
La sumisión química consiste en introducir unos miligramos en una
bebida para acabar con la voluntad de la víctima y violarla.
22/05/2015
MADRID.-
Casi un centenar
de expertos sanitarios y forenses se han reunido en Madrid para
alertar sobre el crecimiento de los casos de abusos sexuales a
mujeres jóvenes por medio de la sumisión química. Esto es,
por medio del suministro de drogas en la bebida alcohólica de acción
rápida, con las que se anula la voluntad de la víctima antes de
violarlas.
Los expertos no han aportado cuántos casos de sumisión química
se producen al año, pero dicen haber detectado un aumento de
entre el 20 y el 30 por ciento de los casos de mujeres víctimas
de la sumisión química. Para hacerse una idea, sólo en la Comunidad
de Madrid se estudiaron 306 casos sospechosos ocurridos entre los
años 2010 a 2012 y se concluyó que en
107 de ellos las mujeres
habían sido víctimas de sumisión química.
En la jornada, han intercambiado experiencias sobre víctimas y
protocolo de seguimiento para la obtención de pruebas. Al mismo
tiempo han coincidido con un perfil de la víctima: suele ser una
mujer joven, de entre 15 y 19 años, que ha consumido 1-2
bebidas alcohólicas, que pierde la conciencia y despierta varias
horas después en un lugar desconocido con signos o sospechas de
haber mantenido relaciones sexuales no consentidas.
La joven tarda alrededor de unas 20 horas en darse cuenta de
lo ocurrido y acudir a la Policía o al centro hospitalario. Para
entonces es difícil obtener pruebas, como el semen, por el
tiempo transcurrido o porque ha podido lavarse. Por si fuera poco,
no existe un protocolo de actuación común en toda España, ya
que es una competencia transferida a las autonomías.
En las jornadas celebradas en Madrid, se explicaron las sustancias
que intervienen en la sumisión de manera más frecuente, como son el
alcohol etílico, las benzodiacepinas y ciertas drogas de abuso.
Los efectos de estas drogas van desde la desinhibición a la sedación
y a la amnesia, pudiendo provocar también alucinaciones, según datos
aportados Begoña Bravo, la jefe del Servicio de Química del
Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF),
organizador de las jornadas.
Luis Segura,
médico forense de los Juzgados de Madrid, expuso que el
70% de los casos de sumisión química se produce en menores de 30
años y el grupo de mayor riesgo es el de mujeres entre 15-19 años.
Apenas se
denuncia el 20% de los casos
Para Cesáreo
Fernández Alonso, médico adjunto del Servicio de Urgencias del
Hospital Clínico de Madrid, la complejidad de elaborar una
estadística sobre este fenómeno radica, por un lado, en la
dificultad para diagnosticar como sumisión química aquellos
casos que llegan al hospital con indicadores de sospecha, la falta
de colaboración de la víctima debido a los efectos del tóxico y
el hecho de que apenas se denuncia el 20% de los casos.
Además, existe otro obstáculo en la investigación de estas
prácticas: la tardanza en la denuncia. De hecho, la demora en
acudir a un centro médico por parte de la víctima para que se
practique la recogida de muestras biológicas, es inversamente
proporcional a las posibilidades de detectar las sustancias
implicadas en casos de sumisión química.
Protocolo de actuación
En 2012 el INTCF presentó un protocolo de actuación con las
instrucciones a seguir en los casos de delitos cometidos contra las
personas sometidas a sustancias psicoactivas que manipulan su
voluntad. Además, algunos centros como el Hospital Clínico de
Madrid han diseñado el suyo propio, con el objetivo de que se
mejore la colaboración y coordinación entre todas las instituciones
implicadas: Policía, urgencias ginecológicas y pediátricas, médicos
forenses y laboratorios especializados.
Delitos
especialmente crueles
Estos delitos
son especialmente crueles porque destrozan la vida de la
mujer, quien además siente culpabilidad o vergüenza y, encima, no
puede demostrar que ha sido violada y su entorno no se termina de
creer que no se resistiera a la violación. Se suelen dar casos
irreversibles, donde la víctima ve cómo se absuelve a su agresor por
falta de pruebas mientras ella cae en una espiral de depresión
con automutilaciones para soportar el dolor interior.
Estas drogas de fácil desaparición en el organismo provocan una
amnesia que origina la incapacidad para recordar hechos nuevos
sin que se vean afectados recuerdos antiguos.
La sumisión química se introdujo en el año 2010 en el Código
Penal, dentro del apartado de abusos sexuales. Sin embargo,
diversos especialistas critican que no se tipificara con un
agravante el uso de sedantes con fin sexual. Por lo tanto, estas
violaciones a mujeres no están incluidas en las agresiones sexuales,
sino en los abusos.
El artículo 181 del Código Penal contempla penas de uno a
tres años para quien sin violencia o intimidación y sin que medie
consentimiento, realizare actos que atenten contra la libertad o
indemnidad sexual de otra persona. Este artículo considera abuso
sexual la anulación de la
voluntad de la víctima mediante el uso de fármacos, drogas o
cualquier otra sustancia natural o química idónea a tal efecto.
Esta situación en España contrasta con la Resolución 53/7 de la
Comisión de Estupefacientes de Naciones Unidas, que reclama a
los Estados para que introduzcan en sus legislaciones
"circunstancias agravantes
en los casos en que se administren subrepticiamente
sustancias psicoactivas para
cometer una agresión sexual".