíritu y es nuestro ser y la
llave para acceder es el aquí y ahora. A veces vamos en busca del ser
y a veces nos confundimos en la búsqueda de otras cosas menos
importantes como la gloria. ———- Más información sobre Claudio
Naranjo en
http://www.fundacionclaudionaranjo.com
Autor:
Alberto D. Fraile Oliver -
Fuente: Fundación
Claudio Naranjo