Confidencial
EL CRIMEN EXACERBA EL NACIONALISMO EN EL PAÍS
La otra mirada del caso: "Prohibamos a los españoles adoptar niños chinos"
La muerte de la niña Asunta ha causado también conmoción en China y ha servido para poner en cuestión las adopciones de niños de aquel país. Medios importantes como la Agencia Xinhua y el diario Global Times han recogido muchos de los detalles en torno a la investigación. En palabras de una presentadora de la Televisión de Liaoning, una cadena del noreste del país, el fallecimiento de Asunta “ha provocado una gran tormenta en España y también ha despertado la atención de los chinos”. Los más exacerbados piden prohibir las adopciones con destino a España.
El vínculo que China tiene con este caso se encuentra en el origen de la niña, que fue adoptada por Rosario Porto y Alfonso Basterra en este país poco antes de que cumpliera un año. El país sigue con cierta atención todas las noticias que tienen relación con la comunidad china en el extranjero, incluso cuando lo único que quedan son lejanos vínculos de sangre. Los medios chinos han recogido el nombre completo de la pequeña española (Asunta Yong Fang Basterra Porto) y en los comentarios muchos ciudadanos han mostrado su solidaridad con la víctima.
La reacción del Gobierno chino, por su parte, no fue inmediata. El 27 de septiembre, en respuesta a una pregunta de la Agencia EFE, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores explicaba que la Embajada de China en España se había puesto en contacto con la Policía española y le había requerido que pusiera en marcha una investigación cuanto antes. El breve comunicado también pedía que “se llevara al culpable ante la justicia y se tomaran medidas concretas para garantizar la seguridad y los derechos e intereses de los niños chinos adoptados”.
Los internautas chinos más radicales decidieron ir mucho más lejos. En un tema que suele despertar con mucha facilidad el nacionalismo, muchos cargaron las tintas contra España y pidieron mano dura al Gobierno de su país. “Hay que prohibir que los españoles adopten niños chinos”, exclamaba un internauta de la provincia de Jiangxi en el popular portal de noticias de iFeng. “Nosotros los chinos, ¿por qué tenemos que dar en adopción al extranjero a nuestros propios hijos?”, decía otro comentario. Opiniones similares se podían encontrar en otros foros de noticias, donde se recomendaba aprender de Rusia, que recientemente ha limitado la adopción internacional.
Estas reacciones se explican por el ferviente nacionalismo, pero también por el desarrollo económico del país en las últimas décadas y el cambio de mentalidad entre los propios chinos, que recientemente han comenzado a adoptar niños en su propio país. “Por primera vez en la historia reciente, un país que aspira a liderar las finanzas mundiales encabeza las listas de naciones de origen de la adopción internacional”, explica a El Confidencial Jairo Marcos, autor del libro Rasgados. Un viaje internacional a la adopción España-China, quien pone de manifiesto esa doble identidad del gigante asiático. “La energética irrupción de la República Popular de China en el panorama económico mundial pone en cuestión el futuro de su programa adoptivo”, añade. Ya en los últimos años Pekín ha ido reduciendo poco a poco el número de adopciones y aumentando las exigencias a los padres.