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EL COMIDISTA

Mikel
López Iturriaga y su equipo
¿El anuncio más perverso del año?
Plantea un
experimento manipulado en un comedor escolar, promueve el rechazo infantil a la
verdura y propone como sustitutos sus postres azucarados. ¿Ganará Sojasun el
premio al peor anuncio alimentario de 2016?
No está claro quién va a comerse a quién SOJASUN/YOUTUBE
Juan Revenga Frauca 21/09/2016
Un producto altamente
procesado, con una cantidad considerable de azúcar y presentado en
llamativos vasitos de colores versus una cantidad ingente y sosa de verdura
sobrecocida y preparada de la manera más descorazonadora imaginable. Esas
son las dos opciones que se les ofrecen a los protagonistas de La
Prueba –un grupo de 32 niños
con aspecto de tener entre 7 y 10 años de edad– para consumir vegetales en
el comedor escolar en el que se desarrolla el experimento comercial de la
marca Sojasun.
La
reacción está asegurada: imagina la peor forma de cocinar hortalizas;
después selecciona un colectivo especialmente crítico con aquello de comer
verduritas y prepara un marco adecuado que incluya presentarlas de la forma
más repulsiva posible. Después, dales un postre industrial azucarado, y ya
tienes a grandes trazos el diseño del experimento perfecto para constatar
que a los niños NO les gustan los vegetales mientras, al mismo tiempo,
demuestras que se pirran por tus productos.
VER VÍDEO EN YOUTUBE:
https://www.youtube.com/watch? v=7ofMSdMnNdc
Además, los ideólogos del experimento, que se
grabó en el Colegio Brains de La Moraleja (Madrid)
se las han arreglado para hacerte creer que tus hijos, esos que pasan
olímpicamente de las mierdi-verduritas, pueden incluir una cantidad
suficiente de vegetales comiendo los preparados de Sojasun. Hay tantas cosas
mal en este anuncio que es difícil enumerarlas todas, pero intentemos hacer
un pequeño listado.
Un escenario manipulado
Piensa en judías blandurrias color verde militar, espinacas formando una
especie de montaña similar a los detritus de la ciénaga de Shrek, un brócoli
deslavazado que ni sueña con ser verde y zanahorias hervidas media hora y
por su peor enemigo. Además, todas estas verduras presentadas de la forma
más zafia, deslavazada y sosa posible, sin un punto de cocción adecuado y
sin acompañamiento, todo por separado, formando grotescas montañas, sin
rehogar, sin aliñar, sin nada.
La
conclusión, perfectamente comprensible, es que a los niños no les gusta la
verdura, algo que el vídeo no se corta un pelo en mostrar poniendo el acento
en sus caras de desagrado e incluso asco. La misma pondría yo, e imagino que
de la de la mayoría, delante de esa bazofia. A comer se la daría yo a los
publicitarios y especialistas de marketing que idearon el vídeo –la
agencia Shackleton–, y a los directivos de Sojasun que la autorizaron,
también. Que les cunda.
El precedente
No
es la primera vez que se recurre a la caricatura de un producto que goza de
todos los parabienes nutricionales (los vegetales) pero que al mismo tiempo
no suele participar de las simpatías de algunos consumidores. Ya en
2007 Bosch utilizó un
abominable plato de espinacas para poner de manifiesto cómo se puede
atormentar a un niño hasta la náusea gracias a su frigorífico con tecnología
VitaFresh, que conserva los alimentos frescos el triple de tiempo.
En
ambos casos sería importante explicar, tanto a los cocineros del experimento
como al padre del anuncio, que hay maneras mucho más atractivas –y adecuadas
a una nutrición sana– de preparar esas espinacas, el brócoli o la zanahoria:
básicamente aquellas en las que conserva un mínimo parecido en aspecto,
sabor o textura con el vegetal original. Pero además, en el caso de hoy el
anuncio de Sojasun nos propone sus productos como una alternativa real a la
falta de consumo de vegetales frescos. Vamos a verlos un poco en detalle.
El producto
En
la página
del fabricante se puede
contrastar la naturaleza, ingredientes y valor nutricional de los supuestos
sustitutos de las verduras. Los postres de esta firma –los que se ofrecen a
unos niños con un hambre canina tras haberles ofrecido una porquería de menú
desequilibrado–, se definen como un producto vegetal, sin lactosa ni
proteínas de origen animal. Una amplia definición que nos aclara bastante
poco ya que hay infinidad de productos que podrían caer dentro de ese
enunciado, por ejemplo aquellos que se les ha ofrecido previamente a los
niños.
Una
lectura pormenorizada del
catálogo de los postres de Sojasun arroja
más luz sobre su composición. Entre sus 22 postres, la
inmensa mayoría incluyen entre sus ingredientes bebida de soja en primer
lugar y azúcar en segundo, además de diversos aromas de naturaleza
indefinida (en función del sabor de cada producto), espesantes, a veces
alguna que otra vitamina y mineral añadido (no presentes de forma original
en los ingredientes) y, algunos productos de este catálogo, un porcentaje
irrisorio de frutas.
El azúcar
El
único postre que
marca una diferencia apreciable frente a los demás es el denominado "natural"
que no contiene ni azúcar, ni aromas ni demás: curiosamente es el único
producto que no he conseguido identificar en el vídeo. El resto cuenta con
una cantidad significativa de azúcares añadidos en todos sus productos menos
en el ya señalado. Y hablo de añadidos porque en este caso –y a diferencia
de un yogur auténtico– todos los azúcares presentes en estos productos lo
son (en el yogur de sabores clásico, además de los añadidos que también se
suelen incorporar, sería adecuado pensar que el monto total de azúcares
incluiría también cierta cantidad de lactosa original en la leche).
Así
pues, en los postres de
Sojasun, nos encontramos con que cada vasito incorpora desde los 9,5g de
azúcar el que menos (Muesli-frutas) a los 20,2g el que más (Flan-vainilla).
Por si te lo estás preguntando esto viene a ser entre un sobre y medio de
azúcar el que menos, a más de tres sobres de azúcar añadido en el caso del
que más azúcar añadido aporta. Además, en algunos productos (véase el
de ciruela) se alude en su presentación a su cantidad de fibra, sin
embargo esta no aparece cuantificada en la información nutricional en un
claro ejemplo de cómo Sojasun se pone por montera el Reglamento
Europeo 1169/2011 Sobre la información alimentaria facilitada al consumidor (que
puedes conocer un poco más en detalle eneste
post)
El resumen
Un
pésimo anuncio para un producto francamente prescindible en nuestra minuta
diaria, para hijos o para padres, y a años luz de ser un sustituto de las
verduras con las que se compara. Jugar con los miedos naturales de los
padres es una estrategia habitual de muchas de las empresas de la industria
alimentaria más innecesaria: uno de los ejemplos más claros lo tenemos en
las mal llamadas “leches
de crecimiento” y los batiditos
“de refuerzo”. Si las cosas se hacen bien, lo que implica entender la
alimentación como un acto en el que se den la mano una nutrición adecuada y
un disfrute necesario en la mesa, este tipo de estrategias no tendrían
lugar.
Pero para eso hace falta invertir tiempo. Tiempo para seleccionar los
ingredientes, prepararlos, cocinarlos y presentarlos de la forma adecuada.
Tiempo además, para educar; para transmitirles a nuestros hijos una
necesaria cultura gastronómica y culinaria. Mientras no estemos dispuestos a
asumir esto, la industria alimentaria encontrará en nosotros la victima
ideal, ofrecida incluso, para hacer su agosto promocionando las peores
alternativas, las suyas, mientras manipula la realidad a su antojo.
La conclusión
Para terminar, no sé en qué estarían pensando los señores de Sojasun a la
hora de poner ese menú de comedor escolar como ejemplo. Lo digo porque la
oferta de “verduras asquerosas cocidas + postres” de Sojasun se pasa por el
arco del triunfo las más preclaras recomendaciones nutricionales presentes
en las Guías de Comedores Escolares publicadas por las diversas CCAA (por
ejemplo esta
de aquí) al amparo de la Ley
de Seguridad Alimentaria y Nutrición de
2011.
Así
pues, como dietista-nutricionista y como padre: si me enterara de que en el
comedor escolar de mis hijas se perpetra el menú del vídeo y de que además y
para más inri de postre ofrecen solamente productos como los de Sojasun,
tened por seguro que las cambiaba de colegio.
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