
La expresidenta de Infamcia Libre,
María Sevilla (i) asisyte al juzgado para que la entrega la orden de
ingreso en prisión, en el Juzgado de lo Penal nº 2, a 1 de febrero
de 2022 en Madrid.- EUROPA PRESS.
"Odio a
Rafa... tú no sabrás quién es Rafa, pues mi padre malo que me mete
el dedo de las palabrotas por el culo".
"Tengo
muchas ganas de volver al cole pero me da mucho miedo ir también
porque puede ir Rafa a buscarme que por cierto no te he dicho quién
es Rafa, es mi padre biológico, es malo y también asesino".
"No le
quiero, no le quiero ver, le tengo mucho miedo, no quiero que me
encuentre, no quiero verle nunca más, no quiero estar con él porque
es muy malo y me ha hecho mucho daño".
"Me
gustaría que estuviera muy lejos, en el extranjero y que no vuelva
más".
"No quiero
verle en mi vida, ni siquiera cuando me muera, ni después".
Las
declaraciones literales del hijo de María Sevilla,
con "datos que confirman los ASI [abuso sexual infantil] recibidos",
según los varios pediatras, psicólogos y psiquiatras que lo han
tratado, así como una de sus profesoras en 2014, antes de que la
Justicia detuviera a su madre y entregara a su hijo a "Rafa" son
terroríficas y han tenido en el niño efectos devastadores que, según
los médicos, deberán tratarse desde la óptica de un daño muy
profundo: "En este momento, cualquier medida de cambio en la
relación conviviente generará un grave daño psíquico al menor". Son
palabras de uno de los psiquiatras, que además manifestaba la "total
credibilidad del relato del niño respecto a ser abusado" en 2015. No
ha sido el único y por ello, varios fueron criminalizados falsamente
por un equipo policial y medios de comunicación.
Estos fueron
los "indicadores" que llevaron a los profesionales médicos que
trataron al hijo de Sevilla a concluir en 2017 -el niño tenía diez
años- que había sufrido "abuso sexual infantil", cuando el pediatra
del Centro de Salud Las Flores de Granada lo trasladó la Dirección
Gerente del Distrito Sanitario Granada-Metropolitano: "retraso del
desarrollo", "problemas psicosomáticos (dolor abdominal,
cefalea)", "problemas somáticos (asma desencadenada por las
situaciones de estrés)", "miedo al supuesto agresor ("Me
hace daño", "Me va a matar"), "trastorno del sueño
(pesadillas)", "síntomas ansioso-depresivos (ha precisado medicación
indicada por parte del psiquiatra para tratar esos síntomas",
"comportamientos sexualizados hacia sí mismo (introducción
del dedo en el ano)" o "verbalización de los abusos,
así como de las amenazas que ha recibido por parte del padre si
cuenta los hechos (mantenimiento del secreto bajo coacción y
amenazas)".
Hay otros
indicadores que he omitido para no incidir en la revictimización del
hijo de María Sevilla, que hoy tiene 14 años; y casi hago un favor a
ustedes, porque son demoledores y, como madre les digo, de durísimo
conocimiento. Todas las víctimas de abusos merecen nuestra
solidaridad, afecto y esfuerzos por que la Justicia sea justa con
ellas; los niños y niñas, además, merecen nuestra protección
desde todas partes y, si me lo permiten por pura empatía,
nuestro dolor y denuncia más absoluta cuando fallan todos los
resortes de protección.
No obstante, sí
puedo decir, porque he tenido acceso a toda la documentación, como
es procedente antes de ejercer las libertades de prensa,
análisis y de expresión para garantizar al derecho a la información
de los ciudadanos y ciudadanas, que en la consulta del
pediatra el 11 de febrero de 2020 se confirmó un "problema
detectado" de "riesgo social", que ya había sido constatado en abril
2019 cuando se reportan al pediatra "conductas alteradas de [nombre
del menor] en el colegio" y, según el "informe clínico" se concluye
derivarle a "Paidopsiquiatría HULP" (Hospital Universitario de La
Paz). De las "conductas alteradas" tampoco hablaré aquí por su
dureza y contra la revictimización del niño, que lleva con "Rafa"
desde el 30 de marzo de 2019, cuando fue separado de su madre y su
familia a las dos de la madrugada.
El 27 de
febrero del mismo año, 2020, el informe clínico del HULP relata como
"el menor se siente inhibido, mostrando discurso parco", "se aprecia
nivel de angustia", "presencia de múltiples
miedos", "pesadillas" y "temor a dormir solo" o
"somatizaciones (problemas digestivos como estreñimiento,
náuseas, etc)", entre otros, que coinciden con los "indicadores
de ASI" antes mencionados. El niño lleva casi un año con
"Rafa".
La
documentación de los muchos profesionales de la Sanidad pública que
han tratado a este niño es cuantiosa y toda se desarrolla bajo la
percepción nítida del trauma de un niño abusado sexualmente. ¿Ustedes
la han podido ver en la inmensa mayoría de los medios de
comunicación que han tratado el indulto del Gobierno a María Sevilla?
Yo tampoco, solo aquí,
en Público, en un esfuerzo titánico de Marisa
Kohan por dar a conocer la verdad pese a todos los
elementos en contra.
Más allá de
este medio, solo se conoce la versión de "Rafa", que echa pestes y
amenazas a diestro y siniestro en Tik Tok cuando es
evidente que ninguna formación política, salvo Vox -por lo
bajinis- y sus altavoces, le ha dado eco. Suficiente para
que los insultos, las amenazas de todo tipo y la más sucia de las
estrategias se vuelque con artillería pesada contra quienes legislan
para
tratar de parar esta impunidad que nos recriminan la ONU,
Save the Children o Unicef, entre otros, y quienes
mostramos la información médica y escolar de años acumulados en una
causa que ha optado por la criminalización de las mujeres,
mostrándolas como seres perversos y manipuladores. El Mal de
la manzana bíblica.
Da igual que
el
indulto a María Sevilla concedido por el Gobierno sea uno de los
mejor motivados que se ha conocido, entre otras cosas,
porque está
secundado por la Fiscalía y el juzgado de lo penal y por incluir
en el expediente una cascada de información e informes que dan la
razón a los
organismos internacionales que cuestionan la deficiente
acción judicial en España con respecto a la protección
a niños y niñas en los casos de
violencia machista y abusos sexuales y que confiamos en que la
nueva ley de la infancia, aprobada con
solo la oposición de Vox, resuelva. A modo de emergencia,
solo decir que según la fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes
en Riesgo),
casi la mitad de los abusos sexuales a niños y adolescentes son
cometidos por un familiar y todos ellos "se han disparado en los
últimos años: 1.093 casos en 2020, cuatro veces más que en 2008, que
cerró con 273".
Da igual que
varios profesionales de la medicina hayan advertido a los tribunales
que archivaron las denuncias de Sevilla contra "Rafa" que,
solo el riesgo de ser ciertos los abusos sexuales, justifica que se
aparte al sujeto del niño, como precaución si realmente
prevalece el interés del menor, la parte más vulnerable de todos los
procesos. No ha sido así.
Sevilla nunca
interpuso una denuncia por abusos sexuales, sino que
lo hizo de oficio un juzgado, y las denuncias se archivaron
por falta de pruebas, no por ser falsas, como dicen
mintiendo una y otra vez esos señores que se asocian como "víctimas
de violencia doméstica" y que no son más que instrumentos de la
ultraderecha para atacar al feminismo y demandar civilmente -la
pela es la pela- a quien les contradiga con indultos, datos,
hechos e informes continuados en el tiempo.
Da igual que
el falso caso de Infancia Libre respondiese a la
complicidad de ese grupo de señores instrumentalizados por Vox con
un dirigente policial, a la sazón, exdirector de Gabinete del
exdirector general de la Policía, Ignacio Cosidó y
con su correspondiente protagonismo en las agendas de
Villarejo y la operación Kitchen. Casi nada.
Pedro Agudo, el dirigente policial de marras -hoy,
en los Servicios Centrales de la Policía, en Madrid, nada más y
nada menos-, y las tales asociaciones de señoros no duraron
en inventarse una "organización criminal" en base a datos falsos,
manipulaciones, informes falsos, hechos falsos ... Hasta acusaron en
falso a mujeres que ni estaban en Infancia Libre.
Una chapuza, que archivó la Fiscalía, además de una indecencia.
Una auténtica cloaca que se archivó finalmente pero
que la inmensa mayoría de medios de comunicación siguen cacareando a
día de hoy, por supuesto, junto a los corifeos de ultraderecha y
sus asociaciones raritas, que lo único que buscan es seguir
financiando su causa antifeminista con crowdfunding. Y hay
gente que pica, como con aquel líder de Vox, ¿cómo se llamaba? Eso
es:
un tal Francisco Serrano, que como
era magistrado, tenía la razón suprema mientras andaba en todas las
machiruladas posibles y se lo llevaba crudo a su bolsillo.
Por suerte, la
democracia está por encima de las leyes, del Estado de derecho -que
también existía con Franco, y aún conservamos algunas de sus normas
democráticas, como la de Secretos Oficiales (1968)-... Por eso
existe la política y sus responsabilidades, la libertad de expresión
y opinión, el derecho a la información, el cuestionamiento del Poder
Judicial... y el periodismo, que no es parte del
sistema, sino que está en la obligación de vigilarlo y cuestionarlo
fundamentadamente cuando se tuerce; de la forma que sea.
Si han llegado
hasta aquí en la lectura de este texto y conociendo ya una parte
significativa de los informes independientes que avalaron las
denuncias contra "Rafa", ¿ustedes dejarían a sus hijos y/o
hijas con él aunque la Justicia priorizara la relación
paterno-filial al bienestar de un menor traumatizado?
Porque el niño "echa de menos a su madre", y así lo dicen los
informes también, que no les engañen, que ellos no tienen nada más
que unos tribunales atrofiados en la protección de menos, sean de
víctimas de violencia machista o de abuso sexual infantil. Yo tengo
aquí todos los informes que resumo en este texto, delante de mí, son
muchos, y
llevo años estudiando la idiosincrasia de estos abusos
sexuales a menores en su entorno familiar. Los más crueles
del mundo.
"Y sabes a
quién no quiero nada, nada, nada a Rafa porque es mentiroso y sabes
los del Punto de Encuentro [sin supervisión durante dos horas]
son mentirosos porque dicen que yo le quiero a Rafa... no le quiero,
ni a su familia, ni quiero verles... y quiero que me escuches de una
vez, que me hagan caso, que yo no miento, que me ha hecho daño,
dentro del Punto de Encuentro me ha gritado y me ha obligado a hacer
cosas que no quiero; estoy cansado...".