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El sacerdote que será juzgado por abusar de una niña
siguió como profesor de Ética y Moral en Toledo tras las denuncias
José Luis Galán está acusado de tocar, abusar y penetrar
a una chica que tenía 14 años y de la que era director espiritual. Además, el
religioso tenía una relación amorosa con la madre de la víctima
El arzobispado lo mantiene como cura aunque le ha quitado
misas oficiales, lo mantuvo varios meses como profesor después de la denuncia
penal y canónica y lo trasladó como capellán de una veintena de monjas de
clausura, donde continúa
Un juzgado de Talavera ha decretado que se le procese,
tras ver los indicios que apuntan a que abusó de la chica durante tres años en
el despacho parroquial, donde citaba cada quince días a la menor, que padece
anorexia y ha intentado suicidarse

José Luis Galán (izda), el sacerdote que será procesado
por abuso sexual a una menor en Toledo
26 de noviembre 2019
JESÚS BASTANTE
El auto de procesamiento del sacerdote José Luis Galán
relata que estuvo presuntamente abusando de una chica de 14 años en Toledo,
entre enero de 2011 y junio de 2013, cada quince días, "en su despacho
parroquial" en la iglesia de San Ildefonso, según recoge como indicios el
juzgado de Talavera de la Reina que ordena que se le juzgue y adelantó
El País. La llegó a penetrar en 2014, tras organizarle un exorcismo, según
los hechos descritos durante la fase de investigación judicial. Aprovechando que
era el director espiritual del colegio de la chica, le instó a dar clases a
solas para que no "perdiera horas lectivas", a puerta cerrada con llave, donde
se produjeron supuestamente tocamientos, penetración y agresiones físicas. El
sacerdote ha tenido siempre el apoyo de la madre de ella, con la que tenía una
relación sentimental, según el propio cura admitió ante la justicia durante su
declaración.
El pasado 6 de noviembre, el juzgado de instrucción
número 4 de la localidad manchega ordenó que se abra juicio oral y se juzgue a
Galán como presunto autor de un "delito de abusos sexuales", tras describir cómo
empezó todo, en enero de 2011, cuando estaban en el despacho y él le pidió un
beso, ella se negó y el sacerdote "le gritó besándola y pidiéndole que se
quitara el sujetador, le tocó el pecho y luego le dio una bofetada y la llamó
puta", para más tarde "pedirle perdón y darle un abrazo para calmarla".
Fue el primero de otros abusos descritos en el escrito
judicial: "le tocó el cuerpo", "el clítoris", "la vagina", la llamaba "hija de
puta", a veces le pegaba, la "penetró" y la obligó a "chuparle el pene" en los
dos encuentros mensuales a los que ella asistió, animada por su madre para que
reforzara su espiritualidad. La chica, con varios intentos de suicidio y
aneroxia diagnosticada -una enfermedad que el informe del Instituto Forense ve
compatible con un capítulo de abusos- denunció tres años después. Fue tras una
visita a su médico psiquiatra, donde ella fue consciente y contó por primera vez
que había sido víctima de abusos sexuales.
Cartas al Vaticano
Además de la denuncia penal, que se interpuso después del
verano de 2017, la víctima escribió sendas cartas al Papa Francisco y al
prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe del Vaticano, el español
Luis Ladaria. En ellas, relataba lo sucedido, por lo que la Santa Sede ordenó al
Arzobispado de Toledo abrir una investigación y remitírsela. Esas cartas al Papa
se escribieron en octubre de 2017, y apenas un mes antes el sacerdote José Luis
Galán había sido nombrado profesor adjunto a Cátedra por tres años en el
Instituto Teológico San Ildefonso, en el que ya era profesor desde 2009, cuando
se incorporó para impartir Teología Moral. Pese a que se había presentado tanto
la denuncia penal como la canónica a través del Vaticano, el sacerdote ahora
procesado continuó dando clases hasta enero de 2018 en el centro, que imparte
bachillerato en Teología y un máster. Concretamente, Galán fue ese curso escolar
profesor de Moral y Teología, Ética y Moral y Doctrina Social de la Iglesia, según
consta en las horas lectivas recogidas en las memorias del centro de ese curso. En
ese centro católico hay alumnado masculino y femenino que ha acabado la
selectividad y que inicia los estudios teológicos. A día de hoy, Galán
sigue figurando como profesor en el centro, aunque no tiene asignadas horas
docentes desde enero de 2018, según señalan fuentes del arzobispado de Toledo.
El director del instituto teológico, Francisco María Fernández, confirma este
punto y recalca a eldiario.es que Galán esta en "suspensión forzosa hasta que no
se aclare su situación judicial. Hasta ese momento no podrá asistir a clase ni
participar en ninguna actividad del instituto".
Otra de las medidas que tomó el arzobispado de Toledo fue
quitarle el oficio de misas, aunque puede seguir haciéndolo en ceremonias
íntimas si quiere, puesto que sigue siendo cura porque no se le ha revertido la
condición de sacerdote a la espera de una sentencia. También decidieron quitarle
de capellán de un centro sanitario. Sin embargo, se le envió en enero de 2018
como capellán a un convento de clausura, el Santiago Apóstol de Toledo, donde
continúa a día de hoy, según
consta en un informe de la iglesia de este mismo año. Allí viven una
veintena de monjas con voto de obediencia y silencio a las que ahora les han
puesto como sacerdote principal a este religioso que será procesado por abuso
sexual.
La jerarquía eclesiástica toledana acabó su informe
interno, para lo que llamó a declarar a la chica en verano de 2018, al párroco y
algún testigo más que no ha sido precisado, y envió de vuelta el caso al
Vaticano, que de momento no se ha pronunciado sobre el caso ni ha impuesto pena
alguna.
Desde el arzobispado de Toledo señalan a eldiario.es que
no van a hacer pública la investigación interna y que "hasta que no haya
resolución canónica o civil, por respeto a todas las partes, tanto a la
denunciante como al acusado", no van a hacer declaraciones ni sobre el presente
ni el futuro del sacerdote que, según el auto de procesamiento, también organizó
un exorcismo para la chica, con permiso de la madre y que llevó a cabo otro
sacerdote, ya que pensaban que "tenía un demonio dentro".
Al día siguiente del exorcismo, Galán la citó de nuevo en
su despacho, "le metió los dedos en la vagina, la penetró" y le "pegó con el
cinturón". Tras esa agresión, que fue la última que relata el auto, ella "no
volvió más al despacho parroquial". Era verano de 2014 y la chica, enferma de
anorexia (había ingresado en un hospital por este motivo por primera vez el año
anterior) y con un historial de más de una decena de intentos de suicidio desde
entonces, se empezó a tratar de sus problemas médicos, donde afloraron los
presuntos abusos sexuales que ahora se van a juzgar.
El protocolo antiabusos de la iglesia española sigue
congelado a la espera de que el Vaticano se pronuncie sobre las líneas guía y
después de que falleciera el obispo de Astorga, que iba a estar al cargo de la
comisión contra la pederastia. Lo que ya se sabe es que el
borrador aprobado por la Conferencia Episcopal no contempla obligar a las
diócesis a pagar indemnizaciones a los supervivientes o a abrir sus archivos a
investigaciones independientes.
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