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Los alumnos sordos madrileños, sin clases por falta de
intérpretes
Sindicatos, profesionales y familiares de estudiantes con
discapacidad auditiva denuncian que la externalización del servicio por parte
del Gobierno del PP y Ciudadanos precariza el trabajo, lo que termina
perjudicando al aprendizaje de los jóvenes.

En Madrid hay unos 125 alumnos sordos matriculados en
veinticinco institutos. / EFE
madrid
henrique mariño
Los alumnos sordos madrileños no han empezado las
clases, pese a que éstas comenzaron el 10 de septiembre. Suena a contrasentido,
aunque sería difícil explicárselo, porque no cuentan con la necesaria ayuda de
medio centenar de intérpretes de lengua de signos: el eslabón entre el
profesorado y los estudiantes de Secundaria, Bachillerato y Formación
Profesional con problemas auditivos. Los afectados son unos 125, matriculados en
veinticinco centros públicos y concertados,
si bien estos últimos son la excepción.
La culpa, según sindicatos y asociaciones, la tiene el
Gobierno regional —en manos del PP y Ciudadanos—, que no ha tenido en cuenta sus
necesidades especiales y ha dejado en un limbo laboral a los encargados
de que los adolescentes gocen del derecho a la educación. El concurso para
adjudicar el servicio quedó en su día desierto, la empresa que lo prestaba (CILSEM)
siguió ofreciéndolo temporalmente y la siguiente convocatoria tampoco arregló el
problema, pues las elegidas renunciaron porque el presupuesto resultaba
insuficiente.
Ante las quejas de los padres y madres, la Consejería
de Educación se vio obligada a adjudicárselo esta semana, de forma urgente y
extraordinaria, a Eulen. Al igual que su antecesora, el encargo será
transitorio, hasta que se convoque un nuevo concurso en los próximos meses. Pese
al “parche temporal”, como lo ha calificado el portavoz de los intérpretes, los
chavales siguen actualmente sin expertos en lengua de signos, con el perjuicio
que supone el retraso para el aprendizaje de las nuevas materias.
“En estos momentos, el alumnado sordo se encuentra
totalmente aislado de lo que sucede a lo largo de toda la jornada, y no son
pocas las horas las que pasan en los centros educativos”, protesta María
Concepción Rodríguez, presidenta de Federación de Personas Sordas de la
Comunidad de Madrid (Fesorcam), quien denuncia que se ha visto vulnerado su
derecho elemental de acceso a la educación. “Debemos recordar que la mayoría del
profesorado no es conocedor de la lengua de signos”.
"El alumnado sordo se encuentra totalmente aislado
de lo que sucede a lo largo de toda la jornada, y no son pocas las horas las que
pasan en los centros educativos", denuncia la presidenta de Fesorcam
Rodríguez profundiza en la ausencia de profesionales,
pues entiende que la función de un colegio va más allá de la formación. “No hay
que tener únicamente en cuenta la parte académica, pues la escuela no sólo es un
espacio de adquisición de conocimiento, sino también el lugar donde establecer
relaciones entre iguales, por medio de la convivencia entre el propio
alumnado y de éste con el profesorado”. Les cortan el cordón umbilical que los
mantenía unidos a los maestros, pero también a sus compañeros.
"No sabemos muy bien lo que está pasando, pero la
realidad es gravísima", se queja César Abad, director de la Asociación de
Padres y Amigos de los Sordos de Madrid. "El problema atañe a la Administración,
que no puede justificarse con un estamos trabajando en ello. Al final,
por culpa de los políticos, quienes sufren son los niños", subraya el
responsable de ASPAS.
Los sindicatos también han denunciado la situación, que
el Gobierno regional ha tratado de desencallar tarde y mal. Fuentes del sector
apuntan que los intérpretes podrían incorporarse a las clases el próximo
miércoles, aunque la Consejería de Educación no ha dado fechas, mientras que los
afectados desconocen cuándo deberán presentarse en los centros que acogen a los
alumnos sordos y con discapacidad auditiva. “Para los chavales, no ha empezado
el curso, por lo que no se les está garantizando su derecho a la educación”,
insiste Isabel Galvín, responsable de la Federación de Enseñanza de CCOO
de Madrid.
“Resulta particularmente grave el abandono existente,
porque ya es un tema recurrente. Llevamos dos años denunciando episodios
puntuales, incluidos los impagos a los intérpretes, y la Consejería no ha hecho
nada”, añade la también profesora de Didáctica y organización escolar, quien
censura la dejadez de la Administración. “Ante la situación crítica, finalmente
se ha visto abocada a cambiar de empresa, pero sin transparencia, puesto
que no fuimos convocados ni conocemos el pliego de condiciones”.
Galvín alude a las nóminas de mayo y junio que todavía no
han cobrado los profesionales de la empresa que prestaba el servicio, la
Coordinadora de Intérpretes y guías-intérpretes de Lengua de Signos Española de
Madrid (CILSEM). “El Gobierno debe implicarse en el pago y no dejar tirados a
los trabajadores, cuya labor ha sido reconocida por las familias y la dirección
de los centros”, recuerda la secretaria general de la Federación de Enseñanza de
CCOO, quien critica que el consejero del ramo, Enrique Ossorio, haya
hecho mutis por el foro. “Está desaparecido, pese a nuestra insistencia en
reunirnos o en hablar con él”.
Fuentes de CILSEM reconocen que la falta de intérpretes
dificulta a los alumnos sordos el acceso al currículo en igualdad de
oportunidades, aunque subrayan que las condiciones con las que trabajó la
empresa no fueron idóneas. “Hemos estado en encomienda de servicio durante dos
años, porque en principio la consignación presupuestaria no era acorde con los
costes reales”. Es decir, como el anterior concurso había quedado desierto, CILSEM fue
contratada directamente por la Comunidad porque su labor era imprescindible,
pero el contrato estaba pendiente de licitación, que tampoco se fraguó en la
última convocatoria.
"Nuestra situación laboral
siempre ha sido muy precaria, pese a que el estatuto de los trabajadores
establece que no se puede utilizar la figura de fijo discontinuo en la
educación”, denuncia Javier Amor, del comité de empresa de CILSEM
Así llegamos a septiembre: los alumnos, listos para empezar las
clases; y las aulas, sin intérpretes. Las asociaciones critican la falta de
previsión de la Consejería, pues el problema actual comenzó el pasado octubre.
“Tras quedar desierto, al siguiente concurso se presentaron cuatro empresas
(Aires Creativos, Grupo Norte, Eulen y la propia CILSEM), que por diversos
motivos fueron renunciando a la ejecución del mismo”, explica la presidenta de
Fesorcam, quien incide en que la última en rechazar la prestación del servicio
se lo comunicó a la Comunidad a comienzos de mes. Para salir del paso, este
lunes acordó con Eulen la adjudicación urgente por vía extraordinaria.
“Nosotros éramos los más caros y los que teníamos un
mayor conocimiento y técnica, pero no disponíamos de la solvencia económica de
Eulen”, explican fuentes de CILSEM, que precisamente fue descartada por no
garantizar unas finanzas saneadas. Sin embargo, la empresa considera que la
adjudicación era inviable desde la entrada en vigor del Convenio colectivo
general de centros y servicios de atención a personas con discapacidad,
publicado en el BOE el 4 de julio. “Alteró las condiciones de trabajo, el
horario y el salario, por lo que las tres primeras candidatas renunciaron”,
añaden desde la citada firma.
“Una consideró que el presupuesto era insuficiente y
podría incurrir en una oferta temeraria, mientras que otra no quiso hacerse
cargo de nuestra plantilla”, aseguran fuentes de CILSEM, cuyo personal es
indefinido fijo discontinuo. O sea, en verano eran despedidos y
volvían a ser contratados en otoño. Pese a esa modalidad de contrato, que le
suponía menores costes a la Administración, la anterior concesionaria entiende
que tras la publicación del nuevo convenio colectivo el presupuesto destinado al
servicio “ya no es tan real, sino similar al de la crisis”, lo que impide
ofrecerlo con garantías.
De hecho, sus trabajadores no han percibido todavía los
sueldos de mayo y junio. Javier Amor, secretario del comité de empresa de
CILSEM, considera que el deber del Ejecutivo autonómico es mediar entre la
anterior y la nueva adjudicataria para que ambas alcancen un acuerdo para pagar
a los empleados. La solución, a su juicio, está en sus manos, pese a que se
resiste a que los intérpretes formen parte del personal laboral del sistema
educativo, una de las luchas del colectivo.
“El retraso en el pago a las entidades gestoras por parte
del Gobierno regional es un lastre difícil de superar, además de ser requisito
de adjudicación el presupuesto más ventajoso para la Administración, con lo cual
las condiciones laborales de los profesionales se ven claramente perjudicadas”,
estima la presidenta de Fesorcam. “Y si no hay profesionales de calidad
ejerciendo esta labor, el progreso académico del alumnado sordo se verá
afectado”, añade María Concepción Rodríguez.
“Si no hay
profesionales de calidad ejerciendo la interpretación, el progreso académico del
alumnado se verá afectado”, advierte la Federación de Personas Sordas de la
Comunidad de Madrid
La Comunidad de Madrid se lava las manos al externalizar
estas tareas, critica Javier Amor. “En cambio, luego mete mano ante cualquier
incidencia en los centros, de modo que controla nuestra labor. Ahora bien,
cuando su actuación es realmente necesaria, no asume responsabilidades”, añade
el portavoz de los intérpretes, en referencia a éste caso. “A pesar de que el
servicio es público, las empresas privadas deben hacerse cargo de los problemas
que surjan, como las bajas, que al final no se cubren”.
El comité de empresa ha sido convocado este jueves por
Eulen para ser informado de las condiciones de los trabajadores, quienes
entienden que dentro de unos meses, tras el nuevo concurso, sus condiciones
laborales deberían ajustarse al convenio. Hasta ahora, cobraban unos mil euros
netos al mes, si bien la cantidad podía ser mayor, en función de la antiguedad.
Los fijos discontinuos —35, según su portavoz; 49, según CILSEM— serán
subrogados. Unos quince más son temporales, aunque Eulen les ha informado de que
tiene la intención de contratarlos, hasta sumar 49 plazas.
“Todavía no hemos firmado nada”, matiza Amor, quien deja
claro que si los empleados son subrogados no irán a la huelga, prevista
para el 23 de septiembre y convocada por el personal de CILSEM, cuya labor va
más allá de las aulas. “Durante la reunión con la nueva empresa, les
transmitiremos nuestras preocupaciones, pues la situación laboral siempre ha
sido muy precaria. El estatuto de los trabajadores establece que no se puede
utilizar la figura de fijo discontinuo cuando hay fechas ciertas de cese de
actividad, algo que sucede en la educación”, apunta el portavoz de los
intérpretes. “Eso no se puede permitir y así se lo hemos transmitido a la
Consejería”.
La Federación de Personas Sordas de Madrid considera
que las autoridades pecan de dejadez y las emplaza a tomar medidas para
“ejecutar una solución duradera y efectiva”, después del retraso de un año en la
adjudicación. “Pueden tomar ejemplo de otras regiones, como la Comunidad
Valenciana, Galicia o el País Vasco, donde es la propia Administración la que,
mediante un proceso de apertura de bolsa, gestiona directamente el servicio”,
detalla la presidenta de Fesorcam. Otras muchas también se hacen cargo de la
contratación de los intérpretes, mientras que Asturias, Aragón, Catalunya,
Castilla y León, Andalucía y Canarias la externalizan.
"La falta de intérpretes
cuestiona la externalización del servicio, que debería asumir la Consejería con
empleados públicos para garantizar el derecho a la educación del alumnado", cree
Isabel Galvín, de CCOO
Al igual que Madrid, donde según Amor los profesionales
han tenido que destinar tiempo no lectivo a asistir a los alumnos por falta de
manos. Aunque están presentes treinta horas semanales en el centro, sólo deben
interpretar veinticinco. “Esta situación plantea el debate sobre la
externalización del servicio, que debería asumir la Consejería de Educación con
empleados públicos. Y cuestiona el modelo desde la raíz, porque no se garantiza
el derecho a la educación del alumnado”, afirma Isabel Galvín, responsable de la
Federación de Enseñanza de CCOO.
“Nuestro objetivo es que formen parte de los equipos
docentes de los centros
públicos, bien como funcionarios a través de oposiciones, bien como personal
laboral a través de una bolsa de trabajo que valore sus méritos”, señala Galvín,
quien considera que las políticas del Gobierno madrileño evitan un compromiso
directo con los trabajadores, lo que redunda en la precarización.
“Primero buscan ahorrar dinero, escatimándoselo a los intérpretes, para que
luego se lo lleve una empresa. Un mayor coste del servicio debería mejorar las
condiciones de los profesionales, quienes ahora son subcontratados para que no
engrosen las plantillas de empleados públicos”.
Fuentes del sector indican que a Eulen se le ha
encomendado una labor por un máximo de cinco meses, por lo que antes de final de
año la Consejería debe proceder con la nueva licitación. “Ahora bien, tiene que
modificar el precio al alza, porque ahora resulta insuficiente”, añaden las
mismas fuentes, que prevén que los intérpretes volverán a las aulas el próximo
miércoles. Este diario ha tratado de contrastar estos datos con Eulen,
infructuosamente, aunque hoy podrían conocerse todos los detalles tras la
reunión con el comité de empresa.
Una vez incorporados, todavía le seguirán debiendo dos
meses de salario. Fuentes de CILSEM —cuya plantilla se verá reducida de 72 a 27
personas— aseguran que abonarán las nóminas impagadas en cuanto dispongan
de liquidez: “Intentaremos solventarlo en breve, esperemos que en un plazo de
treinta días”. Luego corresponderá al Gobierno regional solventar la
precarización del trabajo de los intérpretes para que no vuelva a perjudicar a
los alumnos sordos, quienes han terminado pagando una vez más la externalización
del servicio.
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