30/04/2014
"No
quería marcharme de Galicia sin expresarle a Inditex mi
preocupación por el trabajo infantil". Quien así habla es Ehsan
Ullah Khan, activista paquistaní, presidente del Frente de
Liberación del Trabajo Forzado que él mismo fundó y coordinador
nacional en Suecia de la Marcha Global. De visita en nuestro país,
donde participó en varios debates y tertulias, la multinacional
textil le abrió sus puertas para escuchar sus reivindicaciones
sobre las medidas de control y prevención para evitar el empleo de
niños y niñas, así como las malas condiciones laborales en el sur
de Asia. Y logró meterse en las entrañas del gigante para
mostrarle sus inquietudes y reclamarle que incremente su
vigilancia ante las informaciones –negadas siempre por la
compañía– y alguna sentencia que la señalan en ocasiones como una
de las firmas que emplea subcontratas donde las condiciones
laborales son más que mejorables.

Ehsan Ullah Khan (derecha), en la entrada de la factoría de
Inditex, en Arteixo (A Coruña)
Ullah
Khan, tal y como él mismo explicó, se reunió con varios empleados
de Inditex conocedores del trabajo de la empresa en el sur de Asia
e insistió en reclamarles respeto a los derechos humanos, además
de interesarse por el control de las correctas condiciones
laborales de los trabajadores de los talleres que fabrican para la
multinacional. Acompañado de imágenes y de su experiencia personal
de docenas de años contra el trabajo forzado, este histórico
activista no dudó en solicitar un mayor control y en contarle a la
firma sus vivencias como activista luchador contra el trabajo
forzado.
El activista paquistaní suele denunciar el trabajo infantil que
numerosas multinacionales textiles europeas emplean en el sur de
Asia y recuerda que muchas de ellas, por ejemplo, fabricaban ropa
en los talleres de Bangladesh donde hubo millares de muertos
después de incendios que sacaron a la luz importantes deficiencias
y penosas condiciones de trabajo para los operarios. Inditex negó
siempre estar vinculado con cualquiera de estas fábricas en el
momento de los siniestros y suele recordar que, por ejemplo en el
caso de Rana Plaza –del que ahora se acaba de cumplir el primer
aniversario–, la relación con el taller había quedado rota años
antes.
Según se puede comprobar en las memorias de la compañía, y tal y
como destaca la propia Inditex, la firma realiza más de 1.500
auditorías externas y unas 700 internas cada año para asegurarse
de que los talleres subcontratados cumplen con los códigos de
conducta.
Pero Ehsan Ullah Khan, al igual que muchas ONGs y movimientos
sociales, consideran que queda mucho por mejorar. Y por eso quiso
decírselo a la cara a Inditex, que mantiene contactos frecuentes
con varias de estas ONG y con asociaciones como la Marcha Global.
El activista paquistaní comenzó su lucha contra el trabajo forzado
con tan solo veinte años, entre amenazas y represión. Fundó el
Frente de los Trabajadores de los Hornos de Ladrillo y organizó
acciones y manifestaciones diversas, además de aportar asistencia
legal a favor de los derechos humanos de los operarios.
Luego, para ampliar su lucha contra la esclavitud laboral, Ullah
Khan fundó el Frente de Liberación del Trabajo Forzado y fue
detenido y torturado en varias ocasiones. Además, está obligado a
vivir exiliado fuera de Pakistán desde 1995, tras el asesinato de
Iqbal Masih, uno de los niños esclavos a los que liberó y que se
convirtió en un importante luchador por los derechos humanos y en
"mártir" con tan solo doce años.
A pesar de que el caso abierto contra él por sedición fue anulado
en 2011, el gobierno de Pakistán no le ha permitido volver al
país. En la actualidad, Ullah Khan es el coordinador nacional de
la Marcha Global en Suecia y trabaja, a través de varias redes,
contra el sistema de castas del sur de Asia.