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Turistas del sexo, abuso de niños en Marruecos
Javier López Astilleros
Analista político
06/07/2018
Un todo terreno como los de BlackWater (hoy
Academi) se acerca a un niño en las proximidades de un McDonalds, no muy
lejos de Jamaa Fna, la turística plaza de los chismes en Marrakech.
Le invitan-son varios- a una cena. Abre la puerta del coche. El chico entra.
Un motorista italiano espera
a que las niñas salgan de un colegio, en una ciudad del puritano sur. Se
dirige a la adolescente- a la que parece conocer. La chica sube a la moto.
Desaparecen en la vastedad de un amplio y ocre horizonte.
Un grupo de saudíes buscan
a un guía y conductor que conozca bien el barrio. Alquilan una casa para
organizar fiestas. Buscan adolescentes a los que se pagan con generosidad,
como si el dinero dignificara su conducta. Drogas, orgías y fiestas al por
mayor…con menores.
Si los gritos y campanas
suenan con tanto estruendo, y son tan múltiples las noticias en esta
dirección, es muy difícil calcular la dimensión de la pedofilia y el turismo
sexual que cada año se manifiesta en ese país con la regularidad del estío.
Las asépticas cifras que dan
las estadísticas están ocultas por la censura familiar y social. Si el
Estado persigue los abusos, no llega hasta donde la familia no acepta. En
ciertos casos lo que importa es la supervivencia, y no conocer la
procedencia del dinero.
La fuente está en
Europa, gran masa de consumo. “Los rituales del mercado de los muchachos, el
mercado de la esclavitud, me excitaban enormemente”, escribió Frederick
Mitterrand, ex ministro de cultura francés, tras publicar sus
devaneos en Tailandia. De inmediato, su gobierno mostró su
compromiso ‘en la lucha contra el turismo sexual’.
¡Qué patética
contradicción!.
Luc Ferry – otro ex ministro de educación francés- denunció a
un ministro galo ‘trincado en orgías con niños en Marrakech’.
Cuenta David Woolman en Abdel
Krim y la guerra del Rif, que hasta los años veinte del siglo pasado,
se vendían a jóvenes en mercados del norte de África.
Agadir, Esauira, Marrakech,
Casablanca. No es fácil poner cara a esos niños. El turismo sexual no
muestra cifras ni caras concretas. No es fácil controlarlo en ningún lugar.
Es una realidad que abarca
todos los rincones, pero las certezas se difuminan cuando no sabes ni el
nombre ni la edad de la prostituta o el prostituto. Tal vez muchos no
consideren pedir el certificado de nacimiento a alguien que, a simple vista,
no ha alcanzado madurez física ni mental. O que la ha alcanzado a medias.
Basta con mirar para otro lado. Las ONG que trabajan en el país lo intentan,
se comprometen, luchan. La explotación sexual es universal, aunque afecta
de un modo desigual.
“Las personas se dividen en
dos grupos cuando les dices que viajaste a Marruecos. El primer grupo te
apoya, y lo ve como una conquista. Mientras el segundo grupo te recrimina:
‘Oh, viajaste a Marruecos (es un país vergonzoso)”, dijo Samer El
Hamzi, humorista saudí. “Marruecos es un país musulmán con
mezquitas, pero los saudíes no están ansiosos por descubrir
Marruecos, conocido por su turismo sexual y chicas guapas”.
Es evidente la crítica que
hace el humorista. Por ejemplo, todavía en nuestro país algunos piensan que
el desierto comienza en la costa de Tánger. En la propia ciudad de Ceuta hay
quien se jacta de no haber cruzado jamás la frontera, que es algo así como reafirmar
su virginidad y pureza de sangre.
Dar cifras para entender la
magnitud del fenómeno no ayuda. De poco sirve. No podríamos poner a nuestros
hijos en su lugar, único modo de comprender la realidad ajena. Las cifras
siempre se comparan con algo, y al final corres el riesgo de sentir una
falsa compasión deglutida en unos pocos segundos.
Debe de ser difícil crecer,
madurar, con la sensación de que alguien te ha utilizado y violado-con
regularidad- por un puñadito de dírhams. Y que eso se ha permitido, a plena
luz del día o en la noche, a la vista de los focos de civilización.
Aplastados por el silencio. Rescatados por algunas declaraciones, una
entrevista, tal vez una película.
Todos esos niños están
cautivos y dispersos en miles de oscuras cuevas subterráneas. Y no pueden
salir, porque no hay quien se haga cargo. Ellos no saben sin ayuda.
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