El Centro de Información a la Mujer (CIM) del
Ayuntamiento contará en los próximos meses con un servicio de asistencia
psicológica a los pequeños víctimas de la violencia de género. El objetivo
es reforzar el trabajo realizado hasta ahora por los profesionales del
centro, ayudando a los niños y a sus madres a lidiar con este tipo de
experiencias traumáticas. "Se buscará que las madres comprendan cuáles son
las consecuencias de esta violencia en sus hijos, aprender cómo resolver
conflictos", señala en esta entrevista la directora del centro municipal,
Beatriz Rico
-¿En qué va a consistir el programa
municipal de atención psicológica a niños víctimas de la violencia de
género?
-Este era un programa del Centro de Información a
la Mujer (CIM) que se lleva a cabo desde finales de 2012, a través de un
convenio con la Fundación Meniños. Empezamos a trabajar en este servicio
de forma ocasional, con menores que sufren violencia de género, y ahora
tratamos de reforzarlo y estabilizarlo. Se trata de continuar el trabajo
de nuestro personal especializado del centro, que durante estos años ha
visto de cerca las consecuencias de la violencia de género tanto en madres
como en menores.
-¿Cómo afecta a los más pequeños este tipo
de experiencia?
-Lo que más percibimos es que los niños asumen la
responsabilidad de ser ellos quienes protegen y cuiden a sus madres, ya
que las ven desvalidas y hechas polvo. Asumen una responsabilidad que está
muy por encima de lo que es su edad. Hay pequeños de todas las edades,
pero generalmente estamos hablando de menores de entre seis y doce años.
Es preocupante porque esta es una etapa de su vida muy vulnerable y en la
que la ausencia de cuidados del desarrollo emocional puede afectar a su
conducta y a su aprendizaje en el colegio. También se percibe que son
niños a los que invade una profunda tristeza.
-¿Reproducen estos pequeños las actitudes
de violencia que presencian en sus hogares?
-Sí, y se ve cómo puede haber manifestaciones de
agresividad con sus iguales, es decir, con sus amigos o amigas del
colegio. También se dan casos en los que se aíslan. Son actitudes que en
los centros educativos se perciben muy fácilmente. A los menores les
cuesta expresar las emociones y sentimientos por lo que han vivido ellos y
sus madres. No saben procesar esas experiencias porque son muy pequeños.
Muchos reviven esto o lo viven con mucho miedo, con pesadillas, y sin
contarlo. Tampoco se le cuenta a sus madres porque no quieren
entristecerlas o hacer que se sientan peor.
-¿Afectan de forma diferente estas
experiencias a los menores en función de la edad que tengan?
-Marcar les va a marcar en todas las edades porque
son niños. Cuanto más pequeños, más indefensos están. Un niño de seis u
ocho años tiene una capacidad de comprensión mas elaborada que uno de
cuatro, por ejemplo.
-¿Cómo ayuda la atención psicológica a
afrontar esto?
-El de la psicóloga del CIM es uno de los papeles
más importantes, sobre todo para ayudar a mejorar la comunicación entre
las madres y los menores y para que ellas sean capaces de explicarle a los
hijos la situación. Es necesario que ayuden a comprender a los pequeños
por qué se va a separar sus padres, por qué tienen que ver a su padre solo
determinadas horas y en determinados sitios.
-¿Cómo son las sesiones que se ofrecerán
para estos menores?
-Las hay de dos tipos: individuales y con sus
familias, generalmente con las madres. La demanda generalmente es de
mujeres víctimas de la violencia de género. Hay veces que puede venir una
menor de edad que hemos conocido en el instituto cuando damos charlas,
pero en estos casos suele ser por una relación de pareja o por un agresor
ajeno al entorno familiar. Los niños más pequeños no nos van a llegar a no
ser que nos los deriven de otros servicios o instituciones. Si no, siempre
va a ser a petición de la madre víctima de la violencia de género ya que
cuando viene aquí detecta que su hijo no está bien. Es a demanda de ella
cuando la psicóloga comienza a intervenir con los menores.
-Con este programa, ¿cómo va a cambiar la
asistencia psicológica que se ofrecía hasta ahora?
-Lo más importante es que se va a estabilizar, que
no es poco teniendo en cuenta la importancia de dar atención a estos niños
y niñas para que no reproduzcan estas conductas. La atención terapéutica
individual que se ofrecía hasta ahora se mantendrá, con sesiones para que
los menores expliquen cómo se sienten, mejoren su autoestima y su
habilidad para las relaciones sociales. ¿Cuál es la novedad? Que se
incorpora una prestación que tiene que ver con una atención grupal con
madres e hijos. Con esto se buscará que las madres comprendan cuáles son
las consecuencias de esta violencia en sus hijos, aprender cómo resolver
conflictos? Se trata de una atención de carácter socioeducativo, con
técnicas más relacionadas con las terapias alternativas. También se trata
de analizar el vínculo materno-filial que le da seguridad al menor. Es
necesario verse en otro tipo de entornos, más normalizados, que
desarrollen cosas que los unan más a través de la música, de
excursiones... Va más allá de una intervención terapéutica habitual.
-¿Con cuántos profesionales se contará en
este servicio?
-Todavía no acabó la convocatoria así que aún está
en el aire. En el CIM va a seguir habiendo una psicóloga, que es la que
canaliza a los menores. Algunos los podrá seguir trabajando ella y
después, dependiendo de cómo los vea, puede ir derivándolos a la empresa
adjudicataria del servicio para trabajar con una mayor singularidad. Esta
empresa va a necesitar varios profesionales del ámbito psicológico y
socioeducativo, pero desconozco cuantos.
-¿Se ofrece una asistencia diferenciada en
este tipo de tratamientos dependiendo de si se trata de niños y niñas?
-No, para nada. Lo que sí es cierto es que una
parte importantes de las mujeres víctimas de violencia de género que
acuden al CIM han sufrido violencia en su infancia. Cuando son mayores la
asumen con algo normal, no es que les guste, pero lo asumen como algo más
natural.
-También se ha sacado a concurso la
ampliación del servicio de canguros. ¿Por qué?
A lo largo de estos años ha aumentado mucho la
demanda de este servicio. Tenemos que cubrir los huecos que los padres no
da cubiertos con otros recursos, como los campamentos organizados por
diferentes entidades. Tienes que ser rápido, funcionas todo el año y
entonces los servicios la demanda se incrementan mucho los partes de
servicio a domicilio. Vemos que la inversión que se hacía hasta ahora no
llega a pesar de que la limitamos a que la motivación de las familias sea
siempre por trabajo.