PRODENI

Ir a Página principal

 


El País.es

Los niños en desamparo vivirán en familia antes de la adopción

El Gobierno agiliza la acogida en hogares para impedir la institucionalización de los menores

El proyecto regula la edad de los padres adoptantes

 

LOS NIÑOS EN UNA FAMILIA, QUE ES DONDE TIENEN QUE ESTAR

Bienvenida la propuesta institucional de impulsar la reforma de un sistema de protección de menores que hace aguas por todos lados, un auténtico desastre que hemos venido arrastrando más de dos décadas sin que gobiernos centrales y autonómicos hayan hecho otra cosa que enredar más la madeja y causar inmensos daños a niños y familias, fomentar la corruptela, el negocio lucrativo, en una gestión en manos privadas sin controles ni seguimientos.

Durante los últimos años no han cesado de aparecer quejas y denuncias de familias, de educadores, de menores, incluso de entidades de tanto prestigio como Amnistía Internacional o el Defensor del Pueblo (Unicef España miró para otro lado), y hemos vivido dramas como el de la niña Piedad en Canarias, Diego, el niño de El Royo en Castilla y León, Mariángeles, la niña de Benamaurel en Andalucía, por citar los más emblemáticos, en representación de cientos de casos que nunca serán conocidos, en cada una y en todas las comunidades autónomas. Y, sin embargo, nunca jamás autoridades administrativas, responsables políticos centrales y autonómicos, Administración de Justicia, Ministerio Fiscal... reconocerán sus propios fracasos, que han sido y siguen siendo inmensos porque no se ha querido creer en en principio fundamental del interés superior del niño, viga maestra de la Convención de de 1989, ni tenerlos en cuenta y escucharlos, en un ejercicio notable de soberbia institucional que quedará impreso en las páginas negras de la historia de los derechos del niño en nuestro país. Y lo de esos técnicos del sistema de protección, y educadores, y gestores que les siguen la corriente y que aun son más verdugos que sus amos (cómo nos duele lo que le hicieron a la niña Piedad).

Felicitémonos pues, de que se empiece a hablar de niños y niñas en clave de sus derechos fundamentales y se comience a poner fin a despropósitos y corruptelas, gracias a la iniciativa del senador socialista Mario Bedera, no lo olvidemos, de llevar a cabo un estudio profundo sobre la adopción nacional y temas afines (sistema de protección) a lo largo del 2009, en el que Prodeni tuvo una destacada intervención, en cuanto a que lo que ahora acontece, lo que el gobierno propone y lo que saldrá del Parlamento, tiene su origen y raíz en aquella Comisión del Senado, que aunque hayan pasado casi cuatro años nunca es tarde. 

Ahora bien, en lo que venimos leyendo y escuchando hay dos elementos claves que echamos naturalmente en falta: el de que se incluya en el Código Civil una mención más explícita, más determinante, del interés superior del menor, con referencia a su significado de "plena satisfacción de sus derechos", y un claro pronunciamiento en favor de que se respete y garantice que sean oídos, de verdad, en todas las instancias donde se adopten decisiones que les afecten. Dos apartados de indudable importancia que deben figurar como enseña y guía de la presente reforma y que intentaremos hacer ver a los grupos políticos y responsables institucionales, ahora que se nos presenta la ocasión.