Público
http://www.publico.es/internacional/nino-alepo-sitiado.html
Ser niño en el Alepo sitiado
Miles de niños viven y estudian en los refugios subterráneos para huir de las
bombas. Las escuelas se han convertido en blanco de guerra. Tras el fin de la
tregua, los civiles temen los bombardeos masivos por parte de la aviación rusa y
de las tropas de Al Asad.

Dos niñas con mochilas donadas por UNICEF pasan junto a un edificio derruido en
Alepo de camino a la escuela. Fotografía de marzo de 2015. - ZEIN AL-RIFAI (AFP)
CORINA TULBURE, 07.11.2016
"Así es cómo se va a dormir
mi hija por la noche, ya no soporta más el ruido de las bombas”, dice Afraa
Hashem mientras envía por teléfono una foto de su hija pequeña, Nevy, de tres
años de edad, agazapada bajo las mantas y con las manos tapándose las orejas.
Afraa y sus tres hijos ─Wassim de 12 años, Zein de 11 años y Nevy─ viven en el
este de Alepo sometidos
a los constantes bombardeos del régimen sirio y de la aviación rusa.
Al iniciar la entrevista telefónica, Afraa sale del refugio para ir a
prepararles la cena: “Odio los refugios, te hacen sentir como si fueras una
prisionera”, envía en un mensaje de WhatsApp. En el espacio que hace las veces
de cobijo permanecen entre 40 y 45 personas, entre los que se encuentran 15
niños todavía asustados por el bombardeo de la noche anterior. “Cada
mañana les despierta un bombardeo”, cuenta Afraa sobre cómo es el día a día
de sus hijos.
“Nos acostamos y nos
levantamos con el sonido de las bombas. Y todo bajo la mirada de la ONU y el
silencio del mundo desde hace ya seis años”, explica Afraa Hashem
La
vida de los pequeños transcurre en los refugios subterráneos. El objetivo es
protegerles de las bombas. “En
el refugio los niños cantan o pintan”, y de día, cuando deberían estar en la
escuela, es el lugar para salvaguardarse de los ataques. Afraa,
que trabaja en un colegio, explica que las escuelas se han ubicado en
refugios subterráneos para evitar que los niños mueran en un ataque: “Los
niños odian las bombas y los aviones rusos”. Pero los niños son niños,
incluso en el Alepo bombardeado.
En
los refugios, Afraa organiza fiestas para los más pequeños. A sus hijos les
gusta pintar, igual que a su padre, en cualquier lugar, ya sea bajo tierra o
en la calle si los aviones no amenazan desde lo alto. Mientras en las redes
circulan fotos que muestran a niños de la parte sitiada de Alepo quemando
neumáticos para que el humo les proteja de los ataques de los aviones, Afraa
envía fotos de niños quepintan
emoticonos en las ruinas de las calles cuando no caen las bombas.

Una fiesta infantil en
uno de los refugios subterráneos. - Fotografía cedida por Afraa Hashem
“Espero que en las próximas
guerras los bombardeos paren durante la noche o que se avise a nuestros pequeños
un cuarto de hora antes de que caigan las bombas”, escribe Afraa en un mensaje. Pero
en Alepo la muerte llega desde el cielo sin avisar. “Nos
acostamos y nos levantamos con el sonido de las bombas. Y todo bajo la mirada de
las Naciones Unidas y el silencio del mundo desde hace ya seis años”, dice otro
WhatsApp de esta madre.
Muchos niños, a pesar del peligro que supone, van al colegio. “Sí, algunos
padres mandan a sus niños a la escuela, en días normales”, es
decir, cuando los bombardeos no son tan intensos, explica Mohammed Adel,
profesor de Fonética y Literatura Inglesa de la Universidad que se encuentra
en la parte rebelde de Alepo. “Pero cuando el régimen de Al Asad y sus
aliados intensifican los bombardeos y bombardean escuelas, ¿tú qué harías si
estuvieras aquí?”, pregunta durante una conexión Skype interrumpida por el
sonido de una detonación: “Sí, tal vez haya caído algo cerca”, dice Mohammed
mientras continúa la entrevista.
"La
aviación rusa y el régimen sirio usan un nuevo tipo de bombas que tienen
como objetivo destrozar los refugios subterráneos. Ya nada es seguro, los
niños no están a salvo, nadie está a salvo", se lamenta Zouhir Al Shimale
“Un 80% de las escuelas
son subterráneas para proteger a los niños de las bombas”, explica Zouhir
Al Shimale, periodista y fotógrafo en la zona rebelde de Alepo. “Antes,
las escuelas ubicadas en los subterráneos eran la solución, los niños
estaban alejados de la guerra, veían un libro o pintaban. Ahora mismo ya no
van a la escuela, están demasiado asustados por los bombardeos. Y
las escuelas en el subterráneo tampoco son seguras. La
aviación rusa y el régimen sirio usan un nuevo tipo de bombas: las antibunker.
Son bombas que precisamente tienen como objetivo destrozar los refugios
subterráneos. Por lo que ya nada es seguro, los niños no están a salvo,
nadie está a salvo”, añade el periodista.
Los
barrios se encuentran sitiados y los padres no pueden comprar el material
escolar básico: “Una vez, un niño se me acercó y me dijo con una sonrisa de
oreja a oreja: ¡Mira lo que tengo! Era sólo un trozo de papel, no tienen ni
lápices, ni cuadernos. Para
muchos niños se hace muy difícil conseguir algo”, explica
Zouhir. El llamado Consejo Local para la Educación reparte libros de texto
gratis, pero las clases sólo se pueden llevar a cabo en los días en los que
los bombardeos más intensos dan una tregua. “Eso afectará mucho a la
educación de los niños”, añade el reportero.
Escuelas bombardeadas
Según explica Mohammed
Adel, varias escuelas han sido bombardeadas de forma sistemática: Ain
Jalout en mayo de 2014; Saad Al Ansari en abril de 2015; Al Rajaa en mayo de
2015; Japal Al Sheith hace dos meses y medio. También
se convirtió en blanco de guerra un colegio para personas con discapacidad
física. Se trata de la
escuela Al Rabeaa Al-Arabi, bombardeada el 3 de agosto de este año. Dos
alumnos resultaron heridos. “Convertir en blanco de guerra las escuelas y
los hospitales es un crimen de guerra y desde hace años la comunidad
internacional cierra los ojos. Aquí llevan años matando a los niños, el
hecho es que no les importamos”, dice Mohammed en un mensaje enviado por
teléfono.
Una escuela destroza en la zona de Alepo controlada por los rebeldes.
Fotografía cedida por Mohammed Adel.
A pesar de que en la parte
sitiada de Alepo no queda ningún lugar seguro para los más pequeños, los padres
y los profesores luchan por dar una educación a los alumnos. “Hay alrededor de
cien escuelas y unos 18.000 alumnos. Aunque
no hay dinero para los profesores, los niños acuden al colegio”, comenta
Zouhir. Una vez a la semana, si hay suerte y la escuela puede abrir, unos
cuantos profesores organizan actividades con los niños, como bailes y juegos
para, sobre todo, hacerles reír y que su mente se olvide de la guerra.
“La carne es muy cara. No hay leche, huevos, fruta o verdura. Sólo comemos
arroz, sopa y pasta. Tampoco hay pan”
Pero no sólo las bombas son una amenaza. Los niños y el resto de la
población de la parte rebelde de Alepo están sometidos a otra arma letal: el
hambre. Debido al sitio impuesto por el Ejército del régimen sirio a los
barrios controlados por los rebeldes, los
100.000 niños estimados que viven en esta parte de la ciudad no tienen
acceso a alimentos y medicinas. “La
carne es muy cara. No hay leche, huevos, fruta o verdura. Sólo comemos
arroz, sopa y pasta. Tampoco hay pan”, relata Afraa.
Sus
hijos, junto con otros, amasan harina y agua para hacer pan en casa. También
recogen trozos de madera que encuentran por los alrededores para quemarlos y
cocinar luego. No
hay ningún tipo de combustible, ni electricidad:“Primero el hambre
empezó a afectar al progreso educativo de los niños. Ahora hay brotes de
epidemias como resultado de las deficiencias nutritivas y la falta de agua
potable y medicinas”, explica Afraa.
“Las madres no tienen leche materna para dar de mamar a los recién nacidos
porque no comen lo suficiente"
Los bebes sufren por la falta de vitaminas y por la falta de la alimentación
que necesitan para desarrollarse: “Las madres no tienen leche materna para
dar de mamar a los recién nacidos porque no comen lo suficiente. Muchos
bebes y niños pequeños enferman a causa de la falta de alimentación, no
existe otro tipo de leche“, dice
Zouhir Al Shimale. El periodista aclara que los civiles no han acudido a los
corredores humanitarios abiertos durante la tregua porque temían por sus
vidas o a ser detenidos por el régimen: “Dudaban de que fueran seguros".
Lo que atemoriza a la gente de los barrios sitiados de Alepo, además de los
bombardeos del régimen sirio, son las bombas de la aviación rusa y la
amenaza de un ataque masivo a la ciudad. En
el Alepo sitiado ya no hay lugar seguro para nadie: “Cuando
los niños escuchan el sonido de los aviones de guerra salen a mirar el
cielo, luego se esconden y vuelven a salir. Igual que sus padres. ¿Quién
será el próximo en caer?”, se pregunta Zouhir.
|